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Kresley Cole - Serie Immortals After Dark 07 - El Beso del Rey Demonio

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KRESLEY COLE<br />

<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />

6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />

Pero justo cuando estaba a punto de alcanzar el orgasmo Rydstrom se apartó.<br />

—¡No, no, no! —Pataleó. —¡Estás haciendo... que... tenga ganas... de matarte! —dijo con la voz<br />

entrecortada.<br />

—Ya —contestó él, recorriéndole despacio todo el cuerpo con el dorso de los dedos, haciéndola<br />

estremecer. En el preciso instante en que la respiración de Sabine parecía calmarse, dijo— Separa<br />

más las piernas.<br />

Apretando los dientes, ella levantó la vista hacia las ramas q había por encima de la cabeza, y<br />

obedeció.<br />

Hora tras hora, Rydstrom la mantuvo al borde <strong>del</strong> abismo. Él tuvo dos orgasmos más, pero<br />

luego empezó a controlarse, decidido a aguantar más que ella.<br />

Él nunca había visto a ninguna hembra en ese estado. Sabine sacudía la cabeza de un lado a<br />

otro, su melena pelirroja, que se había secado, estaba extendida por encima <strong>del</strong> saco de dormir.<br />

Tenía los pezones excitados y arqueaba la espalda.<br />

Espejismos de llamas ardían a su alrededor.<br />

No permitirle alcanzar el orgasmo era una especie de castigo también para él... Iba en contra de<br />

todos sus instintos demoníacos no satisfacer a su compañera. Pero la reacción de la hechicera lo<br />

excitaba muchísimo.<br />

Y a pesar de todo, ella todavía no se había rendido. A pesar de él se moría de ganas de hacerle<br />

el amor, de poseer sin tregua aquel pálido cuerpo, estaban inmersos en una batalla de voluntades<br />

Y él nunca perdía esa clase de enfrentamientos...<br />

Cuando la luna empezó a ponerse, Sabine apenas podía respirar y tenía todo el cuerpo<br />

empapado de sudor, los pechos doloridos e irritados.<br />

Él estaba tumbado a su lado, y ella lo miró a los ojos.<br />

—A… abrázame, demonio —le susurró. —Yo haré el resto.<br />

La imagen que conjuraron esas palabras hizo que Rydstrom tuviera ganas de rugir. Abrazarla y<br />

que ella moviera las caderas para que ambos sexos se rozaran... hasta sentirla estremecerse entre<br />

sus brazos presa <strong>del</strong> placer...<br />

Agachó la cabeza y le recorrió un pecho con la lengua.<br />

—Suplícamelo, cariño —le susurró. —Y te juro que haré que tengas un orgasmo tan<br />

espectacular que verás las estrellas.<br />

—¡Jamás! —Sabine negó con la cabeza y gritó. —¡Tú no lo entiendes...!<br />

—¿Ah, no? —preguntó él, sentándose.<br />

Con los brazos todavía atados, Sabine se desplomó a un lado, con todo el cuerpo temblando y<br />

pegando las rodillas a su pecho. <strong>El</strong> se quedó mirándola mientras se quedaba dormida de<br />

cansancio.<br />

Todavía era de noche cuando se despertó. Estaba sola sobre el saco de dormir, y no tenía ni<br />

idea de cuánto tiempo había estado inconsciente. Inspeccionó su cuerpo y se quedó atónita.<br />

¿Rydstrom la había desatado <strong>del</strong> árbol y la había lavado?<br />

Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 126

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