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Kresley Cole - Serie Immortals After Dark 07 - El Beso del Rey Demonio

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KRESLEY COLE<br />

<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />

6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />

Al alzar la cabeza, lo vio desnudo, recostado contra una roca, con un brazo apoyado en una<br />

rodilla que tenía levantada. La estaba mirando con expresión inescrutable. A pesar de que su<br />

pecto seguía siendo demoníaco, sus ojos obsidianos no parecían ya tan frenéticos.<br />

Sabine jamás podría olvidar la posesividad que había visto en la mirada <strong>del</strong> demonio aquella<br />

noche. Se le puso la piel de gallina al recordar lo satisfecho que se había sentido consigo mismo<br />

después de que ella lo observara estallar de placer.<br />

Rydstrom se puso en pie, un ejemplar magnífico de virilidad un cuerpo hecho para el sexo.<br />

Pertenecía a aquellos parajes; igual que un animal salvaje, era un ser mitológico, un ser sacado de<br />

una leyenda.<br />

Y era su marido.<br />

Cuando llegó junto a ella, el cuerpo de Sabine volvía a estar inquieto, pero estaba demasiado<br />

cansada como para plantearse tener un orgasmo. <strong>El</strong> demonio la rodeó con los brazos, acercándola<br />

a él.<br />

Sabine se tensó ante ese gesto hasta entonces desconocido, comprendió que quería que<br />

durmieran juntos. En aquella p tura.<br />

Cuando Rydstrom le acarició el rostro con el suyo, los párpados de Sabine empezaron a<br />

cerrarse. Su cuerpo era sorprendentemente cálido. <strong>El</strong> demonio le besó el cuello, la oreja. Sus<br />

caricias eran tiernas de nuevo. Era como si se arrepintiera de haberle hecho daño, a pesar de ser él<br />

mismo quien le había infligido el castigo. Por todos los dioses, ¡no dejaba de confundirla!<br />

Aunque no le soltó las manos, Sabine corría el riesgo de proyectar espejismos estando dormida,<br />

sin darse cuenta. En ese preciso instante, habría dado su mejor diadema a cambio de una poción<br />

para poder mantenerse despierta. La idea de que Rydstrom pudiera ver sus más profundos<br />

pensamientos, sus recuerdos.<br />

Le preocupaba qué pensaría su demonio <strong>del</strong> pasado de su esposa si ella se atreviera a<br />

contárselo. No quería que la juzgara, mucho peor, que sintiera lástima. Su madre solía decir: «Que<br />

los dioses me lo den todo, excepto la compasión de un buen hombre».<br />

Sí, Sabine estaba ansiosa, pero tenía los músculos doloridos, y era tan agradable sentir el<br />

cuerpo de él pegado al suyo... Cálido, fuerte..., seguro.<br />

«No sueñes... no sueñes...»<br />

A Sabine se le cayó de nuevo la cabeza, y luego se quedó profundamente dormida.<br />

Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 127

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