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Kresley Cole - Serie Immortals After Dark 07 - El Beso del Rey Demonio

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KRESLEY COLE<br />

<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />

6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />

CAPÍTULLO 24<br />

—Caliéntalo, acarícialo, siéntelo y cuídalo. Amásalo, envuelve ámalo y bésalo...<br />

Rydstrom se despertó de golpe al oír el extraño cántico feérico.<br />

Miró a Sabine, pero ésta seguía dormida, con los ojos temblándole bajo los párpados. No tuvo<br />

más remedio que alejarse de ella e ir en busca de ese sonido.<br />

—<strong>El</strong> oro es vida... es la perfección —decía la voz de mujer, una risa siguió a aquella afirmación.<br />

Cuando Rydstrom creyó haber llegado al lugar <strong>del</strong> que provenía la voz, miró a ambos lados.<br />

«Aquí no hay nadie.» ¿Era una trampa? ¿Lo habían engañado para que se alejara de su mujer?<br />

Corrió de regreso hacia Sabine.<br />

Estaba dormida en la misma postura en que la había dejado con sus largas pestañas<br />

acariciándole las mejillas. Respiró aliviado y se tumbó a su lado. Al bajar la vista para mirarla, se<br />

dio cuenta de que la ira y la lujuria se habían diluido lo suficiente como para que fuera capaz de<br />

razonar de nuevo. Pero no consiguió llegar a ninguna conclusión en lo que atañía a la hechicera y a<br />

los confusos sentimientos que tenía hacia ella.<br />

La noche pasada, su naturaleza demoníaca había exigido venganza, una represalia para aplacar<br />

su ira. Pero, al final, él mis había sufrido al causar dolor a su compañera.<br />

Rydstrom no sabía qué pensar sobre Sabine, ni sobre sí mismo. Y, a decir verdad, estaba<br />

planteándose romper el juramento de venganza. <strong>El</strong> que había prestado estando en aquella<br />

mazmorra, y había evitado que sucumbiera irremediablemente a la ira.<br />

Estaba en una situación sin salida. Si la atormentaba durante dos noches más, no sería mejor<br />

que ella. Pero si no lo hacía, estada rompiendo la promesa que se había hecho a sí mismo, y<br />

entonces tampoco sería mejor que su hechicera.<br />

Tal vez debería aceptar la teoría de Sabine de que ella sólo lo había torturado dos noches... Sí, si<br />

hacía eso, sólo le quedaría una.<br />

Fijó la vista en la larga melena pelirroja de la hechicera. Entre los rizos rojizos había un mechón<br />

blanco que él no había visto antes. Lo cogió y lo deslizó entre el pulgar y el índice. <strong>El</strong>la se lo había<br />

ocultado... ¿por qué?<br />

Soltó el mechón cuando le descubrió una cicatriz en el cuello. Se lo rodeaba entero. Entreabrió<br />

los labios al comprender qué significaba. La cogió por los hombros y la incorporó para poder<br />

inspeccionarla.<br />

—¿Qué? —Sabine parpadeó bajo los primeros rayos <strong>del</strong> sol. —¿Qué he hecho ahora?<br />

—¿Qué es esta cicatriz? ¿Es de alguna operación? —le preguntó él, rogando que así fuera. —<br />

¡Respóndeme!<br />

<strong>El</strong>la cerró los ojos unos segundos, como si se sintiera avergonzada.<br />

Sí—, Rydstrom, es de una operación.<br />

—¡Otra vez me estás mintiendo!<br />

—No, no te estoy mintiendo —respondió completamente seria. Fue una operación en contra<br />

de mi voluntad, una mediante la que pretendían cortarme la cabeza.<br />

—Eras muy joven entonces —prosiguió con la boca seca. —¿Cuántos años tenías?<br />

—¿Qué importancia tiene...?<br />

Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 128

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