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ESTUDIOS<br />
Quiero cerrar con lo que opinó Marc Bloch sobre este trabajo medular:<br />
“La mayor originalidad del método de Lefebvre radica, precisamente, en la<br />
orientación con que ha estudiado este fenómeno. Partiendo de todo este conjunto de<br />
hechos menores, cuyo significado profundo se encontraba oculto por su apariencia<br />
inmediata y su carácter pintoresco, el autor, buscando progresivamente su explicación,<br />
nos hace penetrar en el corazón de la sociedad francesa de la época, en su estructura<br />
íntima y en el entramado de sus múltiples corrientes” 10 .<br />
Los niveles del miedo<br />
“Aparentemente, entre los historiadores, existe miedo de aplicar la compleja palabra<br />
como instrumento teórico de análisis; empero, eso no impide que en el desarrollo de las<br />
investigaciones surja de manera espontánea, y en algunos casos constante, el término miedo”,<br />
escribe Fernando Moscoso. 11 De ese miedo al miedo, la obra de Jean Delumeau<br />
representa un aporte invalorable para los historiadores de la segunda mitad del siglo<br />
xx. El valor intelectual debe ser agradecido en este caso: ofreció una opción novedosa<br />
para el oficio de historiar. Aunque aun hoy sigue existiendo este temor profesional,<br />
existen cada vez más colegas que se atreven a demoler este “pánico” 12 .<br />
En mi caso, agradezco la descripción didáctica que hace Delumeau de su propio<br />
método de investigación. Sencillez y densidad erudita en los detalles, argumentos y<br />
atajos que el maestro nos presenta, y que aún transpiran el eco inaudible del tiempo<br />
que sólo él ha logrado captar. Temores que se agudizan a Europa entre 1338 y 1800,<br />
en la larga duración braudeliana. En la introducción a su libro El miedo en Occidente<br />
hace una distinción metodológica para todos aquellos que desean captar el miedo en<br />
sus fuentes. Vayamos a sucintamente a ello.<br />
El investigador aquí tiene la primera: los “miedos al ras de suelo”, aquellos temores<br />
espontáneos, universales. Ningún ser humano puede dejar de sentirlos o padecerlos<br />
tanto en el cuerpo como en la conciencia. Los ricos, los pobres, los mendigos, los<br />
10<br />
Marc Bloch. Historia e historiadores. Madrid, Akal Ediciones, 1999, p. 242.<br />
11<br />
“Se hacen estudios sobre la violencia, las tensiones sociales, el impacto de los fenómenos naturales o las manifestaciones<br />
de lo sobrenatural, pero sin utilizar estas palabras en la presentación de las investigaciones”. Véase: Fernando Moscoso,<br />
“El miedo en la historia: lineamientos generales para su estudio” En: Claudia Rosas (Comp). El miedo en el<br />
Perú…, p. 12.<br />
12<br />
En su introducción, Delumeau escribe: “En este marco quedaba por llenar un vacío historiográfico que, en cierta<br />
medida, voy a esforzarme por llenar, dándome cuenta de que semejante tentativa, sin modelo a imitar, constituye una<br />
aventura intelectual. Pero una aventura excitante”. Jean Delumeau. El miedo en Occidente…p.12<br />
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