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KRESLEY COLE<br />
<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />
6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />
—¿Ah, no? —preguntó la valquiria completamente en serio. Pero luego sonrió y mostró sus<br />
pequeños colmillos. —¡Hoy no estoy de humor para matar a la compañera <strong>del</strong> rey demonio!<br />
—¿Matarme? —se burló ella. —Puedo hacer que veas cosas que te derretirían la mente.<br />
—¿Otra vez? —suspiró la otra sin inmutarse por la amenaza.<br />
Sabine entró en la mente de la valquiria sin ningún problema, pero salió asustada en cuestión<br />
de segundos. «Caos. <strong>El</strong> caos más absoluto.»<br />
—¡Bienvenida a mi mundo! —dijo Nïx guiñándole un ojo de manera exagerada. —Escucha una<br />
cosa, hechicera: quiero que pases a nuestro bando, así que lo mejor será que no discutamos. Y no<br />
hablemos de ya sabes quién. Incluso te haré un regalo, premonición. —Miró al cielo un instante y<br />
luego volvió a mirarla a ella. —Tu hermana recibirá a tu mensajero alado dentro de dos horas.<br />
Aunque la carta estará cubierta de caca de paloma, podrá leerla sin problemas.<br />
¡Sabía lo <strong>del</strong> mensaje!<br />
—¿Está Lanthe muy preocupada? ¿Está a salvo?<br />
—Está a salvo —contestó Nïx. —En este preciso instante, está a salvo. Estoy hablando <strong>del</strong><br />
presente, tal vez no sea así en el futuro. ¿Si está preocupada? Tiene el presentimiento de que<br />
estás a salvo con el demonio, está convencida de que Rydstrom jamás te hará daño.<br />
Sabine experimentó tal alivio que casi se sintió en deuda con la valquiria.<br />
—¡Vaya! Vosotras las hechiceras siempre lleváis ropa de lo más chula —dijo Nïx entonces. —¡Y<br />
qué maquillaje! —Le pasó el dedo índice por debajo de los ojos y la mejilla.<br />
—Yo creía que eras más... corpulenta —le dijo Sabine para devolverle el cumplido.<br />
—Nïx —intervino Rydstrom, interponiéndose entre las dos, —¿te importaría contarme qué<br />
es...?<br />
—¡Hechimonio! —exclamó de repente la valquiria. —¡Claro, eso es!<br />
—¿De qué estás hablando? —preguntó él, como si estuviera acostumbrado a interrupciones de<br />
ese tipo.<br />
—Así es como deberíamos llamar al hijo de una hechicera y Un demonio —contestó Nïx con<br />
una sonrisa.<br />
Sabine miró a Rydstrom con recelo, pero éste se limitó a encogerse de hombros.<br />
—Sí, Nïx, suena bien, pero por ahora me conformo con saber que está pasando aquí.<br />
—Nos enteramos de que ibais a pasar unos días fuera —dijo ella. —Me estoy refiriendo a ti, a<br />
Cadeon y a Rök. En Val Hall no hay piscina y tampoco en la Casa de las Brujas. —Señaló con un<br />
pulgar la piscina que quedaba a su espalda. —Así que decidimos instalarnos aquí.<br />
—¡Pues ya podéis desinstalaros ahora mismo! Y más os vale dejarme la casa como los chorros<br />
<strong>del</strong> oro.<br />
La valquiria le hizo un saludo militar, y luego chasqueó los de dos hacia un par de brujas que<br />
estaban despatarradas en unas tumbonas allí cerca.<br />
—Vosotras dos, poned en marcha el hechizo de limpieza.<br />
—Pero Nïxie —se quejó una, —si casi estoy borracha.<br />
—¡Hazlo, o colgaré las fotos en internet! —contestó ella con los ojos muy abiertos.<br />
—¡Maldita seas, valquiria! —exclamó la bruja, levantando un puño hacia el cielo. —¡Tú y tus<br />
armas digitales!<br />
Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 189