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<strong>BOLETÍN</strong> DE LA ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA<br />

este difícil episodio solo planteó el germen para un mayor episodio de enfrentamiento<br />

16 , La situación fue considerada de tal gravedad por Páez que se vio obligado a declarar<br />

alterado el orden público en Maracaibo e ilegal el gobierno provisional de Lino<br />

Celis: sacó de su retiro en Coro a Rafael Urdaneta y lo puso al frente de un batallón<br />

que marchó sobre Maracaibo 17 .<br />

La elección fue doblemente acertada; por una parte, dio origen a la reconciliación<br />

de Páez y Rafael Urdaneta, (este último no había aprobado la disolución de la República<br />

de Colombia), y por otra además lo unían con los maracaiberos estrechos vínculos<br />

familiares y de amistad, a la cual pertenecía la élite que conformaba al movimiento<br />

Campesino. Por tanto que dejó acantonadas sus tropas en Casigua y se presentó en<br />

Maracaibo sorpresivamente solo, reponiendo inmediatamente el orden, acción que,<br />

según informó a Páez, no fue “[...] un acto de las armas sino de la obediencia voluntaria<br />

del Gobierno” 18 .<br />

Los rebeldes fueron indultados por el Poder Ejecutivo y nombrados Manuel Ramírez<br />

y Mariano Montilla, ambos identificados con los Campesinos, como Gobernador<br />

de la Provincia y Comandante de Armas, respectivamente.<br />

En una segunda movida política, muy próxima a la anterior, fueron los Tembleques<br />

quienes, disgustados con Páez por el apoyo prestado a los Campesinos, se manifestaron<br />

en junio de 1835 como partidarios de las Reformas propuestas por Mariño y<br />

respaldaron en septiembre de 1835 a Francisco María Farías y su posterior invasión<br />

y ocupación de Maracaibo, pero sólo cuando ocurren los sucesos en Caracas el 8 de<br />

julio, destapan un crisol de sucesos complejos que se vio manifestado en diversas acciones<br />

bélicas ocurridas en el país, desde julio hasta bien comenzado el año 1836.<br />

en el Castillo de San Carlos. El Gobierno Nacional envió a resolver el problema, nada menos que al general Rafael<br />

Urdaneta, quien con su autoridad logró, el 20 de diciembre, apaciguar los ánimos. Los alzados fueron apresados y los<br />

zulianos celebraron la Navidad en paz. Para entonces, el Congreso había perdonado (indultado) a todos los alborotados<br />

del alzamiento del año anterior, pero las disputas entre Campesinos y Tembleques continuaban. Estos últimos eran<br />

ahora reformistas y no aguantaron hasta el 5 de julio para alzarse, sino que lo hicieron el 7 de junio, y desde Maracaibo<br />

proclamaron al general Mariño, presidente. Duraron tres días alborotados hasta que fueron sometidos por el Ejército.<br />

La paz volvió a Maracaibo aunque no por mucho tiempo.” Germán Cardozo Galue, “Maracaibo: Construcción<br />

de la identidad regional en el siglo XIX”, Tierra Firme, Oct. 2003, Vol.21, No.84, 2003, p. 483-502.<br />

16<br />

Sobre este episodio se recomienda para una información mayor y análisis de estos hechos el trabajo por Arlene<br />

Urdaneta Quintero. La Revolución de las Reformas en Maracaibo. Campesinos y Tembleques, Universidad Santa<br />

María, 1989.<br />

17<br />

Archivo General de la Nación. Sección de Interior y Justicia, Tomo CVIII, “Informe privado del General Rafael<br />

Urdaneta al Secretario del Interior.” Maracaibo, 29 de diciembre de 1834, folio. 252.<br />

18<br />

Archivo General de la Nación. Sección de Interior y Justicia, “Oficio enviado al Despacho de Guerra y Marina”. Tomo<br />

CVIII, Maracaibo, 1835, Sin Fecha, folios. 262-264.<br />

54

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