You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
KRESLEY COLE<br />
<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />
6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />
CAPÍTULLO 36<br />
Nueva Orleans, Luisiana.<br />
—¿Tenemos que caminar? —murmuró Sabine, exhausta por el atropellado viaje entre las dos<br />
dimensiones.<br />
Las coordinadas que Rydstrom le había dado al operario <strong>del</strong> portal no habían sido <strong>del</strong> todo<br />
exactas.<br />
—No queda lejos. Seis casas más abajo.<br />
Sabía que él estaba nervioso porque deseaba que le gustara la casa. Se dio cuenta de que<br />
estaban en un barrio muy elegante, pero estaba demasiado cansada, y muerta de frío, como para<br />
ser más expresiva.<br />
<strong>El</strong> portal que acababan de atravesar era como una tartana espacial. Comparado con él, los<br />
portales de Lanthe eran obras maestras. No era de extrañar que su hermana sólo pudiera crear<br />
uno de vez en cuando.<br />
—¿Estás triste por lo de Puck? —le preguntó Rydstrom.<br />
—Sólo estoy cansada.<br />
A decir verdad, le gustaría ver otra vez al pequeño terrorista. Puck se había echado a llorar<br />
gritando su nombre. Lo que no debería haber extrañado a nadie. Ni a ella.<br />
—Arriba esos ánimos, niño demonio —le había dicho Sabine, haciéndole una torpe caricia en la<br />
cabeza. Y luego le dio una nota que había mandado traducir a demoníaco. Cuando Puck la leyó,<br />
levantó la vista y, completamente serio, asintió.<br />
—¿Qué ponía en la nota? —le preguntó Rydstrom. —Decía que si era lo bastante malo lo<br />
mandarían a vivir conmigo.<br />
<strong>El</strong> la miró de aquel modo tan suyo: una mezcla entre perplejo y sorprendido. Sabine estaba<br />
convencida de que aquella mirada, sólo la utilizaba con ella. Era como decirle: «Estás de broma<br />
¿no? En serio, dime que estás de broma».<br />
—Ya hemos llegado —dijo él al llegar frente a una finca con un altísimo portón de madera,<br />
rodeada de muros de piedra cubiertos de enredaderas.<br />
Parecía opulenta pero elegante al mismo tiempo. Hacía tanta humedad que el aroma de las<br />
gardenias impregnaba el aire.<br />
—¿Es muy grande?<br />
—Tiene unos seis mil metros cuadrados, más o menos. —Al llegar a la entrada, le dijo con<br />
sinceridad: —Quiero que te guste estar aquí.<br />
—Estoy convencida de que, si el interior se parece al exterior, me encantará. —«Estoy tan<br />
casada...» Sintió un escalofrío.<br />
Rydstrom le dio la mano al abrir la puerta. De repente, un olor a cerveza y a humo de puro los<br />
golpeó a ambos. Sabine se tapó la boca con la mano que tenía libre.<br />
—¿Qué diablos significa esto? —farfulló Rydstrom al dirigirse hacia el interior.<br />
En el salón, montones de revistas Playgirl, empapadas de cerveza, cubrían los carísimos<br />
muebles. Tetrabriks de bebidas preparadas estaban esparcidos por todo el suelo y, en medio de u<br />
Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 187