You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
KRESLEY COLE<br />
<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />
6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />
—Ha llegado la hora de las confesiones, dragón —con Sabine. —Una noche <strong>del</strong> verano pasado<br />
en que mi hermana Lanthe y yo estábamos muy aburridas, estuvimos muy, pero que muy a punto<br />
de mandar a todas las criaturas <strong>del</strong> reino de Graves a través de un portal a un sitio llamado Times<br />
Square. Pero al final nos dimos cuenta de que eso sólo nos haría gracia a nosotras dos.<br />
A la bestia empezaban a pesarle los párpados, como, como si estuviera hipnotizada. Cuando<br />
todo el mundo estuvo a salvo, Rydstrom bajó la espada.<br />
Al ser liberada, en vez de escapar la hechicera había ido voluntariamente hacia el dragón para<br />
salvar a otros. Le había dicho que nunca se le ocurriría ayudar a nadie si ella no sacaba un<br />
provecho, y sin embargo lo había hecho...<br />
—Cwena —murmuró orgulloso, con el pecho henchido. «Pequeña reina.»<br />
Verla con el dragón era la cosa más memorable que Rydstrom había presenciado nunca. Parecía<br />
imposible no quedar cautivado por ella.<br />
«Eso lo tenemos en común, dragón.»<br />
—¿Permitirías que nos quedáramos aquí una o dos noches más? —le preguntó Sabine al<br />
animal.<br />
A modo de respuesta, la criatura exhaló aire caliente sobre ella, y después hizo girar su enorme<br />
cuerpo y desapareció en la noche.<br />
La gente estalló de júbilo. De repente, Puck corrió hacia Sabine con el ímpetu propio de los<br />
niños.<br />
<strong>El</strong>la sin embargo no se arrodilló ni abrió los brazos para recibirlo, sino que lo cogió por el<br />
cinturón y se lo llevó como si de un accesorio se tratara, reprendiéndolo por no huir de cosas que<br />
tenían colmillos mayores que su propio cuerpo. <strong>El</strong> pequeño no podía parecer más feliz.<br />
La gente se acercaba a la hechicera para expresarle su gratitud.<br />
<strong>El</strong>la los saludaba con la mano que tenía libre, murmurando:<br />
—Sí, sí. Agradecédmelo con oro.<br />
Incluso Durinda le dio las gracias al recoger a Puck.<br />
Cuando Sabine se acercó a Rydstrom, éste la miró en silencio.<br />
—Si se te vuelve a ocurrir atarme las manos —dijo ella, —haré que mi gran amigo vuelva a<br />
bajar por aquí, y abandonará la dieta restrictiva que le acabo de imponer. —Y se fue de allí,<br />
ignorándolo.<br />
Un día, Sabine le había dicho: «<strong>Demonio</strong> solitario. Me necesitas mucho».<br />
Rydstrom temía que estuviera en lo cierto.<br />
Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 181