BOLETÍN

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BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA cualquier pernicioso entretenimiento como bailes y juegos de carta 26 , desaconseja el ocio 27 y prescribe que todos los miembros de la familia estén entregados a un oficio, que se procure la separación de los sexos en habitaciones y actitudes, que se eviten las malas compañías y la tentación de pecar. Los términos que envuelven el pecado que acecha nunca son directos sino introductorios, hay toda una terminología eufemística que califica, por ejemplo: “fines torpes”, “eterna condenación”, “amistades ilícitas”, “lo que no es lícito desear”, “semejantes infamias”, “ruines inclinaciones”, “perdición eterna”, que llevan a caer en pecado, pero nunca se termina de aclarar el tipo de pecado que conduce al peligro y a la condena. Los términos son alusivos, aproximativos, advertidos, ante la amenaza que se cierne sobre la vida cristiana. Da la impresión de que paralelamente a la vida cotidiana, hay una acechanza interminable del mal, o de lo que estos prelados consideran el mal generador de pecado, que precipita la no salvación. El obispo Martí, pecados, faltas y pecadores del siglo xviii En el Libro personal, es donde el obispo Mariano Martí hace la relación prolija de los pecadores a lo largo y ancho de la Diócesis de Caracas. Hay que aclarar que tiene la capacidad de hacerlo por la vía de la infidencia. Convoca a los habitantes de la localidad a “denunciar” las prácticas contrarias a la vida cristiana. La práctica de la denuncia la admite Martí con toda naturalidad y está expresada en los mencionados libros: “Marcos Surbarán…Casado con María Josepha Angarita, ha sido siempre viciado con mujeres. Hace ocho años se dio al vicio de hurtar. Hace año y medio dejó a su mujer María y se fue con otra mujer, blanca o mulata, Juana Eugenia Paredes. Angarita teme que la mate si sabe que lo denunció” 28 . 26 Ibídem, p. 14 27 “Huie de los juegos, los bailes, los puestos públicos, los banquetes, las fiestas, las máscaras y espectáculos profanos donde es Dios ofendido y guardate no solo de ser complize en esto sino también de hacerte presente a ello […] No estas jamás ocioso porque la ociosidad es ponzoña que envenena el Alma: procura siempre estar ocupado en obras piadosas o al menos en obras útiles”. Ibídem, p. 22. 28 Obispo Mariano Martí, Documentos relativos a su visita Pastoral de la Diócesis de Caracas (1771-1784) (Libro Personal), Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, , Tomo I, 1999, p. 572. Las negrillas son nuestras. No sólo la admite naturalmente la denuncia sino que la exige como consta en el libro de Providencias: “Sabed que hallándose para expirar el término que el edicto general de la visita publicado de 8 del corriente mayo asignamos en el 20 días para que entre otras cosas todas y cada una de las personas de cualquier estado, calidad y condición que fuere, que supiere o hubiere oído de cualquier pecado público y de otro digno de corrección en cualquiera manera, lo manifestare ante Nos dentro de dicho término”. En: Obispo Mariano Martí, Documentos relativos a su visita Pastoral de la Diócesis de Caracas (1771-1784) (Providencias), Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, Tomo V, 1999, p.80. 30

ESTUDIOS Los pecados 29 o las faltas que enumera el Obispo, producto de la delación de los habitantes tienen un procedimiento. Existe una identificación de la persona, su raza, su ocupación, el pecado o la falta 30 de que se le denuncia (no de la que se le acusa porque no hay un procedimiento legal sino una acusación informal que podría derivar en un proceso civil-legal, eventualmente), el estado civil y la recomendación del Obispo para subsanar la situación. Estos pecados-faltas-delitos están relacionados con los enemigos del alma, referidos con antelación, vale decir: “el mundo, el demonio y la carne”. Particularmente este último enemigo, la carne, es la que ocupa el lugar preponderante en la fijación del listado enumerativo de las desviaciones de la grey. El principal pecado de la carne que se relaciona en el Libro personal del Obispo es el relacionado con “vivir mal”. De los 728 pecadores activos 31 reseñados en el Libro personal a 525 de ellos se les acusa de “vivir mal”. Vivir mal significa vivir en pecado en sus diversas acepciones y particularidades y ocupan las siguientes definiciones con respecto al enemigo que es la carne, y que se traduce en vivir ilegalmente ya que están al margen o en contra del sacramento de la iglesia que es el matrimonio 32 . Esto incluye a todas aquellas personas que mantienen “tratos ilícitos”, “cometen torpezas con mujeres”, “consienten maldades”, “tienen tactos con mujeres”, “tuvieron festejos con mujeres”, “han sido cogidos en mal vivir”, “han tenido hijos ilegítimos”, “no hacen vida con su esposo”, “no hacen vida con su esposa”, “tienen amigas libres”, “viven separados de sus esposos y esposas”, “tienen concubinas”, “andan divertidos con otra mujer”, “cometen pecados”, “viven escandalosamente”, “tienen públicos tocamientos deshonestos y retozo”, “manosean”, “son de genio libertino con las mujeres”, “deben palabra y honra”, “han 29 El pecado contraría el obrar bien, es la transgresión de las normas cristianas, el incumplimiento de los mandamientos de la Ley de Dios y lo que para citar a Astete es la conducta que nos hace que “perdamos la gracia y la gloria”. En: Catecismos de Astete y Ripalda, p. 178. 30 Por razones prácticas aparejaremos las faltas y delitos a pecados ya que en la visión del Obispo así son. Siendo que son situaciones personalísimas, se restringirían al ámbito privado en el que interviene el Obispo, por vía de un tercero denunciante pero que esa misma resolución también se soluciona privadamente y sólo en casos extraordinarios se invoca la asistencia de la autoridad civil, como coadyuvante en esta “sinergia” civil-eclesial que hemos mencionado con anterioridad. 31 Hablamos de pecadores activos para señalar aquellos que están denunciados de forma primaria como sujetos activos del pecado: son los que son nombrados de ejecutar el pecado aunque esto implica, naturalmente, que la acción del pecado afecte a una tercera persona, eventualmente también pecadora. 32 Los sacramentos son: “Unas señales exteriores instituidas por Cristo nuestro señor para darnos con ellas su gracia y las virtudes”. Son siete los sacramentos: el bautismo, la confirmación, la penitencia, la comunión, la extremaunción, el orden y el matrimonio. Los cinco primeros son de necesidad, según explica Gaspar Astete, mientras que los dos últimos así enumerados son de voluntad. En: Catecismos de Astete y Ripalda, p. 156. La Iglesia ha considerado que el matrimonio es el único sacramento reconocido para que dos personas puedan vivir juntos, unidas por Dios, y confirmado por la Iglesia. En consecuencia toda unión no sacramental entre dos personas es apenas considerado “torpe concubinato” o “concubinato pecaminoso”. Los que viven juntos sin haberse casado eclesiásticamente, viven “amancebados” y en pecado mortal. Los que mantienen uniones concubinarias “han de ser tenidos como pecadores públicos y no pueden ser admitidos como padrinos de bautismo ni en otros actos de los que están excluidos por la Iglesia”. En: Catecismos de Astete y Ripalda, p. 176. 31

<strong>BOLETÍN</strong> DE LA ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA<br />

cualquier pernicioso entretenimiento como bailes y juegos de carta 26 , desaconseja el<br />

ocio 27 y prescribe que todos los miembros de la familia estén entregados a un oficio,<br />

que se procure la separación de los sexos en habitaciones y actitudes, que se eviten las<br />

malas compañías y la tentación de pecar. Los términos que envuelven el pecado que<br />

acecha nunca son directos sino introductorios, hay toda una terminología eufemística<br />

que califica, por ejemplo: “fines torpes”, “eterna condenación”, “amistades ilícitas”, “lo<br />

que no es lícito desear”, “semejantes infamias”, “ruines inclinaciones”, “perdición eterna”,<br />

que llevan a caer en pecado, pero nunca se termina de aclarar el tipo de pecado que<br />

conduce al peligro y a la condena. Los términos son alusivos, aproximativos, advertidos,<br />

ante la amenaza que se cierne sobre la vida cristiana. Da la impresión de que<br />

paralelamente a la vida cotidiana, hay una acechanza interminable del mal, o de lo que<br />

estos prelados consideran el mal generador de pecado, que precipita la no salvación.<br />

El obispo Martí, pecados, faltas y pecadores del siglo xviii<br />

En el Libro personal, es donde el obispo Mariano Martí hace la relación prolija de<br />

los pecadores a lo largo y ancho de la Diócesis de Caracas. Hay que aclarar que tiene la<br />

capacidad de hacerlo por la vía de la infidencia. Convoca a los habitantes de la localidad<br />

a “denunciar” las prácticas contrarias a la vida cristiana. La práctica de la denuncia<br />

la admite Martí con toda naturalidad y está expresada en los mencionados libros:<br />

“Marcos Surbarán…Casado con María Josepha Angarita, ha sido siempre viciado<br />

con mujeres. Hace ocho años se dio al vicio de hurtar. Hace año y medio dejó a su<br />

mujer María y se fue con otra mujer, blanca o mulata, Juana Eugenia Paredes.<br />

Angarita teme que la mate si sabe que lo denunció” 28 .<br />

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Ibídem, p. 14<br />

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“Huie de los juegos, los bailes, los puestos públicos, los banquetes, las fiestas, las máscaras y espectáculos profanos donde es<br />

Dios ofendido y guardate no solo de ser complize en esto sino también de hacerte presente a ello […] No estas jamás ocioso<br />

porque la ociosidad es ponzoña que envenena el Alma: procura siempre estar ocupado en obras piadosas o al menos en<br />

obras útiles”. Ibídem, p. 22.<br />

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Obispo Mariano Martí, Documentos relativos a su visita Pastoral de la Diócesis de Caracas (1771-1784) (Libro Personal),<br />

Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, , Tomo I, 1999, p. 572. Las negrillas son nuestras.<br />

No sólo la admite naturalmente la denuncia sino que la exige como consta en el libro de Providencias: “Sabed que<br />

hallándose para expirar el término que el edicto general de la visita publicado de 8 del corriente mayo asignamos en el<br />

20 días para que entre otras cosas todas y cada una de las personas de cualquier estado, calidad y condición que fuere, que<br />

supiere o hubiere oído de cualquier pecado público y de otro digno de corrección en cualquiera manera, lo manifestare ante<br />

Nos dentro de dicho término”. En: Obispo Mariano Martí, Documentos relativos a su visita Pastoral de la Diócesis de<br />

Caracas (1771-1784) (Providencias), Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, Tomo V, 1999, p.80.<br />

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