10.03.2017 Views

Kresley Cole - Serie Immortals After Dark 07 - El Beso del Rey Demonio

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

KRESLEY COLE<br />

<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />

6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />

<strong>El</strong> interior se había decorado con los mismos colores. En una esquina había un camastro gris,<br />

con una preciosa colcha azul. Del techo colgaban farolillos de papel estampados a juego.<br />

Si Sabine tuviera una tienda sería granate, con atrevidos remaches dorados. «De oro de verdad.<br />

Lo que me merezco.»<br />

—Eso es todo, Durinda —dijo entonces la hechicera en el tono más distante de que fue capaz.<br />

La diablesa se fue indignada.<br />

Tan pronto como se cerró la cortina que hacía las veces de puerta, Rydstrom dijo:<br />

—¿Era necesario que te comportaras así?<br />

—Sí —contestó ella mirándolo. —Realmente sí.<br />

«¡Esa arpía le estaba tirando los tejos a mi marido!»<br />

—Nos hace un favor al dejarnos dormir aquí.<br />

—No es verdad. Eres su rey, lo que significa que esta tienda todo lo que haya en este<br />

campamento y en este maldito reino es tuyo. Y dado que yo soy tu reina, mío también. ¿Por qué<br />

iba agradecerle a nadie algo que ya es mío?<br />

Cuando Rydstrom empezó a apagar las velas de los farolillos ella volvió a hablar.<br />

—¿Y por qué no les has dicho que estamos casados?<br />

Después de todo lo que habían pasado, ¿él ni siquiera la reconocía públicamente como a su<br />

reina? Sabine no pudo evitar recordar una cosa que le había dicho Omort: «Qué decepcionado<br />

debe de sentirse el demonio al saber que...».<br />

¿Rydstrom se avergonzaba de que ella fuera su compañera?<br />

—La gente lo sabrá tarde o temprano. Más te vale admitir que estamos casados.<br />

—Sabine, ambos estamos heridos y exhaustos —dijo él, cogiéndola de la mano para tumbarla<br />

en la cama. —Ya hablaremos mañana.<br />

<strong>El</strong>la se sentía desconcertada en más de un sentido. Hacía menos de cuatro horas que habían<br />

llegado allí y tal vez pudiesen pasarse sin la escenita. Pero tenía todo el derecho <strong>del</strong> mundo a<br />

seguir enfadada por cómo la había tratado durante su cautiverio.<br />

«Maldita sea, ¿se avergüenza de mí?»<br />

A lo largo de las dos últimas noches en que habían dormido juntos, Sabine se había dado cuenta<br />

de dos cosas: cuando Rydstrom la abrazaba, la sujetaba como si fuera su tesoro más preciado. Y<br />

siempre que él hacía eso, ella se quedaba profundamente dormida.<br />

Esa noche aceptó gustosa el ritual. <strong>El</strong> calor que emanaba <strong>del</strong> cuerpo <strong>del</strong> demonio era casi<br />

palpable, como si la acariciara en la oscuridad. <strong>El</strong> mundo no tardaría en desvanecerse...<br />

Sabine se despertó en mitad de la noche, parpadeó varias veces y vio que Rydstrom estaba<br />

mirándola. Se lo veía tan cansado...<br />

—No más pesadillas, mi amor.<br />

¿Habría visto alguno de sus sueños? No recordaba qué había soñado...<br />

Él le besó el pelo.<br />

—Ahora estás a salvo. —Deslizó una mano hasta su cara y la acarició muy, muy despacio. La<br />

caricia que depositó en su mejilla fue la más suave que le hubiesen hecho jamás. Era como si<br />

Rydstrom estuviera tratando de dar con el modo de no asustarla.<br />

Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 163

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!