Excodra XXV: La estética
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ÍNDICE<br />
Editorial<br />
Prosa<br />
<strong>La</strong> <strong>estética</strong> de la democracia, Nere Besabe<br />
<strong>La</strong> <strong>estética</strong>, Carmen Moreno<br />
Lo que nos diferencia, Maica Bermejo Miranda<br />
<strong>La</strong> obra de arte y la verdad filosófica, Anna María Iglesia<br />
Entre la derivación y la parodia, Sara R. Gallardo<br />
Para entender el arte hay que aprender a nadar, Sonia Betancort<br />
Poesía<br />
Túnel, Ernesto Frattarola Alcaraz<br />
Los monstruos también tienen derecho a extender las alas, Pedro Andreu<br />
Diodo 1N4007, Juan Trigo<br />
Tres poemas, Antonio Cubelos Marqués<br />
Artes visuales<br />
Caras Ionut<br />
Andrea Constantini<br />
Cesar Biojó<br />
Milad Safabakhsh<br />
Nick Gentry<br />
Héctor Neumann<br />
Djavanshir .N<br />
Entrevista<br />
María Zaragoza
EDITORIAL<br />
<strong>La</strong> <strong>estética</strong>. Este es el concepto que exploramos en esta ocasión en el nuevo<br />
número de la Revista <strong>Excodra</strong>. ¿Qué es la <strong>estética</strong>? ¿Qué relación hay entre la<br />
<strong>estética</strong>, la política y la moral? ¿Cómo subyace y late la <strong>estética</strong> en nuestras<br />
sociedades, en nuestro día a día como individuos que formamos parte de un<br />
colectivo? ¿Cómo ha estado presente y ha evolucionado a lo largo de la<br />
Historia? ¿Cuál es su importancia en el arte y cómo entendemos el arte<br />
mediante la <strong>estética</strong>? ¿<strong>La</strong> <strong>estética</strong> y la literatura, cómo conviven? ¿Y la <strong>estética</strong><br />
y el poder, dónde convergen y cómo el segundo emplea a la primera? Todas<br />
éstas, y más preguntas, tiene en este número su respuesta, total, parcial o con<br />
un simple mostrar que dará lugar a más preguntas.<br />
Léanlo y disfruten de sus imágenes de principio a fin, déjense llevar por la<br />
búsqueda de la importancia de la <strong>estética</strong> y cómo ella nos atrapa y engloba en<br />
en ese mundo tan radical y profundo como es el de la apariencia, la forma, lo<br />
inmediato, la piel de nuestro entorno... lo vais a disfrutar muchísimo.<br />
Buen verano, y felices lecturas.
PROSA<br />
<strong>La</strong> Estética de la Democracia:<br />
<strong>La</strong> representación de un lugar vacío<br />
Desde que Maquiavelo escribiera que para el gobernante «lo importante no es<br />
ser virtuoso, sino parecerlo» (El Príncipe, 1513), la gestión de la cosa pública se<br />
alejó de la ética para entrar en el campo de la representación y la apariencia,<br />
abandonando toda instancia trascendente e inaugurando con ello, de paso, la<br />
Modernidad. Platón ya había encuadrado la política, muchos siglos antes, en<br />
su taxonomía de las artes, en tanto que modo de fabricación (poiesis) aunque<br />
sometido siempre a la reproducción de modelos ideales; desvanecida toda<br />
esencia, asesinado Dios, Nietzsche no dudó en afirmar que, en nuestra época,<br />
las artes se habían convertido en «un asunto mucho más serio que la verdad», y<br />
a ellas acabaría plegándose también la política, en una relación tan fructífera<br />
como peligrosa y cuya culminación paroxística sería el «fiat ars, pereat<br />
mundus» con el que Walter Benjamin sintetizó la ideología fascista (<strong>La</strong> obra de<br />
arte en la época de su reproductibilidad técnica, 1936).<br />
Coetáneos de la obra de Maquiavelo son así los primeros retratos de la familia<br />
Medici pintados por grandes artistas de la Italia renacentista, representación<br />
<strong>estética</strong> del poder que se multiplicaría en el Barroco con palacios, imágenes<br />
del soberano y hasta gabinetes de curiosidades (en tanto que disposición<br />
artística del saber y el poder humano), y que remedarían los burgueses de los<br />
Países Bajos al inicio de la era capitalista en el arte flamenco, como nueva<br />
forma de poder (esta vez, confinada a los espacios privados). Porque el poder<br />
necesita encarnarse, representarse y aparecerse ante sus súbditos en el «gran<br />
teatro del mundo» calderoniano, donde reina el arte de la apariencia. Obra<br />
cumbre de esa representación de la soberanía, con todos los saberes, juegos y
técnicas propias de la época, son <strong>La</strong>s Meninas de Velázquez tan agudamente<br />
analizadas por Foucault (<strong>La</strong>s palabras y las cosas, 1966): El lugar en que<br />
aparecen los monarcas –el reflejo en el espejo– es también el lugar del pintor y<br />
del espectador, que se reflejaría en él desde su posición de observador del<br />
cuadro; «la mirada que ha creado el orden y aquella para la cual se despliega» se<br />
identifican así con el soberano, creando un todo homogéneo en su<br />
representación artística.<br />
En esa identificación perfecta entre arte y poder, también el soberano se<br />
convierte en artista cuando expresa su voluntad creadora dando forma a las<br />
masas hasta ahora informes: Así lo vemos elocuentemente en el grabado que<br />
ocupó la portada de la primera edición del Leviatán de Hobbes (1651)<br />
reproducido hasta la saciedad, donde el gigantesco cuerpo del monstruo, el<br />
Estado (que viste corona y sostiene en sus manos una espada y un báculo),<br />
está formado por una miríada de pequeños seres/súbditos, o siglos más tarde<br />
en las palabras del dictador Mussolini, que describía a las masas como «cera<br />
entre mis manos» y comparaba su propia labor con la de un escultor. Porque la<br />
política, que según el sociólogo francés Maffesoli no es de hecho más que<br />
«estetización del cuerpo social» (Elogio de la razón sensible, 1997), alcanzó,<br />
aunque fuera en forma de horror, su estetización suprema en los regímenes<br />
del totalitarismo, en el manifiesto de Marinetti que afirmaba que «la guerra es<br />
bella» (Manifiesto futurista, 1908), en la arquitectura de Speer al servicio del<br />
Führer o en el «l’art pour l’art» parnasiano como máxima de la<br />
autorreferencialidad extrema (también de la política).<br />
Más allá de estas servidumbres tanáticas (una «estetización de la política» ajena<br />
a otras consideraciones éticas, como temía y supo avanzar Benjamin, o un arte<br />
sicario del poder), la pregunta por el vínculo entre política y <strong>estética</strong> sigue<br />
vigente en nuestros días: ¿cómo se representa el poder en tiempos de<br />
democracia?<br />
Volvamos para ello a Velázquez y Foucault, porque si en el cuadro de <strong>La</strong>s
Meninas se nos proponía una identificación de posición entre los monarcas, el<br />
artista y el espectador, esta misma pintura vaticina y, con su genio para<br />
mostrarnos el otro lado del cuadro, «lo que suele permanecer oculto y no se ve»,<br />
apunta a un vacío esencial: <strong>La</strong> desaparición de su fundamento, la<br />
representación de una soberanía que ha perdido su centralidad (porque hasta<br />
el perro, en primera línea, ocupa un espacio preponderante).<br />
<strong>La</strong> ineluctable relación entre ambas esferas, arte y política, parece residir<br />
ciertamente, según la proposición de Jacques Rancière, en que ambas son<br />
formas de división de lo sensible (Le Partage du sensible, 2001), cuya labor<br />
principal es la disposición, la reconfiguración del espacio y los elementos<br />
presentes en él. Pero ocurre, tal y como escribió Claude Léfort, que «la<br />
democracia moderna es el único sistema político en el que la representación del<br />
poder es un lugar vacío» (<strong>La</strong> invención democrática. Los límites de la dominación<br />
totalitaria, 1981), un trono en el que no se sienta nadie, un nolugar, en fin,<br />
que se resiste a su representación –entendida además esta vez la<br />
representación en su doble acepción, como puesta en escena e imagen de una<br />
realidad, y como actuación en nombre de otra persona, delegación de la<br />
voluntad individual en una voluntad común expresada en el parlamento–.<br />
Visto así, y desde una nueva perspectiva que añadiría el elemento estético, no<br />
es de extrañar que tanto se hable de una «crisis de representación», porque<br />
¿cómo representar el vacío?<br />
Luis XVI trató de huir de la Revolución Francesa disfrazado como un<br />
aristócrata más en pos del exilio, y casi lo consigue; pero cuenta la leyenda<br />
que su fuga se vio truncada en el momento en que tendió al guardia que<br />
vigilaba la frontera y le había franqueado el paso una moneda en<br />
agradecimiento con la efigie de sí mismo, lo cual posibilitó al soldado<br />
reconocer al rey, que fue así detenido y acabó con su cabeza en la guillotina<br />
(en lo que sería otra gran puesta en escena, dicho sea de paso, donde el<br />
cadalso hace de proscenio y la cuchilla, de letal representación de la soberanía
popular). <strong>La</strong> imagen del monarca, en tanto que encarnación del poder, se<br />
limitaba por entonces a retratos confinados en palacios, algún grabado tosco<br />
que circulaba de mano en mano y a la efigie de las monedas. <strong>La</strong><br />
representación democrática, que ha tenido que prescindir de la personificación<br />
del poder y la pompa y boato de la corte, responde al horror vacui de ese lugar<br />
vacío, en la era de la reproductibilidad técnica, con una multiplicación de las<br />
imágenes: Si el rey francés podía aspirar a salir del país sin ser reconocido, los<br />
periódicos, los carteles electorales en la calle (invasión del espacio público) y<br />
las televisiones en nuestros hogares (invasión del espacio privado) hacen que<br />
Rajoy no pueda albergar ya tal esperanza.<br />
Del malhadado Luis XVI pasemos ahora a Richard Nixon, otro pobre<br />
desgraciado condenado por su imagen, que perdió unas elecciones, tal y como<br />
cuenta otra leyenda urbana contemporánea, por culpa de unos calcetines<br />
caídos. En el primer debate político televisado de la historia (1960), un Nixon<br />
sudoroso, que rehusó ser maquillado, perdió ante un bronceado Kennedy de<br />
sonrisa profident, según las encuestas; los que siguieron el debate por radio<br />
dieron por ganador al candidato republicano, pero no así los telespectadores.<br />
En un tour de force estético, había nacido el concepto de «telegenia»,<br />
fundamental en adelante para la praxis política. De ahí a la coleta de Pablo<br />
Iglesias erigida en mensaje político y declaración de intenciones, al escándalo<br />
por la renovación del logo de algún partido, al ponme aquí o quítame allá ese<br />
busto (penúltima serpiente del verano), no había más que un paso.<br />
<strong>La</strong> democracia vence así su crisis por la representación de un espacio vacío<br />
mediante una política del espectáculo y los grandes gestos, de pantallas de<br />
plasma y eslóganes rimados comandada por publicistas, asesores de imagen y<br />
especialistas en marketing electoral erigidos en peones de la nueva<br />
representación democrática: Cualquier estratagema vale para llenar ese hueco.<br />
Un proceso de estetización que se sostiene sobre la masa generadora de<br />
opinión, única instancia legitimadora toda vez que los criterios de verdad o
mentira han sido sustituidos por el de opinión pública. Así lo expresa Félix de<br />
Azúa: «El único criterio de realidad lo otorga la opinión pública, y siendo así que<br />
la opinión pública se modela, se esculpe o se forma, las técnicas artísticas de<br />
modelado y formación de masas son el único instrumento de medición de la<br />
verdad» («Sobre <strong>estética</strong> y política», Revista Archipiélago, 1996). Si en tiempos<br />
de Marx la ideología era el determinante de la producción <strong>estética</strong> y de su<br />
apreciación (el gusto), en tanto que superestructuras, hoy la ideología aparece<br />
cada vez más como una elección eminentemente <strong>estética</strong>, basada en<br />
parámetros irracionales e identitarios de adscripción (o enfrentamiento) a un<br />
grupo, una cultura y unas tradiciones (que incluyen la música o la forma de<br />
vestir). Estaríamos viviendo así, en palabras de Léo Strauss −o José<br />
Saramago−, un «regreso a la caverna platónica», donde ya no existe un afuera<br />
inmutable, y la realidad se reduce a las sombras proyectadas por los artefactos<br />
que creamos, nuestras propias reproducciones (Strauss, Progress or Return?,<br />
1952).<br />
Pero la relación entre política y <strong>estética</strong> también puede entenderse en un<br />
sentido más optimista, porque la reconfiguración del espacio público, tanto en<br />
<strong>estética</strong> como en política y volviendo a Rancière, busca siempre la armonía en<br />
su composición: <strong>La</strong> construcción de lo que sea el bien común pretende<br />
responder así en última instancia a criterios de distribución armónica entre<br />
distintos intereses, entre derechos y deberes, en una justicia distributiva o<br />
reparadora, a través de las políticas sociales o el urbanismo en tanto que<br />
disposición del espacio para la convivencia. Si Speer fue el gran arquitecto del<br />
totalitarismo, ¿cuál sería la arquitectura propia de la democracia? Los templos<br />
griegos, a la medida del ser humano, sustituyeron a las imponentes pirámides<br />
de los faraones, y así la nueva arquitectura busca ante todo su funcionalidad.<br />
Alexis de Tocqueville dedicó precisamente uno de sus capítulos más<br />
interesantes a la arquitectura democrática que encontró en América, fascinado<br />
como quedó por ese contraste en el que, a nivel municipal, los vecinos deciden
conjuntamente el trazado de una carretera, mientras que en la capital federal<br />
se multiplicaban los monumentos grandiosos (<strong>La</strong> Democracia en América II,<br />
1840).<br />
Optimista también porque la democracia, más allá de la representación de un<br />
lugar vacío, es el topos en sí de la política, en tanto que representación de la<br />
lucha por el espacio que se ocupa en un escenario común sometido a<br />
constantes reconfiguraciones. Y porque el arte y la política no son sólo<br />
disposición del espacio, sino también del tiempo (las dos formas puras de la<br />
intuición y la sensibilidad kantianas, según la Crítica del juicio, 1790), que se<br />
abre a nuevos horizontes en los que la posible reconfiguración futura aún no<br />
está escrita. Con Hegel irrumpe la historicidad en la <strong>estética</strong>, que el marxismo<br />
y el positivismo reconvierten en «proyecto»; de la política como «arte de lo<br />
posible» según Maquiavelo se pasa así, con la irrupción del vector temporal, a<br />
una representación que, con su potencialidad de crítica y alteridad futura,<br />
tendiendo hacia nuevos horizontes de sentido, hace de la irrupción de lo<br />
estético en la política (la libertad creadora, la subjetividad de la recepción)<br />
una fuerza imprevisible de emancipación. Frente a la verdad de las ideas<br />
eternas (atemporales) platónicas, la política y la <strong>estética</strong>, ancladas en el<br />
tiempo, no son ya tanto representación (ordenación del espacio, imagen<br />
inmóvil de una realidad), sino manifestación, acontecimiento, happening, arte<br />
efímero, superposición de planos temporales manipulados a voluntad: Así, en<br />
el Hamlet de Shakespeare (teatro dentro del teatro, reflexión sobre el poder),<br />
la representación de una representación que habla de unos hechos pasados (el<br />
envenenamiento del monarca por parte del usurpador) incide en el presente y<br />
el futuro, socava el poder en vez de servir a su legitimación.<br />
Y si la política encuentra en la <strong>estética</strong> los mimbres con los que urdir su<br />
palanca liberadora, también el arte, en tiempos democráticos, será<br />
necesariamente político, no ya por su mensaje más o menos comprometido o<br />
subversivo, sino por esa particular y única disposición del espacio y el tiempo
que propone cada obra artística, esa reconfiguración de lo visible y lo<br />
simbólico que elige unos materiales (colores, palabras) y descarta otros, que<br />
muestra un aspecto de la realidad y oculta lo demás, rompiendo así con la<br />
experiencia de lo ya dado y proponiendo alternativas de futuro. <strong>La</strong> receta<br />
frente a una estetización totalitaria de la política que tanto temía Benjamin no<br />
sería así la «politización del arte» que él propone, su conversión en arte<br />
panfletario toda vez que el arte, desacralizado y perdida su función social, se<br />
ha rebajado a mera mercancía cultural; porque la <strong>estética</strong> sigue siendo un<br />
laboratorio de construcción de conceptos críticos (así lo entendía Adorno en<br />
su póstuma Teoría <strong>estética</strong>, 1970), y en el arte –y ésta es su gran fuerza–<br />
apariencia y verdad no son excluyentes, el arte no ha suplantado a la verdad<br />
como anunciaba Nietzsche, sino que su verdad reside precisamente en la<br />
apariencia. Tal sería el caso por ejemplo de la novela, que amplía los límites<br />
del yo redescribiéndonos de forma única a través de un léxico heredado, y<br />
actúa además (en lo que sería el aspecto fundamental de la ficción para<br />
Richard Rorty) extendiendo los lazos de solidaridad, al hacernos sensibles a<br />
los detalles de la diferencia y el dolor ajeno, única base posible para la<br />
fundación de una verdadera comunidad política; porque qué otra cosa es una<br />
redescripción del yo, de la cultura heredada y del mundo sino un ejercicio de<br />
libertad (Rorty, Contingencia, ironía y solidaridad, 2001).<br />
Una <strong>estética</strong> así concebida, intrínsecamente política, no llevaría a la<br />
«estetización de la política», esa autonomía referencial que alcanzó su catarsis<br />
en el siglo XX para caer después en la trivialización que ahora padecemos<br />
(representación centrada en la apariencia y vaciada de contenido), sino que<br />
mostraría todo su potencial emancipador; porque la imaginación, la<br />
creatividad (la capacidad creadora de alterar los espacios y los tiempos) es<br />
siempre intervención en lo real, y también una política de la resistencia<br />
(Deleuze y Guattari, ¿Qué es la filosofía?, 1991).<br />
NB
<strong>La</strong> <strong>estética</strong><br />
Hace poco se hizo público un estudio que demostraba que las “mujeres<br />
guapas” podían conseguir muchas más cosas que las mujeres que no lo eran.<br />
De este estudio se desprenden dos cosas:<br />
1. <strong>La</strong> mujer sigue siendo objeto y víctima de la estupidez machista.<br />
2. <strong>La</strong> <strong>estética</strong>, desde el principio de la Historia, ha sido uno de los fines más<br />
importantes para el ser humano.<br />
Pero, ¿por qué algo que, en su inicio sólo debía ser exclusivo del gozo, se<br />
convierte en algo tan deseado?<br />
<strong>La</strong> belleza es uno de los conceptos más poderosos del mundo. No es casual<br />
que las grandes marcas la utilicen para vender, que los políticos tengan<br />
asesores, que los deportistas sean "ayudados" por las firmas de moda. Sólo<br />
conozco a un colectivo que no utiliza la belleza como arma arrojadiza: los<br />
escritores. Pero, no se engañen, este colectivo ya cuenta con la baza de la<br />
<strong>estética</strong> desde su base porque trabaja con ella, la moldea, la crea. Los<br />
escritores tan sólo juegan a gastar una <strong>estética</strong> diferente, lejos de la moda, de<br />
las pasarelas... Estética al fin y al cabo.<br />
Dicen que la belleza es subjetiva, sin embargo, desde épocas remotas los<br />
estándares son fijados y perseguidos por todos/as, aunque, si algo es verdad,<br />
es que a la mujer se le ha exigido estar más pendiente de las tendencias.<br />
No podríamos concebir el mundo actual sin la utilización de los baremos<br />
estéticos. <strong>La</strong> <strong>estética</strong> y, por ende, la belleza ha sido un arma y un pretexto. De<br />
esta manera, y sólo de esta manera, podemos entender el poder que Cleopatra
tuvo ante el Imperio romano. <strong>La</strong>s crónicas no hablan de su inteligencia, ni de<br />
su capacidad como estadista, sino de su belleza. Elizabeth Báthory torturaba<br />
de las formas más crueles hasta causarles la muerte a jóvenes vírgenes para,<br />
luego, bañarse en su sangre o beberla sólo por conservar su hermosura porque<br />
la belleza le confería poder.<br />
Piensen en la horda de políticos que nos asolan ahora: No se les exige que<br />
sean legos en leyes, ni en política, el área en la que van a desarrollar su vida<br />
profesional, ni siquiera que sepan idiomas o tengan una carrera. Se les exige<br />
que tengan una <strong>estética</strong> concreta, acorde con los tiempos que corren y al<br />
puesto que van a desempeñar como representantes de la ciudadanía.<br />
¿Recuerdan la chaqueta de pana de Felipe González, sustituida<br />
inmediatamente por otras de alta costura cuando llegó a Moncloa? ¿Tienen<br />
registrado el color de la chaqueta de Trinidad Jiménez, la que fuese candidata<br />
a la alcaldía de Madrid por el PSOE? ¿Reconocen la coleta de Pablo Iglesias?<br />
Estética, <strong>estética</strong>, <strong>estética</strong>...<br />
El mundo no se mueve por ideas (la política es <strong>estética</strong>), ni por capacidad de<br />
lucha (los deportes son <strong>estética</strong>), ni por baremos de calidad (todo aquello que<br />
consumimos es <strong>estética</strong>), ni por la reivindicación del individuo frente al<br />
colectivo (las tribus urbanas, <strong>estética</strong>).<br />
Este es un mundo en el que, si ustedes responden con sumisión a las<br />
imposiciones <strong>estética</strong>s, tendrán más posibilidades de triunfar.<br />
No se crean modernos, ni exclusivos, no crean que el marketing es algo del<br />
siglo XXI. Esto, es algo que ya vimos en el Antiguo Egipto y así ha funcionado<br />
siempre el ser humano, desde la antigüedad hasta la actualidad, pasando por<br />
los regímenes totalitarios de ayer, de hoy, y de mañana.<br />
CM
Lo que nos diferencia<br />
<strong>La</strong> <strong>estética</strong> es un aspecto cultural de la sociedad, fluctúa y cambia según<br />
modas y maneras afectando a distintos sectores. Es una forma de<br />
comunicación directa entre grupos humanos, sean estos grupos de poder,<br />
jerárquicos, de corrientes culturales, por países, modas, etc… Puede segregar<br />
o puede unir, ser diferenciadora o ser aglutinante.<br />
Básicamente se busca evidenciar con una serie de estereotipos el reflejo de un<br />
parecer. Se pone de moda un estándar que refleja en teoría la unión o<br />
aquiescencia con la comunidad. Es la manera que tiene el individuo de<br />
integrarse en el clan, de ser aceptado, de mostrar a los demás por dónde se<br />
mueven sus pensamientos y acciones.<br />
Eso en cuanto a la apariencia personal.<br />
Cada país, generación o estamento social tiene su <strong>estética</strong> particular, en<br />
algunos casos impuestos, en otros adquirida. Lo que para unos es, no sólo<br />
válido, para otros puede llegar a ser aberrante.<br />
Apariencias que se abren ante nuestros ojos y a través de los tiempos como un<br />
caleidoscopio. <strong>La</strong> moda en el vestir forma parte importante de la <strong>estética</strong><br />
externa. ¿Qué define a algo o alguien como estético? ¿Quién o qué dicta los<br />
parámetros en los cuales se encierran las medidas, composición y color<br />
aceptables, en pintura, arquitectura, cocina, literatura, medicina incluso?<br />
Existe la <strong>estética</strong> del poder, la del miedo, sutil y sinuosa que se adapta a<br />
cualquier cubículo que sea capaz de contenerla y desarrollarla. Intemporal y<br />
apátrida extiende sus tentáculos por todo el orbe de la Tierra.<br />
A veces se cobija en ropas, cortes de pelo, atributos más o menos<br />
diferenciadores que marcan el estigma del opresor. Innecesarias. A través de<br />
todos los tiempos y todas las caras que muestran en un esfuerzo por potenciar<br />
sus efectos, se agrupan en una galería aberrante de muerte y tormento.<br />
Salas de tortura física y mental. <strong>La</strong> <strong>estética</strong> de la muerte juega un papel
decisivo en la Historia de los hombres, con la etiqueta de <strong>estética</strong>mente<br />
correcto se venden y postulan movimientos que arrasan en violencia desatada.<br />
Algo se escapa, sin embargo, a las modas y maneras, a la manipulación y<br />
propaganda.<br />
Nadie puede negar la belleza de una flor. Del mar vertido en luz. Del vuelo de<br />
las aves o de los primeros pasos de una cría al lado de su madre. <strong>La</strong> <strong>estética</strong> de<br />
las nubes rasgadas sobre el horizonte. El brillo de las estrellas consteladas<br />
sobre el negro. <strong>La</strong> inmensidad azul de los océanos. El crepitar de una llama.<br />
<strong>La</strong> capa silenciosa de la nieve cubriendo montañas. El verde de los árboles,<br />
gigantes de sombras, en su plenitud.<br />
Muchas veces el hombre ha buscado y busca su inspiración en la naturaleza.<br />
Imparcial y generosa ofrece sus mejores dones. Ajena a luchas de poder,<br />
divisiones territoriales, opresión e injusticia, permanece inmutable ante los<br />
ojos que saben distinguir su belleza. En sus caras infinitas vierte conciliadora e<br />
indiferente al mundo, la <strong>estética</strong> perfecta.<br />
MBM
<strong>La</strong> obra de arte y la verdad filosófica:<br />
Releyendo a Th. W. Adorno<br />
“Que no se preste atención a las materias, sino a la forma que les doy”,<br />
escribió Michel de Montaigne en el segundo libro de sus Ensayos 1 , confesando<br />
así su deuda con todos los autores que le precedieron a la vez que describía su<br />
obra como el resultado de libros ignorados y de libros “robados”, como una<br />
forma sin materia, una forma hecha de fragmentos. Sus Ensayos se<br />
caracterizan precisamente por una fragmentariedad que define también El<br />
libro de los pasajes de Walter Benjamin, una obra inacabada construida por el<br />
filósofo alemán a partir de recortes escritos por otros, nunca por el propio<br />
Benjamin, quien solamente en ocasiones realiza algunas anotaciones a los<br />
diversos materiales reunidos en el libro. Montaigne abrió la veda, pero ¿es hoy<br />
posible otro tipo de escritura filosófica?<br />
“Sólo una filosofía en forma de fragmentos realizaría de verdad las mónadas<br />
que el idealismo diseñó ilusoriamente. Serían imágenes de la totalidad, que<br />
como tal es irrepresentable, en lo particular” 2 : así escribe la historia Benjamin<br />
y así también escribirá la filosofía Adorno, hallando en el ensayo el lugar<br />
donde lo fragmentario y lo particular se encuentran para representar aquella<br />
totalidad que, de otra manera, sería imposible de mostrar. En el ensayo, la<br />
filosofía se encuentra con el lenguaje artístico, con ese lenguaje mimético, que<br />
permite al concepto ir más allá del concepto, es el lenguaje a partir del cual la<br />
reconciliación es posible. El ensayo es la forma de la filosofía, es la forma<br />
creada por el lenguaje retórico, por esa retórica que, como afirma Adorno en<br />
Dialéctica Negativa, “representa en la filosofía lo que no puede ser pensado de<br />
otro modo que en el lenguaje” 3 . El ensayo es la forma de expresión de la<br />
nueva filosofía, aquella donde el lenguaje conceptual se funde con el lenguaje<br />
1 Montaigne, M.de. Ensayos, libro IIº-X.<br />
2 Adorno, Th. W. Dialéctica Negativa<br />
3 Adorno, Th. W. Dialéctica Negativa
mimético, con la mímesis artística, es decir, con formas receptivas, expresivas;<br />
la mímesis es lo Otro, lo distinto de la racionalidad, a la cual, sin embargo, se<br />
une para permitir a la nueva filosofía expresarse. Adorno escribe el ensayo ya<br />
no con signos, sino con las ruinas de un lenguaje ya no puramente referencial,<br />
con palabras que ya no significan por sí solas, sino que necesitan de la forma,<br />
de la construcción: el lenguaje adorniano ha dejado de ser comunicativo, ya<br />
no hay verdades absolutas que transmitir y las palabras han entrado en<br />
descrédito, como ya lamentaba Hugo Von Hofmannsthal, las palabras han<br />
dejado de significar, ya no comunican. <strong>La</strong>s filosofía se escribe a través de la<br />
retórica, a través de la ambigüedad semántica de las palabras para deconstruir<br />
el principio de identificación; la retórica, es transformar el lenguaje en una<br />
sucesión asociativa corrigiendo así la apariencia de que el sujeto se hace<br />
imagen del mundo.<br />
El lenguaje filosófico de Adorno utiliza los mecanismos del lenguaje literario,<br />
ambos están impregnados por la inevitable tropología de la escritura, una<br />
tropología que parece borrar la diferencia entre el lenguaje literario y el<br />
metalenguaje, ¿dónde está el marco que los separa? Paul de Man sostenía que<br />
el lenguaje de la crítica compartía la misma ambigüedad retórica que el<br />
lenguaje literario, ambos lenguajes, consideraba De Man, compartían<br />
ambigüedad a la par que precisión; sin embargo, analizar el estilo de Adorno<br />
bajo los presupuestos de Paul de Man o a partir de la retórica postestructuralista<br />
resultaría incorrecto, desde el momento en que en Adorno no<br />
hay una voluntad de juego retórico, no hay la conciencia, como se encontrará<br />
en Derrida, de un lenguaje ambiguo privado de referentes; el género<br />
ensayístico de Adorno no busca ser ese texto donde los significantes juegan a<br />
una constante dislocación del significado. Adorno, en cambio, busca una<br />
nueva forma expresiva, forma que encuentra en el lenguaje mimético, en el<br />
lenguaje de Samuel Beckett que esconde el sentido tras su teatro del absurdo,<br />
así como en el lenguaje musical de Schönberg, que esconde el sentido tras sus
composiciones dodecafónicas. <strong>La</strong> dodecafonía de Schönberg es descrita, en<br />
efecto, por Adorno como un procedimiento dialéctico donde el sentido oculto<br />
es la síntesis, es el sentido que no puede reducirse a un solo concepto.<br />
“<strong>La</strong>s chocantes transiciones de la retórica, (...) la asociación, la multiplicidad<br />
de las palabras, la omisión de la síntesis lógica (...) en el ensayo se funden con<br />
el contenido de verdad” 4, escribe Adorno en su programático texto El ensayo<br />
como forma, donde niega la “ilustrada” razón y verdad totalizante a la vez que<br />
aspira utópicamente a una reconciliación del todo natural como síntesis última<br />
de una dialéctica que, sin embargo, debe regirse por la ausencia de síntesis, es<br />
decir, por su negatividad: la reconciliación es la síntesis de esa dialéctica de lo<br />
noidéntico a través de la cual el concepto supera el propio concepto. <strong>La</strong><br />
reconciliación como síntesis dialéctica permitiría alcanzar lo correcto a través<br />
de lo falso, alcanzar el sentido a través del sinsentido, permitiría desestabilizar<br />
lo falso, sin nunca negarlo, para dejar aparecer lo verdadero; la reconciliación<br />
es el momento en que la verdad puede mostrarse, una verdad ya no<br />
totalizante, sino entendida como sentido por interpretar. <strong>La</strong> verdad se<br />
trasluce, a partir de la noverdad, en el ensayo, que nace de la conciencia de la<br />
imposibilidad de toda verdad totalizante, nace como forma discontinua, pues<br />
“su totalidad (...) es la de lo no total, una totalidad que ni siquiera en cuanto<br />
forma afirma la tesis de la identidad de pensamiento y asunto que rechaza<br />
como contenido” 5 . Como indica el crítico alemán P.V. Zima, la escritura de<br />
Adorno es la escritura de una transición, aquella que va desde la ambigüedad<br />
a la indiferencia, es la escritura de Sartre y Camus, de esos autores que<br />
encuentran en la forma de sus novelas la manera de representar la<br />
disgregación del mundo que les rodea, de mostrar la náusea hacia un mundo<br />
que les resulta indiferente. <strong>La</strong> discontinuidad del ensayo adorniano es la<br />
discontinuidad de un conocimiento que ya no puede ser pleno, la realidad ya<br />
no puede ser percibida en su totalidad, mas solamente en sus particulares: a<br />
4 Adorno, Th.W. El ensayo como forma<br />
5 Adorno, Th.W. El ensayo como forma
través de la particularidad, la crítica ante una visión totalizante y unívoca es<br />
posible. El conocimiento pleno es siempre un conocimiento acrítico, así como<br />
lo era el conocimiento que intentaba forjarse el autodidacta de <strong>La</strong> Náusea,<br />
aquel individuo que leía, tomo tras tomo, toda la Enciclopedia intentando<br />
entender ese mundo que le era, sin embargo, hostil.<br />
Así como el autodidacta de Sartre es el paradigma de la ilusoria y acrítica<br />
búsqueda de la verdad, Ulrich es el ejemplo del hombre que deambula en la<br />
fragmentaria Viena, es el protagonista de esa novela que Musil nunca llegó a<br />
concluir, obra fragmentaria a medio camino entre la novela y el ensayo,<br />
puente de unión entre la filosofía y la literatura. El puente que construyó<br />
Musil es el puente que atraviesa Adorno, quien ve en la literatura una obra de<br />
arte gracias a la “fricción con lo extra artístico”, que la literatura trasciende al<br />
mismo tiempo que lo respeta. Adorno oscila así entre la filosofía y el arte,<br />
portador, este último, de contenido, imagen de lo resquebrajado. El arte es el<br />
lugar donde la Naturaleza es redimida, donde la reconciliación se hace visible<br />
como apariencia, a través de la interacción de la verdad con la falsedad.<br />
Hablar de arte es para Adorno hablar de la obra de arte moderna, objeto de su<br />
interés en tanto que la obra de arte moderna se define por producir sentido<br />
estético al mismo tiempo que lo niega, es aquella que transmite un sentido a<br />
partir de un sinsentido: Fin de partida de Samuel Beckett es el paradigma de la<br />
obra moderna, aquella donde el lenguaje ha perdido su significado y,<br />
precisamente, en esta pérdida se halla el sentido, puesto que, como indica el<br />
propio Adorno en Intento de entender Fin de Partida, “el lenguaje, aun cuando<br />
tiende a reducirse a sonido, no puede desembarazarse de su elemento<br />
semántico” 6 . <strong>La</strong> obra de Beckett en su sinsentido no puede dejar de significar,<br />
en lo absurdo y lo contradictorio de la pieza teatral reside precisamente lo<br />
racional: la obra de Beckett representa la pérdida de sentido por parte de la<br />
razón, una pérdida que, sin embargo, permite el acceso a algo verdadero, a<br />
6 Adorno Th.W. Intento de entender fin de partida
aquella verdad ya no totalizante, pero sí crítica. “El texto”, escribía Gadamer<br />
en relación a la obra poética de Celan “no remite a un mundo de sentido cuya<br />
coherencia nos resulta familiar”: para Gadamer la poesía de Celan “no<br />
manifiesta por medio del lenguaje el acontecimiento singular o concreto (...)<br />
pero si es cierto que todo lector puede aceptar (...) lo evocado por el gesto<br />
verbal” 7 . <strong>La</strong> poesía de Celan es la poesía posterior a Auschwitz, es la poesía<br />
que ya no encuentra en las palabras el sentido por transmitir, Celan puede<br />
componer sus versos sólo a partir del sinsentido, así como Beckett puede<br />
representar la realidad sólo a partir de lo absurdo, a partir de un juego formal,<br />
donde la mímesis realista es imposible. El arte moderno es el arte del<br />
concepto, el arte basado en la forma, la forma como contenido.<br />
Para Hegel la obra de arte era el lugar donde lo finito y lo infinito se<br />
reconciliaban y, por tanto, era el lugar donde se hacía perceptible aquella<br />
verdad superior, objeto último de la filosofía. <strong>La</strong> verdad absoluta que Hegel<br />
veía traslucir de las obras de arte, no es la verdad del arte moderno, no es el<br />
sentido al cual se refiere Adorno, como tampoco el sentido al que se refiere<br />
Gadamer; el sentido del arte moderno es un sentido que deriva del logos, del<br />
acercamiento filosóficohermenéutico a la obra de arte, como indica el propio<br />
Gadamer en Verdad y método, “el portador de la verdad, y consecuentemente<br />
también de su contrario, no es la palabra sino el logos”. <strong>La</strong> afirmación de<br />
Gadamer hubiera sido rechazada por Kant, quien sostenía que el juicio<br />
estético, aun siendo arbitrario, no puede ser entendido como conocimiento,<br />
así como también por Hegel, quien entendía la obra de arte como la<br />
objetivación del espíritu; el filósofo idealista reivindicaba la inmediata<br />
sensorialidad de la obra artística, sin negar la espiritualidad de la misma.<br />
Adorno rechaza la espiritualización <strong>estética</strong>, aunque recupera, como si de una<br />
previsión se tratara, la prevalencia que Hegel concede a la ciencia del arte con<br />
respecto al arte mismo, puesto que dicha idea “tiene (a la vista del creciente<br />
7 Gadamer, H.G. ¿Quién soy yo y quien eres tu?
interés teórico por el arte) su verdad profética en que el arte necesita a la<br />
filosofía para desplegar su contenido” 8 . En efecto, para Adorno el arte es<br />
inconcebible sin la filosofía, en cuanto actividad hermenéutica que permite<br />
dilucidar la ceguera que la visión inmediata del arte, sin embargo, conlleva.<br />
En cierta medida, se podría afirmar que Adorno comparte la idea de<br />
Heidegger de que la obra de arte siempre conlleva algo más de lo que<br />
aparentemente muestra; en efecto, el filósofo de Freiburg, al analizar un<br />
cuadro de Van Gogh, subraya que los zapatos representados no son<br />
simplemente un ente cualquiera trazados para cumplir un determinado fin,<br />
sino que su ser reside en el hecho de que, los zapatos, han servido o podrán<br />
pertenecer a alguien. A partir de este ejemplo, Heidegger sostiene que la obra<br />
artística no muestra un simple signo, sino su propio ser de manera tal de<br />
obligar al espectador a detenerse frente a ella. El espectador, por tanto,<br />
necesita interpretar la obra, ésta requiere la filosofía de Adorno así como la<br />
hermenéutica de Gadamer: la obra que, como indica Heidegger, “es una cosa<br />
acabada”, pero que “dice algo más que la mera cosa”, necesita de una<br />
interpretación que evidencia el sentido que tras ella se esconda, que libere la<br />
verdad que ella encierra. Afirma Heidegger, en El origen de la obra de arte:<br />
“cuando y en la medida en que una ciencia va más allá de lo exacto para<br />
alcanzar una verdad, esto es, un desvelamiento esencial del ente en cuanto tal,<br />
dicha ciencia es filosofía” 9 . <strong>La</strong> afirmación de Heidegger ilustra la posición que<br />
la filosofía adorniana adopta frente a la obra de arte; Adorno dedica páginas a<br />
analizar hermenéuticamente las composiciones de Beethoven, Mahler o<br />
Schönberg, así como dedica ensayos a Beckett y a Hölderlin, evidenciando de<br />
cada uno de estos autores la ambigüedad formal de sus obras, ambigüedad<br />
tras la cual se esconde el sentido que él, Adorno, trata de esclarecer. En<br />
Parataxis, Adorno, en relación a la obra de Hölderlin, afirma que “toda<br />
interpretación de poemas que los reduzcan al mensaje viola su modo de<br />
8 Adorno, Th.W. Teoría <strong>estética</strong><br />
9 Heidegger, M. El origen de la obra de arte
verdad al violar su carácter de apariencia” 10 , por ello decide acercarse a la<br />
poesía del autor alemán a partir de un análisis de las estructuras semánticas.<br />
En Teoría Estética, escribía Adorno que “la verdad de lo nuevo, de lo todavía<br />
no ocupado, tiene su lugar en lo que carece de intención” 11 , una verdad que<br />
necesita de la filosofía para ser interpretada: el arte moderno, el arte del<br />
concepto, necesita de la interpretación filosófica para revelar ese sentido que<br />
tras él se oculta. <strong>La</strong> filosofía es la reflexión segunda que requiere toda obra, es<br />
la reflexión que “captura el modo de proceder, el lenguaje de la obra de arte<br />
en su sentido más ampliado”. El puente que Adorno atraviesa es el puente de<br />
la reflexión, aquél que une la dos orillas, la del arte y la de la filosofía, orillas<br />
que, como dice el propio Adorno, “convergen en el contenido de verdad del<br />
arte: la verdad de la obra de arte que se despliega progresivamente no es otra<br />
que la verdad del concepto filosófico” 12 .<br />
AMI<br />
10 Adorno, Th.W. Parataxis en Notas de literatura.<br />
11 Adorno, Th.W. Teoria <strong>estética</strong><br />
12 Adorno, Th.W. Teoría <strong>estética</strong>
Entre la derivación y la parodia<br />
Si vas por la calle y te cansas de la gente fea hay una explicación: <strong>La</strong> realidad<br />
es fea. Si con cerrar los ojos no basta, siempre podemos recurrir al falso<br />
realismo de la televisión para aliviarnos de la fealdad realreal o reírnos de<br />
ella.<br />
El falso realismo es un concepto del filósofo Theodor Adorno, quien sostiene<br />
que todo programa de televisión se reviste de él para crear una estructuras<br />
que influyan en la psicología del espectador. Hay dos tipos de programa, como<br />
hay dos tipos de arte: el pretencioso, que realmente se cree su propia realidad<br />
ficticia, y el banal, que solo pretende entretener y llegar al mayor número de<br />
audiencia posible.<br />
Decíamos que la calle, la vida, la realidad está llena de fealdad. <strong>La</strong> <strong>estética</strong><br />
posmoderna sólo se puede entender desde la mezcla y el eclecticismo: el objet<br />
trouvé, la basura fotografiada, el cubismo, la performance... Adorno dice que<br />
el arte postvanguardista se caracteriza por una pluralidad de estilos y<br />
tendencias sobre los que la teoría <strong>estética</strong> no puede hacer nada, porque no<br />
puede ofrecer una norma <strong>estética</strong> básica. Así, la televisión se vale también de<br />
la mezcla, la disolución, la simplificación y la derivación para proporcionar su<br />
peculiar entretenimiento.<br />
Es posible que la producción de programas como España Directo diera tanto<br />
éxito por su eclecticismo y su carácter de falso realismo, así como la de Gran<br />
Hermano o Máster Chef. De este modo, el productor audiovisual se propone<br />
exprimir este producto exitoso y emitir Andalucía Directo, Extremadura<br />
Directo, Españoles por el mundo, Leoneses por el mundo, Murcianos por el<br />
mundo, Callejeros, Callejeros viajeros, en el caso del derivado de España
Directo; Confianza ciega, Supervivientes, Hotel Glam, Gran Hermano VIP y el<br />
siempre tan recurrente “El Bus” de Antena 3 como copias del Big Brother; y<br />
Top Chef, Pesadilla en la cocina, Un país para comérselo, Cupcake maniacs y<br />
todos sus derivados junior con respecto a Máster Chef. Estos son los derivados<br />
de un programa en realidad originario de la televisión norteamericana y que<br />
seducen a las masas por su carácter de reality show con interés gastronómico,<br />
cultural, antropológico o meramente lúdico.<br />
<strong>La</strong> <strong>estética</strong> de muchos de estos derivados es totalmente banal y reflejan lo que<br />
Susan Sontag llamó “<strong>estética</strong> camp”, que se caracteriza por su vulgaridad,<br />
artificialidad, humorismo, ostentosidad, carácter femenino y por una <strong>estética</strong><br />
cutre, kitsch o simplemente hortera. Ya se sabe que la belleza no es el reflejo<br />
de nada eterno e invariable, sino que es un elemento sumamente<br />
circunstancial ligado a la época histórica y, por tanto, a la moda. <strong>La</strong> moda,<br />
según Baudelaire, atrae de un modo tan primitivo porque contiene lo eterno<br />
en lo transitorio o, dicho en otras palabras, la originalidad de un tiempo<br />
presente nos liga a ese presente y, a su vez, a la sociedad. <strong>La</strong> moda nos<br />
permite sentirnos conectados con el sentir emocional de nuestro tiempo<br />
presente.<br />
De este modo, incluso el concepto de tiempo ha cambiado: <strong>La</strong> transformación<br />
constante nos lleva siempre hacia un futuro no realizado, hacia un eterno<br />
presente, un presente sin mancha, todavía intacto, que queremos siempre<br />
alcanzar. Según el gran sociólogo George Simmel, los problemas derivados de<br />
la vida moderna siempre tienen que ver con esto: El intento del individuo de<br />
mantener su originalidad y autonomía frente a una personalidad que se va<br />
acomodando a las fuerzas exteriores.<br />
Aquí, si hablamos de <strong>estética</strong> y de “sentirse diferente” debemos fijarnos en
cómo funciona el capitalismo y su sociedad. Pongamos el caso siguiente:<br />
Como no queremos seguir llevando ropa “comercial” y queremos destacar por<br />
nuestro propio estilo, decidimos ir a una tienda de segunda mano y mezclar<br />
diferentes estilos que pudieron ser más o menos populares en el pasado, en el<br />
sexo opuesto, en otro lugar, etcétera. Si un número suficientemente grande de<br />
portadores de nuevas tendencias o de una tribu urbana específica empiezan a<br />
vestirse de modo parecido, los cazadores de tendencias de las grandes marcas<br />
comerciales (pongamos Inditex) reproducen exactamente esa misma ropa que<br />
empieza a ponerse de moda, con algunos ajustes que pongan de manifiesto<br />
que se trata de ropa nueva y adaptada al nuevo tiempo y lo comercializan de<br />
manera global. Este proceso es cada vez más rápido, es decir, cuando la marca<br />
está implantando este nuevo estilo, los cazadores de tendencias están<br />
estudiando ya una nueva línea de moda a seguir que estará en las tiendas de<br />
todo el mundo en un plazo de dos semanas.<br />
Paradójicamente, lo único que mantiene su concepto como algo totalmente<br />
estable es el dinero. Es un símbolo, según Simmel, del carácter dinámico de<br />
los tiempos, pero sigue siendo la balanza con respecto al resto de fenómenos<br />
del mundo. En otras palabras, no importa su fondo, sino lo que podamos<br />
conseguir con él. El dinero representa la pura interacción, que es la base de la<br />
vida moderna, según Simmel.<br />
Si la <strong>estética</strong> ya era algo cambiante, ahora mismo, en un mundo reificado, el<br />
aura subjetiva del producto desaparece porque el objeto se produce en otro<br />
nivel independiente al individuo y su singularidad. Por eso, aunando moda<br />
con objetivación nos encontramos con los programas que citábamos al<br />
principio. <strong>La</strong> versión junior de un programa de televisión que se basa en un<br />
reality show no es más que la derivación que ha provocado necesariamente la<br />
moda y que no tiene nada que ver con el individuo y su tendencia personal
sino con la socialización que ha provocado ese producto concreto.<br />
Si entendemos también que el arte no es la obra individual, sino la institución<br />
que diga lo que es y no es arte, entendemos que su única vía de autocrítica es<br />
la parodia. Aunque para otro de los grandes de esto de la modernidad, Jean<br />
Baudrillard, “al menos queda la parodia” no le parece para nada un punto de<br />
vista superior. Para él, la parodia también saca su energía de algo, nos seduce<br />
de alguna manera en su propio sistema de pensamiento. Aun así, existen<br />
ejemplos que nos pueden ilustrar mejor de lo que estamos hablando.<br />
<strong>La</strong> música rap como movimiento posmoderno es un subtipo de arte, un género<br />
literariomusical, que se encarga de criticar al sistema de producción musical<br />
mainstream. Nace como un método de rebelión y protesta. Pero, al igual que<br />
la <strong>estética</strong> punk o la ochentera, el propio sistema capitalista engulle sus<br />
principios y convierte a este género en música comercial. No obstante,<br />
continúa teniendo también su versión “arte por el arte” o “arte social”.<br />
Pero en este caso nos centraremos en dos posibles derivaciones de la música<br />
rap. Por un lado, la <strong>estética</strong> camp y la derivación posmoderna está presente en<br />
la popular canción del verano “Aserejé” de <strong>La</strong>s Ketchup, que toman, nada más<br />
y nada menos, la letra del “Rapper's Delight”, considerada la primera canción<br />
rap que se hizo popular en Estados Unidos y posteriormente en el resto del<br />
mundo. <strong>La</strong>s Ketchup (o su productor) deforman la letra de “Rapper's Delight”<br />
hasta hacerlo ininteligible y crear así la peculiar letra del estribillo de este hit<br />
veraniego. Este proceso no es inmediato, por supuesto. Entre ambas canciones<br />
median más de dos décadas. Lo que demuestra este tipo de derivación es que<br />
el público al que va dirigida ni siquiera tiene que ser consciente del proceso<br />
que se ha seguido para conseguir el resultado.
El segundo caso derivado del rap es el músico Jon <strong>La</strong>joie, cuya <strong>estética</strong> camp<br />
se desprende directamente del carácter paródico de los raperos comerciales<br />
más conocidos y sus poses, que acaban siendo auténticos clichés que marcan<br />
el propio discurso de su rap. En este caso, debido no solo al carácter paródico,<br />
sino también a la perfección musical de su derivación (aunque parezca<br />
contradictorio) el propio sistema lo absorbe y se acaba convirtiendo en un<br />
fenómeno mundial, el cantante termina sacando sus propios discos y<br />
escuchado y admirado por el gran público.<br />
Con respecto a la televisión, ya hemos visto que la derivación es un<br />
procedimiento habitual: Desde adaptar un programa de éxito normalmente de<br />
base estadounidense hasta degradar el programa de éxito y exprimir su última<br />
gota de audiencia. <strong>La</strong> traducción o adaptación de productos culturales se<br />
puede entender directamente como derivación. Sin embargo, el siguiente caso<br />
que vamos a plantear es especial precisamente por lo contrario.<br />
Los programas de zapping en la televisión española empezaron hace más de<br />
una década. Aunque su origen es incierto podemos apuntar a, por un lado, la<br />
emisión de tomas falsas como parte del contenido, primero cinematográfico y<br />
luego televisivo; y, por otro, como un intento de acercamiento al público por<br />
parte de la cadena en cuestión mediante la difusión de grabaciones realizadas<br />
antes, durante o después de la emisión de un programa.<br />
Todos los ejemplos de programas zapping parten de varios de los conceptos<br />
que ya hemos planteado: la mezcla y la derivación. Este método llega incluso<br />
a crear nuevo contenido, como por ejemplo el programa Homo Zapping, que es<br />
un programa “original”, es decir, crea contenido nuevo, pero cuyos actores y<br />
sketches imitan los programas de refritos televisivos.
Además del carácter humorístico, impactante o sentimental de estos<br />
programas, cabe resaltar otra función que tienen algunos de ellos y, sobre<br />
todo, en el que nos vamos a centrar: APM (Alguna pregunta més). APM es el<br />
ejemplo de programa subversivo, que va más allá del eclecticimos televisivo,<br />
porque es un programa, que además de ser emitido en una televisión<br />
autonómica, es catalán y mantiene el idioma desde sus comienzos.<br />
Una de las claves del éxito de APM es precisamente que se sirve de la<br />
espontaneidad que en ningún caso puede ser prevista en la escaleta de un<br />
programa en directo y, por otro, de la difusión y repetición de los clichés que<br />
lo hacen inconfundible, lo que aquí nombraremos como “tótems”. Un tótem no<br />
es más que un símbolo que comparte un grupo social que se identifica con él y<br />
con el que un miembro de ese grupo puede comunicarse con otros de manera<br />
directa, ya que ambos comparten su significado y su origen.<br />
Lo curioso de este caso es que, aunque sigue siendo un programa autonómico<br />
y predominantemente en catalán, a través del canal de Youtube se ha hecho<br />
famoso en toda España. El éxito ha sido tal que otras cadenas nacionales han<br />
acabado copiando su mismo formato, por ejemplo, Trending Tele o, de un<br />
modo más sofisticado, Zapeando, aunque sin el mismo resultado. APM se<br />
nutre tanto de programas nacionales como autonómicos, sobre todo<br />
informativos, debates políticos, programas matinales, concursos, etcétera.<br />
Además, ha desarrollado varias secciones fácilmente reconocibles por el<br />
espectador como la sección Homo APM o la entrevista a un invitado que<br />
comenta uno de los vídeos tótems a lo largo del programa.<br />
APM no esconde su ideología: Es un programa nacionalista catalán, de<br />
izquierdas y que se ríe, sobre todo, del absurdo de la burocracia y<br />
encorsetamiento tanto político como periodístico y ensalza a personajes
anónimos que han dejado huella en su paso por la televisión. Lo efímero que<br />
contiene algo “eterno”, en su caso, se convierte en el tótem y, a pesar de su<br />
éxito, continúa manteniendo su ideología y su idioma original.<br />
Como hemos dicho, todo los que programas acaban siendo mainstream,<br />
aunque en su momento nacieran como contraculturales o puramente<br />
posmodernos. Por eso, en este caso podemos negar la tesis de Baudrillard al<br />
decir que la parodia no es superior a otro tipo de expresión cultural, porque a<br />
través de la crítica, aunque se nos siga inoculando una serie de estructuras<br />
sociales, somos capaces de canalizar nuestra propia frustración y reírnos de<br />
nuestra propia estupidez.<br />
Aunque la meta siempre es superar a la expresión cultural anterior, lo difícil es<br />
mantener su carácter político una vez que el sistema lo ha integrado a través<br />
de la moda y de los medios de comunicación. A través de programas como<br />
APM no sólo se reproducen debates estéticos o ideológicos, sino que se<br />
prodiga una autorreflexión, cuanto menos, sana, que pretende examinar la<br />
representación de la vida pública y privada en el medio televisivo y que<br />
consigue, como decía Bürger, desenmascarar y reconocer simultáneamente los<br />
parámetros institucionales que se nos escapan, normalmente, a todos los<br />
espectadores.<br />
SRG
Para entender el arte hay que aprender a nadar<br />
Julio Cortázar contaba entre sus libros de cabecera la novela Paradiso del<br />
cubano José Lezama Lima. Afirmaba que el texto no sólo constituía una obra<br />
maestra, una novela fascinante y un paradigma de lo que el neobarroco<br />
americano dejaría a la literatura universal, sino que además podía leerse como<br />
“un libro de consulta”. <strong>La</strong> sentencia no sorprende, pues, en efecto, si se busca<br />
un ejemplo deslumbrante de trabajo e indagación de la palabra, un tratado de<br />
emociones o una revisión imaginativa y audaz de la cultura hispanoamericana,<br />
se puede abrir el libro por donde se quiera, que se encontrará, con seguridad,<br />
un hallazgo irrefutable. El cómo consigue Lezama esta genialidad, puede<br />
atinar una interesante explicación en la lengua castellana. Pues uno de los<br />
grandes protagonistas del magnífico texto –quizás el más imponente– es el<br />
idioma español, y con ese personaje lingüístico tan cercano e imprescindible,<br />
sucede como al espectador apasionado con la estrella de su película favorita,<br />
que se enamora perdidamente de ella, y jura admiración eterna como<br />
retribución al regalo mágico que ha recibido del séptimo arte.<br />
Pero Cortázar no se conformaba con este atractivo enunciado que otorgaba a<br />
Paradiso las virtudes de una enciclopedia. Quiso llevar esta obra a un terreno<br />
más profundo, generando una apuesta valiente y adelantada que contestaba<br />
muchas de las críticas que señalaban en la novela del cubano un aparato<br />
hermético, oscuro e imposible de entender. El autor de Rayuela, siguiendo con<br />
su apología lezamiana, concluía que para “entender” el laberinto fascinante de<br />
la poética de Lezama Lima, era preciso “aprender a nadar”.<br />
Esta cita sí que sorprende, y no por las explicaciones que se pueden descifrar<br />
en ella, que las tiene, sino por el universo que insinúa. Cuando se aprende a<br />
nadar, pensar no es suficiente, de hecho, es desfavorable. Para aprender a<br />
flotar, de nada vale buscar una lógica segura, organizar y comprender los<br />
mecanismos del movimiento, elaborar una idea acerca de la natación, o hacer
presente la fórmula con la que el cuerpo logra sostenerse en la superficie del<br />
agua. Para zambullirse, nada mejor que imitar a un niño, que “dejarse llevar”<br />
por la capacidad natural, nada especulativa, de abandonarse a flotar. Si<br />
extrapolamos esta experiencia cortazariana a la cultura y al arte, los<br />
resultados son asombrosos. Frente al denodado slogan “no lo entiendo”,<br />
multitud de propuestas actuales proporcionan un ejercicio de libertad y una<br />
oportunidad de encantamiento. Obras que no demandan una explicación fija,<br />
una lógica o un raciocinio, sino que invocan la capacidad innata e instintiva, el<br />
“dejarse llevar”, con el que el corazón registra a través de símbolos,<br />
sensaciones, música y palabras, que por fin, sin pararse a argumentar,<br />
disfruta.<br />
Claro que en el agua de un primer crawl artístico, sobre todo si se está ante<br />
una obra contemporánea, soltar la emoción es difícil. Se tiene una extraña<br />
predisposición –de la que la tradición no parece liberarse y de la que cabe<br />
reconocer que han surgido auténticos tesoros– a buscar lo anecdótico, lo<br />
razonable, lo inteligible, lo controlable, como piezas necesarias con la que<br />
armar el deleite. Esto es, que si una obra no puede entenderse a la manera en<br />
que se entiende cualquier otra cosa, no se disfruta. Y lo cierto es que ese<br />
empeño por “entender”, ese afán de definiciones, ese impulso de dominación,<br />
no hace más que separar a los seres de las producciones artísticas de su<br />
tiempo, y tal vez, de todo el arte.<br />
El también cubano y neobarroco Alejo Carpentier ofreció en su novela <strong>La</strong><br />
consagración de la primavera argumentos para estas afirmaciones, que<br />
conviene revisar por su actualísimo resuello. Con una audacia y estilo<br />
inconfundibles, tomó el capítulo XVI del Tratado de pintura de Leonardo da<br />
Vinci para afirmar que el público convencional tiende a demandar una<br />
imagen, una historieta y un testimonio para comprender, para crear el apoyo<br />
argumental con el que explicar lo que observa. Se trata de una propensión<br />
muy usual a los “paisajes, batallas, nubes, actitudes desafiantes, expresiones
de cabezas extraordinarias” en todo lo que se mira, desde una “vieja muralla”,<br />
al cielo, o a cualquier “piedra jaspeada”. Esta reacción, en el arte, lejos de<br />
acercar las obras –increpa Carpentier– induce un desajuste entre el gran<br />
público y las <strong>estética</strong>s contemporáneas. Pues al instalar explicaciones, la<br />
audiencia se aleja de “la vieja muralla y la piedra jaspeada” como “valores<br />
plásticos en sí”. Esto es, que sin lo anecdótico y circunstancial, se siente<br />
perdida y elige la retirada.<br />
Dicho de otro modo, aprender a nadar cuando se lleva toda una vida sin<br />
intentarlo es muy engorroso. Se encontrará el modo, si el aprendiz logra<br />
conectarse con la secreta satisfacción que provocan el movimiento, las líneas,<br />
las texturas y las intensidades del agua. O lo que es lo mismo, sopesa<br />
Carpentier, la clave está en no “buscarle cinco pies” a la obra, “ni preguntar<br />
por los amores o jodederas” del autor. <strong>La</strong>s expresiones artísticas son tan<br />
orgánicas y somáticas como la naturaleza, y en ese sentido, quien pretenda<br />
confinar el arte o utilizarlo como un “adorno”, “falsea las nociones<br />
fundamentales del ser humano”. Pero cabe pensar que si lo artístico sigue<br />
siendo una necesidad, es porque en absolutamente todos los públicos habita<br />
esa suerte de chip poético, de instrumento estético, de manual invisible, que<br />
ayuda a disfrutar naturalmente de cualquier forma del arte. <strong>La</strong>s preferencias,<br />
los gustos, las elecciones, las críticas, incluso, las limitaciones, no son más que<br />
capas epidérmicas de una afirmación deslumbrante: El hallazgo inexplicable<br />
que lleva a los seres a conectar llanamente con las expresiones de otros. No<br />
cabe ninguna duda, sin embargo, de que todas las grandes obras admiten<br />
infinitas lecturas, mírese el océano de interpretaciones acerca del Quijote, <strong>La</strong>s<br />
mil y una noches, o de cualquiera de los textos Shakespeare. Claro que cuanto<br />
más bagaje se posee y más se ha ejercitado el músculo de la lectura, más<br />
puede ahondarse en la apreciación de cualquier asunto. No es lo mismo flotar<br />
que saltar desde un trampolín olímpico, pero el caso es que de ambas cosas<br />
puede disfrutarse. Todos los niveles de conexión con una obra son necesarios
e igual de respetables. Y si hay una primera, segunda o una tercera<br />
aproximación, es porque primero hubo un goce, un encantamiento, una<br />
atracción.<br />
Entender, explicar, razonar, comprender, son estadios posteriores al placer,<br />
peldaños contiguos a la impresión. Por eso, precisamente porque el arte<br />
trabaja con valores tan inasibles como la emoción y las ilusiones, las obras<br />
suelen ser desconcertantes incluso para sus creadores. A lo sumo, citando a<br />
Borges, “el hacedor” probará las intenciones de su trabajo, pero el resultado<br />
sólo se completa cuando lo recibe y lo justifica un interlocutor, tal vez, porque<br />
“la invención de la fábula precede a la comprensión de la moraleja”. Tal vez,<br />
porque el destino de un libro, un cuadro o una película, suele ser desconocido<br />
por su autor, pues el resultado de un trabajo artístico no sólo depende de un<br />
propósito o de una lógica, sino de lo inexplicable, de los alcances que ignora<br />
misteriosamente acerca de sí mismo. Es conocida la divertida anécdota del<br />
cineasta argentino Eliseo Subiela, que después de debatir durante horas acerca<br />
de su último film, fue sorprendido por uno de sus espectadores, que tomando<br />
el micrófono y con voz segura sentenció: “Lo siento, Subiela, pero usted no ha<br />
entendido su propia película”.<br />
Es del todo arduo y arriesgado determinar qué valores encontrarán asidero en<br />
la actualidad como movimientos auténticos, qué obras sí requieren ser<br />
pensadas y cuáles celebran un sencillo “dejarse llevar”, qué propuestas no son<br />
más que gestos snobs de la era de las tendencias, campañas publicitarias o<br />
materia de lo superficial y fugaz contra la incertidumbre. Regresando a<br />
Borges, los autores contemporáneos “son demasiados y el tiempo no ha<br />
revelado aún su antología”. Pero lo que sí puede afirmarse es que para<br />
acompañar la soledad, la crisis, la preocupación, la alegría, el amor o el<br />
desengaño actuales, nada ofrece tantas respuestas inmediatas, nacidas de lo<br />
real y necesarias, como el arte y <strong>estética</strong> de nuestro tiempo. Justamente ese<br />
tipo de invitaciones artísticas que surgen de la necesidad, que son urgentes
para su autor como imperioso es nadar para no ahogarse, cumplen<br />
inevitablemente con el valor más primigenio de la comunicación artística. Ya<br />
que independientemente de su forma, corriente o expresión, lejos o cerca de la<br />
fama, las buenas críticas o el reconocimiento, encontrarán albergue en otra<br />
necesidad, la de los seres que habitan un mundo de similares inquietudes.<br />
Porque tal vez las respuestas del arte no son más que interrogaciones móviles,<br />
preguntas a nuevas preguntas y así ad infinitum, y ese es justamente su logro,<br />
expandir, agrandar, bifurcar, poner un zoom a la sensibilidad y a la<br />
conciencia, invocar el fractal de la emoción, tropezar con el infinito en los<br />
espacios cerrados. Hoy como nunca, leer, mirar un cuadro, ir al cine, acariciar<br />
una voz, estar en una platea, es imprescindible. <strong>La</strong> cultura cobija nuestra<br />
emoción e inteligencia y basta dejarse llevar un poco por la más irracional de<br />
todas las lógicas, por la más natural y espontánea de las emociones, para<br />
darse cuenta de que, sin saber cómo ni por qué, gracias al placer que regalan<br />
las obras de arte, se puede aprender a estar, mágicamente, a flote.<br />
SB
POESÍA<br />
Túnel<br />
Escarbar.<br />
Sin manos y sin aire,<br />
debajo de la esfera.<br />
Desesperadamente.<br />
Rastrear los olores, los espejos.<br />
<strong>La</strong>s huellas de lo bello en cada cuerpo.<br />
<strong>La</strong>s causas de la fuga,<br />
del invierno.<br />
Hurgar.<br />
Sin esperanza y sin alternativa.<br />
Sin rendición.<br />
<strong>La</strong> belleza es oscura:<br />
Se oculta en una arteria,<br />
en el minuto en el que un hombre muere.<br />
En sus ojos de aceite.<br />
En su mano caliente,<br />
que nos está mirando.<br />
EFA
Los monstruos también tienen derecho a extender las alas<br />
Dicen<br />
que un pequeño poema que escribí no es un poema.<br />
Lo dicen por las redes. Que no rima, que es una bosta<br />
de búfalo —me dicen—, que es obra de un caníbal o de un zombi.<br />
Algún tipo del Opus o de cerebro escaso<br />
lo ha denunciado, acusándome<br />
de que contiene un desnudo, de que es pornográfico.<br />
A mí me encanta que alguien afirme eso. Es casi magia<br />
que mis palabras estén en cueros y mojadas y molesten.<br />
Dicen<br />
que no puedo escribir «coño» en mis poemas, que eso no es delicado,<br />
que es burgués. Hasta de eso me tachan. A mí, que viví<br />
de los doce a los diecisiete en una humilde casa en el campo<br />
que mi padre levantó con material robado, con sus manos<br />
y las de sus hijos, sin luz eléctrica ni agua corriente. A mí,<br />
que me largué de casa a los 18 a ocupar una buhardilla desastrada<br />
con amigos. A mí, que me largué a las entrañas selváticas<br />
de América <strong>La</strong>tina a luchar con gigantes y aprender de la vida.<br />
Tenía 20 años y el corazón en llamas.<br />
A mí, que he publicado ya un puñado de libros<br />
que nadie compra, que no se distribuyen —excepto los dos últimos—.<br />
Y se ve que eso hace rabiar a gente mal follada.<br />
En las redes.<br />
Dicen, juzgan, pontifican, insultan.<br />
Gente que no me conoce de nada. Que no ha leído nunca
nada mío, excepto algún pequeño texto por las redes.<br />
Sacado de contexto. Y no contesto por no entrar en su juego.<br />
Dicen que deberían encerrarme por mis pésimos versos.<br />
No entienden nada.<br />
Yo, que amé —como decía Escándar— por encima<br />
de mis posibilidades, que me metieron la cabeza<br />
en el váter del dolor hasta casi asfixiarme,<br />
hasta que tuve que aprender a hacerme el muerto,<br />
que me arranqué las alas de la espalda tantas veces,<br />
que tuve que ponerme la vida del revés,<br />
aprender a montarme la cabeza de nuevo, sin instrucciones,<br />
como si fuera el más difícil mueble de IKEA.<br />
A mí,<br />
que no comprendo toda esa mierda<br />
de las fronteras. Si al fin y al cabo<br />
todos tenemos la misma etiqueta.<br />
Búscala, léela, verás que pone:<br />
«Made in clítoris». Yo, que me tiré<br />
en marcha de mi vida, porque no había forma de pararla.<br />
Yo, que tantas veces tuve el corazón<br />
en el puño equivocado. A mí, joder, a mí,<br />
que grité tantas cosas:<br />
«Cielo, ¿me haces un hueco en tu infierno?»,<br />
«¡Camarero, un revuelto de corazones rotos<br />
y dos birras heladas, por favor!»,<br />
«¿Estrenas tus ganas conmigo?»,
«Por favor, ¿alguien<br />
en esta sala sabe<br />
arreglar almas rotas<br />
con sus manos?»,<br />
«¿Me frenas<br />
o jugamos a correr?».<br />
Dicen.<br />
A mí.<br />
Me dicen.<br />
Me insultan.<br />
Me dan patadas.<br />
A mí, que siempre defendí<br />
las distancias cortas y las manos largas.<br />
A las personas frente a un Sistema<br />
que funcionaba a monedas.<br />
Que no estuve a la altura de la vida,<br />
que me subí a las sillas a desplegar las alas<br />
y salté.<br />
Que pedí que pusieras todos tus besos donde pudiera verlos,<br />
porque nunca me he fiado de esa zorra llamada deseo.<br />
A mí,<br />
que me gustaba jugar a muerte<br />
a que estábamos vivos. A mí, que no llegaba<br />
jamás a fin de mes. Ni de la vida.<br />
Que era adicto a bajarme de los trenes en marcha.<br />
Que tenía que sujetarme los huesos al mirarte<br />
porque hacías que todo me bailara.
Que probé a dibujar nubes en el barro<br />
para que no olvidara que sabía escapar de mis infiernos.<br />
Que siempre caminaba por el borde de cada precipicio,<br />
por si me daba por saltar.<br />
Se trata<br />
de atreverse a existir a manos llenas.<br />
De ser uno mismo contra el mundo. Desde el mundo.<br />
Bajo el mundo. Ante el mundo.<br />
Sobre el mundo. Tras el mundo.<br />
Con el mundo. Para el Mundo.<br />
Por el mundo. Sin el mundo.<br />
Y paro.<br />
De listar preposiciones.<br />
Dicen<br />
que esto no es poesía, que la literatura es otra cosa fósil, muerta,<br />
algo que apenas muerda ni emocione. Cosa de los museos.<br />
Que <strong>La</strong> amplitud de una nevera americana<br />
es un libro de mierda, que <strong>La</strong>ura y el Sistema,<br />
que Alquiler a las afueras, que Anatomía de un ángel hembra,<br />
que A quemarropa, que El frío, que Partida entre canallas,<br />
que El secadero de iguanas, que todo eso es una mierda.<br />
Pero ni tan siquiera han leído ninguno de esos libros<br />
que quemaron en mí como cigarros de yerba.<br />
Y yo no digo nada. Pienso que no vale la pena.
Se trata<br />
de callarles la boca con ese poemita tan pequeño, indefenso.<br />
Que crezca por la redes, se haga fuerte. 1050 retweets<br />
en 48 horas, 72 veces compartido en Facebook.<br />
Y eso que yo soy nadie, que nadie me conoce ni me lee.<br />
Apenas nadie.<br />
Se trata<br />
de que hay otras <strong>estética</strong>s, de que el mundo ha cambiado,<br />
se transforma. Cada nanosegundo que pasa es otra cosa diferente.<br />
Como nosotros mismos.<br />
Dicen<br />
que no hay belleza en el horror, en el vacío, el dolor, las calles.<br />
Yo afirmo lo contrario: la belleza está en nuestros ojos.<br />
No importa qué miremos. <strong>La</strong> belleza la ponen nuestros ojos,<br />
el sencillo milagro de estar vivos y ser conscientes de ello.<br />
Que ahora es el momento, que ha llegado la hora.<br />
Atrévete conmigo, a sacarle punta a la belleza<br />
escondida entre tantos escombros.<br />
Y dirán. Y dirán. Y seguirán diciendo.<br />
Han de llamarme bosta, impostor, caradura,<br />
mediocre, asesino del arte, maricón, imbécil.<br />
Y cobarde.<br />
Me tacharán algunos de romántico. Otros,<br />
de todo lo contrario. Me dirán que pretendo<br />
ser Bukowski o Neruda o Gil de Biedma.
Qué más da.<br />
Me la suda. Yo sólo quiero ser yo mismo.<br />
Quizás lo más difícil.<br />
Manos arriba, amigos. Vamos a jugar a tocar cielo.<br />
Los monstruos también tienen derecho a extender las alas.<br />
PA
Diodo 1N4007<br />
No puede haber mayor pretenciosidad<br />
Que en un sicalíptico<br />
En un Ragnarok multiétnico<br />
En todo lo que se considere éxito extinto<br />
Hay que reconducir las sinergias hasta nuestros propósitos<br />
En nuestra percepción<br />
No son delfines<br />
Son amantes<br />
Cognoscitiva:<br />
Estamos tirando de la cuerda<br />
Para plasmar nuestros bancos de niebla<br />
<strong>La</strong> elasticidad de ella no es un prerrequisito<br />
Productiva:<br />
No nos interesa su disonancia<br />
En tanto ella misma sea serpiente bicéfala<br />
El Ecce Homo de Borja/El Eterno Retorno de Nietszche<br />
(Los restos de Artax son devueltos a su mausoleo<br />
A la planta de procesamiento de comida para perros)<br />
Utilitaria:<br />
El tejido de la superestructura<br />
nos blinda una nueva oportunidad, se desfunda
Todo nivel de relación más allá de su valor modal o temporal<br />
Lógica borrosa, pongámosle precio ($$$)<br />
Ya sabemos cuánto vale<br />
Sobre lo bello<br />
¿Te produce goce, te provoca una sonrisa, te eriza<br />
El vello suave y translúcido que tienes en la nuca?<br />
¿Es bella la muerte, es seco el tronco del árbol hueco<br />
Es mudo el relámpago y atronadores los silencios<br />
Que tus pupilas transcriben mediante teletipos?<br />
Posiblemente no<br />
Posiblemente te produzca claustrofobia el recorrido guiado<br />
Por el que nos llevan los exégetas del simbolismo<br />
Somos todos bisnietos del Baudelaire de las marismas<br />
Y no hay discusión posible. Hay, eso sí, ruidos ahogados<br />
Sobre lo atroz<br />
Lo antiestético, alejado de toda matematización<br />
Se proyecta en arcadas, performances menstruales<br />
Repulsa y odio generalizado, todo lo abyecto y virginalmente intacto<br />
Aparece en un lefazo a lo Kandinsky y en la turba sudorosa y revolucionaria<br />
Zizek ahora mismo teoriza<br />
Sobre obras de arte con un bajo contenido en Arte
Mi propuesta, más allá de copias de Bernini con impresoras 3D<br />
Es reconciliar lo sublime con lo decadente<br />
Desorientar los cantos de sirena con graznidos de vuvuzela<br />
Para tratar que el Superego que se revuelve<br />
Con las negaciones de mis tripas,<br />
Me descongestione del Síndrome Stendhal y los sudores<br />
que me entran al contemplar la magnificencia de un alma vacía.<br />
JT
Tres poemas<br />
I<br />
Ahora separan conciencias<br />
por colores, los modales de siempre<br />
en las cavernas, estereotipos de ayer<br />
que ya no ladran, que sólo muerden<br />
tu porvenir y el mío, que sólo saben<br />
hablar<br />
de la nostalgia, de esa música vana<br />
en el recuerdo, de la voz añorada<br />
de las caballerías, del decir "amor mío"<br />
cuando manda el dinero, del plástico<br />
en las tetas y los lirios, ahora<br />
es todo nombre, solaz<br />
en cuerpo ajeno, ahora es todo hermoso<br />
y distinto y ya no hay antes, ahora<br />
me abanica tu sexo en abanico,<br />
ahora hay otra moda<br />
en la palabra, ahora hay otra lengua<br />
que maman otros niños, ahora<br />
que pasó nuestro tiempo somos dioses,<br />
ahora gira la rueda en nuevos mitos,<br />
ahora las polillas se comen la costumbre,<br />
ahora somos memoria sin ya carne<br />
y altar sin ya plegaria como todos.
II<br />
Aniversario<br />
Esas pequeñas cosas que aún habitan<br />
los lugares más olvidados de la casa<br />
alguna prenda o libros, el souvenir<br />
de algún viajede<br />
vez en cuando vuelven a tus manos.<br />
Basta quizá mirar alguna fecha<br />
para que la memoria regrese a esos rincones:<br />
reviven, sobre la cama, extraños seres<br />
ya del todo anacrónicos<br />
en este nuevo siglo y distinta ciudad.<br />
No digo que sea malo recordar todo eso.<br />
Sólo digo, sin apasionamiento,<br />
y un poco por la edad,<br />
que luego no hay valor<br />
para esconderlas de nuevo,<br />
que reducen aún más el ya menguado cuarto,<br />
y sobre todo, que retumba en tu oído<br />
cuando entre risas te llaman melancólico<br />
y preguntan si guardas, como hace veinte años,<br />
toda aquella basura, por lo demás inútil,<br />
por lo demás absurda como entonces.
III<br />
Ventanas al océano<br />
Yo recuerdo la luz de otra república<br />
alzada en la memoria.<br />
Como una generación<br />
que ya no existe lo recuerdo<br />
de la misma manera en que conozco la orilla,<br />
en que recojo los pequeños tesoros<br />
traídos por el mar de vez en cuando.<br />
República de ventanas al océano;<br />
estrellas gastadas, un oro<br />
que no existe, para el comercio.<br />
Estos ojos, que nada preguntan, lo recuerdan;<br />
aquel reino pródigo y el pequeño madero<br />
finamente tallado, del naufragio.<br />
No podemos olvidar el litoral;<br />
el lugar donde agrios<br />
aguardaron los dioses,<br />
la fragua, de objetos de mentira,<br />
para el mercadillo presente.<br />
Una generación que ya no existe. Una voz<br />
como una leyenda grabada.<br />
Así la muerte: todo aquello<br />
tallado por los que saben en las caracolas,<br />
los pequeños objetos que por una moneda<br />
hacen soñar al viajero con un lugar<br />
que no existe.<br />
ACM
ARTES VISUALES
ARTES VISUALES I<br />
Caras Ionut
ARTES VISUALES II<br />
Andrea Constantini
ARTES VISUALES III<br />
Cesar Biojó
ARTES VISUALES IV
Milad Safabakhsh
ARTES VISUALES V
Nick Gentry
ARTES VISUALES VI<br />
Héctor Neumann
ARTES VISUALES VII<br />
Djavanshir .N<br />
SHANNON WRIGHT
ELS
A
PETER KERNEL
JUFFAGE
ENTREVISTA<br />
María Zaragoza, por RDF.<br />
Para este número sobre <strong>La</strong> <strong>estética</strong>, entrevistamos a María Zaragoza,<br />
apasionante escritora y autora de novelas como “Dicen que estás muerta” o la<br />
reciente “Avenida de la Luz”. María es una escritora, así como persona como<br />
nos dejó ver en la entrevista, directa, diciendo lo que siente con total<br />
naturalidad y de manera muy certera. <strong>La</strong> entrevista va de menos a más en<br />
profundidad y notaréis que al final, de una manera muy cercana, os dejará con<br />
muchas más ganas de seguir obteniendo sus respuestas sobre cualquier tema.<br />
Nos ha alegrado muchísimo poder hacer esta entrevista a una de nuestras<br />
autoras con un recorrido ya grande pero tan inmenso aún por venir.<br />
Disfrutarla.
ENTREVISTA a María Zaragoza<br />
¿Qué es la <strong>estética</strong>?<br />
Para mí es la teoría de la belleza, de qué percibimos como bello y por qué.<br />
María, ¿qué es lo bello y por qué nos gusta lo que nos gusta?<br />
Yo siempre asocio lo bello a la armonía y al equilibrio. Lo bello de forma<br />
objetiva es aquello que tiene equilibrio y armonía. Sin embargo lo que cada<br />
uno considera bello de forma subjetiva está más relacionado con aquello que<br />
nos proporciona placer emocional, y esto siempre estará sujeto a modas,<br />
factores educativos y sociales.<br />
¿Cuánto hay en lo que el individuo considera como hermoso venido de la<br />
sociedad de la que forma parte?<br />
Mucho como ya he dicho en la respuesta anterior. Consideramos bello de<br />
forma subjetiva aquello que nos han enseñado que es bello o incluso, como<br />
rebeldía, aquello que nos han dicho que es feo o inadecuado.<br />
Lo que se considera hermoso es bastante cultural como comentábamos...<br />
¿cómo crees que interviene la moral imperante en una región sobre lo<br />
que consideramos hermoso?<br />
No creo que la moral tenga demasiada influencia <strong>estética</strong> hoy en día. Podemos<br />
considerar “adecuado” algo a causa de la moral, pero considero que la moral<br />
es mucho más racional que los conceptos estéticos, que están más<br />
relacionados con la emoción.
Y la política ¿cuál es su papel? Para enlazarlo con tu respuesta anterior...<br />
Espero por mi tranquilidad que a nivel estético ninguno.<br />
El mercado de la <strong>estética</strong>, el culto al cuerpo, las determinadas fisionomías<br />
de nuestros cuerpos que nos marcan como modelo a seguir de belleza<br />
¿cuál es tu opinión sobre todo esto?<br />
Creo que es innegable que la belleza siempre ha sido y será un valor porque<br />
influye en nuestras emociones, nos hace sentir bien, somos más perceptivos<br />
ante alguien que nos parece guapo. De hecho me parece un acto de<br />
generosidad que alguien se arregle porque ha quedado contigo y yo misma<br />
procuro hacerlo. Verte bien influye en tu ánimo y tener alguien al lado al que<br />
ves bien también te hace sentir bien. Ahora, las radicalidades, como en todo,<br />
son nocivas. Hacer de ello un modo de vida me parece desmesurado y en<br />
cierto modo triste porque todos envejecemos. Y más allá de ello, la media de<br />
los cuerpos humanos no es perfecta según los cánones estéticos actuales, si no<br />
aprendemos a encontrar belleza en lo que tenemos somos carne fácil para el<br />
mercado de la belleza, que debería llamarse “mercado de la insatisfacción”.<br />
<strong>La</strong> <strong>estética</strong> de las ciudades, su diseño y arquitectura ¿cómo crees que nos<br />
influencian? Déjate llevar por ejemplo en cómo en ciertas novelas el<br />
entorno nos sumerge en el sentimiento necesario para el transcurrir de la<br />
obra.<br />
Yo siempre he creído que el entorno en el que hemos crecido nos marca de<br />
una forma importante. Y con ello no sólo me refiero a la familia que te ha<br />
tocado o a la educación en el colegio, sino a las cosas que ves todos los días.<br />
No es lo mismo crecer junto al mar que en la meseta, como yo. Para mí lo más
parecido a un paisaje extraterrestre es el océano, porque las grandes masas de<br />
agua me son extrañas. No es lo mismo crecer viendo las estrellas todas las<br />
noches que mirar a un cielo nocturno color butano gracias a la polución y a la<br />
contaminación lumínica. De la misma forma puede uno escribir las mismas<br />
cosas si ha crecido entre hormigón o en una calle de casas bajas con tierra en<br />
el suelo. Aunque no queramos reflejarlo, todas esas cosas estarán en lo que<br />
contamos, en el aire que respiran los personajes, en los colores que tenga la<br />
narración. Siempre dicen que los esquimales tienen cientos de formas para<br />
decir “blanco”. Nosotros no percibimos el azul como un color aislado, sino<br />
como un tipo de verde durante muchos siglos y eso se reflejó en nuestra<br />
literatura. <strong>La</strong> percepción, lo queramos o no, influye en el lenguaje y así debe<br />
ser.<br />
<strong>La</strong> <strong>estética</strong> tiene muchas ramificaciones, como vamos viendo, y no sólo<br />
está lo que consideramos bello a su alcance, si no, por ejemplo, lo que<br />
nos causa temor, rechazo, animadversión, por favor, ¿podrías darle la<br />
vuelta a todo lo comentando e irnos hacia el otro lado? El de lo que<br />
rechazamos por no considerarlo hermoso... ¿cómo sientes a la <strong>estética</strong><br />
del temor desde la política, por ejemplo? ¿Y desde la narrativa?<br />
Tengo la sensación de que la política, como ya he dicho antes, no puede influir<br />
en la <strong>estética</strong>, pero sí puede utilizarla. Aunque hay cosas que nos aterran de<br />
forma individual, hay otras que nos dan miedo como colectividad y que<br />
siempre pueden utilizarse para crear una ambientación en una novela o una<br />
película, o mucho peor, para crear opinión y manipular a nivel informativo o<br />
político.<br />
Yéndonos hacia las letras... la <strong>estética</strong>, en literatura ¿cómo la definirías?<br />
¿Y la importancia de la <strong>estética</strong> en tu literatura? ¿Qué atmósfera
pretendes ofrecernos? Además de cálida, por supuesto, pero oscura,<br />
también oscura... Háblanos de la <strong>estética</strong> de las atmósferas en que nos<br />
sumerges por favor, y su necesidad, como en “Dicen que estás muerta”.<br />
Creo que también en literatura la <strong>estética</strong> forma parte de tus características<br />
como narrador, es lo que estudias y ofreces como correcto para el lector al<br />
montar una historia, lo que es “bello” o “armonioso”. Crear inquietud<br />
rompiendo esa armonía que el lector ya había dado por sentada, es uno de mis<br />
objetivos como creativa. Incluso al contrario, en Dicen que estás muerta, le<br />
proporciono al lector una armonía rota que se va construyendo y volviendo<br />
“bella” o “correcta” conforme voy proporcionando piezas.<br />
En cuanto a mis atmósferas, creo que no puedo evitar que tengan una cierta<br />
rudeza mesetaria, aunque siempre desde la fragilidad, la sensibilidad (que no<br />
la sensiblería), esa forma de ser tan característica y maravillosa de la gente de<br />
la que me he rodeado en mi educación sentimental. Creo que el clima hace a<br />
la gente y la gente hace la literatura.<br />
En tu literatura te muestras como escritora muy cercana, pero cruda, sin<br />
tapujos, lo cual me encanta, y me atrae preguntarte sobre la muerte y<br />
sobre lo que ésta significa, como visión, como hecho estético, en la<br />
literatura, pero en la vida también... ¿qué representa la muerte para ti y<br />
cómo nos la muestras?<br />
Muchas gracias, me gusta que me digas eso porque siempre he pensado que<br />
los tapujos pudren la literatura, incluso a veces la comunicación.<br />
<strong>La</strong> muerte es un hecho inevitable y de su inevitabilidad no sólo trata la vida,<br />
sino también mucha obra literaria y artística en general. Cada día que vivimos<br />
es un día menos, y eso nos puede llevar a hacer muchas locuras, a la<br />
resignación, a la obsesión por burlarla o a intentar entenderla. Me parece que
mucho de lo que se ha hecho en literatura y en otras artes tiene algo de esto<br />
último, de intentar entender la muerte. Y no sólo me refiero a lo que hay más<br />
allá, si es que hay algo, sino también a cómo solventar el dolor que conlleva la<br />
muerte de alguien cercano, cómo entender la vida si tiene fecha de caducidad<br />
y si ésta tiene algún sentido. Me parece que en muchos sentidos la muerte es<br />
lo que le da sentido a que estemos vivos. ¿Si tuviéramos toda la eternidad<br />
asumiríamos riesgos? ¿Si no muriéramos tendríamos hijos? ¿O son acaso los<br />
hijos una forma desesperada de intentar burlar la muerte? Me parece que la<br />
muerte es algo que está presente en nuestras vidas de forma constante y que<br />
deberíamos verla con más naturalidad.<br />
Para terminar, por dejarnos llevar y salirnos un poco del tema, ¿qué es lo<br />
próximo que podremos leer tuyo y qué pretendes transmitirnos con ello?<br />
Yo siempre llevo varios proyectos al mismo tiempo, pero me gustaría hablar de<br />
un cómic en el que estoy trabajando de nuevo con el maravilloso dibujante<br />
Didac Pla, que tiene como título provisional Hijos del desastre y que pretende<br />
ser una metáfora de cómo a veces los adultos no piensan en el mundo que van<br />
a dejar a las siguientes generaciones, sino que actúan de forma egoísta e<br />
impulsiva quitándoles a veces el futuro. Y cómo a veces ese no tener futuro es<br />
lo que hace que, al no tener nada que perder, todo tenga un sentido más<br />
original e incluso brillante.
COLABORADORES<br />
Nere Besabe<br />
Nere Basabe (Bilbao, 1978), es Licenciada en Filosofía y en Ciencias Políticas y Doctora en<br />
Historia del Pensamiento político por la Universidad Complutense. Ha trabajado como<br />
profesora e investigadora en distintas universidades españolas y francesas. Es autora de las<br />
novelas Clara Venus (Tropo editores, 2008) y El límite inferior (Salto de Página, 2015).<br />
Galardonada con diversos premios de relato, es traductora de francés y colabora<br />
actualmente en varios medios de comunicación, como el suplemento El Viajero de El País.
Carmen Moreno<br />
Nació en Cádiz en 1974. Se licenció en Filología Hispánica y es Máster en Contabilidad y<br />
Finanzas por el CEREM y en Edición por la Universidad de Salamanca.<br />
En 2006, se traslada a vivir a Madrid, donde aprendió lo que era ser en una ciudad como la<br />
capital de España. Se considera gaditana, madrileña y asturiana, una línea mágica, que<br />
traza su trayectoria tanto profesional como emocional: en Cádiz comienza a existir, en<br />
Madrid crece y en Asturias se encuentra.<br />
En la actualidad reside en Cádiz y dirige la editorial Cazador de ratas.<br />
LIBROS PUBLICADOS:<br />
Relatos:<br />
Tocando el cielo (Quorum, Cádiz, 2002)<br />
El temor inevitable (Ediciones En Huida, Sevilla, 2015)
Poesía:<br />
Plano Urbano (Quorum, Cádiz, 1996)<br />
Sombra mía (Sevilla, 2000)<br />
<strong>La</strong> Tregua de la piel (Diputación de Cádiz, Cádiz, 2004)<br />
Asfalto Bíblico (Aristas de Cobre, Córdoba, 2002)<br />
Más que morir (Madrid, 2006).<br />
Como el agua a tu cuerpo (Vitruvio, Madrid, 2009)<br />
Cuando dios se equivoca (EH Editores, Jerez de la Frontera, 2010)<br />
Moscú entre clavículas (Madrid, 2012)<br />
Relámpagos (LVR, Madrid, 2013)<br />
Irremediablemente. Deconstrucción (Ediciones En Huida, Sevilla, 2014)<br />
Libros infantiles:<br />
Los ojos de Sara (Editorial Conexión Gráfica, México, 2011)<br />
Hypatia. <strong>La</strong> contadora de estrellas (Editorial Conexión Gráfica, México, 2011)<br />
Cuentos ilustrados:<br />
Lightning P38 (Centro de Arte Monderno, Madrid, 2012)<br />
Novela:<br />
Principito debe Morir (Sportula, Gijón, 2013)<br />
Principito debe Morir reedición (<strong>La</strong>psus Calami, Madrid, 2013)<br />
Una última cuestión (Cazador de Ratas, Cádiz, 2015)<br />
Además de haber aparecido en gran número de antologías así como coordinado, y obtenido<br />
numerosos premios literarios.
Maica Bermejo Miranda<br />
Maica Bermejo Miranda (GuadixGranada 1951).<br />
Escritora autodidacta y compulsiva. Escribe poemas relatos y cuentos.<br />
Ha colaborado en la antología Seda y Fuego y en las revistas literarias Hankover,<br />
Acantilados de Papel, Culturamas, <strong>Excodra</strong> Literatura. Su cuento “<strong>La</strong> Bruja de la lana” ha<br />
sido publicado en la antología Cuentos de Navidad I Certamen “Ángeles Palazón”. Ha<br />
participado en el fanzine Vinalia Trippers con el relato “Wild Wild West”. Forma parte del<br />
Proyecto "Escritores Perdidos" en el <strong>La</strong>rgometraje documental “Perdidos. Un lugar para<br />
encontrar” Un retrato directo y frontal sobre la generación perdida de la literatura<br />
española.<br />
http://alsurdelostambores.blogspot.com.es/<br />
http://lucesysombrashuellasdelalma.blogspot.com.es/
Anna María Iglesia<br />
Anna María Iglesia quiso hacer periodismo, pero la literatura la atrapó. Se decidió por la<br />
filología, aunque pronto se dio cuenta que aquel estudio todavía tan historicista no era su<br />
camino, así que tras licenciarse en filología italiana se adentró en la teoría literaria y en la<br />
literatura comparada. Se volvió a licenciar, está vez en teoría de la literatura y literatura<br />
comparada y no contenta decidió proseguir con el máster, la tesina hasta llegar al<br />
doctorado. Desde hace dos años y medios se pelea cada día con una tesis a medio hacer<br />
acerca del concepto de espacio público y de espacio privado como construcción narrativa.<br />
No soporta que le pregunten, "¿y cuándo la defiendes?". Al mismo tiempo, contrarresta la<br />
soledad de la doctoranda, colaborando con distintos medios, como Revista de Letras,<br />
Culturamas, El Cotidiano o el Núvol; en todos ellos alterna artículos culturales, desde<br />
reseñas de libros, reportajes sobre obras teatrales hasta reflexiones críticas vinculadas al<br />
ámbito de la literatura, del teatro o, en ocasiones, del cine, con entrevistas, su verdadera<br />
pasión. Y es que nada le agrada más que acrecentar su horizonte a través de largas<br />
conversaciones: escribir y hablar la definen.
Sara R. Gallardo<br />
Sara R. Gallardo (Ponferrada, 1989) es licenciada en Periodismo por la Universidad de<br />
Valladolid y ha completado su formación con una beca Erasmus en la Universität Potsdam<br />
(Alemania). Ha publicado Epidermia (El Gaviero Ediciones, 2011). También forma parte de<br />
las antologías Tenían veinte años y estaban locos (<strong>La</strong> Bella Varsovia, 2011), Erosionados<br />
(Origami, 2013) y Cuaderno de vuelo (Edición digital, 2012). Últimamente también<br />
colabora con El Viajero de El País con artículos sobre Berlín y Madrid y con Koult.es con<br />
reseñas y artículos. Ha sido parcialmente traducida al inglés por Fishouse. Durante sus años<br />
vallisoletanos, formó parte del colectivo literario COLMO, organizador del Festival de la<br />
Palabra Versátil.es, junto al profesor Javier García Rodríguez, y codirigió un programa de<br />
radio. Ahora vive en Berlín y escribe. Más información:<br />
http://retalesdetormenta.blogspot.com.
Sonia Betancort<br />
Nacida en Santa Cruz de Tenerife en 1977, Sonia Betancort ha publicado los poemarios<br />
Íntima Exigencia (2000), El cuerpo a su imán (2009), Para ver la llanura (2014), Seis<br />
poemas para Mary Jane (2014) y Contramantes (o la soledad del alfil), en colaboración con<br />
Rubén Tejerina (2014). Doctora en Literatura por la Universidad de Salamanca y en la<br />
actualidad profesora de Lengua y Literatura en la Universidad Camilo José Cela (Madrid),<br />
centra su obra crítica en la narrativa y poesía hispanoamericanas contemporáneas. Formada<br />
en interpretación actoral en Buenos Aires y en Madrid, desarrolla diversas actividades en el<br />
campo de las artes escénicas.
Ernesto Frattarola Alcaraz<br />
Ernesto Frattarola Alcaraz (Barcelona, 1965). Estudió Filología Hispánica en la Universidad<br />
de Barcelona. Ha publicado el poemario Herido mármol (Suburbia Ediciones, 2014).<br />
Próximamente verá la luz Uno, su segundo poemario, en Ediciones de <strong>La</strong> Isla de Siltolá.<br />
Ha participado con sus poemas en diferentes revistas y en el libro de artista És quan dorms<br />
que hi veig clar, de Sandra March. Fue premiado en el Concurso Literario de Nou Barris en<br />
2010.
Pedro Andreu<br />
Pedro Andreu (Palma, 1976).<br />
He publicado una novela, El secadero de iguanas iguanas (I Premio Internacional de Novela<br />
Fantástica. Vitoria, 2010), y siete libros de poemas: Partida entre canallas (XII Premio<br />
Nacional de Poesía Blas de Otero. Madrid, 2001), Anatomía de un ángel hembra (Palma,<br />
2008), A Quemarropa (bajo el pseudónimo de Travis Ortega. Palma, 2010), El frío (VII<br />
Premio Cafè Món. Palma, 2010), Alquiler a las afueras (Palma, 2014), <strong>La</strong>ura y el Sistema<br />
(Madrid, 2014) y <strong>La</strong> amplitud de una nevera americana (Madrid, 2015). He colaborado con<br />
relatos, poemas y reseñas literarias en diversas revistas españolas e hispanoamericanas, así<br />
como en algunas antologías colectivas. Tras los más diversos empleos y haber residido cerca<br />
de dos años en Sudamérica como cooperante internacional, hoy en noche ejerzo de juglar<br />
en paro y me gano los panes en un centro de acogida para víctimas de violencia de género<br />
en Mallorca.<br />
Escribo porque me da la gana. Es mi grito de amor contra un mundo de mierda. Mi forma<br />
de guardar monstruos debajo de las alas para seguir estrellándome como los putos ángeles.<br />
Escribo porque me gusta molestar y molestarme. Para perder el tiempo, pero con estilo.<br />
Facebook: https://www.facebook.com/juglarenparo<br />
Twitter: @pedroandreupoet<br />
Instagram: pedroandreu_juglarenparo
Juan Trigo<br />
Nació el 1 de Agosto de 1982 en Zafra (Badajoz). Pasó su infancia en cuarteles de la<br />
Comunidad Valenciana y después se trasladó de nuevo a Extremadura donde finalizó sus<br />
estudios. Es Ingeniero informático y poeta, de los de la calle, de verso ágil y certero. El<br />
poemario <strong>La</strong> deuda y la duda (<strong>Excodra</strong>, 2013) es su primera obra publicada.
Antonio Cubelos Marqués<br />
"Poeta de las pequeñas cosas y de los silencios". Así lo llaman. Antonio Cubelos Marqués<br />
(Ponferrada, 1974) es un "hombre que busca, un explorador con la mochila al hombro",<br />
definición que también se niega a rechazar. Hombre alejado del ruido y de apariciones<br />
escasas, camina entre los entresijos del nómada por vocación. <strong>La</strong> trayectoria literaria de<br />
Antonio Cubelos se condensa en unas cuantas lecturas y diversos poemas y aforismos<br />
publicados. Como autor, cuenta con dos poemarios: <strong>La</strong> mitad de la luz (2009), y Julia,<br />
agosto, septiembre (2013), ambos en la editorial Vitruvio.
Caras Ionut<br />
Caras Ionut es un joven artista rumano que vivió del mar hasta que desarrolló su pasión por<br />
la fotomanipulación. Desde entonces, y en muy poco tiempo, ha realizado un ingente<br />
trabajo con creaciones sumamente originales.
Andrea Constantini<br />
When I think of photography and what it represent for me I always have in mind this quote<br />
from Ernst Haas: “There is only you and your camera. The limitations in your photography<br />
are in yourself, for what we see is what we are.” Photography is constantly around me, and<br />
almost everything that catch my attention can became a new picture and be the start of a<br />
new project. Most of my ideas come to me at night and this is why I sleep with my<br />
Moleskine and a pencil. I wake up and write down what I have imagined or dreamed, to be<br />
sure to remember everything the next morning. Every project I start come from a specific<br />
and original path of my mind but there are some common aspects: one of my greatest<br />
influences is Surrealism. I like taking pictures of people's faces and modify them by adding<br />
additional images. I build the images like a montage by mixing architectures, objects,<br />
animals, to create imaginary and dreamlike worlds. Another source of inspiration for me is<br />
the majesty of some architectures: I'm fascinated by what the man has managed to build<br />
around him over the centuries. And then there is the inherits from a professor during my<br />
art school. He allowed us to develop many photomontages with paper, scissors and glue. At<br />
that time there were not softwares like photoshop. It was nice taking my mother's
newspapers, shred the images and compose all in one sheet. You can still found this process<br />
in my work. My art represent for me the power to escapes the constraints of social and<br />
economic differences and the limits of space and time and I hope to give the opportunity to<br />
the viewers to get lost in the details of my art and clear their mind so the imagination can<br />
overcome the rationality.
Cesar Biojó<br />
Artista colombiano graduado de FSU y radicado en Barcelona. Our existence is unique,<br />
unrepeatable, and will, at some point, end. https://www.facebook.com/cesarbiojo
Milad Safabakhsh<br />
Milad Safabakhsh is a conceptual artist from Iran. His work is a mixture of digital<br />
photography and mixed media. It falls shy of collage, being more digital art. His work is<br />
highly symbolic, and rooted in his culture so some of his works meaning is rather obscure<br />
to me, but it is all lovely and elegant.
Nick Gentry<br />
Nick Gentry is a British artist from London, working with contributed artefacts and<br />
materials sourced directly from members of the public. This open working practice is a<br />
fundamental starting point of each new work. The rigorous conceptual basis of this work<br />
explores the areas where reality meets illusion, while drawing on references from consumer<br />
waste, to pop culture and found art.<br />
"His paintings are at once archaeological and haunting...<br />
a social art project that turns form and function inside out" Sydney Edelist, Huffington<br />
Post Arts<br />
Known for his portraits and installations that treat the human form not as a subject in itself,<br />
but rather as the vehicle to carry the medium. In his art, Gentry questions the relationship<br />
of the human being to both our created world and what we call reality.
Héctor Neumann<br />
Drawings and Designs Studies Cristina Galvez Studio<br />
Suarez Vertiz Studio<br />
Painting Studies Masters Eduardo Espinoza Cervantes Luis Jose<br />
Estremadoyro, Jorge Bernuy.<br />
Aerography Studies Carlos Rodríguez<br />
Restoration StudiesMaster Elias Carrillo Ochoa<br />
Participated in collective and solo show exhibitions in:<br />
Lima, Peru Santiago, Chile Madrid, Spain Miami, Florida,New York,N.Y.USA<br />
2011 Peruvian Consulate in New York City.N.Y. USA.<br />
2010.King’s Road Gallery,New York, N.Y. USA<br />
2009,Affirmations Arts Gallery, New York City, N.Y. USA<br />
2008, Synergy Exhibition with motif of Art Basel Fair Miami, Florida<br />
2006 Actual Art Gallery, Punta Hermoza, Lima, Peru<br />
2005 Peruvian American Institute Art Gallery, Miraflores, Lima, Peru.<br />
2004 “Osma Museum” XIII Congress of Art – Barranco – Lima, Peru
2003 Aninat Art Gallery, Collective Exhibition Santiago, Chile<br />
2002 Art exhibition, Stela Maris Org. Gallery. Lima Peru<br />
2001 Peruvian American Institute Art Gallery, Miraflores, Lima Peru<br />
2001 Exhibition Study of Art, Colombian Embassy, San Isidro, Peru<br />
2000 Broman Fine Art Gallery – Coral Gables, Florida<br />
2000 “Osma Museum” VI congress of Art, Barranco, Lima Peru<br />
1999 Actual Art Gallery ( Summer Salon), Punta Hermosa, Lima Peru<br />
1998 Peruvian American Institute Art Gallery, Miraflores Lima Peru<br />
1998 “Osma Museum”, V Congress of Art Barranco, Lima Peru<br />
1997 “Art Night” United States Embassy, Lima Peru<br />
1997 Art Exhibition Stela Maris Org.Naval Center Peru.Lima Peru<br />
1997 Exhibition Salon Eloy Gonzalo, Caja de Madrid Spain<br />
1996 VIII Art Exhibition Stela Maris Org. Gallery Liam, Peru<br />
1995 “Osma Museum” Art Exhibition, Roosevelt College.Lima Peru.<br />
1995 Exhibition Art Studio (special guest) Colombian Embassy – Lima, Peru<br />
1994 Segesta Art Salon Winternitz Tribute Monterrico –Lima, Peru<br />
1993 First Biennial of Art National High school of Art – Lima, Peru<br />
1993 Peruvian American Art Gallery Miraflores Lima Peru<br />
Awards: Bronze Medal First Biennial of Art National High School of Art Lima<br />
Acknowledgments: 2004 “Osma Museum”, XII Art Congress<br />
Honorable mentions: 2001 Exhibition of Art, Colombian Embassy – Lima<br />
Exhibition Salon Eloy Gonzalo Madrid, Spain
Djavanshir .N<br />
Fotógrafo surrealista francés al que le gusta mirar la composición y las formas desde otro<br />
punto de vista. Mediante la captura de grandes planos y su superposición crea escenas que<br />
juegan con el orden lógico y la profundidad. El resultado es el que podéis ver en su obra,<br />
una suerte de original cubismo fotográfico.
María Zaragoza<br />
Autora del libro de relatos Ensayos sobre un personaje incompleto (Tau 2000), la<br />
autoficción Amores que matan (Tau 2001), la colección de novelas cortas Realidades de<br />
humo (Belacqva, la otra orilla 2007), el cómic Cuna de cuervos junto al dibujante Didac Pla<br />
(Parramón 2009) y las novelas Tiempos gemelos (Belcqva, la otra orilla, 2008), Dicen que<br />
estás muerta (Premio Ateneo joven de Sevilla 2010, Algaida), Los alemanes se vuelan la<br />
cabeza por amor (Premio Ateneo Ciudad de Valladolid, Algaida, 2012) y Avenida de la Luz<br />
(Minotauro, 2015) así como la nouvelle basada libremente en el cuento “Barbazul”<br />
Constanza Barbazul (Sigueleyendo, 2011). Ha participado en numerosas antologías con sus<br />
relatos, destacando entre ellas Némesis (Sportula 2012), Última temporada (Lengua de<br />
Trapo 2013) y Piedad y deseo (Imagine, colección Hijos de Mary Shelley, 2014).<br />
Es becaria de la tercera promoción de la Fundación Antonio Gala y en 2013 asistió al<br />
director mexicano Joaquín Loustaunau en la adaptación al cine de su relato Realidades de<br />
humo (publicado en el libro del mismo nombre) que se estrenó en 2014 y fue premiada en<br />
el festival internacional de Pozos.<br />
Imagen de portada: Caras Ionut
LA ESTÉTICA<br />
NÚMERO <strong>XXV</strong><br />
JULIO 2015<br />
REVISTA EXCODRA<br />
http://www.excodra.com