BOLETÍN

BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA
El texto finaliza con una solicitud más de dinero a las autoridades del gobierno
español. Los comentarios republicanos añadidos son elocuentes expresiones del
desprecio y arrogancia de la arrogancia del vencedor sobre el derrotado que se
niega a reconocerse como tal.
El segundo oficio es del 12 de agosto de 1822. En este comienza Laborde refiriendo
una comunicación que ha recibido del capitán de un navío de guerra
norteamericano cuya traducción remite adjunta. En ella se reclama una nave
que el Tribunal de Presas de Puerto Cabello declaró como presa legítima y confiscó
en consecuencia.
Al respecto, Laborde resalta que el mencionado capitán alega que su gobierno
no reconoce el bloqueo decretado por España sobre las costas de Tierra Firme y
que tiene noticias de que, con ese pretexto, el Presidente de Estados Unidos se
ha dirigido al Congreso de ese país para que se reconozca la independencia de
¨nuestra América insurreccionada¨.
Efectivamente, el Presidente James Monroe, el de la famosa doctrina que lleva
su nombre, se había dirigido en tal sentido a la Cámara de Representantes varios
meses antes y, además, el 19 de junio de ese año había recibido oficialmente a
Manuel Torres como Encargado de Negocios de la República de Colombia, entonces
en trance de fundación. También a mediados de ese año, Portugal había
dado muestras de reconocerla iniciando contactos diplomáticos con Antonio
Zea.
Luego declara que no está dispuesto a discutir con ese capitán la condición
del bloqueo, lo cual corresponde al gobierno peninsular. Sin embargo, hace a
su superior su opinión sobre una serie de precisiones técnicas al respecto. Alega
que generalmente se denomina boqueo a una acción que un Estado ejerce
contra otro, lo cual no es el caso porque en esta oportunidad se trata de un acto
legítimo, ejercido contra ¨los insurgentes que lejos de ser para nosotros una Nación,
son parte rebelde de la nuestra, y el territorio que ocupan uno de nuestros
dominios o de nuestra casa en la que estamos en derecho de hacer y prescribir
cuanto convenga a llevarlos a la debida sumisión¨.
Sin embargo, poco más allá reconoce ¨que aunque es una gran cosa tener razón,
esto no basta sino ayuda la fuerza¨. Y añade: ¨Todos nos echan en cara esta falta
de fuerza¨.
Continúa diciendo que, en cualquier caso, las disposiciones sobre el referido
bloqueo se han proclamado tal como el gobierno las ha decretado y que los
corsarios se atienen a ¨su riguroso y literal sentido¨, lo que impide que el Tribunal,
por razones políticas o de excepción, haga alguna ¨contemporización¨
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