You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
El manuscrito<br />
<strong>La</strong> ciudad emergía de la noche entre rescoldos y sirenas. Antoine fue abatido,<br />
Josefine apresada. Yo soy un cobarde.<br />
Ese fue el primer fragmento arrugado del manuscrito que encontré a los pies<br />
de la cama de la habitación 937… Pero empecemos mejor desde el principio:<br />
hacía poco más de un año que abandoné la redacción, mejor dicho, fui<br />
expulsada nuevamente de otro medio. En este desdichado país ya no quedaba<br />
lugar para el periodismo, desde luego no para mí, después de la que se montó<br />
con el Ministro. Yo necesitaba resetear mi vida y necesitaba dinero con<br />
urgencia, así que acepté el trabajo de limpiadora nocturna en el hospital de la<br />
montaña que me consiguió Nastassja, una exprostituta con la que entablé<br />
<strong>amistad</strong> seis años atrás durante un reportaje, y con la que entonces compartía<br />
apartamento. No pagaban demasiado ― en ningún sitio lo hacían ―, pero al<br />
menos pasaría desapercibida y no tendría que soportar a censuradores<br />
machistas de mierda. Además, estar toda la noche ocupada era una manera<br />
estupenda de sobrellevar el maldito insomnio. Mi turno iba de doce de la<br />
noche a doce del medio día; durante la noche hacíamos los servicios comunes<br />
a precio fijo, y por el día, nos sacábamos un extra limpiando habitaciones las<br />
cuales cobrábamos por unidad.<br />
¡Oh, Josefine! Aquella madrugada al otro lado del río, yo debí morir. Desde<br />
entonces no ha pasado un sólo día que...<br />
Casi cada mañana, mientras hacía la habitación 937, encontraba un papelote<br />
arrugado junto a la cama con lo que parecía ser una especie de relato o