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Kresley Cole - Serie Immortals After Dark 07 - El Beso del Rey Demonio

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KRESLEY COLE<br />

<strong>El</strong> <strong>Beso</strong> <strong>del</strong> <strong>Rey</strong> <strong>Demonio</strong><br />

6° de la <strong>Serie</strong> <strong>Immortals</strong> <strong>After</strong> <strong>Dark</strong><br />

Cuando Sabine se despertó, la luna aún no se había puesto.<br />

Lo primero que le dio la bienvenida fue un enorme dolor de cabeza, y dado que el demonio la<br />

llevaba sobre el hombro, a cada paso que éste daba, dicho dolor iba en aumento. Seguía con las<br />

manos atadas a la espalda. Lo que significaba...<br />

«No tengo poderes.»<br />

Levantó un poco la vista y, por entre las trenzas, pudo ver estaban en una parte distinta de<br />

Rothkalina, lejos <strong>del</strong> castillo, el mar y los verdes prados. Lo que la rodeaba era una llanura<br />

desolada. Sólo había una región que no estuviera repleta de verdes bosques, la que llevaba el<br />

nombre de reino de Grave.<br />

«Donde lo salvaje es...»<br />

Estaba en territorio peligroso con un loco, Lanthe debía de estar muerta de preocupación, y<br />

Sabine no tenía ni una gota de morsus... Si no conseguía regresar al castillo, a Omort, estaría<br />

perdida para siempre.<br />

¡Todo aquello por culpa <strong>del</strong> traidor de Lothaire! Y el muy cabrón los había teletransportado al<br />

reino de Grave. ¡Le clavaría una estaca con sus propias manos!<br />

Sabine podía imaginarse perfectamente cómo se estaría tomando Omort esa traición... y a<br />

quién se lo debía de estar haciendo pagar. Estaba convencida de que Lanthe estaba a salvo pero<br />

confiaba en que su hermana pudiera proteger también a sus inferi.<br />

Poco a poco, con cada zancada que daba el demonio en perjuicio de la cabeza de ella, la llanura<br />

iba dando paso a un bosque fósil. La luz de la luna proyectaba sombras en el suelo. Seres invisibles<br />

se escurrían entre el polvo.<br />

Pero lo peor era que Sabine llevaba la falda levantada hasta la cintura, dejando a la vista su<br />

trasero, apenas cubierto por un tanga. La mano con que Rydstrom la sujetaba se dedicaba ahora a<br />

acariciar sus curvas; el demonio había empezado a masajearla.<br />

«¿Qué me está haciendo?» Sabine no quería volver a tener relaciones sexuales con él, en<br />

especial estando él en aquel estado tan alterado. Para empezar, su plan se había ido al traste. Y<br />

además, todavía estaba dolorida de la última vez. Cuando decidió que iba a volver a la celda para<br />

acostarse con él de nuevo, Sabine tenía toda la intención de ponerse al mando <strong>del</strong> encuentro.<br />

Rydstrom se detuvo de golpe y la depositó en el suelo. Bajo la menguante luna, sus ojos<br />

enloquecidos la miraron expectantes; tenía los labios levantados, mostrándole los colmillos.<br />

<strong>El</strong> demonio calmado y razonable había desaparecido.<br />

Al parecer, Sabine había despertado a la fiera, y ahora se había convertido en su prisionera.<br />

«No por mucho tiempo.»<br />

—Rydstrom —susurró.<br />

—¿Qué?<br />

<strong>El</strong>la volvió a susurrar su nombre, pero en voz más baja. Cuando él se le acercó, le golpeó la nariz<br />

con la frente y luego trató de darle un puntapié con las botas de acero entre las piernas.<br />

Él la cogió por el tobillo y la tumbó en el suelo. En cuestión de segundos, Rydstrom se colocó<br />

encima de ella.<br />

—Eres un mal bicho. —Hundió el rostro en su melena y aspiró hondo. —Una mujer traicionera.<br />

Escaneado por CHARO – Corregido por Mara Adilén Página 114

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