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BANH_390
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Sobre el bloqueo marítimo a Venezuela en<br />
tiempos de Laborde<br />
Es generalmente aceptado entre los estudiosos de los asuntos bélicos que la<br />
competencia de un conductor de tropas en el arte de la guerra no se mide sólo<br />
por sus victorias, por su eficacia en el ejercicio del mando para vencer en los<br />
campos de batalla, por su audacia, sino además, y quizá principalmente, por su<br />
manera de afrontar las derrotas, de conservar sus efectivos y organizar la retirada<br />
cuando sea necesaria, es decir, por su prudencia.<br />
No en balde, en términos generales, se considera que el valor y la fortaleza de los<br />
hombres se miden y ponen de manifiesto de la mejor manera en la adversidad<br />
antes que en la prosperidad. Desde muy antiguo, numerosos proverbios y refranes<br />
populares, como aquel de que la derrota es huérfana, dan testimonio de ello.<br />
Esas consideraciones encuentran una expresión apropiada y un ejemplo destacado<br />
en las situaciones que debió enfrentar Ángel Laborde mientras tuvo la<br />
responsabilidad de comandar el Apostadero de Marina de Puerto Cabello, durante<br />
los primeros años de la tercera década del siglo XIX y finales de la cruenta<br />
guerra de Independencia de Venezuela. Cuando Laborde asumió ese cargo ya<br />
España tenía perdida aquella guerra con las que durante varios siglos habían<br />
sido sus provincias americanas de Tierra Firme. Ya su derrota estaba anunciada<br />
y el desenlace definitivo era sólo cuestión de tiempo, de muy poco tiempo por<br />
lo demás.<br />
En los oficios y comunicaciones que Laborde dirige a sus superiores de la Marina<br />
española durante esos años es una constante su continua referencia a la escasez<br />
de medios con que cuenta el apostadero, la falta de marineros, la carencia de<br />
dinero para su paga y de alimentos para su manutención, el precario suministro<br />
de material de guerra, y el mal estado y reducido número de embarcaciones<br />
aptas para el servicio.<br />
A ello se suman las noticias sobre el creciente número y capacidad de las flotillas<br />
de navíos republicanos y de corsarios a su servicio así como el creciente<br />
éxito militar tierra adentro, el incremento del contrabando de parte de los barcos<br />
de las potencias europeas presentes en el Caribe y la falta de entendimiento y<br />
coordinación de las fuerzas navales españolas con el ejército de tierra.<br />
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