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ESTUDIOS<br />
eleccionario nacional, los “Tembleques” infringieron repetidas veces la ley de elecciones;<br />
y los Campesinos, colmado el vaso, reaccionaron en su contra y denunciaron los<br />
hechos ante el Poder Central, éste se constituyó en el elemento nodal para un estallido<br />
de mayores magnitudes entre ambos bandos en el año 1835.<br />
A pesar de sus diferencias, estas facciones sentían una gran admiración hacia Páez,<br />
quien ejerció una sutil influencia sobre los dirigentes políticos maracaiberos y de otras<br />
regiones del país. Esto hace presumir que ambos partidos apoyaron la república y no<br />
llegaron a manifestar deseos autonomistas por convicción, sino que la mayoría de las<br />
veces, por oportunismo; y que Páez cedía una cuota de autonomía a la provincia de<br />
Maracaibo, así como a otras entidades, en un juego político que buscaba mantener su<br />
hegemonía sobre el territorio venezolano.<br />
Los “Tembleques” en su mayor parte fueron quienes, disgustados con Páez por el<br />
apoyo prestado a los Campesinos durante las revueltas de 1834, se manifestaron en<br />
junio de 1835 como partidarios de las “Reformas” propuestas por el General Santiago<br />
Mariño y quienes respaldaron en septiembre de 1835 a Francisco María Farías y su<br />
posterior invasión y ocupación de Maracaibo.<br />
Sobre el movimiento reformista es necesario afirmar que amalgamó las posiciones<br />
quizás más extrañas y opuestas en un determinado fin común, pues se juntaron oficiales<br />
militares bolivarianos como Pedro Briceño Méndez, Diego Ibarra, Francisco Carabaño,<br />
Justo Briceño, Perú de La Croix, José Laurencio Silva, los oficiales separatistas<br />
como José Tadeo Monagas, Santiago Mariño y antibolivarianos como Pedro Carujo<br />
y Rufino González, todos ellos unidos como jefes reformistas, a la vista de cualquier<br />
análisis resulta compleja la unión entre bolivarianos, antibolivarianos y federalistas.<br />
En común los militares criticaban la pérdida de privilegios por parte de los fueros<br />
militares y religiosos, suprimidos durante la primera presidencia de Páez, lo cual había<br />
irritado a estos, quienes aprovechándose del aislamiento de Vargas, se cubren con el<br />
manto del federalismo y liderados por Santiago Mariño, no dudaron en denunciar la<br />
existencia de una “oligarquía” y de un poder autocrático, representado por Páez. Sin<br />
embargo hay que recordar que muchos de los militares que participaron como reformistas<br />
eran a su vez grandes propietarios como era el caso del propio Coronel Farías.<br />
En general, los militares reformistas o no, persistieron en que el gobierno debía<br />
residir en ellos, a través de la figura de Páez o Mariño, les causaba escándalo y notoria<br />
oposición un gobierno civil, pues afirmaban en constantes proclamas que aún eran<br />
herederos de la gloria independentista y en sus férreas y laureadas manos la república<br />
debía seguir su mando.<br />
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