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ESTUDIOS<br />

Todo depende de nuestra soltura para pescarlo en la momentánea oscuridad en que<br />

se mueve. Hay que moverse con él y atraparlo distinguiendo dos familias de miedos<br />

como lo expresan Enrique González Duro, Zygmunt Bauman, José Antonio Marina,<br />

entre otros 22 . A continuación nos atreveremos hacer una caracterización básica de estos<br />

dos grupos y advertiremos las complicaciones de enfoque que suponen cada una<br />

de ellos. Nombradas las dificultades, distinguiremos con cuál miedo estamos lidiando<br />

y cuáles mecanismos y relaciones de poder están refractando en el proceso histórico<br />

que estudiemos.<br />

Miedos naturales y culturales<br />

La primera es el miedo natural donde la presencia de la muerte se manifiesta en las<br />

catástrofes naturales, las epidemias, los desequilibrios ambientales, la guerra, el terrorismo,<br />

el hambre. Cuando hablamos de natural imaginamos los peligros inminentes<br />

que los seres humanos no pueden combatir sin sufrimiento ni dolor, así la ciencia y la<br />

razón científica esté al alcance de la mano. El riesgo primitivo asoma la muerte como<br />

fin último de la existencia. Por tanto, es la cuna de los temores atávicos que confrontamos<br />

desde hace milenios.<br />

La segunda es el miedo cultural (o moral, como le entendería Nietzsche). Esta familia<br />

viene dada a través de interpretaciones y discursos que los individuos o instituciones<br />

hacen de una amenaza (real o imaginaria) sobre un elemento atemorizante. Estos temores<br />

se expresan a través de las creencias, valores y preceptos que se nos activa en nuestra<br />

cotidianidad. Estos miedos en manos de las élites pueden servir para coaccionar a colectividades<br />

enteras. De allí que hablemos de mecanismos ideológicos de gran efectividad.<br />

Los miedos naturales y culturales son a veces complicados de distinguir y a menudo<br />

se alían, representando rostros bifrontes. Vamos con un ejemplo: el miedo al océano<br />

de los expedicionarios en el siglo xvi. Los marineros, por no decir mercenarios que<br />

se anotaban en estas aventuras en busca del oro en América, tenían miedo a morir en<br />

la travesía. Supersticiones y creencias que en Europa eran comunes desde la Edad Media<br />

poblaban la imaginación de aquellos hombres. Estas valoraciones miedosas fueron<br />

sazonadas por la iglesia católica: todo aquel pecador que suba a bordo debe saber que<br />

Dios los castigará si no se confiesan antes, y además, si no se conminan a los santos y<br />

22<br />

Zygmunt Bauman, Miedo líquido. La sociedad contemporánea y sus temores, Barcelona, Paidós, 2007; Enrique<br />

González Duro, Biografía del miedo. Los temores en la sociedad contemporánea, Barcelona, Random House<br />

Mondadori, 2007; José Antonio Marina, Anatomía del miedo. Un tratado sobre la valentía, Barcelona, Editorial<br />

Anagrama, 2006.<br />

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