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KRESLEY COLE<br />
<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />
6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />
CAPÍTULLO 27<br />
—¡Esto no formaba parte <strong>del</strong> trato! —Se tensó al ver que Rydstrom se metía en el estanque. —<br />
¡No has dicho nada <strong>del</strong> agua!<br />
A pesar de que el demonio tenía una mano en su trasero para sujetarla, Sabine le rodeó la<br />
cintura con las piernas y se aferró a él. ¡Por todos los dioses! sus cuerpos encajaban igual que si<br />
estuvieran hechos a medida.<br />
Rydstrom se dirigió a una roca que había visto desde lejos. Estaba situada en medio <strong>del</strong> lago,<br />
como si fuera una isla, y rodeada por una profunda corriente.<br />
—No te desataré las manos en ningún otro sitio. Aquí no podrás usar tus espejismos para<br />
escapar de mí... a no ser que quieras regresar tú sólita nadando.<br />
—¡Nadando! ¡Ya te he dicho que no sé nadar! ¡No me gustan las aguas profundas!<br />
—Por eso mismo. —Antes, cuando le contó cuáles eran sus intenciones, Sabine trató de<br />
resistirse mientras él iba desnudándola. No sirvió de nada. Rydstrom tenía un plan, e iba a seguirlo<br />
al pie de la letra.<br />
Esa misma mañana, el demonio se había dado cuenta de que para ganarse el cariño de la<br />
hechicera tenía que cambiar de táctica.<br />
Mientras estuvo de caza, recordó de nuevo su sueño. Y también que él mismo le había dicho a<br />
Bowen que para conquistar a su bruja utilizara la cabeza. Rydstrom no podía hacer menos por<br />
Sabine. Descubriría el modo de que las cosas funcionaran entre ellos dos.<br />
Pero si quería dar con el mejor modo de conquistar a Sabine, primero tenía que entenderla. Y<br />
para conseguir eso, tenía que ganarse su confianza.<br />
La hechicera era un misterio... todo un reto para alguien como él, a quien le encantaba<br />
resolverlos. Y estaba decidido a hacerlo.<br />
Cuando se hubieron adentrado en el lago tanto que el agua cubrió el pecho de Rydstrom,<br />
Sabine gritó asustada.<br />
—¡Vuelve atrás, vuelve atrás! ¿Y si resbalas? —Se movió nerviosa.<br />
—No resbalaré, cariño. Mira, ya hemos llegado.<br />
<strong>El</strong> estanque volvía a ser allí poco profundo. Alcanzaron la isla y él la dejó de pie en el fondo, con<br />
el agua cubriéndola sólo hasta las rodillas.<br />
Sabine miró a su alrededor.<br />
—No tienes ni idea <strong>del</strong> pánico que me da todo esto.<br />
«Seguramente tanto como el que sentí yo al ver mi corte en el estado en que está.»<br />
—Siéntate aquí. —Le señaló una roca larga y plana.<br />
Cuando ella lo hizo de mala gana, él se le sentó detrás y le soltó la tira que unía las esposas de<br />
cuerda que le había puesto en las muñecas. La dejó a un lado, a mano.<br />
Sabine en seguida levantó los brazos por encima de su cabeza para estirarlos, y los movió de un<br />
lado al otro. Se rascó por debajo de la cuerda que seguía rodeándole las muñecas.<br />
—Esa se queda.<br />
—¿Qué? ¡Me pica mucho!<br />
—Se queda.<br />
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