Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
KRESLEY COLE<br />
<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />
6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />
Sí, ése era otro motivo de peso para no querer separarse <strong>del</strong> demonio... aunque en absoluto se<br />
estaba encariñando. Y tampoco soñaba con que la besara cada vez que ella, sin querer, claro está,<br />
le miraba los labios.<br />
Pasó otra hora hasta que Puck entró en la tienda. Le traía otro regalo.<br />
—Una lagartija. Justo lo que siempre había querido.<br />
Cuando el bicho saltó de la mano <strong>del</strong> pequeño demonio al pelo de Sabine, ésta gritó y sacudió<br />
la cabeza con fuerza hasta conseguir que el bicho saliera de allí.<br />
Puck se rió, y no fue esa risa estúpida que Sabine había oído antes en algunos niños; esa que<br />
hacía que se preguntara por qué alguien querría hacerles cosquillas y aguantar aquel ruido tan<br />
molesto.<br />
No, el pequeño demonio tenía una risa de verdad, daban ganas de sonreír. Corrió tras la<br />
lagartija, mirando cada dos segundos a Sabine por encima <strong>del</strong> hombro, como si quisiera asegurarle<br />
que iba a recuperar su regalo.<br />
<strong>El</strong>la frunció el cejo. «Es el único <strong>del</strong> campamento que es bueno conmigo.»<br />
En Tornin, sus inferi siempre le hacían la pelota. En la corte todo el mundo perseguía siempre<br />
algo.<br />
«Aquí todo el mundo me odia abiertamente.» Por suerte, eso a ella no le molestaba. En<br />
absoluto.<br />
—¡Eh!, tú, siéntate. Me estás mareando. —Puck se detuvo indeciso, pero Sabine señaló el suelo<br />
con la barbilla. —Siéntate —Cuando lo hizo, añadió: —Si vas a ser mi único amigo en este maldito<br />
lugar, necesito que empieces a trabajar para mí. Y lo de cortarte la pierna lo dije en broma.<br />
«No me entiende.» <strong>El</strong> pronunció un par de tímidas palabras en demoníaco, o en galimatías,<br />
como lo llamaba ella.<br />
—Bla, bla, bla. Niño demonio, no sé hablar tu idioma. Te diré más, no quiero aprenderlo y que<br />
me contamine el cerebro. Así que no te queda más remedio que aprender mi lengua. Primera<br />
lección: me llamo «sa-bine», siempre dicen que soy «gua-pa» y «ma-jes-tu-o-sa».<br />
—A... bie —dijo Puck.<br />
<strong>El</strong>la se quedó helada. «Ha dicho mi nombre igual que lo dice Lanthe. La hermana a la que echo<br />
de menos como el aire que respiro.»<br />
—¡No vuelvas a llamarme así!<br />
Él abrió los ojos como platos. Genial, ahora iba a perder único que la distraía.<br />
—Ja, ja. Sabine estaba de broma.<br />
<strong>El</strong> pequeño ladeó la cabeza y ella temió que se fuera.<br />
Pero no lo hizo, y la hechicera frunció el cejo al darse cuenta de que de verdad había temido<br />
que lo hiciera.<br />
Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 175