Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
KRESLEY COLE<br />
<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />
6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />
«Basta.» Sabine tiró <strong>del</strong> brazo hasta conseguir que Rydstrom la soltara. Ni en el mejor de los<br />
casos podría considerarse que ella hiera paciente... y ahora había llegado a su límite.<br />
Se detuvo.<br />
—Vamos, sigue. Estamos cerca. Puedo sentirlo.<br />
—Basta, demonio.<br />
—¿Qué?<br />
Sabine se sentó y se llevó las rodillas al pecho.<br />
—Tengo quemaduras por culpa <strong>del</strong> sol, estoy llena de morados y me muero de hambre. Me has<br />
atormentado sexualmente durante dos días. Una mina se ha derrumbado a mí alrededor sin que<br />
yo llevara nada de metal que me protegiera la cabeza, el cuello o el pecho. ¡Y no puedo moverme!<br />
¡Y, para colmo, me han secuestrado unos monstruos que pretendían venderme como esclava!<br />
«Y durante unos instantes, temí más por la vida <strong>del</strong> demonio que por la mía.» ¿Qué le estaba<br />
pasando?<br />
—No pienso dar un paso más hasta que me sueltes.<br />
—Sabine, métetelo en la cabeza: no pienso soltarte. ¡No pienso permitir que te alejes de mí,<br />
aunque sólo sea porque podrías estar embarazada de mi hijo! —¿Había echado los hombros hacia<br />
atrás como si se sintiera orgulloso de ello?<br />
—Es imposible.<br />
—Sí, ya sé que estuvimos juntos sólo una vez, pero podrías.<br />
—No hay ningún hijo... ¡No estoy embarazada!<br />
—¿Cómo lo sabes?<br />
—Lo supe pocos días después —contestó ella. —La Bruja pudo confirmarlo en seguida.<br />
—¿Y me dejaste creer que podías estar encinta? ¡Me mentiste!<br />
—¿Y por qué no iba a dejar que lo creyeras? ¡No tenía ni idea de qué pretendías hacer<br />
conmigo!<br />
—Cada día que pasa me das un motivo más para que no confíe en ti.<br />
—¿Sabes qué?, será mejor que me dejes las manos atadas, porque si me suelto te aseguro que<br />
me desquitaré. No puedo más. Si quieres seguir a<strong>del</strong>ante, tendrás que llevarme en brazos, porque<br />
yo no pienso moverme.<br />
—¿Crees que no lo haré? —Rydstrom la puso en pie<br />
—¡Estoy harta de ti! —le gritó ella. —¡Estoy harta de que me trates así! Y pensar que estaba<br />
preocupada... —Se mordió la lengua.<br />
—¿Y pensar que estabas qué? Ah, hechicera, ¿estabas preocupada por mí? —le preguntó él en<br />
tono de burla. Pero luego entrecerró los ojos y escrutó su rostro con detenimiento. —Estabas<br />
preocupada por mí.<br />
—¡Ja! Lo único que me preocupaba era mi propio pellejo —replicó Sabine, pero no le sostuvo la<br />
mirada. «Maldita sea, sabe que le estoy mintiendo.» Le dio una patada. —¡Suéltame ahora mismo!<br />
Rydstrom hundió los dedos en su melena y le echó la cabeza hacia atrás. Ambos se quedaron<br />
sin aliento. <strong>El</strong>la tenía la mirada fija en sus labios, y no pudo evitar recorrerse los suyos con la<br />
lengua. Vio que el demonio tenía también los ojos clavados en su boca.<br />
Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 159