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Kresley Cole - Serie Immortals After Dark 07 - El Beso del Rey Demonio

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KRESLEY COLE<br />

<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />

6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />

CAPÍTULLO 22<br />

Rydstrom estaba hundido hasta el cuello en las arenas movedizas <strong>del</strong> raciocinio y el instinto,<br />

donde nada tenía sentido. Estaba perdiendo el control por culpa de Sabine y no podría disfrutarlo<br />

más.<br />

Había huido con su hechicera. Por fin. Sólo de pensar que ahora ella era su prisionera, su<br />

posesión, le daban ganas de gritar de júbilo.<br />

Con el pelo que le caía por la espalda y el corpiño de metal que ceñía su cuerpo, parecía tan<br />

mala como su actitud demostraba, recibiendo azotes y levantando el trasero pidiendo más. Y<br />

ahora veía que necesitaba llegar al orgasmo, desesperadamente. Los espejismos de fuego estaban<br />

descontrolados.<br />

«Esto es el éxtasis.»<br />

Introdujo un segundo dedo dentro de su hambrienta vagina.<br />

—Tan apretada. Caliente. —<strong>El</strong> cuerpo de ella estaba aprisionando los dedos de Rydstrom. —Y<br />

ya no eres virgen.<br />

Con la otra mano, se cogió el pene subiendo y bajando el puño, hasta que tembló a punto de<br />

alcanzar el final. Retiró despacio los dedos <strong>del</strong> interior de Sabine, sólo el tiempo suficiente para<br />

darle la vuelta y poder verle la cara.<br />

No había vergüenza ni miedo en la mirada de la hechicera. Con los ojos medio cerrados, se<br />

tumbó sobre las rodillas <strong>del</strong> demonio y levantó las caderas, permitiendo así que él pudiera tocarla<br />

con total libertad. «Tan preciosa... y feroz. Mía.»<br />

Rydstrom tenía aquella sensación, todavía poco habitual, de presión en el interior de su<br />

erección, la sensible punta rozando las nalgas de Sabine. «Un placer tan extremo resulta<br />

doloroso.»<br />

Sus músculos se tensaron, su cuerpo estaba preparado para alcanzar el orgasmo. Puso los ojos<br />

en blanco y eyaculó contra el trasero de Sabine. <strong>El</strong> clímax siguió y siguió sin que él pudiera dejar de<br />

gritar de placer, salpicando con fuerza una y otra vez, moviendo descontrolado las caderas debajo<br />

de ella.<br />

Sabine jadeó y gimió suavemente. Ese sonido provocó en él una última explosión que fue a<br />

parar entre las piernas separadas de ella. Incluso en esa postura, se retorcía, gimiendo, a punto de<br />

tener un orgasmo...<br />

Pero al instante Rydstrom apartó la mano, se abrochó los pantalones e incorporó a la<br />

hechicera.<br />

Mientras Sabine parpadeaba atónita, él arrancó un trozo de la parte inferior de su túnica para<br />

limpiar el rastro que había dejado en el cuerpo de ella.<br />

—¿Qué estás haciendo?<br />

—Ya he acabado. —«No me provoques... no me hagas enfurecer». —Me debes tres noches.<br />

Tres noches en las que sabrás por lo que yo he tenido que pasar. Entonces estaremos en paz.<br />

Mientras la limpiaba, ella se le enfrentó.<br />

—¡Te voy a matar por esto!<br />

A la luz de la luna, pudo verle el trasero bien rojo. «¿Le habré pegado muy fuerte?»<br />

Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 117

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