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ESTUDIOS<br />

Los testimonios documentales plantearon una difícil situación para el mes de octubre<br />

del año 1835, desde las primeras actividades bélicas comandadas por Farías sus<br />

oficiales y principales colaboradores se concentraban en Maracaibo y en el Puerto de<br />

Altagracia 47 .<br />

Esta situación había ocasionado un importante retroceso de las fuerzas leales a la<br />

constitución. Entre las primeras pérdidas militares de las fuerzas constitucionales se<br />

indican la quema de muchos cartuchos, pero la propia comunicación del Gobernador<br />

de Maracaibo Esteban Villasmil (nombrado desde la jefatura ejercida por el general<br />

José Antonio Páez) dirigida al Gobernador de Coro, le indicaba que desde las acciones<br />

militares Farías, era peor el panorama pues: “[…] ha sido nombrado Jefe Civil y<br />

Militar en Maracaibo. Las Tiranías que éste ejerce son imponderables: la ciudad está<br />

desolada y su aspecto aflige al amador de la patria”.<br />

Farías rápidamente había asumido el control civil y militar de la región, en apenas<br />

unos días, había ocasionado un repliegue no sólo de las fuerzas militares, sino en la<br />

propia ciudad, muchas personas se refugiaban en sus hogares, mientras otras escapaban<br />

48 . Así, un temor se vio disperso en diversas localidades, aquellos militares que no<br />

respaldaban las acciones de los llamados reformistas eran encarcelados, otros simplemente<br />

eran asesinados en emboscadas 49 . Algunas personas fueron castigadas por no<br />

asumir posición política y el terror recorrió la ciudad, mientras en otras partes del<br />

país como en Oriente, se restablecía el orden constitucional después de someter a los<br />

principales jefes regionales.<br />

Era preciso denotar que tan sólo anunciada la conspiración en la propia región, las<br />

fuerzas militares en otras provincias como indican las comunicaciones comenzaron<br />

con auxilios de infantería, caballería, armamento y municiones a cargo de las propias<br />

jefaturas locales, hasta las primeras acciones militares se intentaba sofocar con los propios<br />

recursos militares de la provincia de Maracaibo.<br />

47<br />

Las fuerzas militares que estaban respaldadas por el poder ejecutivo nacional, para el momento se organizaban de<br />

la siguiente forma: Comandante de Armas occidental de la Provincia, Henrique Weir, se había mantenido fiel a sus<br />

deberes, mientras el Comandante del Batallón Boyacá, Antonio Pulgar, se había embarcado para la Isla del Burro,<br />

frente a Maracaibo, con ciento treinta hombres de su batallón y dos oficiales, resueltos a sostener el gobierno. El<br />

Comandante del Apostadero, Felipe Baptista con una goleta, una balandra y unos buques menores dominaba el<br />

lago, mientras que el Comandante de la Barra, Diego José Jugo, se mantenía fiel al orden constitucional.<br />

48<br />

“Comunicación del Gobernador de Maracaibo al señor Gobernador de Coro”, Maracaibo 5 de octubre de 1835,<br />

Documentos para los Anales de Venezuela (Segundo Periodo), Tomo Primero, p. 490.<br />

49<br />

Ibíd.<br />

67

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