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DOCUMENTOS
hechos históricos permitiendo que tengamos una más clara percepción de lo
que realmente ocurrió.
El punto de vista que encontramos en los textos del Archivo Laborde son los del
hombre y la política que fueron derrotados, además expresados en caliente, por
así decirlo, en el justo momento de la derrota o, al menos, cuando ya ésta era
inminente y prácticamente inevitable. La clara conciencia de la derrota, de que
se defiende una causa perdida, añade a esos testimonios un toque de tragedia
ante el hecho consumado y, de tal modo, acaso pueda dar alguna medida de la
entereza humana ante lo inevitable en la persona de Laborde.
A la luz de las anteriores reflexiones presentamos al público dos documentos
del Archivo Laborde que se inscriben en esas circunstancias caracterizadas en
forma muy general y sobre los cuales haremos algunos comentarios particulares.
Se trata de dos oficios dirigidos por Laborde al Ministerio de Marina.
El primero está fechado a 29 de octubre de 1821. Para ese entonces ya en Venezuela
se ha celebrado el triunfo militar decisivo de Carabobo, que dio libre
acceso a los patriotas a las ciudades de la Cordillera de la Costa y, por tanto,
al dominio político del país en general. Además el Congreso de Cúcuta había
culminado sus sesiones el 30de agosto de ese año y Simón Bolívar, proclamado
Presidente de la República de Colombia, ha sancionado la nueva Constitución
el 6 de ese mismo mes de octubre. Es decir, ya Colombia existía, de hecho y de
derecho, como república independiente.
Ese documento fue publicado por la prensa republicana; en el Iris de Venezuela,
el 29 de abril de 1822. Había sido hallado entre los papeles que llevaba a bordo
una goleta capturada por un corsario patriota antes de llegar a las costas españolas.
En esa versión cada párrafo del oficio de Laborde está acompañado de un
comentario del redactor del Iris.
Allí Laborde reconoce que ¨toda esperanza de auxilios en colonias se ha desvanecido:
las Antillas francesas pretextan su neutralidad, el ministro español en
Estados Unidos carece de recursos del gobierno, tampoco es posible hallarlos
en Saint Thomas, Jamaica o Curazao, y ni siquiera en México, La Habana o
Puerto Rico. Asimismo alude al tremendo gasto que significa recibirlos de la
Península cuando en la misma región caribeña abundan y sólo hace falta dinero
para comprarlos.
También informa sobre los planes republicanos de hostigar la costa sur de Puerto
Rico e incluso los pueblos ribereños de la misma Península Ibérica con el
objeto de inclinar a sus pobladores al reconocimiento de la independencia de
lo que aún llama ¨nuestras provincias americanas¨.
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