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ESTUDIOS<br />

La madrugada del ocho de julio, doscientos hombres del Batallón Anzoátegui seducidos<br />

por algunos jefes y oficiales dieron en la plaza mayor de la ciudad de Caracas,<br />

el grito de las reformas 19 y derrocaron al gobierno dirigido por José María Vargas. Fue<br />

preso el Presidente, el Vicepresidente, los secretarios, el Comandante de Armas, el Comandante<br />

del Batallón Anzoátegui y algunos oficiales. Hecho esto deportaron luego a<br />

las primeras autoridades al Comandante y Capitanes del Batallón Anzoátegui. 20<br />

Los jefes reformistas dieron tiempo al presidente para reunir al Congreso y éste<br />

autorizó organizar un ejército de diez mil hombres y se nombró Jefe del ejército<br />

Constitucional al General José Antonio Páez, quien desde el Hato San Pablo, fue<br />

organizando fuerzas para restablecer el orden con el apoyo del gobierno en recursos<br />

económicos y militares, en un tiempo relativamente breve y dado su prestigio militar<br />

y su popularidad, al pasar Páez por Valencia, Maracay y La Victoria, incorpora numerosos<br />

grupos de milicianos armados y también tropas que al mando del general José<br />

Laurencio Silva, habían sido enviadas desde Caracas para combatirlo. El general Páez<br />

entra a Caracas el 28 de julio de 1835, encontrándose con que ésta había sido abandonada<br />

por los reformistas.<br />

Se procedió además a enviar una comisión a San Thomas (isla caribeña donde había<br />

sido recluido José María Vargas) para traer de vuelta al Presidente Constitucional,<br />

quien al regresar al país asumió de nuevo sus funciones constitucionales. El 20 de agosto<br />

de 1835, Vargas recuperó la presidencia de la República. Por su parte, Mariño y sus seguidores<br />

se refugiaron en el oriente del país, protegidos por José Tadeo Monagas. Pese<br />

a su restitución, los alzamientos militares continuaron. El movimiento del ocho de<br />

19<br />

Los catorces jefes señalados son El Comandante General la Provincia Diego Ibarra, General Justo Briceño, General<br />

Pedro Briceño Méndez, Comandante de Infantería Pedro Carujo, General José Laurencio Silva, General Perú de<br />

La Croix, Jefe de Estado Mayor J.M. Melo, Coronel Carlos María Ortega, Coronel P. Mares, Coronel Ramón Soto,<br />

Coronel B. Herrera, Coronel A. Ibarra, Coronel Salvador Flores, Coronel Rafael Picazo. La revolución reformista,<br />

así como en Caracas, había hecho defeccionar a algunos militares de lealtad frágil, arrastrado en ciertas provincias<br />

no menos débiles. En Valencia se adhirieron a la revolución y pronunciándose los Coroneles Manuel Cala y Juan de<br />

Dios Manzaneque, en los Valles de Aragua el General Francisco de Paula Alcántara, en Puerto Cabello el General<br />

Francisco Carabaño, en Barcelona el General José Tadeo Monagas. Entre los civiles figuraron como revolucionarios<br />

algunas notabilidades, como Felipe Fermín Paul, Andrés Level de Goda, Nicolás Anzola entre otros. El documento<br />

del pronunciamiento reformista puede verse en: Historia Contemporánea de Venezuela, Tomo II, pp. 399-400. Una<br />

recopilación de importantes documentos de los reformistas puede consultarse En: Documentos para los Anales de<br />

Venezuela (Segundo Periodo), Tomo Tercero, pp. 210 -305.<br />

20<br />

Sobre estudios referentes al tema de la Revolución de las Reformas pueden consultarse: Lino Iribarren Celis,<br />

“Revolución de las Reformas”, Boletín de la Academia de la Historia, Tomo XLI, abril-junio, N° 162, 1958, pp.<br />

145-158. Marcos Figueroa, “La revolución de las reformas, proclamación de Mariño en Maracaibo”, Boletín de<br />

la Academia de la Historia, Tomo LII, octubre-diciembre. N° 208, 1969, pp. 715-718. Noris Méndez, y Pedro<br />

Pablo Olivares, “Santiago Mariño y la Revolución de las Reformas”, Boletín de la Academia de la Historia, Tomo<br />

LXXXII, julio-septiembre. N° 327, 1999, pp. 348.<br />

55

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