BOLETÍN

MISCELÁNEAS
capacidad y actitud de imaginar el futuro posible y luchar por él; y estaba convencido
de la necesidad de preservar la memoria histórica e institucional del país para orientar
otros rumbos. De allí su pasión por la historia, más allá de la historia por sí misma.
Nos encontramos también en estas páginas con la faceta del intelectual portador
de una naturaleza única, que conjugaba la historia, el periodismo, el arte, la literatura
y un avasallante sentido del humor, chispeante, genuino, espontáneo, que estará siempre
en el recuerdo.
Identificamos al diplomático de pensamiento y de acción como fuente de inspiración
doctrinal y como agente de transformación de conflictos en espacios para el
entendimiento y la convergencia de voluntades.
Las reservas de su carácter, los límites que dibujaba sin trazar una línea alrededor de
un dominio absolutamente propio, las aperturas que ocasionalmente dejaba sentir, su
particular don para activar voluntades y movilizar energías con fórmulas tangenciales;
sus silencios, que eran parte indivisible de su conversación, su sensibilidad disimulada
por la reciedumbre del que ha sentido muy de cerca el dolor, todo esto y más está allí.
En síntesis, los rasgos más resaltantes de su personalidad, de su pensamiento y de
su carácter se revelan en esta biografía a través de las vivencias del personaje público,
del político, del diplomático, del intelectual y del hombre en sí mismo y en su relación
con los demás.
Aquel 11 de marzo, una ausencia fugaz, un desorden repentino, el pliegue imprudente
de una alfombra, lo que haya sido, nos privó de la presencia de SAC y nos causó
un pesar muy hondo que solamente podríamos atenuar, en algún grado, por la seguridad
de que seguirá presente entre nosotros a través de su obra, de su ejemplo como
venezolano y demócrata integral, y de sus aristas humanas plenas de matices, que nos
harán recordarlo como seguramente el hubiese querido que lo hiciéramos.
Queremos insistir en nuestra gratitud hacia Diego Arroyo Gil por este regalo, a
Elías Pino Iturriteta, a Rosalexia Guerra al frente de la unidad de Libros El Nacional,
a Miguel Henrique Otero y a El Nacional por las alianzas que hemos conformado.
Y, por supuesto, a todos ustedes muchas gracias por su generosa atención.
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