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ESTUDIOS<br />
la infracción moral y religiosa. Desde este punto de vista, la ciudad de Maracaibo es la<br />
ciudad pecadora por excelencia de la Diócesis. Resulta sospechoso que el Obispo, deliberadamente<br />
o no, no haya incluido a la ciudad de Caracas en su memorial de agravios<br />
contra la vida cristiana. Una de las conclusiones que se saca de esta mirada a los pecadores,<br />
sus pecados y el modo de evitarlos y subsanarlos a través de los casos concretos<br />
y las providencias, es que a mayor tamaño del centro poblacional, mayor es el número<br />
de sus pecadores. Bajo esta perspectiva concluyente, podríamos, de haberlo sabido y<br />
conocido, inferir el estado del pecado en la ciudad de Caracas pero nunca llegó hasta<br />
nosotros lo que además le habría dado rostro, nombre y apellido a los pecadores, como<br />
lo hace el obispo Mariano Martí en diversas ciudades independientemente del rango<br />
social del pecador, como es el caso del gobernador Alonso del Río en Maracaibo a<br />
quien acusa de “vivir mal” con Bárbara Villasmil. 74<br />
No obstante lo anterior, hay una mayor condescendencia por parte del Obispo al<br />
pecador según en qué peldaño de la escalera social se encuentre. A mayor categoría,<br />
menor pena: a menor categoría, mayor pena. A los hacendados que viven mal con<br />
criadas se les amonesta o se les pide que muden a su esclava, como se le solicita a<br />
don Xavier de Osorio, hacendado de Ocumare de la Costa incurso en esas prácticas 75 .<br />
Cuando el pecado de mal vivir es entre pardos o esclavos, el Obispo llega a solicitar<br />
hasta la venta pública de los pecadores mientras que a los privilegiados se les solicita<br />
no tratarse más. Esto queda evidenciado a lo largo de los tomos del Libro personal.<br />
A veces el Obispo ni interviene y escurre el bulto para la autoridad civil como cuando<br />
pide que el gobernador dicte una providencia ante el teniente de Infantería, don<br />
Simón Carrasquero que vive mal con la blanca Isabel de Angulo 76 . A la población<br />
blanca y de peso social se le antepone el “Don”, dicho sea de paso. A buena parte de<br />
esos pecadores se les obliga a casarse de alguna forma contraviniendo la libre voluntad<br />
que debe privar en este acto 77 . Esto no debe sorprender a nadie siendo que la sociedad<br />
americana estaba perfectamente dividida en castas según su posición e importancia y<br />
el trato variaba según su condición a pesar de que el pecado de alguna forma horizontaliza<br />
a la población pero no así la pena que acarrea cada caso.<br />
Las providencias del Obispo, en especial aquellas que hemos convenido en calificar<br />
de mundanas son un excelente instrumento jurídico para el equilibrio societal que el<br />
74<br />
Obispo Mariano Martí, Documentos relativos a su visita… (Libro Personal), Tomo I, p. 157.<br />
75<br />
Ibídem, p. 24.<br />
76<br />
Ibídem, p. 158.<br />
77<br />
Ibídem, p. 202.<br />
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