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Excodra IV: El teatro

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EXCODRA<br />

REVISTA DE LITERATURA<br />

(Y OTRAS ARTES)<br />

Nº 4<br />

(EL TEATRO)<br />

Revista <strong>Excodra</strong>. Número <strong>IV</strong>: <strong>El</strong> <strong>teatro</strong>. Noviembre, 2011. ISSN 2014-1998.<br />

Rubén Darío Fernández


ÍNDICE<br />

Editorial<br />

Reír llorando<br />

Ficción<br />

Deux ex machina, Juan Vico<br />

No seremos nadie, Rubén Darío Fernández<br />

No ficción<br />

Gestos que cuelgan de un aplauso, Álex Declercq<br />

Una breve historia de Loopoesía, Jordi Corominas i Julián<br />

Teatro de guerrilla, Projecte Margot<br />

Teatro: Alquimia de vidas, Andrea Zecca<br />

Poesía<br />

Alvaro Tato<br />

Déborah Vukusic<br />

Collages y dibujollages<br />

Daniel Madrid<br />

Fotografía<br />

Ludovica Bastianini<br />

Aurora Martín<br />

Entrevista + Aportación artística<br />

Angélica Liddell<br />

Colaboradores


EDITORIAL<br />

<strong>El</strong> carnaval del mundo engaña tanto,<br />

que las vidas son breves mascaradas;<br />

aquí aprendemos a reír con llanto,<br />

y también a llorar con carcajadas.<br />

Juan de Dios Peza<br />

Buscaba la sensación que me transmitía el hacer <strong>teatro</strong>, algo definido, y la encontré<br />

en la cama abrazando a mi hija porque tenía miedo. Le dije que si tenía miedo de un<br />

monstruo se lo imaginara haciendo caca. Me salió del alma. Se tronchó de risa. Eso<br />

es para mí el <strong>teatro</strong>: convertir la risa en llanto. <strong>El</strong> miedo en alegría. Ser un cauce que<br />

yendo cuesta abajo conduce el agua río arriba. Al pensar en cómo cambió mi niña de<br />

emociones en un instante, recordé lo que nos recitó la directora de <strong>teatro</strong> unos días<br />

antes de esta noche desde la que escribo. Hablaba de esto, de reír llorando. Interpretar<br />

es vaciarse llenándote. Yo, personalmente, vivo el interpretar de una manera algo<br />

singular, como supongo que lo vivirán los escritores de obras que además las<br />

interpretan, pero son dirigidos por otra persona. Mi relación con el <strong>teatro</strong> a día de hoy<br />

es esta, un texto mío, del que trato de salirme por completo, y vuelvo a entrar en él<br />

como si fuera un texto ajeno. La directora dice haz, y nosotros hacemos, la obra es<br />

suya, ya no es mía. Tengo que irme continuamente de mis recuerdos sobre el texto<br />

para introducirme en los recuerdos que habría tenido el personaje que interpreto. Se<br />

trata de vivir una ficción, de hacer real un imaginario. De crear una nueva realidad<br />

desde una realidad inventada. Es más difícil el <strong>teatro</strong> que el amor, poniéndonos<br />

bruscos, aunque ambos, hay que tratarlos con mimo... En cualquier caso, encontraréis<br />

en este número sensaciones sobre el <strong>teatro</strong> mucho más definidas y expertas, lo mío<br />

aún es un comienzo. Espero lo disfrutéis tanto como si estuvierais viendo una obra.<br />

Aquí os lo dejo:


FICCIÓN<br />

Deus ex machina<br />

Cansado de que una voz invisible decida todos sus actos, el protagonista alza la<br />

mirada al cielo dispuesto a lanzar un atronador desplante. Pero enseguida repara en lo<br />

injustificable de gritar en esa dirección: él siempre ha sido ateo, y tampoco es<br />

cuestión de dejarse vencer a estas alturas por convenciones dramáticas. Así que<br />

detiene a los primeros que pasan por su lado, incapaz de reprimir la queja que ya<br />

desborda por la comisura de los labios, y los acribilla a recriminaciones.<br />

Desconcertada, la mujer le confiesa que no deberían haberse conocido hasta varias<br />

escenas más tarde. Indignado, el hombre tensa la mano amenazante en el bolsillo y<br />

conduce al quejica hasta un callejón cercano donde, con un movimiento certero en<br />

forma de cruz, da por finalizado el encargo mucho antes de lo previsto.<br />

JV


No seremos nadie<br />

PRINCIPIO<br />

De momento, lo dejaré morirse, luego ya veremos.<br />

En pie, sobre el diccionario de María Moliner, en mitad del pasillo de la facultad, con<br />

la cabeza alzada y los brazos caídos, con los ojos cerrados, se puso a recitar<br />

improvisadamente:<br />

Tú asomabas a los dieciséis tus quince.<br />

Yo procuraba tocarte tus recién estrenados pechos de mujer<br />

cuando chocábamos bajo las olas.<br />

Tú fuiste la primera que me dijo…<br />

la primera que…<br />

la primera en…<br />

la primera cuando ya…<br />

la primera por y para, la primera, en definitiva.<br />

Trato de recordarte pero es en vano…<br />

Los recuerdos pan y sal.<br />

La memoria navegante.<br />

Las orillas de tu cintura<br />

¡eso sí que lo recuerdo!<br />

<strong>El</strong> mar y así éramos tres, como a mí me gusta,<br />

que el amor carnal se difunda en muchas carnes,<br />

muchos vientres, muchos pechos.<br />

<strong>El</strong> mar te tocaba más que yo…<br />

Quién fuera sal por tu cuerpo,<br />

morena.<br />

Quién lo fuera,


el aire en tus adentros y en tus afueras.<br />

¡Tus caderas!<br />

a lo que íbamos.<br />

Tú fuiste la primera que…<br />

tú lo fuiste y eso basta,<br />

para empezar.<br />

Tostadas de pan gallego con mermelada de fresas y mantequilla. Las calentó un poco<br />

en la sartén, solamente por un lado: el de la miga. A las seis y media había sonado el<br />

despertador. Leía “<strong>El</strong> derecho a la pereza” de P. Lafargue mientras sorbía el café solo<br />

que acompañaba en su desayuno a las tostadas. Se detuvo en una frase, con los ojos<br />

achicados aún de sueño, y de los labios se precipitó una gota de café sobre la frase el<br />

gran problema de la producción capitalista ya no es encontrar productores y<br />

duplicar sus fuerzas, sino descubrir consumidores, excitar sus apetitos y crearles<br />

necesidades artificiales. Tenía su primera clase a las nueve, pero antes pasaría por el<br />

buzón de la entrada a recoger el correo, abriría las cartas en su despacho, fumaría un<br />

cigarro acodado en la ventana viendo cómo se abría el día, revisaría el guión de la<br />

clase de hoy y pensaría en esa sentencia de Lafargue de ya tan escaso valor en los<br />

tiempos que corren.<br />

-... pensad que el existencialismo no ha de ser limitado, sencillamente, a la oposición<br />

existencia versus esencia, de tal modo, por oposición, reduciréis su<br />

conceptualización a su germen historicista...<br />

-... pensad en el personaje Bartleby, ¿recordáis? ¿cuánto hay en él de<br />

existencialismo, o mejor aún, cuánto hay en él de existencia, y aún más, de qué se<br />

sustenta su existencia, si es que ésta necesita de sustentos, ya que es ella el pilar<br />

primero y el último, sustento de todo, pues antes que nada: hay que existir; y después<br />

de todo: se deja de hacerlo? Hablamos mañana de este embrollo, ahora, a la calle...


Carpetazos, ruido de folios, rugir de sillas, risas, últimas preguntas de los más<br />

interesados y resueltos así como de los más pesados y sin fundamento y hasta luegos<br />

y el sol bañaba su frente mientras volvía a pensar en las necesidades artificiales. Ahí<br />

van, a tropel, meneando sus existencias aún en flor a dar pedales en la bicicleta de la<br />

Historia de la que nunca nadie sabrá nada. Manada de vida no impresa. Flujo de carne<br />

y emoción adolescente, futuro en vivo de cada uno de los presentes.<br />

No tiene excesivas tareas pendientes en su agenda para el día de hoy, pero siente<br />

incomodidad de tener que realizarlas en este día en que prefería pasear, sencillamente<br />

pasear, por el campus o por las calles sin pensar en nada del trabajo; hablar, si cabe,<br />

con algún compañero, tomar cafés y fumar, dejar al día irse tal como lo vio abrirse,<br />

acodado, con levedad.<br />

Pudo acabar relativamente pronto aunque menos de lo que hubiera deseado. Una<br />

reunión de profesores sobre la pronta extinción de tal ciclo universitario en la cual no<br />

partió palabra, dos horas de tutorías aclarando a los alumnos dudas sobre sus trabajos<br />

que habrían de exponer en clase, revisar alguna tesis en marcha y comentar su<br />

desarrollo y una última reunión sobre la financiación de los proyectos donde se limitó<br />

a asentir y a concluir con un “de acuerdo”. A las cinco, a la calle…<br />

Las ganas de pasear habían desaparecido. Volvió a casa con una película alquilada en<br />

la Papaya Verde, Old Boy. Después de verla y de sentirse bastante defraudado con el<br />

film, se masturbo en el silencio de su casa para aliviar la carga que le acompañó todo<br />

el día, se ducho prácticamente con los ojos cerrados escuchando la música que había<br />

puesto en el salón y se obligó a salir a la calle antes de cenar.<br />

Este cabrón, las pagará, pagará los platos rotos. Míralo, ya comienza a desfallecer.<br />

<strong>El</strong> plató estaba completamente vacío y los asientos del anfi<strong>teatro</strong> también, eran tres<br />

hileras de banquetas de madera en semicírculo que se elevaban dignas de gloria y de<br />

grandes espectáculos. Un <strong>teatro</strong> hecho con hormigón, de muy pequeñas dimensiones


para todo lo que de él esperaba en su imaginación. <strong>El</strong> aire era frío y el ambiente<br />

denso, cargado de humedad con el cielo muy oscuro salpicado de las luces de los<br />

astros. De vez en cuando una nube cubría la luna pero rápidamente volvía a<br />

destaparla, así continuamente, con intermitencias que hacían sombras nocturnas en la<br />

puerta roja que había al fondo del plató.<br />

La puerta se abrió y una figura asomó medio cuerpo apoyando la mano en el pomo<br />

interior para de un portazo volver a desaparecer.<br />

Miró encogido de hombros el menú de un restaurante. Carnes a la plancha. Pescados<br />

al horno con deleitosas guarniciones. Ensaladas. Flanes. Vinos. Cervezas. Gente<br />

masticando. Camareros apresurados. Luces. Destellos que atravesaban sus ojos.<br />

Temblores. Pieles blancas y morenas. Cabellos largos que se ondulaban en el aire.<br />

Reflejos en el cristal como saetas. Coches. Zummm. <strong>El</strong> viento derrapó en su cara. <strong>El</strong><br />

humo salía de la puerta entreabierta, mezcla de vapores y tabacos. La corriente mecía<br />

las campanillas de la entrada. Una mujer rubia tropieza con su pie y puede ver su<br />

rostro gris. Un perro ladra no muy lejos y el ladrido palmea sus sienes. <strong>El</strong> flujo<br />

sanguíneo se apelotona en el cuello. Música de alguna vivienda alcanza su atención;<br />

es una melodía lejana que se adentra en su pecho y hay una fuerza que le aprieta las<br />

rodillas con desdén. Tortillas. Filetes. Platos combinados se apresura a leer. Las letras<br />

bailan nerviosamente. Un camión deja caer sobre él un intenso olor a pesado bravo.<br />

<strong>El</strong> paso de cebra ondula. <strong>El</strong> altillo de la acera se remarca a sus pies. Asciende. Farolas<br />

encendidas y árboles duermevela. Personas agitadas y personas albergando en sus<br />

bolsillos las manos. Zummm. <strong>El</strong> viento le gira la cara. <strong>El</strong> pelo le golpea las orejas.<br />

Zummm. <strong>El</strong> viento le frena pero prosigue. Una manzana. Otra. Doblar la esquina y<br />

sumergirse en una calle. Zummm. En otra calle. <strong>El</strong> viento le dobla la espalda como si<br />

fuera un barrazo. Zummm. Zummm. Zummm. Su camisa se eleva por encima de su<br />

pecho y le agarra el cuello. La piel se eriza y se enmudece. <strong>El</strong> olor de unos pasteles<br />

llega a su nariz subrepticiamente sin dar explicación. La noche va cerrándose tal cual<br />

se abría el día, levemente se cierran las cortinas tras las nubes y la luna. <strong>El</strong> viento va<br />

cesando y la camisa mengua su presión en la nuez. Timbra.


-¿Os importa si subo? –Dijo su voz tremulosa.<br />

Habló de Mersault, <strong>El</strong> extranjero de Camús, de cómo a su juicio, la novela trata de<br />

desequilibrar la moral cristiana haciendo extinguirse a la culpabilidad en caso<br />

extremo, pero, dijo ¿Nace acaso el sentimiento de culpa de la moral religiosa? No,<br />

por supuesto que no, pero es lo que ocurre al enfrentar posicionamientos extremos<br />

sin intención dialéctica, que, como ya decía Umbral, lo único que se consigue es<br />

mantener vigente el contrario enfrentado. <strong>El</strong> existencialismo, en su origen, reforzaba<br />

la idea de Dios, por, sencillamente, mencionarlo como opositor. Hay que ir más allá<br />

de la oposición, destruir ambos extremos y, de ahí, surgirá un nuevo pensamiento;<br />

todo con base dialéctica, como veis.<br />

Pensad en los dos partidos políticos mayoritarios de vuestro país, ¿qué hacen sino<br />

reafirmarse a través de su contrario para mantenerse ambos vigentes? Los alumnos,<br />

algo contrariados, quemaban la ruedita del bolígrafo apuntando hasta los tosidos. A<br />

los diez minutos de sus mecánicas explicaciones que ya llevaba repitiendo varios<br />

años sin creerlas demasiado, la salud de la vida salió por la puerta del aula como<br />

quien apura para coger el último tren del día.<br />

Después de la clase tomó un café negro en el bar leyendo el periódico. Marta se<br />

acercó a su mesa. “Hola Rapesco, hazme un hueco, anda”. Marta se sentó en el banco<br />

y Enric la sonrió aún con las letras del periódico revoloteando en su mirada.<br />

La melena pelirroja de Marta siempre era una alegría. Su melena aterciopelada y su<br />

sonrisa como una laguna, su desparpajo sin atisbos de melancolía; una belleza detrás<br />

de una belleza, sin necesidad de buscar maravillas interiores porque de piel para fuera<br />

no lo reflejara. Sólo sus manos podrían definirla, o sus labios, o sus pechos, o su<br />

andar resuelto. Había mujeres mucho más hermosas de rostro que ella, mucho más<br />

atractivas en sus curvas, o de ojos más penetrantes, pero ninguna que lo fuera tanto<br />

como ella punto por punto tan hermosa como el conjunto: armonía era su atributo<br />

más auténtico tanto por dentro como por fuera, y Enric sabía que Marta nunca sería


suya por no saber qué hacer con algo tan completo.<br />

Se sentía, en ese instante, como si fuera un padre sentado en el sofá al que de repente<br />

su hijo pequeño le da un beso en la nariz. <strong>El</strong> aroma tierno a infancia le acercó la<br />

juventud a la memoria y recordó aquella vez en que le dijo a su madre Hay pocas<br />

certezas en esta vida, y fíjate bien, porque una de ellas es que las manzanas, una vez<br />

maduras, no vuelven a ponerse verdes. La madre rompió a llorar, pensando tal vez en<br />

su vejez, sin entender que se refería a la imposibilidad que sentía el hijo de cambiar a<br />

sus padres, amoldarlos a él, para sacarse esa espina del dorso que ni con los dientes<br />

podría sacar, de pensar que sus padres estaban grises por dentro. Enric con el tiempo<br />

sencillamente amoldó sus sentimientos al mundo: ahí su espina doble, doblemente<br />

difícil de sacar.<br />

Marta le subió a la superficie. “¿Vistes al Fiódor?” “No, pero ya me lo han<br />

comentado” “Yo creo que perdió la cabeza. De repente tiró ese pedazo de libro al<br />

suelo y se puso a recitar ¡a recitar! No sé qué de su primera chica. Fue muy extraño”<br />

“Ya, y ahora anda por ahí tan tranquilo” “Bueno, algunos le aplaudieron, es un chaval<br />

que cae bien, algo raro, eso sí, aunque de momento no le había visto hacer nada como<br />

eso” “En mi clase, al empezar el curso, se subió a la mesa, mantuvo durante unos<br />

segundos una pose incomprensible con los brazos alzados y torcidos alrededor de la<br />

cabeza, tal que así, y después se bajó. No le dije nada porque lo hacía muy<br />

naturalmente, de hecho mientras se subía aún seguí con algunas explicaciones, se me<br />

fue callando el tono, y cuando se bajó y cogió su boli, continué. Es un poco hechicero<br />

el chaval. Sus compañeros le miraban con gracia pero sin risas” “Yo me quedaría<br />

atónita, menos mal que no le doy clases” “Por lo general, es tan normal, en serio,<br />

aunque tiene destellos. Te tengo que dejar el libro de Lafargue, no convence pero<br />

entretiene” “Ya me lo habías dicho Enric, a ver si es cierto”<br />

Entrada de la facultad de Filología, vestido completamente de azul:<br />

Hay algo que perdura siempre<br />

en los amigos de la infancia


y de la adolescencia,<br />

y es por eso de siempre<br />

que perdura<br />

o por eso de que perdura,<br />

el siempre;<br />

que es como un color sobre una hoja<br />

en un dibujo<br />

que envejece en las manos de los niños:<br />

amarillea y adquiere otros matices,<br />

se tibia,<br />

se hace amor su verbo y es como un buen vino tinto<br />

metido en sus maderas de tiempo.<br />

¡La amistad es un lujo, señores! eso seguro.<br />

Dura casi tanto como las hipotecas,<br />

¡y si es mayor todavía!<br />

es que es para siempre;<br />

perdura y madura<br />

y es hermoso recordar<br />

la primera vida<br />

que vivimos<br />

en esta vida.<br />

Comentarios de todo tipo, de los transeúntes, quedan a su espalda cuando tras el<br />

recital, entra.<br />

Salir de la facultad es lo que más le atrae en las últimas semanas. Andar sin prisas<br />

siguiendo el ritmo de los pasos y de la respiración, como en un dejarse llevar, pero<br />

por uno mismo. Le gusta seguirse a sí mismo, se observa. Siente como se decían en<br />

aquellas primeras teorías psicológicas donde hay dos “yoes”: el que permanece y el<br />

que observa al que permanece. Es esa especie de conciencia de la conciencia, un


sentirse consciente en cada pensamiento y en cada paso. Recordando a Dilthey piensa<br />

en que ese “yo” que observa es ese momento presente inasible; y el pasado,<br />

invariable, el “yo” que permanece. Va siguiendo el impulso de su pasado ya<br />

inmutable y eternalizado por la acera. Ha pasado por una pastelería y ha pasado por<br />

varias calles. Ha pasado por muchos años y por muchas tierras y por muchas criptas y<br />

por muchas personas. Ha pasado innumerables hojas de libros y ha visto<br />

innumerables hojas caídas y caer de los árboles a su paso. Ha visto, andando por la<br />

acera, siguiendo a sus pasos, dejar el presente atrás a cada paso apunto de alcanzar el<br />

tiempo que siempre queda por delante. “Un cortado, gracias”. Dijo Enric<br />

adelantándose a la pregunta del camarero. Está sentado en una mesa esquinera con un<br />

ventanal delante ante un magnífico día soleado. La gente atraviesa su campo de<br />

visión incesantemente. Al otro lado de la calle hay tres palomas en una cornisa de un<br />

segundo piso. Tras el clásico forcejeo para el alojamiento de esperma, una paloma<br />

sale volando, dejando, suavemente caer, una pluma liviana, que tratando ella misma<br />

de alzar el vuelo tras su dueña, desciende despacio y se vuelve a elevar, va dibujando<br />

la brisa que la lleva, siempre desde más abajo tratando de remontar la caída,<br />

imposible variar el pasado, cada vez más abajo, se pierde tras un árbol, de la vista de<br />

Enric. Lee, acodado en la mesa, a Diderot, su Jaques el fatalista y su amo. La<br />

dialéctica del amo y del esclavo le parece maravillosa; son pocos los buenos ejemplos<br />

y de tanta trascendencia que se dan en literatura sobre la dialéctica. Enfrentados los<br />

contrarios… los haría desaparecer en un golpe de razón. <strong>El</strong> viento y el <strong>teatro</strong> ¿qué<br />

surgiría? Piensa, por un instante, sólo por un instante, la de noches estrelladas que no<br />

ha visto junto a Marta. Paga el cortado en la barra y sale del bar. Todo lo pensado se<br />

desvanece cayendo del irremediable lado del pasado mientras los árboles y los coches<br />

forman con él el cuadro del presente; avanza a pasos cortos acariciando el futuro<br />

hasta su casa. Ha dejado transcurrir las horas leyendo y dormitando en el sofá. En<br />

mitad de la noche se levanta a beber un vaso de agua y después se mete en la cama a<br />

esperar el nuevo día que vendrá.<br />

Está ahí, impasible, a veces en sombra y a veces embellecido por el sol, brevemente,


durante un periodo de tiempo diminuto, cuando le alcanza algún rayo que atraviesa<br />

el cortinaje de la ventana en algún momento de la tarde. Pero siempre está ahí. No<br />

se mueve, siempre hermoso y fuerte en esa quietud de alcoba, en ese silencio de<br />

cementerio. No quiero dejarlo morir. No lo dejaré morir. Lo he pensado pero no. Me<br />

sobrevivirá y sobrevivirá a la SITUACIÓN, aunque yo no lo haga. Pensé en hacerlo,<br />

librarme de él lentamente, ver su agonía, ver cómo envejecería con premura,<br />

subyugada, inquisitoriamente; trasvasarle a él mi interior, descargar en él mi<br />

interior comprimido y vulnerable. Pero, no, antes moriría yo que acabar con algo<br />

hermoso, con algo tan hermoso aunque haya venido en las manos de quien vino. <strong>El</strong><br />

apareció en mi vida como un regalo, sin pragmáticas, esto es, fue un regalo de Katy<br />

por unas navidades. Y ahora, que Katy, me odia y me<br />

envilece, él está ahí, ceremonioso y testigo de la lucha de Katy consigo misma que<br />

me transfiere como yo querría hacer con él. Pasar la pelota del dolor desde estas<br />

manos incendiadas y ver cómo su volumen degenera, se arruga, amarillea, se<br />

quiebra. Pero... no. Tan poco vale Katy, tan poco vale que no es merecedora ni de<br />

venganza, ni de combate, ni de confrontación, ni de nada. Una larga vida de nada,<br />

eso le espera, pero no seré quien lo pretenda ni lo desee ni me quede para verlo.<br />

Sencillamente, pienso que eso le ocurrirá a quién descarga su putrefacción en<br />

los otros, la nada, ningún receptor de su agonía, ¿quién la querría? ¿Quién desearía<br />

amar a un verdugo? Otro verdugo, claro está, como yo lo fui. Otra nada. Nada. Te<br />

salvaste, hermoso cacho cabrón, y me acompañarás en el viaje que aún me queda de<br />

los días y las guerras. ¿Venceremos o, ni siquiera libraremos la batalla porque<br />

seremos del bando de los que contemplan, a la orilla de los acontecimientos, al otro<br />

lado de los días?<br />

Bajo el agua de la ducha Marta canta a pulmón abierto. Deja la ventana-respiradero<br />

abierta y los vecinos son partícipes de su canto. En cierta ocasión, irónicamente un<br />

vecino le comentó que porqué no iba a Operación Triunfo, allí, a dar la nota… Marta<br />

resolvió con un “Sólo canto bien desnuda…” Los colores del vecino se acentuaron y<br />

ella se apresuró, sonriente con el cabello rojo aún mojado, a la boca de metro, como


siempre, camino de la facultad.<br />

Mira, ¿sabes lo que siento?<br />

Dos clavos en el pecho<br />

En pleno corazón.<br />

Uno es lo perdido que me siento.<br />

Otro es lo perdido que me siento.<br />

Ay, Camarón, a partirme la camisa<br />

Me la partiría yo, cantando con tu voz,<br />

La camisita que tengo<br />

Me la partiría yo<br />

Llenita de sangre<br />

Como la tengo<br />

Del desamor.<br />

¿Que qué es la vida?<br />

Escribirle a una amiga<br />

Que estoy partido en dos.<br />

¡Ay de aquellos<br />

Que en enemigos comunes<br />

Abanderen su amistad<br />

Te lo digo yo!<br />

La vida son momentos.<br />

<strong>El</strong> mañana está muy negro.<br />

La vida son momentos.


Te lo dice el Camarón.<br />

Los ojos se me hunden en las cuencas<br />

Buscando una razón<br />

Para seguir adelante.<br />

Y el mañana está muy negro,<br />

¡Camarón!<br />

Fiódor se arranca de un tirón la camisa blanca haciendo saltar los botones contra el<br />

suelo del hall de la facultad y continúa, esta vez, leyendo de una libreta que sacó del<br />

bolsillo trasero, mientras Marta y el resto de alumnos y profesores lo miran más<br />

asombrados que otras veces por su gesto de violencia.<br />

¡Se podría en un poema, resumir todas las almas!<br />

Conquistar en veinte frases los silencios más rotundos<br />

Alejar en conjugados y por siempre los fantasmas<br />

Si pudiera...<br />

Con la fuerza de conceptos, abstracciones y monemas<br />

Embeber cada serena, tierna y dulce...<br />

Hace una larga pausa mirando al suelo, recomponiendo visualmente los botones que<br />

le faltan, agita la cabeza con suavidad de lado a lado y prosigue más sereno:<br />

Embeber cada recuerdo de armonía con olores<br />

Rebasar lo más concreto y darle forma a la tristeza<br />

Si pudiera no podría con mis dedos darle forma<br />

Se podría en un poema resumir todas las vidas<br />

Conquistar en veinte frases los rincones más profundos


Alejar en alejandros concentrando los minutos<br />

Si pudiera...<br />

A las horas devolverle ya por siempre toda historia<br />

A las horas devolverle ya por siempre la memoria<br />

A las horas devolverle ¡ya por siempre! ¡UN CASI NUNCA!<br />

¡Si pudiera no podría con mis venas darle vida<br />

Al torrente que me acecha de visiones que se ocultan<br />

A los ojos de los gatos que en las noches se desvirgan!<br />

Treintaitrés son las maneras de morir de un alquimista<br />

Se podría mas no puedo intentar un imposible<br />

Que se aleja en cada verso acelerando los azules<br />

Se podría en un poema resumir todas las almas<br />

Si éstas fueran a mis ojos de verdad tan cristalinas<br />

¡Mas no, a mis ojos, no lo son! ¡Son misterio y melodía!<br />

¿O es que acaso yo podría en veinte versos<br />

Resumir toda una vida?<br />

Mas no me llegan quinientos<br />

Donde poder expresar<br />

Lo que aquel día sentía<br />

Cuando morir te morías<br />

Tú, mi amigo,<br />

De por vida.<br />

Será el tedio, piensa Enric. Será el tedio el que le arranca el corazón del pecho y lo<br />

desliza delante de Marta. Será el tedio, no puede ser otra cosa, pues se sabe incapaz<br />

de amarla. Marta ha aceptado ir con Enric a una librería para ver una presentación de<br />

una novela. Y ha aceptado porque en Enric se deslizó el corazón en su pregunta y<br />

Marta, por primera vez, notó algo de calor, más allá del calor de su amistad, un calor<br />

afirmativo, un calor indicador; que ha hecho que algo que en ellos sería tan normal<br />

como el ir a un acto sobre literatura, se convierta en una situación en la que aceptar o


no aceptar es toda una declaración de intenciones. Enric estaba tenso, piensa Marta, y<br />

le cuenta lo de Fiódor en el hall a acto seguido de su pensamiento.<br />

Lo he visto: a la sombra de los padres aparece la luz de sus hijos: cegadora, de otro<br />

mundo, ancestral, tierna en su potencia y porvenir. La hija tocaba el violonchelo en<br />

una exposición de su padre y a mí se me caían las lágrimas de los ojos para dentro,<br />

hasta el tuétano. Al padre, un pintor, del que vi un cuadro de una mujer desnuda y<br />

tumbada que era como una piano sonata de Mozart, sensual y divertida, le salió su<br />

luz filial: mágica violonchelista. Yo pensaba en mi jodido bonsái y en cómo le he<br />

salvado la vida. Pienso que de haberlo dejado morirse hubiera sido como asesinar a<br />

Mozart, como cargarme la música con un balazo a quemarropa de odio y de rencor.<br />

Pero no, a mí esto aunque me moja me resbala, qué siga la música, maestra infante,<br />

luminosa hija de pintor. Que siga la música y que la vida no sea sólo sentir un golpe<br />

seco en la nuca, como algunos pretenden, que sea caricia bajo los cabellos y que,<br />

¡qué demonios! que salga el Sol de los ojos para dentro de aquellos que se ciegan<br />

con la oscuridad y no vislumbran el camino, si es que tiene que haber un camino,<br />

que esa es otra: pero, hoy, ¡hoy que amanezca! Tengo un buen día, luego ya veremos.<br />

¡Camarero, cojones! Ponme otro, que ya empieza a anochecer.<br />

Enric y Marta han paseado, como le gusta a Enric, como le gusta a Marta. Marta<br />

sonriendo, bromeando mientras los transeúntes pasan por su lado, en esta noche<br />

lluviosa, que ellos convierten en cálida. Enric, a su luz, muy cerquita, quemado por su<br />

rayos. Llueven espadas del cielo pero ellos no las sienten. Marta quiere coger su<br />

mano y correr por todas las calles. Las farolas bajo la lluvia alumbran la noche y<br />

muchas personas se refugian en los soportales de los edificios, ellos sin darse la mano<br />

van de la mano caminando. Comentan la presentación del libro, las chorradas que<br />

decía uno de los principales interlocutores, la vieja que no paraba de toser, la rubia<br />

explosiva con voz de camionera, el color de la paredes, las luces, su cercanía.<br />

Fiódor, hijo:


Pienso en que ya hace algunos años que te fuiste de casa, y lo comprendo, lo acepto<br />

y lo apruebo. (Ya… siempre te digo esto… y es que en el fondo me hubiera gustado<br />

que te quedases, pero, hiciste bien) Aquí estábamos en guerra, tu madre y yo, y las<br />

guerras, tan cercanas, dañan a los inocentes. Sé que hace mucho que no me pongo<br />

en contacto contigo, pero siempre estoy pensando en cómo te irán las cosas: tus<br />

estudios, tu afición a la literatura, que sabes que me encanta, si tendrás ya alguna<br />

chavala desgastándole el alma y la piel a tu lado o tendrás muchas, mi pequeño<br />

golfo, si estarás a gusto con tu vida, si necesitarás más dinero o con tu trabajo en el<br />

bar te mantienes, ya sabes, todas esas gilipolleces que piensan los padres. ¿Qué<br />

cómo estamos nosotros? Pues a ver, en breve nos mataremos o nos separaremos, por<br />

fin tu madre tiene un trabajo de limpiadora estable y podrá alquilarse un piso con<br />

unas compañeras. Dejaremos este piso de mierda, tan cargado de mala hostia y<br />

recuerdos que uno prefiere olvidar. Yo me iré a vivir con un amigo ya jubilado, el<br />

Javi, ¿te acuerdas? ese viejo verde que es fotógrafo y el cabrón consiguió jubilación<br />

anticipada, y como está más solo que la una y yo también, pues nos vamos a juntar<br />

los dos a ver si acabamos con todas las botellas del barrio y nos ligamos a un par de<br />

buenas ricachonas que nos mantengan y nos levanten nuestras flaccideces.<br />

Creo que tu madre habló hace poco contigo, pero no me dijo gran cosa, que ibas<br />

bien en la universidad y poco más, que seguías tan callado como siempre. Yo le dije<br />

que te dejara ya tranquilo con eso, lo importante es comunicarse, y yo sé que un<br />

gesto, una mirada, un movimiento del hombro, yo que sé, eso, los gestos: dicen más<br />

que mil palabras, y tú y yo hemos hablado mucho con sólo mirarnos. Pero bueno,<br />

¿sabes? Creo que lo único que me llevaré al piso del Javi será el bonsái, y ropa,<br />

claro, pero el bonsái, me lo llevo, es mi compadre, a veces no lo he regado, pero,<br />

argggg, soy un blando, pienso que librarme de él será como librarme de tu madre, y<br />

la verdad es que si no lo hago es porque me recuerda más a ti, tan hermoso e<br />

impasible, al que también algunas veces dejé de regar porque andaba muy<br />

encabronado y sin embargo, tú me abrazabas porque sabías que sufría. Siempre has<br />

tenido los cojones bien puestos Fiódor. Cuéntame de ti, si quieres, así, por carta, que


sabes que a mí el teléfono me da alergia, esas palabras sin rostro no las entiendo, sin<br />

embargo, las letras y las frases tienen cuerpo, el que le de cada uno con su escritura,<br />

son los gestos que acompañan a lo que dices. Bueno, me despido ya hijo, un fuerte<br />

abrazo, de oso de las cavernas,<br />

Tu padre,<br />

Dódor<br />

Fiebre. Había paredes y túneles rojos, padre. Cuarenta de fiebre huele a tiempo en<br />

combustión que es como huele el cadáver de un perro. Fiebre y ojos inflamables.<br />

Paredes y túneles, y calles también. Fiebre en las orejas y en las ojeras y en el ojal de<br />

la puerta. Fiebre dentro de la botella de agua de la que bebo como si fuera el líquido<br />

que habría en el Cáliz ése de Cristo. Vino es tal vez aunque ni mucho menos es<br />

sangre. Por mi sangre corre la fiebre como una liebre. Fiebre, que es como se pone el<br />

Sol, dándole rojez a la Tierra insuflándole fiebre y enfermedad. La enfermedad. La<br />

enfermedad y la fiebre y la muerte. Los movimientos de los orbiculares de la boca.<br />

Las personas hablamos con todo el cuerpo emitiendo palabras por la boca y el<br />

contexto con el cuerpo. Pero yo iba a hablarte de mi primera chavala y ahora tengo<br />

fiebre. Está descendiendo. No debí tomarme la aspirina. Me gusta la fiebre. La fiebre<br />

es musa, te incendia y escribes. Ahora ya baja la fiebre lentamente por el esófago<br />

hasta colarse en los jugos negros de mi estómago y no hay marcha atrás, el tiempo<br />

perdido y no hay marcha atrás. Los jóvenes aún lo son demasiado como para recordar<br />

a Diderot, dijo uno de mis profesores. Recuerdo algo de la savia negra que le<br />

quitaban a los que padecían de melancolía. Un pintor holandés, creo que era<br />

Rembrant, inmortalizó unos de esos momentos en los que le arrebataban la<br />

melancolía a un paciente bisturí en mano. Muy curioso, sin duda. Doctor, extírpeme<br />

este mal de amores. Está bien, pero le advierto que he de abrirle en canal empezando<br />

por la entrepierna. En ese caso déjelo estar, para qué quiero yo extirparme tal cosa si


luego me quedo partido en dos por los puntos de la vida, que cose a brocha gorda.<br />

Fiebre y tú tan lejos mi padre, tú que me dejaste de herencia un laberinto de dudas, un<br />

laberinto de silencio y fiebre. Fiebre y tú tan lejos mi vida, te alcanzaré, ardiendo de<br />

fiebre, te alcanzaré aunque no te intuya ni sepa que estás, aquí, tan cerca, que no sé<br />

que eres mi vida. Cogeré distancia y te veré, así, con cuarenta de fiebre en mis<br />

entrañas, te veré y te haré mía, mi vida, mi fiebre, tras el silencio o, si no, me<br />

arrancaré el corazón y lo haré estrellarse contra el asfalto.<br />

Fiódor<br />

pd : Cunetas amarillas, olor a azafrán en las paredes, dedos arrugados como<br />

submarinos de carne bajo el mar, el olvido, el olvido azul, la tierra jabonosa y el<br />

queso putrefacto y rojo y negro. Las veces del dolor. <strong>El</strong> dolor de los colores. <strong>El</strong><br />

sufrimiento de los olores. La muerte del sabor. <strong>El</strong> sexo con la rubia que atiende en el<br />

mostrador de información de Reizen que no sé que hostias será. <strong>El</strong> amarillo. <strong>El</strong><br />

amarillo y marrón de las fotos. <strong>El</strong> pasado es amarillo y arrugado como las uvas secas.<br />

<strong>El</strong> futuro no existe más que en la imaginación que es de color amarillo porque el<br />

futuro es la proyección del pasado y cuando el pasado está amarillo la melancolía<br />

baña de negro al futuro. <strong>El</strong> presente burbujea en la garganta. Osos de peluche. Razas.<br />

Extranjeros donde somos todos extranjeros. <strong>El</strong> corazón se machaca en un triturador<br />

de ajos donde el Dr. Joel Fleischman tiene la única evidencia de que los sueños son<br />

reales pero no son la vida misma.<br />

Así salió de mí, cuídate viejo.<br />

Enric subió las escaleras temblando, apoyándose en las paredes, con el pelo<br />

totalmente revuelto tras andar por las calles esquivando el fuerte viento que lo<br />

hipnotizaba y engullía, que lo transportaba a otra esfera del sentimiento, más allá de<br />

sí mismo, como una música endemoniada y subyugante, haciéndolo su prisionero.<br />

Zummmm.


Al hundir la boca en el coño empapado de una de ellas se deshizo el tiempo, sus<br />

manos buscaban el ano para meterle un dedo mientras la otra mano con sus cinco<br />

dedos se derretía en la vagina de la otra, las manos de ellas se perdían en su pelo y en<br />

su polla y en su pecho y por su espalda sudada, de un tirón una de ellas lo alzó desde<br />

su entrepierna y lo subió hasta que sus labios se encontraron mientras su compañera<br />

se metió toda la polla garganta abajo hasta que salió un chorro de semen que la echó<br />

hacia atrás y luego se la metió más profundamente notándola crecer ardiendo e<br />

inflamada de nuevo en la cavidad de su boca mientras Enric apretaba sus pechos. La<br />

compañera abrió las piernas de par en par y Enric se metió dentro de ella de un golpe.<br />

Con las manos balanceaba el culo de la chica que encima de la cara de su compañera<br />

le ofrecía el coño con dureza. Bebió todo lo que de él manaba y entre los gemidos de<br />

la penetrada Enric volvió a correrse explotando en temblores llenándola de él.<br />

Se dejó caer sobre ellas que aún seguían buscando el relámpago del orgasmo, después<br />

se hizo a un lado y ellas acabaron mientras él buscaba el sueño entre las caricias<br />

esporádicas que aún le daban sus dos alumnas.<br />

Nuevo día, café negro y tostadas de pan gallego. Revisa entre bocado y bocado del<br />

desayuno “Entre lo uno y lo diverso” de Claudio Guillén, ensayo que merece<br />

ovaciones de todo tipo. Hoy les hablará de él a sus alumnos en clase y probablemente<br />

también de Patricia de Souza, escritora peruana por la que siente una admiración<br />

bastante notable, su sensibilidad y su introspección, la que vierte en su novela <strong>El</strong>ectra<br />

en la ciudad, le han calado hondo desde hace poco; considera que debe hablar de los<br />

contemporáneos para salirse algo del guión que lleva más de diez años repitiendo sin<br />

apenas variaciones. La vuelta a casa con Marta se le hizo frustrante, esa incapacidad<br />

de mostrar sus sentimientos le carcome desde hace tiempo. Al regresar a casa miró<br />

una película, luego encendió el ordenador con todas las luces apagadas del salón, y<br />

abrió el word para escribir una nota que nunca entregará a su destinataria.<br />

De todo lo que callo al verte ahora me gustaría escribirlo, no sé cuánto soltaré ni si<br />

seré capaz de que no se quede todo adherido a mi memoria tan sólo y no despegue


palabra, o si saldrá cuanto quiero decirte como quiero que salga. Hoy he llorado<br />

viendo una película, la de “Cosas que perdimos en el fuego”, y por fin, por fin lo<br />

consigo: he llorado, joder, con esta película para mayorías, tan premeditada en su<br />

búsqueda de emociones, pero me da igual: he llorado y sentir por mis mejillas las<br />

lágrimas ha sido un verdadero éxtasis, ha sido la liberación, aunque sólo<br />

momentánea, del llanto que no sé por qué demonios nos depura tanto nuestros<br />

sentimientos. Llorar, así, sintiendo empatía por unos personajes de un film me ha<br />

descargado y quería contártelo. No entiendo muy bien por qué me hacía falta llorar<br />

pero sé que lo necesitaba. Llevo mucho años sin hacerlo y empezaba a preocuparme<br />

mi falta de sensibilidad. Alguna vez estuve a punto, con los ojos empapados en ellas,<br />

pero no salían, no se precipitaban por mi rostro, no las sentía caer desde mis<br />

profundidades hasta el exterior, se contenían por más que las forzaba, tiraba de ellas,<br />

las empujaba, quería verlas salir más que el semen de mi polla cuando me masturbaba<br />

de pura<br />

desolación buscando algo de placer, necesita sentir estas maravillosas lágrimas correr<br />

y deslizarse por mi cara, notar su sabor salado en mis labios, beberlas, tocarlas, sentir<br />

que no estoy muerto en vida, sentir que todavía después de tanta contención y tanto<br />

dolor amagado aún puedo conmoverme, sufrir, y amar. Sí, eso es. ¿Se puede llegar a<br />

amar si no se puede llegar a llorar? Y yo siento a mi corazón de nuevo abierto al<br />

extraño enamoramiento, después de tanto miedo a querer, después de tanto ocultarme<br />

en la penumbra de la sociedad, ahora, voy a amar de nuevo, ahora, ya puedo llorar, y<br />

podré hacerlo por ti. Qué sería del amor, sin una lágrima que lo consagrase.<br />

De lo que un <strong>teatro</strong> cuenta cuando está vacío, pocos saben. De todo lo que él<br />

representa cuando está en silencio, pocos saben. Lo saben sus paredes, sus butacas, el<br />

telón que encierra un mundo, las escaleras de sus sueños, las corrientes de aire que se<br />

filtran por las rendijas de las ventanas mal cerradas silbando melodías del recuerdo.<br />

Hay tanto que no se entiende y que sólo lo sabe el aire. Ahí va, recorriendo el espacio<br />

que es su medio. Ahí, entre siglos y butacas rojas, entre espantapájaros y tablillas de<br />

madera, entre cabellos enredados en el suelo entre polvo y melodías y pisadas del 42


y del 38. Tantas brisas que en sus sueños sueña Enric, que le cuentan lo que cuenta el<br />

vacío del escenario: Todo lo que hay que llenar. Un <strong>teatro</strong> vacío te habla de<br />

esperanzas con el silbido de la brisa. <strong>El</strong> viento le arrastra al desconsuelo. <strong>El</strong> silencio<br />

le transporta a un escenario donde nunca representará la comedia de su vida. Lo que<br />

hay y lo que puede haber. Lo que se vive y lo que se añora. Cómo elegir entre tanta<br />

maleza la belleza oculta, cómo descubrirla si estamos ciegos de posibilidades. Entre<br />

lo que hay y lo que puede haber, Enric se queda con el viento que le ciega y que le<br />

arrastra a los amores nunca hallados, siempre soñados, como el sueño de un <strong>teatro</strong><br />

que se sueña a sí mismo andando por las calles, con pies de arena, y el corazón<br />

helado.<br />

Y FINAL<br />

Maldita la inercia de terminar lo que se empieza. Las prisas, amigo, son para los<br />

lentos -me lo dijo un caracol. Y con esta terrible urgencia de fractales, que las<br />

expectativas terminen lo que comenzó con la inercia.<br />

Hoy seguro que no nieva.<br />

RDF


NO FICCIÓN<br />

Gestos que cuelgan de un aplauso<br />

En mi primer obra de <strong>teatro</strong> hice de nube. Como no me llevaba bien con el que hacía<br />

de árbol, supongo porque queríamos tener más protagonismo, empezamos a<br />

pelearnos y más que personajes de decorado pasamos a ser un terremoto. Nuestros<br />

compañeros, siguieron actuando, un poco asustados, con lo que la obra perdió la poca<br />

naturalidad que tenía. Recuerdo algunas risas, porque algunos padres de los que<br />

estábamos allí (más unos cuantos que no tenían dónde dormir) pensaban que era parte<br />

del guión: a nadie le cabía en la cabeza que todos tuviesen una palabra como mínimo<br />

que decir y que dos estuviesen de pie sin moverse en toda la obra, excepto yo que<br />

hacía de nube, apareciendo en cada acto en una zona distinta debido al viento. Pero<br />

eso es para críticos detallistas. Lo único que quieren los chicos es ser protagonistas y<br />

los padres que sus hijos se vean bien y sobresalgan.<br />

Apareció un brazo bien estirado y a mi compañero y a mi nos sacaron de escena sin<br />

tener siquiera un acto de experiencia.<br />

Es más difícil conseguir un grupo de <strong>teatro</strong> para hacer una obra que un equipo de<br />

fútbol para jugar una liga. Cada uno quiere el papel protagonista, y si hay al menos<br />

dos amigos dentro del grupo, la guerra está decidida. Es por eso que los grupos<br />

noveles muy pocas veces triunfan, porque no creen en la necesidad de que nadie los<br />

dirija más allá de sus visiones. O sea que antes de comenzar con la experiencia ya son<br />

actores, directores y, si se animan, hasta guionistas. No digo que esté mal, sin la<br />

confianza no se puede empezar. Pero para evitar fracasar antes de empezar y crear<br />

conflictos en el grupo, que el director no dirija, pero que al menos esté ahí para<br />

repartir papeles. Será neutral si no conoce a ninguno, excepto que cuando vaya al<br />

baño aparezca algún soborno debajo de la tapa del inodoro.


Al fin me tocó un papel con guión en una obra. Asistía a los talleres de <strong>teatro</strong><br />

gratuitos que impartía la ciudad los viernes por la tarde. Mi hermana iba los lunes,<br />

por recomendación mía, porque me inhibo cuando hay personas conocidas. Otras se<br />

crecen cuando son amigas.<br />

La obra era de ocho actos cortos. Hasta los primeros cinco fue todo bien. Entraba,<br />

hablaba, metía gestos cuando podía y no pisaba a mis compañeros. Ya sabía eso de<br />

que hay que saberse el guión del otro tan bien como el propio. Aunque tuve un<br />

profesor que decía que mejor no saberlo, que sólo supiésemos la última parte con la<br />

que terminaba, para que pudiésemos reaccionar naturalmente a lo que nos decía<br />

nuestro interlocutor. No sé, tuve de todo y también vi muchas cosas. Como al<br />

público. Eso es algo básico, no mirar al público, lo que equivale al actor que mira la<br />

cámara. Me distraje. Me llamaba la atención la pelada de un tipo de la segunda fila y<br />

la dentadura de una mujer de la primera, hacia la derecha. Algo tenía en la boca esa<br />

mujer que me molestaba más que si me hubiesen apuntado con veinte láseres<br />

distintos. Eso me hizo perder el guión, perdí el pie, la zapatilla y me fui de cabeza. La<br />

gente lo notó y mi compañero que, en estos casos debería improvisar sobre mi línea<br />

para ayudarme a recordar, se aferró tanto al guión que recitó el de ambos, cambiando<br />

de tonos, haciéndose el enojado en uno y el gracioso en otro, según lo veníamos<br />

haciendo. La gente aplaudió el giro, aunque no lo haya entendido. Lo aplaudieron<br />

todos menos la señora de la boca y el hombre de la pelada.<br />

Al séptimo acto, volví a la carga, pero desde fuera de los escenarios. Resulta que me<br />

quedé hablando con un amigo que hacía mucho que no veía y que actuaba "ahora,<br />

después de ustedes creo que vamos". La chica con la que tenía que hacer la escena<br />

me tuvo que venir a buscar después de esperarme veinte segundos frente del público.<br />

Yo que ella hubiese hecho un monólogo, y si nadie se reía, ya tendría tiempo de sobra<br />

para buscarme. Sin embargo vino hecha una furia, me agarró con fuerza el brazo y<br />

me arrastró hasta el escenario. Yo intenté desprenderme y actuar con normalidad,<br />

intentando dejarla como una loca.<br />

Nosotros, no sé, pero el público no defraudó, como siempre: rió y aplaudió creyendo


que era un guión tan bien actuado que casi casi parecía una improvisación.<br />

Las clases de <strong>teatro</strong> son muy divertidas, siempre y cuando no haya que recitar<br />

guiones.<br />

<strong>El</strong> primer paso es empezar con improvisaciones así la gente va agarrando confianza y<br />

también se le ven sus dones. Dicen que el que es bueno improvisando, cuando<br />

aprenda algún método, será un actorazo. La cuestión es que nunca estuve interesado<br />

en ningún método. Las clases pierden interés cuando aparecen los textos de<br />

Shakespeare y de Chéjov. Entiendo que sea una manera adecuada de formar actores,<br />

pero me parece muy clásica. Yo me divertía más con las improvisaciones, con los<br />

juegos, con inventar, ya que se aprendía mucho de los demás y también te aprendías a<br />

soltar.<br />

Todo esto es producto de la inexperiencia, como cuando en la tercer obra que<br />

participé, en la cual me tocó ser protagonista, llegué tarde y alguien del elenco me<br />

reemplazó hasta que llegué y le toqué el hombro al chico en pleno escenario a medida<br />

que empecé a recitar con él el texto, dándole a entender que yo seguía el relevo, pero<br />

él me sonrió y siguió recitando conmigo mi línea. Nuestra línea. Se envalentonó<br />

porque lo venía haciendo bien y sobre todo, porque era protagonista. Para una vez<br />

que me tocaba algo bueno, lo tenía que compartir y a mi, sin embargo, las veces que<br />

estuve abajo no me cayó ni una miga.<br />

Cuando tocó la parte en que había que besar a la chica, le metí un empujón y la<br />

esquizofrenia del personaje desapareció.<br />

La anécdota es la experiencia que no tenías.<br />

Lo que aprendí de <strong>teatro</strong> es lo que muchos se preguntan: “No se aburren de hacer la<br />

misma obra cientos de veces?”, refiriéndose a ensayo y función, o a las obras que


tuviesen mucho éxito, supongo. Lo que aprendí es a hacer esa pregunta. Si se aburren<br />

o no, no tengo ni idea.<br />

Lo cierto es que se toma a la misma obra como si nunca se la hubiese hecho, como<br />

algo nuevo. No se buscan repetir los mismos pasos porque pierde naturalidad la<br />

función, el público lo nota, sería todo muy mecánico. Lo que sí es positivo repetir, si<br />

es que le sirven o le son útiles al actor, son las imágenes que va utilizando. No se<br />

necesita una imagen por frase, pero sí un entorno para cada texto. Por eso si vemos<br />

una buena obra, notaremos que lo único que se repite casi idénticamente es el guión.<br />

Y si es complicado conseguir gente para formar un grupo de <strong>teatro</strong>, más aún lo es<br />

para hacer uno de improvisación. Es una rama muy variada y muchos son tan<br />

egocéntricos que se vuelcan a los monólogos. Pero tuvimos suerte y nos fuimos de<br />

bares a hacer funciones. Los escenarios eran tan pequeños que entraba uno solo, y el<br />

otro tenía que actuar desde abajo. La gente, los que estaban sentados más atrás, a<br />

veces nos confundían con clientes y no se enteraban bien de lo que pasaba. Otras,<br />

creían que los del elenco éramos cliente compinchados con los actores. Nos<br />

enterábamos de estas cosas por los mensajes que nos dejaban en las urnas. Uno decía:<br />

“Sabía que el gordo ese los conocía. No cometió ningún error, incluso era el más<br />

gracioso de los cuatro. Es la primera vez que veo a un cliente tomar el protagonismo<br />

de actor, cuando generalmente la gente casi ni responde, se esconde. Y el gordo este<br />

tenía un repertorio más grande que su barriga. Son unos farsantes. Pero no reclamo el<br />

dinero porque la bebida es barata. Si no llego a estar borracho, la que se arma”.<br />

Podría haber escrito un libro. Uno agradece el feedback. Peor es que no te digan<br />

nada. Lo que sí hicimos a partir de ahí fue entregar papeles más chicos para los<br />

comentarios. En los comentarios había desde invitaciones sexuales a “Lave su<br />

vehículo en calle Giménez al doscientos. Buenas mujeres y agua comestible”.<br />

Lo mejor es llegar a la playa con un cierto público que te siga. Al menos unos veinte<br />

fieles seguidores. A la playa uno va con amigos, salvo que vaya a hacer castillitos de<br />

arena, y con que vayan con uno solo, la cantidad se duplica. La gente ve una


muchedumbre y se acerca, hasta que no queda más lugar en la arena y tengan que ver<br />

el espectáculo metidos en el agua y flotando o desde el lomo de una raya que ya les<br />

ha aguijoneado.<br />

Pasó un tiempo y dejé el <strong>teatro</strong>. Me dediqué a otras cosas y cuando volví me di<br />

cuenta que había llegado muy cargado. Los profesores siempre dicen que es mejor<br />

que uno empiece “virgen”. Una compañera que recién comenzaba, tímidamente, dijo:<br />

“Ah, pues, yo solamente soy virgen en <strong>teatro</strong>”. Lo peor fue que no era una broma. Y<br />

como maniquí de actriz, o sea para que la formasen, iba como anillo al dedo: ingenua,<br />

sin experiencia y espontánea.<br />

Por eso el <strong>teatro</strong> se dificulta si se empieza desde mayor, como los idiomas, ya que<br />

nuestro carácter tiene muchos baches y estamos muy acostumbrados a nosotros<br />

mismos. Se hace más difícil soltarse y aunque lo consiguiésemos, ya sea por<br />

capacidad del profesor o porque nuestra personalidad es desenvuelta, habrá más<br />

matices que pulir que espectadores en un <strong>teatro</strong> repleto de música clásica con entrada<br />

gratuita y aperitivos a la salida.<br />

Lo único malo que me pasó fue en una escena en la que tuve que salir disfrazado de<br />

Pitufo. <strong>El</strong> traje me quedaba ajustado. Me apretaba los huevos de una manera que me<br />

estaba cambiando la voz, por momentos parecía que había madurado, pero después<br />

me di cuenta que se me estaba afinando como un chico de clase alta o como un<br />

roedor que piensa más en el miedo que en el queso. Me daba vergüenza salir al<br />

escenario con un bulto visible al escenario. No soy un stripper. No obstante, la de<br />

vestuario solucionó todo con un empujón que me derivó al escenario. Era una simple<br />

participación, hacerles unas cuantas preguntas a los chicos que estaban presentes. Las<br />

caras de asco de las madres de la sala y la curiosidad de los chicos de las primeras<br />

filas hizo que mi cuestionario se redujera de diez a dos preguntas.<br />

Esto no se debió, como después le expliqué al director, por razones de tamaño, sino


porque lo que destaca de los Pitufos es que son azules y que tienen un bulto en la<br />

cabeza, no entre las piernas.<br />

Actualmente hago obras de títeres para niños pobres en comedores sociales.<br />

Interpreto distintas voces y trato de contar historias coherentes. A los chicos les causa<br />

gracia los disparates, pero si no entienden algunas cosas empiezan a distraerse y eso<br />

se convierte en un problema para las empleadas de limpieza y para las maestras que<br />

se querían tomar un descanso de la selva.<br />

Hace una semana agradecí que con las funciones de títeres no se me vea la cara. No<br />

se reía nadie. Los títeres tienen que ser cómicos porque como drama pierden mucho.<br />

Hice lo que pude, hasta llegué a poner cuatro personajes en escena y dejar mi voz<br />

sobre la mesa, acostada, contracturada, muerta. Tal fue la situación, que mis títeres se<br />

comunicaban con lenguaje de señas. Se empezó a escuchar un murmullo, se<br />

convirtieron en gritos, empezaron a jugar entre sí y cuando me preparaba para irme<br />

tiraron un petardo por encima de la mesa que me cubría. Del susto le di una patada a<br />

la mesa que se cayó, me vieron y la escena perdió toda la magia. Vi a nenas llorando<br />

desconsoladas porque descubrieron que los muñecos no tenían vida. Mi imagen los<br />

había matado, yo había asesinado al “Capitán mok” y a la “Viborita Roncalfo”. Esto<br />

ya me había pasado una vez que tiré el escenario, llevándome puesto uno de los palos<br />

que sostenía el decorado. Pero en esta ocasión me habían bombardeado.<br />

Los chicos son los mejores críticos. Uno cree que es más difícil complacer a un<br />

adulto, pero es incorrecto. Y en el último de los casos un adulto no dice nada por<br />

educación, porque sabe que tiene que comportarse, aunque le cueste. Un niño se<br />

expresa y te lo hace sentir. Como tiene que ser. Porque al final, y por educación, le<br />

hacemos creer a los actores que la crítica es buena.<br />

Yo prefiero el petardo de un niño a un mensaje en un papel de alguien que no sé<br />

quién es, que si tuviese un papel más largo te escribe un libro y que se queda porque<br />

la bebida es barata y con suerte buena.<br />

AD


Una breve historia de Loopoesía<br />

Han pasado ya casi tres años desde que, sin saberlo, di rienda suelta a mi imaginación<br />

y concebí, con la colaboración de otros socios que suplían mis carencias, el proyecto<br />

multidisciplinar Loopoesía, que al representarse en un escenario se adecúa con lo<br />

teatral aun sin serlo. Durante todo este tiempo me he divertido mucho con varios<br />

factores internos y externos del show. Naturalmente lo que más me ha recompensado<br />

es todo el montaje que permite descubrir un sinfín de posibilidades basadas en la<br />

ausencia de límites desde un límite. Lo que más me ha disgustado, es hora de hablar<br />

claro, es la pasividad de determinado público sabelotodo y la suficiencia de personas<br />

que por no comprender solventaban el asunto con simplezas propias de la<br />

mediocridad que no piensa, de la ausencia de esfuerzo y la aceptación de la<br />

banalidad. Triste, porque uno en cualquier actividad que desarrolle debe ser exigente<br />

consigo mismo y aplicar tan importante factor a los demás. Mover la inteligencia,<br />

exigir pensamiento y lograr que una representación sea una explosión de ideas que<br />

dejen algo en la retina y la mente del espectador.<br />

Otros, los más osados, han calificado el espectáculo de vanguardista e innovador. No<br />

seré yo quien defina lo que hago con esos adjetivos. Hace poco Gonzalo Suárez me<br />

comentó que al fin y al cabo cualquier acción más atrevida se resume en un deseo de<br />

vivir y enterrar lo anquilosado, respirar con normalidad con gotas de desafío. Es<br />

obvio que Loopoesía nace por un hastío de lo visto en el presente, del soberano<br />

aburrimiento de la solemnidad y unas formas de acercar la poesía al público<br />

mezquinas que perpetúan la idea del verso como un reducto minoritario repleto de<br />

temas manidos, lugares comunes que crían polvo y no avanzan. Tal visión de las<br />

cosas tiene un ligero punto de verdad que se consolida porque los agentes que<br />

podrían familiarizar al respetable con esta expresión literaria tampoco salen de su<br />

torre de marfil. No soy nadie para subsanar tal error, pero no negaré que parte de la<br />

motivación loopoética navega por un mar que quite miedos y propicie una mayor<br />

conexión, bien distante de lo elitista. Aquí podríamos entrar en contradicción, porque<br />

las mismas características del proyecto- con su mezcla de poesía, música,


audiovisuales, danza, <strong>teatro</strong> y performance- indican altos vuelos, accesibles desde mi<br />

punto de vista para cualquier hijo de vecino que acepte el reto que propongo.<br />

La estructura y su evolución: una historia de cambio y evolución sin freno.<br />

Si quisiéramos montar una fábula legendaria sería justo explicar que Loopoesía<br />

arrancó un jueves de febrero de 2009 en el Bar Fantástico de Barcelona. Neill<br />

Higgins pinchaba y le propuse mezclar música para la suite Las Nocheviejas del<br />

Patriarca. Aceptó y desde aquel instante un torbellino de ocurrencias sacudió nuestras<br />

conciencias. Me pondría un traje violeta con una camisa rosa, me enfundaría una<br />

máscara blanca, decapitaría a una muñeca fascista, tiraría gominolas contra el público<br />

y gritaría Carmen en plena posesión diabólica además de insistir en ser Isabel la<br />

Católica. Ambas mujeres causaban furor y muchas personas coreaban sus nombres<br />

tras las actuaciones. Fue fantástico.<br />

Sí, vale, de acuerdo. Así fue la primera ráfaga, que hubiera sido utópica de no ser por<br />

mi deseo de musicar Las Nocheviejas del Patriarca. En 2008 hilvané un poema río en<br />

136 fragmentos, Paseos Simultáneos (Vitruvio, 2010) que sirvió de inspiración para<br />

una composición más corta que nació después de un paseo completamente<br />

narcotizado por Santa María de Palautordera. Las imágenes de los versos eran tan<br />

potentes y se encadenaban entre sí con naturalidad y parecían destinadas a ser<br />

absorbidas por la vertiente pionera del lirismo, la combinación de una melodía con<br />

los poemas. Si especifico este punto es porque la base esencial de Loopoesía, en<br />

todas y cada una de sus variantes, siempre han sido los versos, lo demás es un<br />

complemento que los refuerza y les da más energía.<br />

<strong>El</strong> primer show fue el 14 de marzo de 2009 en La Cova de les Cultures. Duró quince<br />

minutos y recuerdo ser un vendaval descontrolado. Neill se puso una careta de tigre<br />

que compramos en una tienda de disfraces y el todo fluyó con imperfección. Por<br />

temor a la SGAE debíamos reducir los segundos de las piezas elegidas, de ahí el<br />

nombre Loopoesía, porque nuestra escasa pericia nos obligaba a seleccionar<br />

fragmentos que se convertían en delirantes bucles, y no precisamente de ricitos de


oro.<br />

Durante cuatro actuaciones épicas fuimos perfeccionando los engranajes.<br />

Incorporamos dos piernas de maniquí que me regaló una tendera del barrio.<br />

Enganchamos a los muros de los locales donde hacíamos la performance símbolos<br />

loopoéticos. Lady Di, Pericles, George Harrison, Paul McCartney fumado, la<br />

Duquesa de Alba y otras ilustres personalidades acompañaban nuestros pasos.<br />

Perpetramos nuestro crimen, algo ampliado en tiempo, por Barcelona y hasta en una<br />

librería de Cambrils, donde percibimos que éramos capaces de interpretar el show en<br />

un espacio minúsculo. No importaba el enclave, la clave era aprovechar al máximo<br />

sus recovecos y conquistarlos mientras sonaba nuestra apoteosis y servidor escribía<br />

en una libreta que desgranaba versos mientras mi voz congelaba el reloj.<br />

Tras el show de la librería avanzamos un poco más. En invierno había parido otra<br />

suite, La balada del delineante, y la enlazamos con las Nocheviejas. Las dos juntas<br />

casaban bien, pero para potenciar más la propuesta modificamos la estructura e<br />

incorporamos proyecciones audiovisuales. La obra arrancaría con La balada del<br />

delineante, nadaría durante diez minutos con un interludio donde participaría la<br />

bailarina Bettina Diamond y cerraríamos con las Nocheviejas con la decapitación de<br />

la muñeca en medio del bucle alucinado de A day in the life+Wagner. A diferencia de<br />

lo que luego hicimos mis diálogos durante la actuación y los movimientos eran<br />

anárquicos, con un sentido diverso en función de mi estado de ánimo. Perdía dos<br />

quilos por show con tanto vaivén, y hasta me animé a tocar el piano con los pies.<br />

Durante el primer año puedo afirmar sin temor a equivocarme que toda la estructura<br />

fascinaba y no se entendía correctamente porque una porción de dadaísmo eclipsaba<br />

el significado absoluto de Loopoesía. La gente confesaba tener miedo, y ello acaecía<br />

por el sonido, las luces y la máscara de mi alter ego Jean Martin du Bruit. Con Neill<br />

nos lo pasábamos en grande. La mezcla en directo fue nutriéndose de nuevos<br />

elementos y hasta el Dj tigresco, con su nickname Anónimo toledano, se lanzó a jugar<br />

con armonías. Cuando yo decía lo de Yo soy Isabel la Católica él respondía con Yo<br />

soy George Harrison, lo que en medio del marasmo creaba un efecto que descolocaba<br />

a propios y a extraños y contribuía a la intencionalidad de pequeño universo


particular del proyecto.<br />

A finales de 2009 Loopoesía estaba más que consolidada en Barcelona. La primera<br />

bailarina emigró a Inglaterra y fichamos a Laura Fillola, quien durante año y medio<br />

se convirtió en un referente básico que revolucionó y dio más importancia de la que<br />

tenía a la danza en el proyecto. Laura es experta en improvisación y leyó desde que<br />

debutó la relación de los versos con la música. Puedo decir sin equivocarme que ella<br />

bailaba los poemas, algo ciertamente abstracto que ella hizo sólido. Asimismo en los<br />

últimos compases del mismo año resolví concebir una nueva suite anual, como si el<br />

proyecto fuera un grupo de música que sacara un nuevo Lp. Lo hice para no<br />

traicionar la motivación inicial. De haber seguido siempre con lo mismo hubiéramos<br />

caído en una inercia conformista absolutamente contraria a nuestra filosofía.<br />

2010 fue de Los jugadores de ajedrez de Plaza Catalunya. Un día de lluvia paseaba<br />

por el centro de mi ciudad y observé que los habituales jugadores de ajedrez se<br />

habían desplazado a la puerta de un banco para no mojarse. De repente vi que esos<br />

hombres que quedaban para practicar su deporte favorito eran los agentes anónimos<br />

que movían los hilos de la ciudad. <strong>El</strong> ritornello del poemario fue <strong>El</strong>los lo saben todo,<br />

al que Neill le proporcionó impacto sonoro con un piano terrible y demoledor. Pom<br />

pom pom. Los poemas de la suite retrataban situaciones cotidianas a las que no<br />

solemos prestar atención, desde los pensamientos de los que esperan a su cita<br />

pasando por habitaciones de hotel, cementerios, bares cerrados tras la agitación de la<br />

noche, los modernos, los mercados y un círculo perfecto clausurado con el horario<br />

laboral de un hombre que deja a su mujer a primera hora de la mañana y retorna al<br />

hogar ansioso por hacer el amor.<br />

Presentamos la propuesta en Madrid. A diferencia de nuestros primeros experimentos,<br />

pues Loopoesía siempre ha tenido la virtud de añadir variantes entre show y show si<br />

mejoraban lo anterior, queríamos ofrecer una mayor calma. Tras cada poema había<br />

una pausa de treinta segundos en la que desgranaba el sentido de los versos, pausa<br />

que también aliñaba con buenas dosis de crítica. La máscara atenuaba mis cuerdas<br />

vocales, desfigurando el tono de mis palabras. La estructura siguió siendo la misma,<br />

con un primer segmento del poemario, un interludio que me atreví a componer


musicalmente y una segunda parte de traca donde continuábamos con algunos vicios<br />

adquiridos, inercia negativa de saber que ciertas cosas gustaban al público, desde la<br />

decapitación de la muñeca hasta el final seco que luego, por una súbita inspiración, se<br />

metamorfoseó en un mi ser erigido en peonza humana durante cuarenta segundos<br />

hasta que hacía la reverencia de agradecimiento.<br />

A mediados de 2010 Neill abandonó el proyecto. Quedamos Laura y quien escribe.<br />

No nos sentíamos cómodos con la música y aprovechamos una buena oportunidad<br />

para renovarnos. <strong>El</strong> siete de noviembre el Papa Ratzinger visitaba Barcelona y<br />

planeamos un evento rupturista, único e irrepetible. Jean Martin du Bruit sería<br />

Pontífice por un día con una misa loopoética que celebraríamos el mismo domingo en<br />

que el Vicario de Cristo en la tierra consagraría el templo de la Sagrada Familia. <strong>El</strong><br />

aire fresco nos dio alas, como si hubiéramos cambiado de casa, así, de golpe y<br />

porrazo. La estructura sufrió cambios fundamentales. <strong>El</strong> Papa entraba en el local, el<br />

Macondo del Guinardó, en una silla de ruedas, flanqueado por tres monjas. Luego<br />

procedía a su homilía, que alternaba una prédica y un poema grabado que completaba<br />

el discurso. Los versos eran bailados por Laura y Giuliana. En el interludio una orgía<br />

de santos imaginarios pobló el escenario hasta que irrumpió Rakel Delgado, que<br />

violaba al Papa sin pudor alguno. Una vez recuperado de tanto susto entoné la recta<br />

final alzando mi vaso de hostias, un orinal naranja en forma de elefantito que<br />

contenía gominolas. Nada de cuerpo de Cristo. Loopoesía es amor, santo y seña del<br />

proyecto. Congregamos a más de un centenar de personas en un barrio casi periférico<br />

a las siete de la tarde. <strong>El</strong> éxito fue tremendo y confirmaba las buenas sensaciones que<br />

teníamos desde octubre, cuando en el show normal nos desatamos entre los bailes de<br />

Laura, Lola Farigola en la platea, mis intervenciones vocales en el interludio y una<br />

serie de novedades que apuntaban hacia una nueva senda.<br />

Sin embargo la misa fue el verdadero antes y después. Tomamos nota para 2011,<br />

desechamos una hipotética suite sobre el metro y enfocamos nuestra actividad a<br />

perfilar un espectáculo dedicado al Negro de Banyoles, bosquimano que penó durante<br />

siete décadas y media en la vitrina de un museo de Ciencias Naturales de Banyoles,<br />

como si fuera lo más normal del mundo tener a un hombre disecado para regocijo de


autoridades, niños y otros bichos raros. Me documenté para la suite, quizá la más<br />

completa de la historia del proyecto, lo que también implicó, y fue muy importante,<br />

cambiar los objetos escénicos, preparar una proyección audiovisual muy potente, con<br />

350 imágenes que encajaban con la evolución narrativa del espectáculo, quitarse la<br />

máscara para hablar sin tapujos de un tema tan serio, sepultar a Jean Martin du Bruit<br />

y componer una música mucho más elaborada que en las anteriores propuestas.<br />

Ahora, salvo en el baile, llevaba completamente las riendas y los resultados no<br />

tardaron en llegar. Ganamos prestancia, prestigio y sólo padecimos un descenso de<br />

público, en parte porque a muchos les costaba entender que no hacíamos lo mismo,<br />

no cuesta nada ir a Youtube y percibir la evolución, y porque la crisis en general ha<br />

generado un descenso de las audiencias. Con el negro topamos con un problema<br />

eminentemente catalán. Los grandes <strong>teatro</strong>s no quieren apostar por la<br />

experimentación, aún menos si esta se vuelca con un tema que chirría en una época<br />

tan políticamente correcta. En cambio, y esto hay que remarcarlo, una multinacional<br />

del calibre de Fnac nos invitó a presentar en su sede de Callao la peripecia del negro.<br />

Triunfamos, alcanzamos un cénit absoluto.<br />

Sé que al explicar así nuestro relato puede parecer que las dificultades han sido<br />

escasas. Hay que distinguir entre lo interno y lo externo. Lo primero ha crecido y<br />

sigue sin tener límites precisos porque ha aprendido que cada transformación es un<br />

paso adelante. Ir atrás es para los cangrejos, y en 2012 Loopoesía cobrará, es<br />

irremediable, un nuevo rostro. La temática versará sobre los inicios del siglo XX,<br />

combinando una charla entre Freud y Mahler y los supuestos crímenes de Enriqueta<br />

Martí. Habrá instrumentos anómalos en el escenario, proyecciones más complejas,<br />

música original de un servidor y un alternar entre voz registrada y recital en directo.<br />

Son esbozos que se precisarán a medida que los meses me desvelen incógnitas que<br />

sólo conocen mis neuronas. Por otro lado me gustaría que Loopoesía siguiera siendo<br />

una plataforma que propicia la eclosión de talentos y grupos jóvenes. A lo largo de<br />

nuestra actividad hemos organizado muchos eventos que dieron a poetas, músicos y<br />

performers un sitio donde exponer sus propuestas, y eso debe valorarse en su justa<br />

medida.


En lo segundo considero que hay varios factores de incomprensión. Es posible que el<br />

público no estuviera preparado. Muchos agradecen la valentía, otros, algo típico de<br />

este nauseabundo período histórico, muestran indiferencia y hasta desdén. No sé si es<br />

correcto emplear la palabra educación. A veces me da por reflexionar y compruebo,<br />

por mucho que sea algo carente de modestia, que no existe nada similar a Loopoesía<br />

en el panorama nacional, y eso genera reacciones encontradas, lo que no deja de tener<br />

mérito en un universo poético que con toda probabilidad se reduzca<br />

considerablemente en breve, pues es insostenible toda la constelación del último<br />

lustro, notoria en las redes por su autobombo que se diluye en las tablas.<br />

Sólo queda contemplar el horizonte y dejar que una fina línea juzgue lo realizado.<br />

Entre tanta hamburguesa y refrito queda la tranquilidad de elaborar un mosaico que<br />

no se ciñe al ahora, de otro modo más que arte daríamos con nuestros huesos en la<br />

basura homologada que domina el cotarro. La ambición de acercar la poesía a la<br />

gente impulsa la idea, que no obstante va más allá, sin necesidad de manifiestos ni<br />

proclamas banales. <strong>El</strong> rumbo está marcado, queda dilucidar su destino.<br />

JCiJ


Teatro de guerrillas<br />

Cuando quedan diez minutos para que empiece mi propio espectáculo yo,<br />

personalmente, hago lo siguiente: le pido al camarero que me deje la llave del lavabo<br />

para encerrarme con mis compañeras de compañía y concentrarnos mínimamente.<br />

Todas vocalizamos entre la taza del váter y un respiradero lleno de polvo. <strong>El</strong> lavabo<br />

es de color verde lechuga y como es para minusválidos cabemos las cuatro. La luz se<br />

apaga cada tanto. La encendemos. Me considero una persona responsable y<br />

profesional, por lo tanto, he llegado con tiempo, lo tengo todo preparado y estoy<br />

vestida y maquillada. Salgo del váter y camino al escenario, en realidad una pequeña<br />

tarima, para hacer una prueba de sonido. No hay ningún problema en ser vista porque<br />

no ha llegado nadie, no hay público. Nos dijeron que el local tenía público propio.<br />

Me puedo pasear a mis anchas sin romper la magia de la ficción. Nos gusta la música<br />

en directo y la hemos introducido en nuestro espectáculo de <strong>teatro</strong>. No por ello nos<br />

consideramos ni modernas, ni multidisciplinares ni nada de nada – he oído que ahora<br />

también se habla de transdisciplinaridad… ¿podemos ser más imbéciles?-. Uno de los<br />

cables no funciona. Se quema una vela de una de las mesas y vuelvo a molestar al<br />

camarero. No quiero que salgamos ardiendo. Le aviso. Su amabilidad es intermitente.<br />

Siguen probando. Ya me vendrán a buscar cuando esté todo resuelto. Vuelvo al<br />

lavabo. Mis compañeras recitan sus monólogos, cada una en su mundo. Una de ellas<br />

se maquilla en la parte común del lavabo. Bebo agua, siempre me llevo agua a los<br />

bolos porque con los nervios se me reseca la garganta. Vuelvo a salir a ver si ya está<br />

todo listo. Mi amigo, el camarero, se encuentra rodeado de encantadoras abuelitas de<br />

cincuenta a sesenta años que están celebrando un cumpleaños. Les indica que soy<br />

parte del espectáculo y me insta a convencerlas de que se queden a verlo. Por<br />

supuesto, yo saco mis armas de animadora cultural de entre semana y les digo que sí,<br />

que les va a encantar, que hay canciones, monólogos y que está muy bonico. Las<br />

convenzo. Después reflexiono sobre por qué no les he dicho que el tema principal del<br />

espectáculo es la angustia ni les he hablado del tono solemne de la pieza, etc. Al fin y<br />

al cabo se trata de un cumpleaños. Puede que alguna de ellas tenga un cáncer. Me


debato entre si ha sido por el dinero, por pensar que podrán conectar con algún punto<br />

del espectáculo o por no ser capaz de romperles la expectativa… No lo sé… Subo al<br />

escenario y la cosa no funciona todavía. Mi micro sí funciona. Les canto el<br />

cumpleaños feliz. <strong>El</strong>las, felices. Me bajo del escenario y me vuelvo al lavabo, nuestro<br />

campamento base. Suficiente. Mi sentimiento de peonza está a punto de terminar. Ya<br />

nos pasamos cinco minutos del tiempo. Los músicos nos avisan de que todo está listo.<br />

Vamos a empezar. Doce mujeres nos observan mientras pasamos en fila india y con<br />

dignidad por el estrecho pasillo. Sabemos que puede pasar de todo. Sabemos que es<br />

<strong>teatro</strong> de guerrilla. Hemos ganado 48 euros, nos redondean a 50. Ya nos podemos ir a<br />

casa y hasta el siguiente bolo.<br />

PM


Teatro: Alquimia de vidas<br />

Se me ha preguntado lo que es el <strong>teatro</strong> para mí, pues nada más sencillo me parece.<br />

<strong>El</strong> <strong>teatro</strong> quiere representar la vida o, para los más surrealistas, lo que puede ser la<br />

vida en otros lugares, en esos un poco escondidos a la vista común, a la mirada<br />

distraída. Entonces, la vida es un <strong>teatro</strong>, y muy sencillamente tú eres el actor.<br />

Y como el <strong>teatro</strong> es también una caja negra, vacía, por supuesto, el actor lleva el<br />

papel de rellenarla. Por esto, la maestría del actor no es, como se me ha enseñado, lo<br />

de rellenar la caja vacía con lo que él lleva adentro, con sus pensamientos y<br />

sentimientos, sino colmar la nada en la que te encuentras en el medio de un escenario,<br />

con lo que la vida te infunde, por supuesto, la vida de los demás personajes, actores<br />

de ese inmenso <strong>teatro</strong> que nos adornan, que nos rodea, sacándolos e interpretándolos,<br />

siguiendo el guión que nos toca, cada vez diferente, al volver actuar.<br />

<strong>El</strong> hecho de no usar los propios recuerdos, se hace claramente necesidad, para que el<br />

actor no termine derrotado, agobiado, agotado al interpretar vidas y emociones que a<br />

sí mismo han destrozado, agotado, derrotado. También para evitar el añadir recuerdos<br />

sobre recuerdos sobre recuerdos sobre recuerdos al utilizar más y más veces los<br />

recuerdos de sus propias emociones, perdiendo, borrando de esa manera la que era en<br />

principio esta emoción en su propia vida.<br />

<strong>El</strong> personaje que se va a interpretar, piensan los actores que conocí, ya existen, por<br />

supuesto en ese limbo, en ese Olimpo de figuras que ya existen y que sólo hay que<br />

retomar, recordar, devolver a este mundo, sacándose no las emociones que llevan<br />

consigo, sino los hechos, los movimiento, las entonaciones, las cadencias y las<br />

miradas que crean ese recuerdos, esas emociones.<br />

Claramente muchos personajes van a ser complejos, suma y fusión de muchas otras<br />

vidas, de muchos otros ingredientes de éste y los demás mundos que hay que añadir<br />

en hirviente calderón en el que te pones si quieres jugar a ser alquímico de las vidas.<br />

¿Sencillo? Hacer la prueba, cada día, intentarlo...<br />

Y ya me contaréis qué es el <strong>teatro</strong>.<br />

AZ


POESÍA<br />

Dramatis personae<br />

Palabra negra contra telón blanco.<br />

Palabra cenital filtrada en ámbar.<br />

Palabra sobre tablas para la plaza vieja.<br />

Palabra desnudándose y vistiéndose entre cajas.<br />

Palabra piel de plátano.<br />

Palabra daga rota roja de sangre falsa.<br />

Palabra sueño vivo.<br />

Palabra disfrazada de palabra.<br />

Palabra bambalina.<br />

Palabra voz fantasma.<br />

Palabra candileja.<br />

Palabra silenciosa en la butaca.<br />

Un poema.<br />

Un lector.


Puck<br />

Toma la flor azul del sueño,<br />

la roja del amor,<br />

la blanca de la luna<br />

y la negra del bosque.<br />

Toma la flor naranja de la noche,<br />

la flor verde del aire.<br />

Toma la flor morada del deseo<br />

y la flor amarilla de la muerte.<br />

Cuando despiertes<br />

se encenderá tu ramo<br />

colgado de las varas del telar<br />

del último escenario.


<strong>El</strong> espectador<br />

Un paso más:<br />

la escena.<br />

<strong>El</strong> laberinto abierto<br />

a la mirada.<br />

Un paso atrás:<br />

la sombra.<br />

<strong>El</strong> muro especular<br />

del laberinto.<br />

Una pisada más:<br />

cualquiera.<br />

Laberinto invisible<br />

de tu cuerpo.<br />

Una pisada menos:<br />

yo.<br />

Tu reflejo en la cuarta<br />

pared del laberinto.


Acto II<br />

Jardín de la PALABRA. Entra el CUERPO. Sale al balcón la PALABRA.<br />

CUERPO:<br />

¿Qué oriente sale al balcón?<br />

Surge, sol.<br />

PALABRA:<br />

Si me llamaras,<br />

carne sin nombre.<br />

CUERPO:<br />

Si me sintieras,<br />

letra sin cara.<br />

PALABRA:<br />

Tu presente y tu lengua.<br />

CUERPO:<br />

Tu futuro y tu idea.<br />

PALABRA:<br />

Tu mirada y tu sexo.<br />

CUERPO:<br />

Tu memoria y tu sueño.<br />

PALABRA:


Vete o te matarán.<br />

CUERPO:<br />

Ya he de morir.<br />

PALABRA:<br />

¿Volverás?<br />

CUERPO:<br />

Sí.<br />

(De Cara máscara, Premio Hiperión de poesía 2007)<br />

AT


Prueba con P.R.<br />

ayer tuve la prueba para "escándalo en palacio" con p.r. / a las 6 p.m. / en el reina<br />

victoria*<br />

un <strong>teatro</strong> diseñado por el arquitecto josé espelius a principios del XX a la manera de<br />

los clásicos / con 600 butacas / una claraboya sobre el patio que hizo de ventilación /<br />

y la fachada con vidrieras de maumejean y mosaicos de talavera //<br />

salí de casa a las 5h15 // las paredes no me dejaban respirar // estaba como una fiera<br />

enjaulada, insegura y arisca / porque no había tenido tiempo para estudiar las escenas<br />

con calma / y llevaba maqueada dos horas en el sofá // al final me decidí a ir con mi<br />

vestido de fiesta por debajo de los vaqueros anchotes<br />

llegué a las 5h30 y pasé de largo el <strong>teatro</strong> para fumarme un cigarro y dar vueltas<br />

arriba y abajo de echegaray, ay ay, qué nervios, jolín!<br />

cambio a los Strokes por música a tope de art brut / a ver si se me pega algo...<br />

sé que p.r. me hace la prueba por compromiso porque ya me dijo que estaba buscando<br />

un pibón y que yo no entraba dentro de ese perfil pero insistí (y le advertí que lo<br />

dejaría atónito) porque no soportaba la idea de ver a mar flores sobre un escenario<br />

igual que no soporto la idea de las modelos que se dicen actrices // mierda / y yo con<br />

el texto así...<br />

recuerdo el último capítulo de los TUDOR<br />

que vi al medio día<br />

cómo decapitan a ana bolena<br />

a las 5h45 me decido a entrar<br />

en la taquilla le digo a la chica:<br />

"hola, tengo una prueba aquí a las 6..."<br />

y me abre la puerta un hombre afable


las puertas de la sala cerradas<br />

en el hall hay 3 mujeres: una de 1'85, otra igual de alta que yo pero vestida<br />

elegantemente discreta y otra más bajita...<br />

vienen divinas de la peluquería (y yo sin peinarme tras la ducha...)<br />

"eres déborah?" me ataca la más alta<br />

"sí"<br />

y me da dos besos efusivamente<br />

pregunto si están para la prueba<br />

la pequeñita me dice que ella no y señala a las otras 2<br />

y las 3 me miran escudriñándome<br />

"necesito un baño para cambiarme las pintas..." aseguro<br />

y me señalan el servicio de enfrente con amabilidad<br />

estaba todo previsto<br />

y la transformación dura 3 minutos<br />

(quitar vaqueros, converse y calcetines<br />

colocarse el vestido que venía como un “gurrupiño”<br />

medias y sandalias)<br />

oigo a la gigante hablando con la chica clásica<br />

aseguro el maquillaje<br />

y subo las escaleras<br />

me siento a repasar el texto<br />

detrás del culo altísimo de la rubia<br />

que le dice...<br />

"entonces tú no tienes que ver con fulano<br />

y tú eres de la familia tal de toda la vida<br />

sí, claro, si yo te he visto en..."


venga vale yo a lo mío me digo<br />

que ya que sabemos que no me cogen<br />

por lo menos hacerlo bien<br />

el culo se gira<br />

y me dice la boca grande de la verdad<br />

"oye, que creo que p. está solo"<br />

y mi "ah, vale"<br />

y entro<br />

cambio de luz<br />

p. sube el pasillo del patio de butacas<br />

con el móvil<br />

"cómo estás déborah?<br />

dos besos<br />

dame un minuto"<br />

me quito la chupa, la sudadera y la bufanda mientras pienso: odio mi nombre / sólo<br />

me gusta cómo suena con el apellido // qué bonito es este <strong>teatro</strong> // lleva la misma<br />

camisa que llevaba en la cena? // siempre tan ocupado y tan amable // qué bonito es<br />

este <strong>teatro</strong> // escenografía súper demodé // totalmente realista // alta comedia // le<br />

pega a las escenas que vamos a hacer aunque faltan los butacones... // vuelve p. //<br />

"bueno siéntate un segundo yo vengo en seguida" //<br />

cojo el texto y me siento<br />

en las escaleras que conducen al escenario<br />

miro el espacio<br />

y recuerdo que nunca había estado aquí<br />

o sí?<br />

nunca he estado en este <strong>teatro</strong> desde esta perspectiva


suelen poner obras muy casposas pero es tan bonito...<br />

los <strong>teatro</strong>s vacíos siempre me conmueven<br />

y me infunden respeto<br />

a veces cuando estoy sensible puedo escuchar los ecos<br />

de espectadores de otros tiempos<br />

imagino reyes en sus palcos centrales<br />

(ojo de príncipe)<br />

y cómo las damas se abanicaban los secretos<br />

me levanto de la escalera<br />

para ir arriba y abajo del pasillo<br />

repasando el texto<br />

y veo que hay una cabeza morena en el primer anfi<strong>teatro</strong><br />

pero yo sigo a lo mío<br />

regresa p.<br />

"puedes coger el texto si quieres"<br />

"hombre, no"<br />

"yo lo voy a tener en la mano porque para mí es más fácil escribirlo que<br />

memorizarlo // no te asustes si no te doy los pies // "ay que joderse" pienso / "pues<br />

como no me des los pies..." digo "...un poco chungo, no?" // me da indicaciones de<br />

cómo decir la primera frase (para darme el tono me cuenta lo que ha pensado y<br />

añade: "esto es alta comedia así que no quiero yerma // bueno, tú haz como lo hayas<br />

preparado" // y va cortando y dando indicaciones que asumo -sin que me deje probar<br />

del todo porque quería dirigir- y una vez hemos pasado por todas hasta el final de la<br />

escena la hacemos entera desde el principio //<br />

"bien" dice<br />

un poco de agua y de charleta<br />

otra vez flipo con la atmósfera del <strong>teatro</strong>


arriba están mamen (su ayte.) y la hija de cornejo / a las que pregunta "se nos escucha<br />

bien?" y la pibón de 1'80 contesta "perfectamente, p., de maravilla" y vamos a por la<br />

siguiente escena con el mismo procedimiento //<br />

la montamos / en esta me deja algo más de libertad //<br />

creo que las dos escenas salieron correctas a la primera / estoy satisfecha de la prueba<br />

// no me ha fallado el texto //<br />

al acabar me dice no sé si por baboseo o por cumplido cortés<br />

"tu novio debe de estar muy preocupado contigo..."<br />

"no ten... perdón?"<br />

"tienes una mirada tremenda. eres una afrodita"<br />

"gracias, supongo" / pienso que lo he logrado // que se han visto las estrategias del<br />

personaje // no soy un pibón pero he podido justificar que el presidente pierda la<br />

cabeza por la exmodelo //"pues con esto he visto suficiente, déborah, te llamo y te<br />

digo" pienso en mar flores y él sigue // "he visto la planta, los diferentes estados y<br />

comprobado tu capacidad de reacción"<br />

"pues vale, p., me llamas y me cuentas"<br />

"has estado a gusto en la prueba?"<br />

"sí, p., muchas gracias"<br />

cojo mis cosas y en el hall la ayudante modelo<br />

me dice "oye muy bien, me ha gustado mucho"<br />

y baja la pequeñita<br />

"sí?"<br />

"sí, muy bien" dice la peque<br />

"gracias, vuelvo al baño a ponerme de cenicienta"<br />

dentro está otra chica


haciendo su transformación<br />

es como yo pero más punki<br />

es como yo pero en exuberante y con ojazos azules de gata<br />

se está poniendo un vestido rojo tremendo<br />

yo me quito el negro mío<br />

me he olvidado el sujetador en casa<br />

me pongo camiseta<br />

me cierro la sudadera con cremalleras<br />

y me hundo con las medias en mis vaqueros<br />

además calcetines y las zapatillas<br />

zapatillas, qué gustazo...<br />

la gata me pregunta por la prueba<br />

y le respondo con detalles y dándole confianza<br />

solidaridad<br />

con unos ojos a los que yo misma le daría el papel<br />

por verlos todos los días<br />

nos deseamos suerte<br />

y en el hall también está p.<br />

con las otras dos en las escaleras<br />

"enhorabuena otra vez! qué cambio" dice el pibón<br />

"a cenicienta" digo<br />

"estás guapa igual" dice la niña<br />

"camaleónica" dice p.<br />

y quedamos de nuevo en lo mismo<br />

salgo a la calle<br />

enciendo el móvil<br />

sevilla<br />

18h38


llamo a mamá<br />

voy andando de sol por tirso a lavapiés<br />

llamo a elena<br />

le cuento la prueba<br />

me dice que se enterará pero me da buenas noticias<br />

que esperemos que se cumplan<br />

quedo para una cerve con carlitos<br />

para celebrar el parto<br />

y le llevo donde pipo<br />

que cambia la exposición<br />

a las 23hs. me retiro que estoy cansada<br />

23h45 en el bolso suena un sms<br />

pero estoy volviendo a ver el último capítulo v.o. s. en red<br />

de THE TUDORS<br />

y espero 15 minutos a cogerlo<br />

bolena, la reina, siendo decapitada injustamente<br />

(qué reina más natural... tremenda interpretación)<br />

y ese plano final de enrique VIII<br />

(me encanta jonathan rhys meyers)<br />

comiéndose las entrañas de un cisne<br />

medianoche<br />

quiero trabajo de actriz<br />

ay, si me saliera una serie como ésta...<br />

miro el móvil<br />

sms de Pedro Ruiz: "Casta de Talia. Da vero. Bs."<br />

dice que soy la musa de la comedia...


dice que soy de la raza de Talía...<br />

dice que soy buena actriz...<br />

"grazie mille, signore. lo intento con corazón y entraña"<br />

vale, y ahora, qué? qué significa eso? que me lo ha dado o que no me lo ha dado?<br />

esperar, esperar, esperar...<br />

DV


COLLAGES Y DIBUJOLLAJES<br />

Daniel Madrid


HERIDA COMO LA NIEBLA POR EL SOL


FUEGO


Grita


FOTOGRAFIA I<br />

Ludovica Bastianini


QUEMA


FOTOGRAFIA II<br />

Aurora Martin


-


*


V<strong>IV</strong><br />

INTER


E<br />

PRETA


ENTREVISTA + APORTACIÓN ARTÍSTICA<br />

Angélica Liddell, por RDF.<br />

Hola Sindo, hola Angélica. Lo primero quisiera agradeceros que estéis en esta revista,<br />

de la que formáis parte desde el inicio, puesto que una imagen de Angélica es la que<br />

transmite el sentimiento de la revista, y Sindo que ha sido un poco como la voz de<br />

Angélica en este contacto y además su propia voz, una voz siempre amable y atenta,<br />

de la que estoy muy agradecido.<br />

ENTREVISTA a Angélica Liddell<br />

Quiero empezar preguntándoos cómo surge vuestra relación, de trabajo, de<br />

amistad, siento que es un factor muy importante en las obras que tenéis juntos,<br />

Sindo como productor y actor, y Angélica como dramaturga y actriz de sus<br />

propias creaciones.<br />

Sindo es la única persona imprescindible en mi vida desde hace mas de 20 años. La<br />

única persona en la que puedo confiar. Y la única persona que comprende<br />

perfectamente lo que quiero y que lucha por ello hasta el final. Tiene fe en nuestro<br />

trabajo. Una fe brutal. Siempre necesitas a alguien así a tu lado.<br />

Ya en materia del <strong>teatro</strong>: Sindo ¿qué sientes cuando Angélica te muestra una<br />

nueva obra? Son obras de un desgaste emocional impresionante. Pero también<br />

son muy físicas las representaciones. Angélica, imagino que tratas de aunar<br />

ambas cosas en las representaciones, transmitir con el esfuerzo físico el esfuerzo<br />

emocional, que vayan parejos, pero ¿está esta idea presente cuando escribes o<br />

primero va la descarga de emociones en la escritura y después trabajas la<br />

representación?


Lo primero es la palabra, siempre.<br />

En las obras: ¿búsqueda de una catarsis o simple grito de liberación (o ninguna<br />

de las anteriores)?<br />

Se produce un hermanamiento entre una tara clínica y una voluntad estética. Yo<br />

escribo y trabajo como cuando cierro la puerta de mi habitación, como cuando me<br />

despierto sola por las mañanas, desde esa ansiedad que me produce despertarme y no<br />

encontrarle mucho sentido. Toda obra nace de un contagio entre la vida y la estética.<br />

Puedes verlo en Opening Nigth, la obra influye en la vida y la vida en la obra. Lo uno<br />

transforma a lo otro. Como espectadora también es eso lo que me interesa. Eso<br />

significa que el detonante para trabajar va desde la ira, al amor o la venganza o a la<br />

indignación. No invento nada. Son sentimientos que nos pertenecen a todos.<br />

He podido leer que a veces se os acusa de exhibicionismo en las representaciones,<br />

de, digamos, violencia gratuita (cosa que no comparto en absoluto, mostrar lo<br />

que no se suele mostrar, pero que está ahí, presente en la vida de muchas<br />

personas, ya es un valor) ¿qué queréis transmitir con los cortes, la sangre<br />

mostrada, las escenas de violencia?<br />

No hay violencia en mi <strong>teatro</strong>. Hay violencia en la memoria, en el hecho que<br />

desencadena la obra, hay violencia en el mundo real. Precisamente el arte transforma<br />

la violencia en conocimiento, en experiencia estética, que es lo que conduce al<br />

conocimiento.<br />

Ver o leer las obras de Angélica es confrontarse con las emociones que uno<br />

siente, sin saber bien lo que uno siente respecto a ellas. Son llevados al límite el<br />

sufrimiento, el malestar de esta vida, el pasado doloroso y que impide el paso<br />

firme. Sin embargo, de todo lo anterior, surgió la creación de la obra, que se


convirtió en algo hermoso (o dolorosamente hermoso). ¿Cuánto le deben al dolor<br />

las creaciones?<br />

Bueno, el dolor, el dolor forma parte de mi vida desde pequeña, por desgracia, es una<br />

deficiencia genética, supongo. Nunca he aprendido a vivir. Eso significa estar en el<br />

mundo un poco como Kaspar Hauser, no entiendes nada, ni siquiera entiendes por<br />

qué eres incapaz de ser feliz y hacer felices a los demás. Poco a poco he aprendido a<br />

observarme como a una enferma, mi incapacidad para ser feliz... No sé. Entonces,<br />

claro, es imposible que el espíritu vaya por un lado y la obra por otro, dependo de mi<br />

punto de vista sobre las cosas, de mis obsesiones, sobre todo, de mis miedos, del<br />

dolor, claro...Y el trabajo me ayuda a observar todo eso, me utilizo como materia...<br />

Bueno, también lo hacía Tennesse Williams, no es algo extraordinario, es que no se<br />

trabajar independientemente de mis lesiones.<br />

¿Cuál ha sido vuestra obra mejor recibida? ¿Y la peor?<br />

Eso es muy difícil decirlo. la acogida mas emocionante fue sin duda la de Avignon<br />

con la casa de la fuerza. La peor.... No sé. Lo más duro ha sido hacer solo tres<br />

funciones de " Hysterica Passio"<br />

¿Qué representación recordáis con más cariño y, por qué?<br />

Pues yo recuerdo "Y como no se pudrió... Blancanieves". Venían 10 o 15 personas a<br />

la sala cuarta pared. Incluso alguien llego a decirme en la sala que si no venía gente<br />

que aprendiera a escribir mejor. Y la recuerdo con cariño porque Sindo y yo nos<br />

matábamos cada noche para 10 personas, no había nada que pudiera con nosotros,<br />

nada, nos íbamos hundidos cada noche a casa, hundidos, agotados. Sigo pensando<br />

que es una de las obras mas hermosas que hemos hecho.<br />

Contarme un poco sobre las vicisitudes de representar vuestras obras, sé que al


principio, fue muy difícil abriros paso...<br />

Muy, muy, muy difícil. Mucho. Muy duro. Prefiero dejarlo ahí.<br />

Acabáis de terminar una gira con la obra Maldito sea el hombre que confía en el<br />

hombre, ¿alguna anécdota a destacar?<br />

Que he aprendido chino.<br />

¿Qué es para vosotros lo maldito?<br />

La lucha constante con uno mismo.<br />

¿Cuáles son vuestros “dramaturgos de cabecera”?<br />

En la cabecera no suelo tener dramaturgos. Más bien tengo a Fry Angelico o el<br />

Giotto. Pero adoro, adoro a Tenesse Williams.<br />

Angélica, tu blog de fotografía, merece atención a parte, es como otra vertiente<br />

de tu talento, tan heavy (permíteme la expresión) como tus obras de <strong>teatro</strong> ¿has<br />

hecho o tienes en mente hacer exposiciones con esas fotos?<br />

No, no, no he pensado en exponerlas. Bueno, un blog no deja de ser una publicación,<br />

ponerse ante otro.<br />

Y para terminar: ¿qué representa para vosotros el <strong>teatro</strong> en vuestras vidas?<br />

<strong>El</strong> gozo de la extenuación.


APORTACIÓN ARTÍSTICA<br />

<strong>El</strong> matrimonio Palavrakis<br />

SOBRE UNA MONTAÑA DE MUÑECOS DESMEMBRADOS<br />

NARRADORA.- Cuando <strong>El</strong>sa y Mateo Palavrakis se despidieron del resto de los<br />

concursantes no sabían que esa misma noche iban a estar muertos.<br />

LOS SEÑORES PALAVRAKIS RUEDAN SOBRE LA MONTAÑA DE MUÑECOS<br />

DESMEMBRADOS CON VELAS ENCENDIDAS EN LA BOCA<br />

NARRADORA.- Los señores Palavrakis habían ganado el concurso de baile, pero no<br />

sonreían. Todo lo contrario, las bocas trazaban una pesada horizontal sobre sus<br />

rostros deprimidos. Por la mañana la señora Palavrakis había estado confeccionando<br />

un trajecito de marinero para su caniche ciego, y el señor Palavrakis había salido en<br />

busca de una colegiala sin escrúpulos que le entregaba sus braguitas usadas a cambio<br />

de revistas y chucherías. Así era la vida de <strong>El</strong>sa y Mateo Palavrakis.<br />

MATEO.- ¿Seguro que están usadas? ¿Seguro que te las has puesto? ¿Quién te<br />

compra las bragas? Deberías comprar tus propias bragas. Deberías elegir tus bragas.<br />

Es algo íntimo, ¿me entiendes? Intimo. Es tu elección, tu punto de vista sobre las<br />

cosas, tu carácter. Hasta el gusano tiene un punto de vista sobre las cosas. Toma, coge<br />

el dinero. Cómprate unas bragas que te gusten. Tienes derecho. No dejes que tu<br />

madre elija por ti. Cómprate unas bragas bonitas. Algún día tienes que empezar. Es<br />

algo importantísimo. Hazme caso, importantísimo. Ya tienes edad para comprar tus<br />

propias bragas. ¿Cuántos años has cumplido? ¿Doce? ¿Doce años? Buena edad para<br />

hablar con una mujer. Doce años. Una auténtica mujer. No estás a gusto, ¿verdad? Yo<br />

tampoco. Somos las víctimas. Ante todo somos las víctimas. Nunca lo olvides. Las<br />

víctimas. Te ha pegado. Tú padre te ha pegado. Cerdo. Y sólo porque eres hermosa.


Sabe que no puede ponerte una mano encima si no es moliéndote a golpes. ¡Los<br />

padres! ¡Todos iguales! Te ha pegado. Te ha pegado por tus labios, porque tienes en la<br />

boca toda la sangre de una herida. Preciosa. Preciosa tu boca. ¿Un caramelo? Algo<br />

dulce para una mujer dulce. Lo dulce es lo que nos obliga a vivir, el deseo de lo dulce<br />

nos mantiene con vida. <strong>El</strong> deseo de lo dulce. Lo dulce. Ya veo, no estas a gusto. No<br />

estamos a gusto. Yo también lo odiaba. A mi padre. Lo odiaba tanto como tú al tuyo.<br />

Y yo salía corriendo a robar chocolatinas, pasteles, caramelos, y me hinchaba hasta<br />

reventar. Gracias a lo dulce fui capaz de sobrevivir. No dejes de comer dulce. No<br />

hagas caso a tus padres, las muelas , las caries, bah... No les hagas caso. Al final a<br />

todos se nos caen los dientes. Doce años. Buena edad para hablar con una mujer.<br />

Doce. ¿Sabes quién soy? ¿Te han hablado de mí? Te lo habrán contado, te lo habrán<br />

contado todo. ¿Sabes lo que pasó? Imagino que sí. Lo sabes. Voy a decirte una cosa:<br />

Nunca tengas hijos, ¡nunca!<br />

NARRADORA.- ¡Que oscura la infancia del señor Palavrakis!<br />

ELSA.- Los ahorcaban en el bosque. Apenas había ramas para tantos perros<br />

ahorcados. De un pino colgaban tres. Era normal. Tan normal como el trigo creciendo<br />

en los campos y la lluvia cayendo del cielo. Ahorcaban a los galgos cuando ya no<br />

servían para correr. No servían. No servían. Y los niños íbamos corriendo a todas<br />

partes, corriendo muchísimo, como si tuviéramos cuatro patas, hasta que se nos<br />

paraba el corazón, y todo por miedo a que también nos colgaran. Igual que a los<br />

galgos. Nadie quería llegar el último. Teníamos que correr muchísimo. Muchísimo.<br />

Muchísimo. ¡A por el pan, a por el agua, a por la leche! Corriendo, siempre<br />

corriendo. Y a veces los hombres dejaban la soga tan cerca del suelo que los perros<br />

tardaban días enteros en morir, y por las noches lloraban, lloraban y lloraban. Y los<br />

niños teníamos pesadillas horribles. Y en las pesadillas nos sangraban los pies. Y al<br />

día siguiente no teníamos ganas de jugar, no. Hubo muchos días en los que no se<br />

escuchó reír a un solo niño. Pobres perros. Los colgaban cerca del suelo a propósito.<br />

A propósito. Y los hombres merendaban y bebían y se retorcían de risa alrededor de


los perros mientras los perros se morían. En aquel pueblo les retorcían el cuello a los<br />

gatos, pegaban a las mujeres y ahorcaban a los galgos, pero mi padre ahorcaba a<br />

todos los perros. Galgos o no. Mi padre mató a más de cien perros preciosos. Mi<br />

padre no quería a los animales. Decía que un perro me chupó los muslos. Yo tenía tres<br />

años y decía que el perro me chupó los muslos. Fue el primer perro que mató. Mi<br />

padre me quería tanto que me regalaba perros cuando me ponía triste, y después<br />

siempre los mataba, me regalaba perros y los mataba, me regalaba perros y los<br />

mataba, cuando se hacían grandes los mataba, y volvía a regalarme otro, y luego<br />

lo mataba. Decía que me chupaban los muslos. Me chupaban los muslos. Mi padre<br />

era muy celoso y no le gustaban los animales. No le gustaba que los perros me<br />

chuparan los muslos. Pero mi padre ya no me quiere. No tengas miedo. Mi padre ya<br />

no está. Nadie va a matarte. Mi hija es un perro. Que guapa . Qué bonita con el<br />

vestido azul. Mi padre es una anguila. Mi hija es un perro. Mi hija es un perro.<br />

NARRADORA.- ¡Que triste la infancia de la señora Palavrakis!<br />

LOS SEÑORES PALAVRAKIS ENSAYAN PARA EL CONCURSO DE BAILE<br />

NARRADORA.- Los señores Palavrakis se presentaban al concurso de baile todos<br />

los años. Y todos los años perdían. <strong>El</strong> primer año que concursaron fue el año en que<br />

concibieron a su hijita, la pequeña Chloé. Y esto fue lo que sucedió aquella noche,<br />

después de perder el primer concurso. ELSA.- ¡Quiero que mis hijos sean tan<br />

hermosos como los rascacielos de Nueva York!<br />

MATEO.- ¡Vamos al cementerio!<br />

ELSA.- ¡Quiero que mis hijos sean tan hermosos como los rascacielos de Nueva<br />

York!<br />

MATEO.- ¡Vamos al cementerio!


ELSA.- ¡Quiero que mis hijos sean tan hermosos como los rascacielos de Nueva<br />

York!<br />

MATEO.- ¡Vamos al cementerio!<br />

ELSA.- ¡Vamos a Nueva York!<br />

MATEO.- ¡Vamos!<br />

ELSA.- ¡No soy nada, llévame contigo, lejos, lejos!<br />

MATEO.- No se puede ir más allá de las tumbas. Estamos en el lugar más remoto de<br />

la tierra. ¿Te gusta, te gusta el final del mundo?<br />

ELSA.- Aquí es donde quiero vivir.<br />

MATEO.- ¡Nos quedamos!<br />

ELSA.- ¡Nos quedamos! ¡Ganaremos, algún día ganaremos el maldito concurso,<br />

bailaremos mejor que nadie, ni siquiera tocaremos el suelo con los pies, volaremos<br />

por encima de sus estúpidas cabezas, les clavaremos los tacones en el cráneo!<br />

¡Ganaremos y nos dedicaremos a odiar el mundo!<br />

MATEO.- ¡Te odio, te odio mundo!<br />

ELSA.- ¡Te odio mundo, te odio con todas mis fuerzas!<br />

MATEO.- ¡Te odio, mundo chapuza, mugriento, roñoso! ¡Apestas! ¡Te odio!


ELSA.- ¡Ganaremos el concurso de baile! ¡Dilo, dilo fuerte!<br />

MATEO.- ¡Ganaremos!<br />

ELSA.- ¡Y volveremos a ganarlo! ¡Una y otra vez!<br />

MATEO.- ¡Hasta que todos pierdan!<br />

ELSA.- ¡Todos, todos, todos!<br />

MATEO.- ¡Todos tienen que perder!<br />

ELSA.- ¡Y nosotros ganar siempre! ¡Siempre!<br />

MATEO.- ¡Ganaremos!<br />

ELSA.- ¡Ganaremos!<br />

MATEO.- ¡Hasta que vomitemos de tanto bailar!<br />

ELSA.- ¡Vomitaremos en sus bigotes!<br />

MATEO.- ¡Vomitaremos en sus pelucas!<br />

ELSA.- ¡Vomitaremos en sus braguetas!<br />

MATEO.- ¡Vomitaremos en sus bragas!<br />

ELSA.- ¡Te odio mundo!


MATEO.- ¡Te odio!<br />

ELSA.- ¡Y ganaremos el concurso de tartas! ¡Y el concurso de jardines! ¡Y el de<br />

canciones! ¡Y el de cartas de amor! ¡Y mis hijos crecerán tanto que atravesarán las<br />

nubes! ¡Mis hijos, mis hijos! ¡Y nadie volverá a morir, nunca más! ¡Nadie volverá a<br />

pudrirse en este cementerio! ¡Venceremos, venceremos a la muerte! ¡Necesitamos<br />

hijos hermosos para vencer a la muerte, para saltar por encima de ella! ¡Cien mil<br />

hijos hermosos! ¡Venceremos!<br />

MATEO.- ¡Estás loca!<br />

ELSA.- ¡Estás loco!<br />

MATEO.- ¡Estás loca!<br />

ELSA.- ¡Quiero gritar! ¡Quiero que mis hijos sean tan hermosos como los rascacielos<br />

de Nueva York! ¡Quiero que mis hijos sean tan hermosos como los rascacielos de<br />

Nueva York! ¡Quiero que mis hijos sean tan hermosos como los rascacielos de Nueva<br />

York!<br />

NARRADORA.- Y Mateo embarazó a <strong>El</strong>sa, y se casaron, y una tormenta de arroz<br />

cayó directamente del cielo. Porque al cielo le gusta apostar por el amor cuando los<br />

novios no están muy convencidos de la eternidad.<br />

ELSA.- Es tan difícil calcular el agua que necesita el arroz . Cualquier cosa<br />

relacionada con el amor y el odio es más fácil, mucho más fácil. Sé que debo<br />

amarte y odiarte al mismo tiempo si deseo sobrevivir. Pero esta cuestión del agua y el<br />

arroz me llena de ansiedad. Si la ansiedad pudiera crecer sería como dos trenzas<br />

inmensas, dos trenzas interminables de color negro, cargadas de chinchetas y de<br />

larvas, dos trenzas negras y eternas surgiendo directamente de mi esternón. Todo


lenguaje es inútil cuando se trata de decir la verdad. Si me amas coge un puñado de<br />

arroz y cómetelo.<br />

NARRADORA.- Durante el embarazo Mateo aprovechaba los dulces sueños de <strong>El</strong>sa<br />

para aproximarse a su vagina y conversar con el bebé, como si lo hiciera a través de<br />

un teléfono.<br />

MATEO.- (Junto a la vagina de <strong>El</strong>sa) ¿Deseas venir al mundo o no? Habla. Es una<br />

decisión importante. Muy importante. Importante para todos. Quiero decir,<br />

importante para el universo. Voy a hablarte de algo muy serio, verás: hay un<br />

momento en que somos expulsados de la vida. Todos empiezan a impacientarse si no<br />

te mueres y ya nadie desea que vuelvas a entrar en el mundo, nadie, ¿entiendes?,<br />

nadie en absoluto. No hay piedad. No te permiten regresar. ¿Entiendes? Y si te<br />

empeñas en prolongar tu existencia todos sufren una gran irritación. Has sido<br />

expulsado. Expulsado. ¿Entiendes? Lo he visto muchas veces. He visto como matan a<br />

los viejos. He visto como los odian. He visto como los torturan. Así que te lo repetiré<br />

otra vez. ¿Deseas venir al mundo o no? Habla. Habla. Luego no te enfurezcas con<br />

nosotros. No nos hagas reproches fáciles. No nos eches en cara tu existencia. No<br />

somos unos padres perfectos ni lo seremos nunca, tendrás que enfrentarte con unos<br />

padres desesperados, absolutamente desesperados, y tendrás que luchar con nuestra<br />

desesperación, y nuestro cansancio, y nuestro fracaso. Nuestro jodido fracaso. No es<br />

fácil, ¿sabes? Nada fácil. Aquí fuera todo es destrucción. Está lleno de cárceles,<br />

hospitales y manicomios. Cárceles, hospitales y manicomios por todos lados, y tarde<br />

o temprano acabas visitando alguno de ellos, y una vez dentro te extinguen. No hay<br />

esperanza, no hay esperanza. Y muy pocos aprenden a vivir sin esperanza, a comer<br />

sin esperanza, a mear sin esperanza. Así que dime, ¿deseas venir al mundo o no?<br />

(Escucha atentamente)<br />

ELSA.- (Despertándose) ¿Qué haces?


MATEO.- Ha hablado.<br />

ELSA.- ¿Qué?<br />

MATEO.- Ha dicho que no desea nacer.<br />

ELSA.- ¿Por qué no desea nacer?<br />

MATEO.- En primer lugar porque detesta la herencia de sus padres. También piensa<br />

que el simple hecho de respirar le volvería loco. No confía mucho en la felicidad de<br />

su especie y considera que el planeta es demasiado horroroso para las cosas<br />

pequeñas. No desea venir al mundo porque le parece una tarea extremadamente<br />

difícil reponerse del nacimiento.<br />

ELSA.- ¿Crees que si pudiera hablar diría eso?<br />

MATEO.- Sí. Estaría asustado.<br />

ELSA.- Tranquilízate.<br />

MATEO.- ¿Te das cuenta? ¡No podrá elegir a sus padres! ¿Con quién se va a<br />

encontrar?<br />

ELSA.- Intentaremos ser mejores.<br />

MATEO.- Nosotros tampoco pudimos elegir.<br />

ELSA.- Yo no soy como mis padres.<br />

MATEO.- ¿Estás segura? ¿Segura del todo?


ELSA.- He invertido toda mi vida en ser diferente a ellos. Opuesta a ellos.<br />

MATEO.- ¿Y cómo sabes qué eres mejor? ¿Sólo por ser diferente a ellos, opuesta a<br />

ellos?<br />

ELSA.- Puedo seguir mejorando.<br />

MATEO.- Yo no.<br />

ELSA.- Tú también.<br />

MATEO.- Yo soy como él.<br />

ELSA.- Eres completamente opuesto a él.<br />

MATEO.- No hay en mí ni un solo gramo de bondad.<br />

ELSA.- Te empeñas, te empeñas en ser una persona indigna. ¿Por qué?<br />

MATEO.- No pude evitar mi nacimiento. Lo llevo en la sangre.<br />

ELSA.- No eres igual que tu padre. No lo eres, no lo eres.<br />

MATEO.- Soy mucho peor. Soy el peor.<br />

ELSA.- Cuando veas al niño dejarás de pensar así, dejarás de ser el peor.<br />

MATEO.- ¡Dios mío! No sabemos nada de él. Y él tampoco de nosotros. Tener un<br />

hijo es algo demasiado brutal, demasiado insensato, demasiado irresponsable. Fíjate


en las caras de toda esa gente. Están destruidos, aniquilados, enfermos. Me da la<br />

impresión de que trayendo un hijo al mundo vamos a causar una gran desgracia,<br />

quiero decir, vamos a envilecer a la humanidad entera.<br />

ELSA.- Me haces sentir como una criminal.<br />

MATEO.- Es algo parecido. Parecido al crimen.<br />

ELSA.- Te equivocas. Necesitamos hijos hermosos para vencer a la muerte.<br />

MATEO.- En cuanto nazca empezaremos a estar solos, mucho más solos.<br />

ELSA.- No. Si tú me abandonas lo tendré a él. Si tú te mueres lo tendré a él. Si me<br />

hago vieja lo tendré a él. Si traigo un hijo al mundo nunca estaré sola.<br />

MATEO.- Entonces estarás doblemente sola.<br />

ELSA.- ¿Por qué?<br />

MATEO.- Llevas al enemigo dentro.<br />

ELSA.- ¿Al enemigo?<br />

MATEO.- No lo entiendes, maldita sea, no lo entiendes. Es uno más , uno más de la<br />

ciénaga, destruido, aniquilado, enfermo. Y nosotros destruidos, aniquilado, enfermos.<br />

Y todos destruidos, aniquilados, enfermos.<br />

ELSA.- Pero yo lo quiero. Y tú también deberías quererlo.<br />

MATEO.- No puedo querer a alguien que no desea nacer.


ELSA.- Los niños nacen, simplemente nacen.<br />

MATEO.- Es un error pensar así.<br />

ELSA.- Mi hijo será precioso.<br />

MATEO.- Llevas al enemigo dentro.<br />

ELSA.- Me esforzaré al máximo, no es fácil, pero me esforzaré. Se alegrará de haber<br />

nacido, estoy segura.<br />

MATEO.- ¡Dios mío! ¡No odias el mundo lo suficiente!<br />

ELSA.- ¿Y para qué odiar el mundo?<br />

MATEO.- Pero me dijiste que lo odiabas. ¿Te acuerdas? Me lo dijiste en el<br />

cementerio.<br />

ELSA.- Las cosas han cambiado.<br />

MATEO.- Nada ha cambiado. Tienes que odiar el mundo igual que antes, tanto como<br />

lo odio yo. Creí que éramos dos odiando al mundo. Para siempre. Creí que nada<br />

alteraría nuestro odio. <strong>El</strong> odio, ¿sabes de que te hablo?, el odio. ¡Maldita sea! ¡<strong>El</strong><br />

mundo es repugnante! ¡Lo dijimos juntos! ¡Te odio, te odio mundo! ¡Nos odiábamos<br />

a nosotros mismos!<br />

ELSA.- Pero ahora el mundo debe ser hermoso, la comida debe ser hermosa, las sillas<br />

deben ser hermosas, el suelo, los vasos, el agua, la leche, las puertas, las ventanas...<br />

<strong>El</strong> desayuno debe ser hermoso y el olor a verdura y muchas cosas que antes no lo


eran. Y tú y yo deberíamos ser hermosos también.<br />

MATEO.- No quiero ser hermoso, quiero ser el hombre más horrendo sobre la tierra,<br />

quiero ser el peor, quiero destruirlo todo. Día y noche sueño con destruirlo todo.<br />

ELSA.- (Forcejea con Mateo para acercarle la cabeza a su vientre) ¡Tienes que ser<br />

bello, tienes que ser bello, escucha a tu hijo, escúchalo de verdad!<br />

MATEO.- ¡No quiero escuchar!<br />

ELSA.- ¡Escucha! ¡Todo es bello!<br />

MATEO.- ¡Destruiré la belleza! ¡La hundiré en el barro!<br />

ELSA.- ¡Todo es bello!<br />

MATEO.- ¡Todo es enfermedad!<br />

ELSA.- ¡Todo es amor!<br />

MATEO.- ¡Todo es destrucción!<br />

ELSA.- ¡Hay que salvarlo!<br />

MATEO.- ¡Quiero destruir, destruir!<br />

ELSA.- ¡Piensa en algo bello! ¡Piensa, rápido!<br />

MATEO.- ¡Déjame morir en paz!


ELSA.- ¡Hay que vencer a la muerte! ¡Ánimo!<br />

MATEO.- ¡No puedo soportarlo!<br />

ELSA.- ¡Escucha!<br />

MATEO.- ¡No puede nacer, no puede nacer!<br />

ELSA.- ¡Mira, las paredes son bellas, el techo, el suelo..., todo!<br />

MATEO.- ¡No, no...! ¡Maldita sea, no puede nacer! <strong>El</strong>sa y Mateo quedan exhaustos<br />

tras el combate .<br />

MATEO.- Silencio...<br />

ELSA.- ¿Qué?<br />

MATEO.- Shu...<br />

ELSA.- ¿Qué?<br />

MATEO.- (Silencio)<br />

ELSA.- ¿Qué ha dicho?<br />

MATEO.- Es una niña.<br />

ELSA.- ¿Una niña?<br />

MATEO.- Sí.


ELSA.- ¿Estás seguro, una niña?<br />

MATEO.- Sí.<br />

ELSA.- No es posible.<br />

MATEO.- Lo es.<br />

ELSA.- No.<br />

MATEO.- ¿Sigues pensando que todo es bello?<br />

ELSA.- Una niña...<br />

MATEO.- Sí.<br />

ELSA.- No, no, niñas no...<br />

NARRADORA.- Los señores Palavrakis también habían sido niños, y desde niños se<br />

conocían, y en sus encuentros hablaban de asesinos de niños.<br />

ELSA.- No pueden.<br />

MATEO.- Sí pueden.<br />

ELSA.- No pueden morirse.<br />

MATEO.- Los niños también pueden morirse.


ELSA.- ¿Por qué? Son niños.<br />

MATEO.- Porque hay asesinos de niños.<br />

ELSA.- ¿Asesinos de niños?<br />

MATEO.- Sí.<br />

ELSA.- ¿Y dónde están?<br />

MATEO.- Cerca de los niños.<br />

ELSA.- ¿Son invisibles?<br />

MATEO.- Son invisibles por dentro.<br />

ELSA.- ¿Y por fuera?<br />

MATEO.- Por fuera son como todos, como nuestros padres.<br />

ELSA.- ¿Cómo el mío?<br />

MATEO.- Sí.<br />

ELSA.- ¿Y qué hacen los asesinos de niños?<br />

MATEO.- Matan a los niños.<br />

ELSA.- Pero no hay niños enterrados en el cementerio. Mira, todos son viejos.


MATEO.- No hay niños enterrados porque los asesinos de niños cortan a los niños en<br />

trozos y luego se los comen. ¿Has visto alguna vez un conejo enterrado?<br />

ELSA.- No.<br />

MATEO.- Nunca has visto un conejo enterrado porque a los conejos los cortan en<br />

trozos y luego se los comen. Igual que a los niños. Somos una especie de conejos.<br />

Cuando te comes a un conejo es como si te comieras a un niño. ¿Has comido conejo<br />

alguna vez?<br />

ELSA.- Sí.<br />

MATEO.- Pues es igual, igual que comerse a un niño. Ya sabes lo que se siente.<br />

ELSA.- ¿Sólo eso? ¿No se siente nada más?<br />

MATEO.- No hay mucho más que sentir. Los niños somos pequeños, y los asesinos<br />

de niños son grandes. Y nos comen. Eso es todo.<br />

ELSA.- ¿Es que los asesinos de niños siempre tienen hambre?<br />

MATEO.- Siempre tienen hambre, y dentro llevan cuatro estómagos, dos de color<br />

rosa para las niñas y dos de color azul para los niños.<br />

ELSA.- ¿Por qué no mezclan a los niños con las niñas?<br />

MATEO.- Porque son diferentes. La carne de las niñas es más dulce, y mucho más<br />

tierna. No se hace igual la digestión de una niña.<br />

ELSA.- ¿Y sólo comen niños y niñas?


MATEO.- No, también comen otras cosas, comen de todo.<br />

ELSA.- ¿Y mezclan a los niños y a los conejos en el mismo estómago, y a las niñas y<br />

a los conejos en el mismo estómago?<br />

MATEO.- Sí. A los conejos niño con los niños y a los conejos niña con las niñas.<br />

ELSA.- Qué asco.<br />

MATEO.- Y los mezclan también con pan y con vino, sobre todo con vino, litros y<br />

litros de vino.<br />

ELSA.- ¿Y tú por qué lo sabes?<br />

MATEO.- Porque mi padre es un asesino de niños. Lo dice mi madre. Asesino,<br />

asesino de niños, se lo repite a todas horas.<br />

ELSA.- ¿A cuántos niños se ha comido tu padre?<br />

MATEO.- A muchos, supongo. Creo que se comió a mis hermanos.<br />

ELSA.- ¿Y tú no tienes miedo?<br />

MATEO.- Un tren le cortó las piernas. Ya no puede correr detrás de mí.<br />

Silencio<br />

ELSA.- ¿Me ayudas a cortarle las piernas a mi padre?<br />

MATEO.- También es un asesino de niños, ¿verdad?<br />

ELSA.- No lo sé.


MATEO.- Recuerda, por dentro son invisibles.<br />

ELSA.- Pero yo a veces lo veo por dentro. Y es malo.<br />

MATEO.- Entonces es uno de ellos.<br />

ELSA.- ¿Me ayudarás a matarle?<br />

MATEO.- ¿Matarle? ¿Quieres matar a tu padre?<br />

ELSA.- Sí.<br />

MATEO.- Yo también quiero matar al mío.<br />

ELSA.- ¿También?<br />

MATEO.- Sí, todos los días.<br />

ELSA.- Te quiero.<br />

MATEO.- Te quiero.<br />

ELSA.- Te quiero, cásate conmigo.<br />

MATEO.- Me casaré contigo.<br />

ELSA.- Mátale, mátale.<br />

MATEO.- Al tuyo le clavaré un cuchillo en la barriga y le arrancaré los cuatro


estómagos.<br />

ELSA.- ¡Sí, sí, sí!<br />

MATEO.- Ya verás, ya verás como están llenos de huesos de niños.<br />

ELSA.- ¿También se comen los huesos?<br />

MATEO.- Claro, como los perros. Los asesinos de niños tienen dientes de perro.<br />

Fíjate en los dientes de tu padre.<br />

ELSA.- Mátale, mátale ya.<br />

MATEO.- Y después le abriré la barriga a mi padre. Y le cortaré el cuello y le<br />

morderé el corazón por haberse comido a mis hermanitos. Y juntaré los huesos y<br />

reconstruiré sus esqueletos y los colgaré del techo de mi habitación.<br />

ELSA.- ¡Bien! ¡Bien!<br />

MATEO.- Y después nos casaremos, y dejaremos de ser niños, y ya nadie nos podrá<br />

comer.<br />

ELSA.- ¡Los mataremos! ¡A los dos!<br />

MATEO.- Te quiero.<br />

ELSA.- Te quiero.<br />

MATEO.- ¡<strong>El</strong> ratón clavado en el tacón!


ELSA.- ¡La cucaracha aplastada en el pie!<br />

MATEO.- ¡La lagartija sin rabo!<br />

ELSA.- ¡Y el caracol sin cuernos al sol!<br />

MATEO.- Por una cola de escorpión...<br />

ELSA.- Un millón de abrazos.<br />

MATEO.- Y por unas piernas cortadas...<br />

ELSA.- Un millón de besos.<br />

MATEO.- Más.<br />

ELSA.- Esto.<br />

MATEO.- Para el que más resista.<br />

ELSA.- Para el que más resista.<br />

NARRADORA.- Mientras duró el embarazo los señores Palavrakis tuvieron siete<br />

sueños espeluznantes.<br />

ELSA.- Primer sueño: Soy una anciana, mi hijo me ve desnuda. Nunca antes me<br />

había visto desnuda. Soy como lodo blancuzco desparramado sobre la cama. Le doy<br />

asco, y le entran ganas de vomitar. Mi hijo vomita sobre mí. <strong>El</strong> vómito me escuece,<br />

me corroe, me abre la piel.


MATEO.- Segundo sueño: mi hija llora sin parar. Lleva días llorando sin parar. La<br />

cojo en brazos y me escupe entre los ojos. Me inunda de babas. Me orina con todas<br />

sus fuerzas. Me llena las manos con sus desperdicios. Huele mal. La meto en una<br />

bolsa de basura y la tiro al río.<br />

ELSA.- Tercer sueño: Lo primero que asoma entre mis muslos es la pierna de mi hijo,<br />

una pierna tan morada que parece que me haya crecido un pene asqueroso. La pierna<br />

se mueve arriba y abajo, resbala envuelta en flujos amarillos, se hincha cada vez más<br />

como un hígado enfermo. Mi hijo es un pene asqueroso.<br />

MATEO.- Cuarto sueño: Somos muy viejos, olemos mal. Mi hija no ha crecido.<br />

Sigue siendo un bebé resbaladizo y sanguinolento. No ha dejado de llorar desde que<br />

nació. Nos morimos y ella se queda metida en la cuna, sola, llorando, hasta que<br />

también muere, de hambre, y se pudre con nosotros. Se la comen los gusanos.<br />

Empiezan por lo más blando, por los ojos.<br />

ELSA.- Quinto sueño: Mi hijo se acuesta en mi cama, completamente desnudo. Tiene<br />

boca de sapo. Pone la boca en mi sexo, lo lame, lo besa, lo chupa, introduce un brazo,<br />

luego la cabeza y vuelve a meterse dentro de mí. Eyacula. Eyacula por todos sus<br />

orificios. Yo gimo de placer. Me chorrea entre las piernas un líquido verde, como de<br />

sapo triturado. Es un pene asqueroso.<br />

MATEO.- Sexto sueño: Mi hija se muere, una y otra vez.<br />

ELSA.- Séptimo sueño: Mi hijo se muere, una y otra vez.<br />

NARRADORA.- Y llegó el día del parto, y todos se asustaron. <strong>El</strong> proceso fue tan<br />

doloroso que la señora Palavrakis llegó a desear la muerte de la criatura mientras<br />

empujaba y empujaba como si tuviera un diamante afilado en el cuerpo. Mientras<br />

tanto el señor Palavrakis se ovillaba en un rincón, calcando gestos de su oscurísima


infancia.<br />

MATEO.- Me gustaría que otro viviese mi vida, justo ahora, ahora que todo es<br />

movimiento y convulsión y flujo y entrada en el mundo y gran acontecimiento.<br />

Ahora, ahora me gustaría dejar el mundo y dedicarme a la parálisis, pudrirme de tan<br />

quieto, de tan vencido, secarme. Detesto el movimiento. Todo ha sido por culpa del<br />

movimiento. Me aterra. Malas consecuencias del movimiento. Si pudiera desaparecer<br />

sin morir. <strong>El</strong> miedo funciona como un hueso más de mi cuerpo. Miedo a ser solo un<br />

hombre. Miedo a ser solo un hombre. Me lleno de pereza como si la pereza fuera<br />

vino caliente, y yo un vaso, un objeto, inerte. ¿Qué siento? ¿Qué debo sentir? ¿Cuál<br />

es el sentimiento adecuado? La culpa, debería estar aquí, presente, con todas sus<br />

llagas, la culpa. Dios mío, no puedo sentir, no puedo sentir...<br />

NARRADORA.- En el fondo, el nacimiento de la niña, les había injertado un pánico<br />

atroz a la muerte. Después vino esa época en que los señores Palavrakis apenas<br />

podían respirar porque la niña respiraba todo el aire. Habían sido tan desgraciados en<br />

su niñez que para cuidar perfectamente de su hijita compraron montañas y montañas<br />

de manuales de educación.<br />

MATEO.- (Lee) "Un hijo o un esclavo son propiedad y nada de lo que se hace con la<br />

propiedad es injusto" Aristóteles.<br />

ELSA.- ¿Aristóteles?<br />

MATEO.- Sí. Aristóteles.<br />

ELSA.- (Lee) "¿Se debe entrar a oscuras en la habitación de los niños? ¿Es bueno que<br />

duerman en la habitación de los padres, junto a los padres, en la misma cama?<br />

¿Desnudos o vestidos? ¿Es bueno decirles siempre la verdad? ¿Es bueno dejarles<br />

llorar? ¿Es bueno que coman dulces?"


MATEO.- Claro que es bueno que coman dulces.<br />

ELSA.- Eso pienso yo. Es bueno que los niños coman dulces.<br />

MATEO.- Hay que comprar kilos y kilos de dulces.<br />

ELSA.- ¿Qué sería de los niños sin los dulces?<br />

MATEO.- ¿Qué sería de todos nosotros sin los dulces?<br />

ELSA.- Es bueno, definitivamente, es bueno que los niños coman dulces. <strong>El</strong>sa y<br />

Mateo leen las leyendas de las bolsas de supermercado y meten cabezas de muñecos.<br />

("Esta bolsa no es juguete, para evitar riesgos de asfixia impida que los bebés y los<br />

niños jueguen con ella")<br />

MATEO.- (De repente lee impreso en una bolsa:) De usted depende que su hijo sea<br />

una víctima.<br />

ELSA.- ¿Cómo?<br />

MATEO.- De usted depende que su hijo sea una víctima.<br />

ELSA.- ¿Cuándo le daremos permiso para usar las tijeras, para bañarse sola, para<br />

usar la electricidad, para cruzar la calle? ¿Cuándo? ¿Cómo sabremos que a no está en<br />

peligro? Cada vez aparecerá un peligro nuevo, y habrá que darle permiso, peligros y<br />

más peligros, así hasta que se muera. Silencio.<br />

MATEO.- (Lee) "Las enfermedades más corrientes de la infancia."


ELSA.- ¿Crees que está enferma?<br />

MATEO.- ¿Ahora? ¿Enferma?<br />

ELSA.- Sí, ¿tiene aspecto de estar enferma?<br />

MATEO.- Supongo que no. Supongo que no está enferma.<br />

ELSA.- ¿Cómo sabes que no está enferma?<br />

MATEO.- ¿Crees que está enferma?<br />

ELSA.- No sé si está enferma.<br />

MATEO.- Todos estamos un poco enfermos, siempre, un poco enfermos.<br />

ELSA.- Entonces está un poco enferma.<br />

MATEO.- ¿Por qué debería estar enferma?<br />

ELSA.- Lo acabas de leer. Las enfermedades más corrientes de la infancia.<br />

MATEO.- Chloé no tiene esas enfermedades.<br />

ELSA.- Pero puede estar enferma.<br />

MATEO.- Un poco enferma, como todos los niños.<br />

ELSA.- ¿Lo ves? Un poco enferma.


MATEO.- Una enfermedad normal. Son demasiado pequeños.<br />

ELSA.- ¿Y si la llevamos al médico para saber si está enferma?<br />

Silencio<br />

ELSA.- ¿Y los calambres?<br />

MATEO.- ¿Qué calambres?<br />

ELSA.- La niña dice que las sábanas le dan calambres. ¿Tú sabes algo?<br />

MATEO.- Quién sabe lo que pasa en el cuerpo de una niña.<br />

NARRADORA.- Desde aquella conversación habían transcurrido muchos años, y<br />

ahora los señores Palavrakis por fin habían obtenido su premio, por fin habían ganado<br />

el concurso de baile. Pero los obsequios que sostenían sobre sus rodillas tenían aire<br />

de ataúdes más que de regalos. En manos de los señores Palavrakis cualquier objeto<br />

adquiría una apariencia fúnebre. Incluso las piedras podían llegar a ser desposeídas de<br />

su existencia si eran tocadas por el matrimonio. Todo perdía su sentido con una<br />

fugacidad ni siquiera imaginada. La función cotidiana de esta pareja era la de<br />

representar un vanitas viviente.<br />

MATEO.- Se lo están contando.<br />

ELSA.- Déjalos, que lo cuenten.<br />

MATEO.- Parecemos un souvenir. Una maldita postal de playa.<br />

ELSA.- No lo pueden evitar. Déjalos, que hablen, que lo cuenten.<br />

MATEO.- Te gusta que lo pregonen. A todo el mundo y a todas horas. Te gusta. No lo


niegues.<br />

ELSA.- Me mantienen con vida.<br />

MATEO.- Te compadecen como a un perro.<br />

ELSA.- Hay gente que moriría por un gesto de compasión. En el fondo nos envidian.<br />

MATEO.- ¿Es que no pueden hablar de otra cosa?<br />

ELSA.- Tienen derecho. Hemos estropeado sus sueños para siempre.<br />

MATEO.- Lo cuentan con todo lujo de detalles. Una vez en la tumba qué importa<br />

cómo fue a parar allí.<br />

ELSA.- Yo creo que sí. Que sí importa.<br />

MATEO.- Los muertos no son nada. Son la imaginación de los vivos.<br />

ELSA.- Los muertos son todo. Todo lo que no son los vivos.<br />

MATEO.- Estás obsesionada con la muerte.<br />

ELSA.- Te equivocas. Estoy obsesionada con la vida.<br />

MATEO.- Son como pirañas, ávidos de espanto. Tienen hambre de horror.<br />

ELSA.- Les pertenece. Nuestro espanto les pertenece. Es propiedad de todos. Todos<br />

vinieron al funeral.


MATEO.- ¡Ladrones de muertos!<br />

ELSA.- Simplemente tiene miedo. Miedo a que les pase lo mismo.<br />

MATEO.- Ojalá les pasara lo mismo.<br />

ELSA.- ¿A quién se lo están contando?<br />

MATEO.- No sé. A uno nuevo. Un forastero.<br />

ELSA.- ¿ Y cómo reacciona?<br />

MATEO.- Se lleva las manos a la cara. Está a punto de vomitar. Se frota los ojos. No<br />

se atreve a mirarnos. Ja. No se atreve. Ahora tendrá que hacer un esfuerzo<br />

impresionante para recuperar la fe en la vida. Se va, se va a un rincón. Lo está<br />

pasando mal. Se lo habrán contado punto por punto.<br />

ELSA.- Les entra curiosidad por saber lo que se siente. Estoy segura. Buscan en sus<br />

vidas algo horroroso, algo que se parezca a lo nuestro.<br />

MATEO.- Tal vez se eche a andar por la carretera y nunca regrese. Abandonará sus<br />

cultivos y sus ambiciones. Como los otros.<br />

NARRADORA.- Tan triste y tan horripilante era la historia del matrimonio<br />

Palavrakis que al que la escuchaba se le enroscaban pulpos enanos en la tráquea. Lo<br />

que les había ocurrido era sin duda lo peor que podía ocurrirle a uno en la vida. Lo<br />

peor. Aquella noche, la noche que ganaron el premio, discutieron delante de todos.<br />

ELSA.- Me prometiste hijos, cientos de hijos.


MATEO.- Jamás quise tener hijos.<br />

ELSA.- Me lo prometiste.<br />

MATEO.- ¡Ya tuvimos una hija!<br />

ELSA.- ¡Me prometiste más!<br />

MATEO.- Yo no quería un coche, ni una casa, ni un trabajo, ni vacaciones, ni salud,<br />

ni proyectos, ni recuerdos, ni profesión, ni familia, ni hijos, nunca quise tener hijos,<br />

¿cómo iba a reproducirme si detestaba la vida? Yo sólo quería acabarme. Acabarme.<br />

Tú me obligaste a todo.<br />

ELSA.- ¡Necesitaba esperanza!<br />

MATEO.- ¡La esperanza es cosa de esclavos!<br />

ELSA.- ¡Necesitaba amar, amar a alguien, para siempre!<br />

MATEO.- ¿Y yo? Yo también necesitaba amor. ¿Por qué no lo intentaste conmigo?<br />

Nunca te esforzaste lo suficiente.<br />

ELSA.- ¡Nunca, nunca!<br />

MATEO.- Nunca me amaste.<br />

ELSA.- Nunca.<br />

MATEO.- Yo también necesitaba amor.


ELSA.- ¡Y fuiste a buscarlo en las cloacas! ¡Y me dejaste sola noche tras noche con<br />

el vientre cargado de hijos aullando por salir!<br />

MATEO.- Tú no me dabas nada a cambio.<br />

ELSA.- ¡No! ¡No te daba nada a cambio! ¡Sólo las putas podían darte algo a cambio!<br />

¡Por un hombre como tú sólo puede sentirse repugnancia!<br />

MATEO.- ¿Para qué diablos me pedías hijos si sentías repugnancia?<br />

ELSA.- No me importaba el asco.<br />

MATEO.- ¿Sabes lo que pienso? Que los que intentan perpetuarse a cualquier precio<br />

apenas se distinguen de los animales.<br />

ELSA.- Los degenerados. Los asesinos y los locos. Esos son los únicos que no<br />

intentan perpetuarse. Los que malgastan el semen con las rameras.<br />

MATEO.- No me quedaba más remedio. Metiste a los perros en la cama.<br />

ELSA.- ¡Porque odiaba a los hombres! ¡A los hombres como tú!<br />

MATEO.- ¿Cómo tuviste la poca vergüenza de quedarte embarazada de un hombre al<br />

que odiabas?<br />

ELSA.- Los odiaba a todos.<br />

MATEO.- ¡Soy repulsivo, una escoria, nunca fui lo bastante bueno para ti!<br />

ELSA.- ¡Nunca me fiaría de un hombre que no es capaz de crear una familia!


MATEO.- Perpetuarse a cualquier precio, eso es. Parir como los animales. Querías<br />

tener siempre la barriga llena de bolas peludas, y empujar, y echarlas, y tener más.<br />

Querías parir a todos los perros del mundo. Hueles a perro. Tienes ojos de perro. Y<br />

vientre de perra.<br />

ELSA.- Me hubiera conformado con un hijo más, uno sólo.<br />

MATEO.- Podías haber follado con cualquiera.<br />

ELSA.- No soy una puta.<br />

MATEO.- Eres peor. Eres una santa. Una histérica de la maternidad.<br />

ELSA.- Todos somos hijos, todo es fecundación.<br />

MATEO.- Pero no todos debemos ser padres. Padres inútiles, fracasados. No todos<br />

tenemos que fecundar. Hijos sin hijos, ¿entiendes? Hijos sin hijos.<br />

ELSA.- Tu también residiste en unas entrañas.<br />

MATEO.- Desde el principio fui un feto carcomido. No debí nacer.<br />

ELSA.- Pero residiste en unas entrañas.<br />

MATEO.- ¡Y también residiré en la tripa de los gusanos!<br />

ELSA.- No entiendes nada.<br />

MATEO.- Quítate esa ropa, vamos, desnúdate. Ya verás lo cerca que estás de tu<br />

cadáver. Ya verás como entiendo.


ELSA.- ¡Y yo, yo también entiendo! ¡Me hago vieja, me hago vieja! ¡Y necesito dejar<br />

algo vivo sobre la tierra! ¡Algo vivo sobre la tierra! Soy una momia por dentro. Mi<br />

cuerpo es como un sarcófago. ¡Lo he tenido en mis manos y lo he perdido! ¡No lo<br />

soporto, no lo soporto! Todavía podría llenar el mundo de hijos, todavía estoy a<br />

tiempo. Te lo suplico, dame un hijo.<br />

MATEO.- ¡No puedo creer que insistas! ¿Quieres decir que permitirías que te follara,<br />

que metiera mi polla dentro de tu coño, que jadeara sobre ti, permitirías que te<br />

chorreara el semen entre los muslos, pegajoso y caliente, permitirías mis babas<br />

fétidas, permitirías todo eso a pesar de lo que nos hemos dicho, a pesar de lo que<br />

sentimos el uno por el otro?<br />

ELSA.- ¡Sí! ¡Sí, sí, sí! La gente lo hace a diario.<br />

MATEO.- Me das verdadero asco.<br />

ELSA.- Todavía estoy a tiempo.<br />

MATEO.- Para mí ya no existe el tiempo.<br />

ELSA.- Un hijo más, te lo suplico.<br />

MATEO- ¿Tanto esperas de la vida?<br />

ELSA.- Simplemente no puedo seguir muriendo en este cuerpo.<br />

MATEO.- <strong>El</strong> cuerpo no significa nada.<br />

ELSA.- Dices eso porque tu cuerpo no es milagroso.


MATEO.- <strong>El</strong> único milagro consiste en acabar con uno mismo. La naturaleza se<br />

apiadó de los desesperados.<br />

ELSA.- Estoy sola, dios mío, estoy sola.<br />

MATEO.- Arruinaste mi vida.<br />

ELSA.- ¡No tienes vida, no puedes tenerla sin corazón!<br />

MATEO.- Devoraste mi corazón. Todavía llevas sangre en la punta de la lengua.<br />

ELSA.- Utilizas los argumentos del diablo.<br />

MATEO.- ¡Algún día verás al diablo sentado a tu mesa! ¡Al verdadero diablo!<br />

Iluminaré el universo con mis llamas.<br />

ELSA.- ¡Un hijo más! ¡Sólo te pedí un hijo más, uno más, uno más! ¡Uno que<br />

hubiera crecido del todo, sin centímetros de más o de menos! ¡Ni siquiera mereció la<br />

pena el esfuerzo del parto!<br />

MATEO.- ¿Y si todos los niños murieran a los siete años? ¿Y si fuera esa la edad a la<br />

que murieran? ¿Y si no se hicieran mayores?<br />

ELSA.- No me dio tiempo a nada.<br />

MATEO.- Tuvo una vida larga. Una vida en proporción a su tamaño. Somos nosotros<br />

los que vivimos demasiado.<br />

ELSA.- Apenas le dije nada.


MATEO.- ¿Hubieran cambiado las cosas si hubiera vivido más años? ¿Qué le<br />

hubieras dicho? ¡Nada!. A los hijos no se les dice nada.<br />

ELSA.- Necesito un hijo.<br />

MATEO.- ¿Para qué, para borrar a la otra? ¿Es eso, quieres borrarla?<br />

ELSA.- ¡No!<br />

MATEO.- A veces te he oído cantar.<br />

ELSA.- Imposible.<br />

MATEO.- ¿Nunca has cantado?<br />

ELSA.- ¡Nunca!<br />

MATEO.- Dime la verdad.<br />

ELSA.- Antes, cantaba antes.<br />

MATEO.- Yo digo después. Te he oído cantar después.<br />

ELSA.- Nunca.<br />

MATEO.- Después de la niña.<br />

ELSA.- Nunca he cantado después.


MATEO.- La niña enterrada y tú cantando. Como si te alegraras de algo.<br />

ELSA.- ¿Alegrarme?<br />

MATEO.- Cómo si te alegraras de sufrir tanto.<br />

ELSA.- ¡Nunca he cantado!<br />

MATEO .- ¡Quieres borrarla! ¡Quieres dedicarte a tu sufrimiento!<br />

ELSA.- ¡Quiero un hijo! ¡Quiero dejar de ser una fosa!<br />

MATEO.- Si tuvieras otro hijo se lo comerían en el bosque. Se lo llevaría el lobo<br />

entre los dientes. Si tuvieras cien hijos se los comerían a todos. A los cien.<br />

ELSA.- Si tuviera otro hijo me lo llevaría lejos. Lejos de ti.<br />

MATEO.- ¿Por qué?<br />

ELSA.- (Silencio)<br />

MATEO.- ¿Por qué?<br />

ELSA.- Nos están mirando.<br />

NARRADORA.- La noche anterior habían discutido sobre cuchillos.<br />

MATEO.- Sólo veo cuchillos.<br />

ELSA.- ¿Cuchillos?


MATEO.- Solamente hay cuchillos sobre la mesa.<br />

ELSA.- Es verdad.<br />

MATEO.- ¿Por qué sólo hay cuchillos sobre la mesa?<br />

ELSA.- Sólo cuchillos.<br />

MATEO.- Has puesto sólo cuchillos. Tres cuchillos alrededor del plato. Dos cuchillos<br />

a la derecha y uno a la izquierda. Tres alrededor de mi sopa y tres alrededor de la<br />

tuya. Seis cuchillos sobre la mesa. Has puesto seis cuchillos sobre la mesa. Seis<br />

cuchillos.<br />

ELSA.- No me he dado cuenta.<br />

MATEO.- ¿Cómo diablos quieres que me coma la sopa? ¿Así? Podría cortarme,<br />

¿sabes? Podría hacerme mucho daño. Has puesto seis cuchillos sobre la mesa. No lo<br />

entiendo.<br />

ELSA.- Yo tampoco.<br />

MATEO.- Seis cuchillos sobre la mesa. ¿Qué significa?<br />

ELSA.- Nada.<br />

MATEO.- ¿Dónde están las cucharas? ¿Y los tenedores? No los veo por ningún sitio.<br />

ELSA.- No lo sé.


MATEO.- Sólo veo cuchillos.<br />

ELSA.- Sí, sólo cuchillos.<br />

MATEO.- ¿Vamos a comer a partir de ahora con cuchillos, solamente con cuchillos?<br />

Lo digo por irme acostumbrando. A los cortes, a la sangre y todo eso. ¿Te imaginas la<br />

ensalada llena de sangre?<br />

ELSA.- Déjalo ya.<br />

MATEO.- Las patatas llenas de sangre.<br />

ELSA.- Por favor...<br />

MATEO.- <strong>El</strong> postre lleno de sangre.<br />

ELSA.- No era mi intención...<br />

MATEO.- Y el mantel, el mantel se ensuciaría muchísimo. Y tú no eres una mujer<br />

sucia. ¿O sí lo eres?<br />

ELSA.- No lo soy.<br />

MATEO.- Hay seis jodidos cuchillos sobre la mesa. ¡Seis jodidos cuchillos sobre la<br />

mesa!<br />

ELSA.- No sabía que eran cuchillos. No lo sabía, no lo sabía.<br />

MATEO.- ¿No sabías que eran cuchillos? ¿Quieres que te lo demuestre? ¿Lo<br />

comprobamos? ¿Comprobamos si son cuchillos? No hace falta sangrar mucho.


ELSA.- ¡Me haces daño!<br />

MATEO.- ¿Qué significan los jodidos cuchillos?<br />

ELSA.- ¡No lo sé!<br />

MATEO.- ¿Qué significan, hija de perra, qué significan?<br />

ELSA.- Te juro que no lo sé.<br />

MATEO.- ¿Acaso me echas la culpa?<br />

ELSA.- No.<br />

MATEO.- ¿Tengo yo la culpa de algo?<br />

ELSA.- Déjame.<br />

MATEO.- Hay seis cuchillos sobre la mesa.<br />

ELSA.- Ya lo veo, ya lo veo.<br />

MATEO.- ¡Quiero olvidar, maldita sea, quiero olvidar! Quiero olvidar y tu pones seis<br />

cuchillos sobre la mesa.<br />

ELSA.- Olvidar no está bien.<br />

MATEO.- Así que los has puesto a propósito.


ELSA.- No los he puesto a propósito, pero olvidar no está bien.<br />

MATEO.- ¡Los has puesto a propósito!<br />

ELSA.- ¡No, no, no!<br />

MATEO.- ¡Quieres volverme loco!<br />

ELSA.- ¡No me hagas daño!<br />

MATEO.- ¡Seis cuchillos sobre la mesa! ¡Seis cuchillos sobre la mesa!<br />

ELSA.- ¡Ojalá te mueras!<br />

MATEO.- ¡Si me lo propusiera podría morirme ahora mismo!<br />

ELSA.- ¡Ojalá te mueras, ojalá tengas muchos enemigos! ¡Ojalá te maten!<br />

MATEO.- ¡Coge los seis cuchillos! ¡Cógelos! ¡Mátame! ¡Y luego córtame en trocitos,<br />

y cómetelo todo!<br />

ELSA.- ¡Muérete ya! ¡Córtate el cuello! ¡Muérete!<br />

MATEO.- ¿Son para eso los cuchillos? ¿Son para mi cuello? ¿Seis cuchillos para mi<br />

cuello? ¡Bah! ¡Pones seis cuchillos sobre la mesa y ni siquiera tienes valor para<br />

pincharme!<br />

ELSA.- (Grita de un modo desgarrador)<br />

MATEO.- (Grita de un modo desgarrador)


NARRADORA.- Tras despedirse de los concursantes los señores Palavrakis<br />

emprendieron el camino de vuelta a casa. Conducía el señor Palavrakis. Habían<br />

alcanzado la mitad del trayecto cuando les sorprendió un corte en la carretera. Tenían<br />

frente a ellos una palabra enorme: PELIGRO. Profundizando en la negrura se<br />

adivinaban el tiritar de los camiones volcados, las luces parpadeantes, las grúas, la<br />

nada, la inmensa soledad de los muertos, que ya eran capaces de soportar las<br />

toneladas de todos los camiones del mundo. <strong>El</strong> motor insistía en su gemido monótono<br />

como si fuera un pensamiento. PELIGRO. Daba la casualidad de que en aquel tramo<br />

de carretera fue donde hacía algunos años habían descubierto el cadáver de su hijita,<br />

degollada, la cabeza separada del cuerpo, el cráneo partido, la boca y la vagina llena<br />

de tierra y cincuenta puñaladas en el tronco. <strong>El</strong> cuerpo de la niña parecía una rosa<br />

podrida, o una tarta de frambuesas.<br />

ELSA.- Chloé tenía siete años y era preciosa. No había nacido criatura más linda en<br />

decenios. No se tenía noticia de semejante hermosura. Las madres me pedían los<br />

bucles de su deliciosa cabellera. Todas querían tocar sus bucles. Todas. Hay bucles<br />

del pelo de mi hijita en todas las casas. La invitaban a todas las fiestas, ganaba todos<br />

los concursos de belleza, ganaba siempre. La retrataron miles de veces. Era preciosa,<br />

preciosa. Cualquiera que se cruzara con ella empezaba a adorarla instantáneamente.<br />

Cuando sonreía, dios mío, cuando sonreía ... Nada era tan dulce como su sonrisa.<br />

¡Nada! Pero las niñas hermosas siempre llevan una manada de lobos a sus espaldas,<br />

seres perversos surgidos de las entrañas de la tierra con el único objeto de destrozar la<br />

pureza. No son capaces de enfrentarse a lo bello sin aniquilarlo. No se detienen hasta<br />

no dar con la niña más preciosa del mundo, y entonces piensan que la belleza es<br />

injusta, que la belleza engendra lascivia, y sólo desean destruirla. Porque mi hijita era<br />

uno de esos seres encantadores que poseen la capacidad de reducir a sus semejantes a<br />

la más absoluta de las fealdades. Nadie corre más peligro que las niñas hermosas,<br />

nadie lleva más sombras tras la nuca. Las niñas hermosas, allá donde van son<br />

acompañadas por el horror.


NARRADORA.- <strong>El</strong>sa y Mateo intentaban recordar si el día que levantaron el cadáver<br />

también había una cinta amarilla con la palabra PELIGRO.<br />

MATEO.- Todo se puede coser, todo se puede cerrar, es sólo una máquina, es sólo<br />

una máquina. Todo puede devolverse a su lugar. (Se pellizca un trozo de piel) ¿Qué<br />

es esto? ¿Qué es esto? ¿Qué es esto?<br />

NARRADORA.- Con la brutal desaparición de la pequeña se había masacrado la<br />

posibilidad de nacimiento de otros niños preciosos. Así era la niña Palavrakis.<br />

MATEO.- Me preocupa la ventana de su habitación.<br />

ELSA.- ¿Qué?<br />

MATEO.- Me preocupa la ventana de su habitación. Se enciende y se apaga cada<br />

noche. Y cuando se apaga hay veinte pares de ojos pendientes de esa ventana,<br />

esperando a que la niña crezca y la dejemos salir sola a la calle. ¿Y quién sabe cómo<br />

aparece nuestra hija en los sueños de esos pervertidos? ¿Cómo la imaginan? ¿Con<br />

qué camisones la visten? ¿O la desnudan? ¿Con qué artimañas aceleran el desarrollo<br />

de su cuerpo? A veces los escucho gemir, huelo a distancia sus manos embadurnadas,<br />

las sábanas sucias y pegajosas, cerdos, cerdos. No soporto esa ventana. <strong>El</strong> aire que la<br />

roza se convierte en vendaval, y los rayos de sol que la alcanzan en calderos del<br />

infierno. No me fío. Los denunciaría a todos por sus sueños repugnantes. Cerdos,<br />

cerdos. Hay que cambiarla de ventana. Mejor aún, hay que meter a la niña en una<br />

habitación sin ventana.<br />

ELSA.- Es demasiado hermosa.<br />

MATEO.- Demasiado hermosa para ser hija nuestra.


ELSA.- Demasiado hermosa para ser hija de cualquiera.<br />

MATEO.- Hubiera preferido una niña corriente, una niña como millones de niñas.<br />

ELSA.- No hay razón para tener miedo.<br />

MATEO.- No.<br />

ELSA.- ¿Hay razón o no la hay?<br />

MATEO.- No.<br />

ELSA.- Cumpleaños feliz.<br />

MATEO.- Cumpleaños feliz.<br />

ELSA.- Señor Palavrakis, quiero más hijos.<br />

NARRADORA.- Aquella noche la familia Palavrakis también tuvo sueños<br />

espantosos.<br />

MATEO BEBE LECHE DE UN ORINAL Y ELSA CHUPA LUJURIOSAMENTE<br />

UN BIBERÓN AL TIEMPO QUE SOBRE SUS CUERPOS SE PROYECTA UNA<br />

PELÍCULA DEL PATO DONALD.<br />

NARRADORA.- Durante algún tiempo, tras la muerte de la pequeña, los señores<br />

Palavrakis vivieron aterrorizados por extraños acontecimientos. Poco a poco<br />

empezaron a creer en el viento y en los fantasmas.


ELSA.- Su cama...<br />

MATEO.- ¿Qué?<br />

ELSA.- Las sábanas, están hechas pedazos, están cortadas en trocitos muy pequeños,<br />

muy pequeños...<br />

MATEO.- ¿Trocitos pequeños?<br />

ELSA.- Alguien se ha pasado toda la noche cortando las sábanas. Parecen migas.<br />

MATEO.- ¿Quién?<br />

ELSA.- No me preguntes quién. Ya sabes quién.<br />

MATEO.- ¿Otra vez?<br />

ELSA.- Otra vez. No hay descanso para ella.<br />

MATEO.- Pero debe haber descanso para nosotros.<br />

ELSA.- No. No hay descanso para los malvados.<br />

MATEO.- ¿Qué hemos hecho mal?<br />

ELSA.- Todo.<br />

MATEO.- ¿Le has dejado caramelos?<br />

ELSA.- Sí.


MATEO.- Tienes que dejarle caramelos. Siempre tiene que haber caramelos.<br />

Caramelos, muchos caramelos. De fresa, de limón, de naranja, de piña, también le<br />

gustaban de piña, y de anís, y de melocotón. Hay que comprar, hay que comprar<br />

caramelos. ¿Le has dejado caramelos?<br />

ELSA.- ¡Sí! ¡Le he dejado caramelos!<br />

MATEO.- ¿De todos los sabores?<br />

ELSA.- ¡Sí!<br />

MATEO.- Caramelos. Que no se enfade. Caramelos.<br />

ELSA.- Las niñas sin cabeza siempre están enfadadas.<br />

MATEO.- ¿Qué más has visto? ¿Qué hay en su habitación? ¿Qué más ha hecho?<br />

ELSA.- Entra tú en su habitación.<br />

MATEO.- ¡No puedo!<br />

ELSA.- ¿No puedes?<br />

MATEO.- Dime, ¿qué hay?<br />

ELSA.- Solo las sábanas. Hechas migas. Nunca le gustaron las sábanas. Le daban<br />

calambres, ¿te acuerdas?<br />

MATEO.- No, no me acuerdo.


ELSA.- Claro que te acuerdas.<br />

MATEO.- ¡No, no!<br />

ELSA.- Escucha.<br />

MATEO.- (Se tapa los oídos)<br />

ELSA.- ¿La escuchas? ¿La escuchas?<br />

MATEO.- Es el viento.<br />

ELSA.- No se mueve ni una sola rama.<br />

MATEO.- Es el viento.<br />

ELSA.- Escucha a nuestra hijita...<br />

MATEO.- Es el viento.<br />

ELSA.- ¿Qué llevas en los bolsillos?<br />

MATEO.- Nada.<br />

ELSA.- Mírate.<br />

MATEO.- (Lleva una mata de pelo en los bolsillos) ¿Qué es esto? ¿Quién lo ha<br />

puesto aquí?


ELSA.- ¿Y si desenterramos a la niña? Y luego volvemos a enterrarla.<br />

MATEO.- ¿Estás loca? ¿Desenterrar a la niña?<br />

ELSA.- Necesito verla. Necesito saber cómo se está pudriendo. Lo necesito. ¿Cómo<br />

huele? ¿De dónde le salen los bichos? ¿Por dónde han empezado a comérsela? Lo<br />

necesito. Necesito saber si se ha movido dentro del ataúd, si se ha dado la vuelta, si la<br />

cabeza ha salido rodando hasta los pies.<br />

MATEO.- ¿No te das cuenta? ¡Es el viento, solamente es el viento!<br />

ELSA.- Mira.<br />

NARRADORA.- <strong>El</strong> señor Palavrakis nunca visitó la tumba de Chloé. En cambio la<br />

señora Palavrakis pasó muchas tardes conversando con la niña invisible.<br />

ELSA.- Porque te amaba, porque te amaba te imaginé muerta de todas las formas<br />

posibles. Desde que naciste te imaginé muerta. Uno tiende a pensar en la muerte de<br />

los seres amados. Imaginarte muerta era horrible, pero bello. Había algo delicioso en<br />

tu cadáver. Siempre hay algo delicioso en los cadáveres. Eran imágenes deliciosas de<br />

cosas indeseables. Amarte fue angustioso, me hiciste absolutamente vulnerable, no te<br />

cuidé lo suficiente, lo sé, lo sé. Pero no hubo un segundo en que no estuviese<br />

angustiada por ti. No hubo un segundo en que no sudara sangre por ti. No hubo un<br />

segundo en que no te imaginara muerta. Nunca pensé que pasaría tanto miedo,<br />

segundo a segundo. Cómprame caramelos. Fue lo último que dijiste, cómprame<br />

caramelos, lo último que te escuché decir, cómprame caramelos, no dijiste otra cosa,<br />

cómprame caramelos, dijiste cómprame caramelos, y yo me paso el día comprando<br />

caramelos, no hago otra cosa que comprar caramelos. La vida en casa es insoportable.<br />

Desde que te mataron ha fermentado lo peor de nuestras almas. Fuiste uno de esos<br />

acontecimientos fatídicos que le hacen tomar conciencia a uno de su verdadera


podredumbre. Muy poca gente tiene un acontecimiento fatídico en sus vidas,<br />

verdaderamente fatídico, muy poca gente. Supongo que hay gente que ni siquiera<br />

sabe que existe. Supongo que hay gente que nunca se asusta de sí misma. A veces no<br />

se me ocurre otra cosa que extinguirme.<br />

NARRADORA.- Superada la cinta de peligro que cortaba la carretera el matrimonio<br />

llegó a casa, agotado por el concurso. La señora Palavrakis se metió en la ducha para<br />

llorar un rato y cuando salió encontró un amasijo de vísceras sobre la alfombra.<br />

Mateo había acuchillado al perro hasta triturarlo. Y dijo:<br />

MATEO.- Todos nacemos más o menos culpables, más o menos crueles o malvados.<br />

No existe mayor cantidad de maldad en mí que en el resto de los hombres. Todo ser<br />

desea la muerte de otro ser en algún momento de sus vidas y siembra de cadáveres<br />

sus peores sueños. En según qué circunstancias cualquiera puede aliarse con el<br />

diablo. <strong>El</strong> solitario va en busca del solitario. Y de entre todos los solitarios el diablo<br />

es el que está más solo. Algunas veces el infierno es un buen refugio. Supongo que es<br />

una cuestión de movimiento. Hay unos que permanecen quietos y son inofensivos.<br />

Sin embargo hay otros que practican la acción. Se mueven. La culpa es del<br />

movimiento. La culpa es del movimiento. La sangre se mueve sin parar, recorre<br />

nuestro cuerpo una y otra vez. Bueno, todas las cosas nacen y mueren bajo el mismo<br />

sol, y nadie deja más rastro que el de una hormiga aplastada en un camino. Llegará el<br />

día en que los hombres se degüellen los unos a los otros por puro asco de sí mismos.<br />

No se puede ser feliz a todas horas. Pero sí podemos ser desgraciados a todas horas.<br />

<strong>El</strong>sa, he pecado, haz conmigo lo que quieras. Llevo dentro mucho dolor.<br />

NARRADORA.- En ese instante sonó el teléfono. Eran los del concurso. Los señores<br />

Palavrakis habían olvidado el trofeo en el salón de baile. Por qué decidieron ir a<br />

recogerlo es un misterio. <strong>El</strong> accidente tuvo lugar durante el trayecto de vuelta a casa.<br />

La señora Palavrakis llevaba los dos trofeos sobre las rodillas. Una colisión frontal<br />

con otro vehículo. <strong>El</strong> señor Palavrakis murió en el acto. A <strong>El</strong>sa Palavrakis, totalmente


ilesa, la llevaron a comisaría y le hicieron preguntas como esta: ¿Tenía la niña<br />

dificultad para andar y sentarse?<br />

ELSA.- Sí.<br />

NARRADORA.- ¿Ropa interior manchada?<br />

ELSA.- Sí.<br />

NARRADORA.- ¿Se quejaba la niña de dolor o picor en la zona genital?<br />

ELSA.- Sí.<br />

NARRADORA.- ¿Tenía dificultad en la defecación?<br />

ELSA.- Sí.<br />

NARRADORA.- ¿Contusiones en la zona vaginal o anal?<br />

ELSA.- Sí.<br />

NARRADORA.- ¿Semen en la boca, genitales o ropa?<br />

ELSA.- En la ropa, sólo en la ropa.<br />

NARRADORA.- No me engañe, señora Palavrakis.<br />

ELSA.- Le digo que solo en la ropa.<br />

NARRADORA.- ¿Infecciones urinarias de repetición?


ELSA.- Sí.<br />

NARRADORA.- ¿Trastornos del sueño y la alimentación?<br />

ELSA.- Sí.<br />

NARRADORA.- ¿Automutilación?<br />

ELSA.- <strong>El</strong> día que cumplió siete años la niña se cortó las venas de los brazos con el<br />

cuchillo de partir la tarta. Corrió hacia su padre con los brazos chorreando sangre y se<br />

abrazó a él con todas sus fuerzas. Le adoraba. Me lancé sobre ella para socorrerla,<br />

pero ella se abrazó a su padre. A su padre. Como una novia. Le manchó la camisa.<br />

Creo que en el fondo vivieron una historia de amor. Eran un hombre y una mujer. A<br />

mí nunca me quisieron, y yo tampoco fui capaz de quererles, ¿verdad? Nunca quise a<br />

mi hijita, ¿es eso lo que piensa? Nunca cuidé de ella lo suficiente. Nunca.<br />

NARRADORA.- ¿Por qué no denunció a su marido, señora Palavrakis? (Pausa)<br />

¿Tenía la niña mordeduras humanas?<br />

ELSA.- No, eso no.<br />

NARRADORA.- Pero su marido era el lobo, ¿comprende, señora Palavrakis? <strong>El</strong><br />

lobo.<br />

ELSA.- Nunca vi mordeduras.<br />

NARRADORA.- No me engañe, señora Palavrakis. No se precipite en sus respuestas.<br />

¿Tenía la niña mordeduras humanas?


ELSA.- No lo sé. Me hace usted sentir culpable.<br />

NARRADORA.- ¿Recuerda algo más, señora Palavrakis?<br />

ELSA.- Debía ser verano. Chloé se había sentado junto al estanque. De repente me di<br />

cuenta de lo turbio que estaba aquel líquido, había plantas podridas y peces<br />

repulsivos que emergían a la superficie atraídos por la basura, por los desperdicios<br />

que arrojaba la gente, nadie hubiera sobrevivido a un trago de aquel agua. Y Chloé<br />

tenía la mitad de su manita metida en toda aquella inmundicia. Me entraron<br />

escalofríos, ganas de vomitar, pero no le dije que retirara la mano.<br />

NARRADORA.- ¿Por qué hizo eso, señora Palavrakis?<br />

ELSA.- Cuando era más jóven yo ganaba algún dinero cuidando niños, eran niños<br />

muy pequeños, a veces tenía que cambiarles los pañales, y dejaba...Dejaba que los<br />

perros les chuparan, les lamieran, ¿me entiende? Y nunca hice nada por detener a los<br />

perros. Los perros chupaban y yo miraba, solamente miraba, como a mi hijita<br />

metiendo la mano en el cieno.<br />

NARRADORA.- ¿Disfrutaba observando como los perros lamían los genitales de los<br />

bebés?<br />

ELSA.- Sí, creo que sí.<br />

NARRADORA.- ¿Nunca sospechó de su marido?<br />

ELSA.- Bueno, Mateo, no lo sé. Hay muchos seres humanos juntos. Algo tiene que<br />

pasar cuando hay tantos seres humanos juntos, y todos destruidos, y todos<br />

aniquilados, y todos enfermos. ¿Y si la culpa es de todos esos seres humanos juntos,<br />

juntos, juntos? ¿Usted no está destruida, aniquilada, enferma? ¿Usted no es


esponsable de nada? ¿Nunca se asusta de sí misma?<br />

NARRADORA.- Señora Palavrakis ¿Nunca sospechó de su marido?<br />

ELSA.- Un día dijo algo que me hizo llorar. Chloé aún estaba viva.<br />

MATEO.- Me paso el día escarbando en la tristeza de los cuerpos, sostengo corazones<br />

enteros en las manos, los intestinos me resbalan por los guantes. Si a nuestra hija le<br />

arrancaran la piel no sería más que una herida. Chloé es una herida. Te lo aseguro.<br />

Por dentro es viscosa y horripilante. No es hermosa. No la distinguirías de un perro<br />

atropellado. Sólo materia, eso es, sólo materia.<br />

NARRADORA.- ¿Sabe lo que hemos encontrado en la cartera del señor Palavrakis?<br />

¿Sabe lo que ha llevado guardado en la cartera durante todo este tiempo?<br />

ELSA.- Sí. Lo sé.<br />

NARRADORA.- La señora Palavrakis murió tras pronunciar estas palabras. Su pobre<br />

corazón no pudo soportarlo. Desde la muerte de los señores Palavrakis los habitantes<br />

del pueblo se quedaron mucho más quietos. Mucho más quietos. Por muy extraño que<br />

parezca jamás volvió a soplar el viento. Ni una sola hoja se movió. Todos se<br />

empezaron a comunicar mediante monosílabos. Siguieron convocando el concurso de<br />

baile pero no volvió a existir una pareja que recogiera el trofeo sonriendo. A partir de<br />

ciertas horas se podía ver a familias enteras frente al televisor, sin moverse, sin<br />

moverse, sin moverse, con los ojos tan vacíos como los de Edipo. Ahora ellos<br />

también conocían el horror.<br />

ALELUYA. EL MESÍAS DE HAENDEL. DE UN MODO ENSORDECEDOR.<br />

MATEO PALAVRAKIS SE EMBADURNA EL SEXO CON LA TARTA DE<br />

CUMPLEAÑOS. ELSA PALAVRAKIS FOTOGRAFÍA AL SEÑOR PALAVRAKIS


Y LANZA LAS FOTOS AL PÚBLICO.<br />

FIN DEL MATRIMONIO PALAVRAKIS


COLABORADORES<br />

Juan Vico (Badalona, 1975) es licenciado en<br />

Comunicación Audiovisual y Máster en Teoría de la<br />

Literatura y Literatura Comparada. Ha publicado<br />

los libros de poemas Víspera de ayer (Pre-Textos,<br />

2005; Premio Arcipreste de Hita), Gozne<br />

(Ayuntamiento de Zaragoza, 2009), Densidad de<br />

abandono (Edicions 96, 2011) y Still Life (UAB,<br />

2011), así como la narración La boca del lobo<br />

(Cuadernos del Vigía, 2008), recopilada también en<br />

Relatos para leer en el autobús (Cuadernos del<br />

vigía, 2009). Coautor del ensayo Johnnie To:<br />

Redefiniendo el cine de autor(Cine Asia, 2005). Ha<br />

obtenido diversos premios de narrativa y poesía, y<br />

en el año 2009 fue seleccionado para participar en<br />

el ciclo de lecturas La Voz + Joven, organizado por<br />

la Obra Social Caja Madrid.<br />

Coordina, junto al poeta Álex Chico, el ciclo de<br />

lecturas <strong>El</strong>s dilluns de la Cigale, y forma parte del<br />

colectivo poético Delaonion. Colabora con artículos<br />

sobre literatura y cine en diversas revistas<br />

culturales.<br />

Álex Declercq Autor de Nada que no sabías<br />

(cultivalibros.com) Estudió la carrera de la vida y<br />

decidió dejarla después de no aprobar la única<br />

materia que todavía adeuda: el éxito.<br />

Actualmente escribe palabras: a algunas les pone<br />

faltas, a otras tildes y al resto las rodea con<br />

signos como si fuesen cicatrices. En una pantalla<br />

que tenía Internet dio con:<br />

creoquenose.blogspot.com Tiene más ambiciones<br />

que ahorros y sus fotos familiares son postales.


Jordi Corominas i Julián nació en Barcelona el<br />

28 de abril de 1979. Licenciado en Humanidades por la<br />

Universidad Pompeu Fabra, desarrolla varias<br />

actividades en el mundo literario. Como narrador ha<br />

publicado dos novelas en catalán (Una dona que sap<br />

jugar amb els peus y Colors, ambas publicadas en<br />

Abadia Editors), una biografia en italiano (Macrina la<br />

madre) y a finales de 2011 publicará en Barataria su<br />

primer libro de relatos, <strong>El</strong> mayordomo de la muerte.<br />

Asimismo tuvo la idea y coeditó la antologia Matar en<br />

Barcelona, publicada en 2009 por Alpha Decay. A nivel<br />

poético ha publicado la suite Paseos Simultáneos<br />

(Vitruvio, 2010) y a lo largo de los próximos meses<br />

espera sacar al mercado Oceanografías y en e-book<br />

Loopoesía(s), poemas que sirven para articular su show<br />

multidisciplinar Loopoesia, que dirige junto a Laura<br />

Fillola. Por otra parte Corominas desarrolla una intensa<br />

labor crítica en revistas, entre las que destaca su labor<br />

de coeditor en panfletocalidoscopio.com y sus<br />

constantes escritos en Revista de Letras, Culturamas,<br />

Literaturas, Benzina, <strong>Excodra</strong>, Serra d'Or y otros<br />

medios nacionales e internacionales. Asimismo trabaja<br />

en la radio, hasta el año pasado en Cadena SER y desde<br />

2011 en Radio Nacional en Catalunya en el programa<br />

Wonderland. Puedes visitarlo aquí:<br />

http://www.corominasijulian.blogspot.com<br />

Andrea Zecca. Nacido en Ancona (Italia)<br />

en 1985. Después de formarse como Técnico<br />

Químico, y teniendo ganas de visitar otros<br />

lugares, se matricula en la Universidad de<br />

Bologna en el 2004 para estudiar<br />

Biotecnología. En el 2008, para seguir<br />

trabajando como Biólogo, se desplaza hasta<br />

Alemania por un año y en septiembre del<br />

2010, se encamina hacia Barcelona donde<br />

actualmente se prepara para doctorarse.<br />

Escribe poesías y relatos desde pequeño<br />

participando en varios concursos literarios. Y<br />

así, entre experimentos y cervezas, intentar<br />

seguir escribiendo.


Projecte Margot <strong>El</strong> 2008 las integrantes de la compañía coinciden en el estudio de Manuel Lillo y<br />

Txiqui Berraondo de Barcelona, para ampliar su formación teatral. Despúes de unos meses haciendo<br />

trabajos de investigación y entrenamiento actoral, deciden formar la compañía PROJECTE MARGOT.<br />

Durante los primeros meses del 2009 nace Cabaret Literario, el primer proyecto de la compañía. Un<br />

espectáculo de creación propia que gira alrededor de grandes textos de la literatura universal. <strong>El</strong> trabajo<br />

se presenta en octubre de 2009 y desde entonces no ha dejado de representarse en diferentes locales,<br />

salas y festivales (España y Portugal). Projecte Margot apuesta por textos de calidad -literária y<br />

humana- y por una investigación creciente de estos y de las diferentes formas de expresión teatral. Así,<br />

se han hecho trabajos sobre Enrique V, de Shakespeare o Glen Garry Glen Ross, de David Mamet.<br />

<strong>El</strong> proyecto principal que ha ocupado a la compañía durante la última temporada 2010-11 es La<br />

inventora de Nubila Wahlheim respira sobre los personajes de Sófocles (Adaptación libre de Filoctetes<br />

de Sófocles y Monólogo necesario para la extinción de Nubila Wahlheim y extinción de Angelica<br />

Lidell). Projecte Margot realiza una primera adaptación del texto de Sófocles (estrenada el 23 de julio<br />

de 2010 en el centro cultural La Farinera del Clot de Barcelona), para luego hacer una segunda<br />

propuesta adaptando el texto de Angelica Lidell, (se estrenó en la Mostra de Teatre de Barcelona, Teatre<br />

del Raval, en mayo de 2011). Este último trabajo ha resultado un crecimiento a nivel de creación y de<br />

montaje, donde la escenografía está apoyada por las proyecciones audiovisuales que sirven de conector<br />

entre la interpretación de las actrices y el público, se ha podido ver en el espacio Porta4 de Barcelona<br />

durante el mes de octubre de 2011.<br />

<strong>El</strong> tercer montaje de la compañía, Indiferente, es un espectáculo de creación propia de<br />

tipo performantivo que trata la libertad de orientación sexual y que se estrenó el 19 de noviembre 2010<br />

en el Centro cultural La Farinera del Clot dentro del Festival Tenin drets.<br />

En la actualidad Projecte Margot está en fase de creación e investigación con dos proyectos paralelos:<br />

por un lado dentro del terreno de lo denominado performativo con un nuevo trabajo titulado “Mapa de<br />

l’equilibri” y por otro lado se sigue investigando con el trabajo de texto, creación colectiva, cuerpo y<br />

movimento con el proyecto “Katrina”.


Álvaro Tato (Madrid, 1978) es escritor y actor. Licenciado en<br />

Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid, ha<br />

estudiado Dirección de Escena durante tres años en la RESAD, donde fue<br />

discípulo de Juan Mayorga y Helena Pimenta, entre otros. Se ha formado<br />

en Interpretación teatral con Yayo Cáceres y estudia Percusión. Ha<br />

publicado Gira (Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández-<br />

Comunidad Valenciana 2011), Cara máscara (Premio Hiperión de Poesía<br />

2007; seleccionado entre los 10 mejores libros de poesía del año 2007 por<br />

la revista <strong>El</strong> Cultural), Libro de Uroboros (Premio "Antonio Carvajal" de<br />

Poesía Joven; Madrid, Hiperión, 2000) y Hexateuco (Premio de Arte<br />

Joven de la Comunidad de Madrid; Madrid, Visor, 2000) y ha coordinado,<br />

junto a Guillermo López Gallego y Ariadna G. García, la<br />

antología Veinticinco poetas españoles jóvenes (Madrid, Hiperión, 2003).<br />

Su obra figura en diversas antologías poéticas y ha obtenido varios<br />

premios de narrativa, entre ellos el Primer Premio en el Concurso<br />

Internacional de cuentos "Miguel de Unamuno" 2006. Desde 1996<br />

escribe y actúa en la compañía de humor, <strong>teatro</strong> y música Ron Lalá, con<br />

la que ha recorrido en gira toda España y varios países de América; su<br />

espectáculo Mundo y final resultó finalista del Premio MAX Espectáculo<br />

Revelación 2009 y ha sido publicado como librodisco (Ñaque Editora,<br />

Ciudad Real, 2009). www.alvarotato.com<br />

Déborah Vukusic (Ourense 1979)<br />

publicó Guerra de identidad y Perversiones y<br />

ternuras con Baile del Sol. Entre el 2009 y el<br />

2010 participa en las antologías poéticas: 23<br />

pandoras (Baile del Sol), Generación<br />

Blogger (Bartleby editores), Poesía capital<br />

(Sial), Voces del extremo (Ayto. Moguer), <strong>El</strong><br />

tejedor en... Madrid(L.U.P.I.) e Mujeres en<br />

su tinta (Atemporía, México). Os seus relatos<br />

aparecen nas colecciónsMujeres cuentistas<br />

(Baile del Sol), Beatitud: Visiones de la Beat<br />

Generation, (Badalí ediciones) y Viscerales<br />

(Ediciones del Viento). Sus textos han<br />

aparecido en revistas nacionales e<br />

internacionales y han sido traducidos al<br />

inglés, griego, croata, francés y portugués.<br />

Combina su labor de escritora y pedagoga<br />

con el de actriz, trabajando en cine, <strong>teatro</strong> y<br />

televisión. Has podido verla en series como<br />

"Piratas", "L.E.X." o "<strong>El</strong> Comisario" y<br />

próximamente saldrá en los largometrajes<br />

gallegos "Personal Movie", "Vilamor" y "A<br />

pesar de todo, quérote!".


Daniel Madrid (Chile, 1979). Artista Multifacético (es<br />

actor, director teatral, artista visual, collagista, diseñador<br />

gráfico y editor). En 2005 funda junto a Bessie Porta la<br />

Compañía de <strong>teatro</strong> La piedra de la locura Teatro. Es<br />

integrante del Instituto Imaginario 'Patafísico de Santiago y<br />

fue nombrado Auditeur Réel por el College de 'Pataphysique<br />

de Paris por obra y gracia de Thieri Foulc RHSM, Es<br />

miembro honorario del Collage de 'Pataphysique de Italia y<br />

presidente del Consejo Conejo de Chimbarongo. Director<br />

editorial de Ediciones Patafísicas y Co-director de Ediciones<br />

Corriente Alterna. Ha editado a Fernando Arrabal, Alejandro<br />

Jodorowsky, Ludwig Zeller, entre otros genios. Con su obra<br />

visual, ha participado en diversas exposiciones internacionales<br />

surrealistas y de poesía visual experimental en España,<br />

Francia, Alemania, Rumania, Polonia, Italia, Venezuela,<br />

Argentina y Chile. En 2008 fue uno de los curadores de la<br />

Exposición Internacional Duchampiana INFRAleve. Su<br />

primer libro fue editado por la Editorial Libros del<br />

Innombrable en Zaragoza, España. Este año edita su plaquette<br />

collage MIRABILIA bajo el sello Corriente Alterna.<br />

Aurora Martín. Si bien es cierto que mi<br />

introducción a la fotografía, a mis18 años, fue<br />

puramente casual, desde el primer momento tuve claro<br />

que era eso a lo que quería dedicarme de forma<br />

profesional, que era la fotografía lo que me llenaba de<br />

verdad. Fue entonces cuando mi vida hizo un giro de<br />

180 grados, y es que con la fotografía empezó a<br />

desarrollarse una cosa todavía por descubrir... mi<br />

faceta más expresiva, sentimental y melancólica. Poco<br />

a poco empecé a entender que, no tan sólo las cosas<br />

materiales y tangibles, sino los hechos, los<br />

pensamientos y la vida en general también podían ser<br />

presos de diferentes puntos de vista, de diferentes<br />

ángulos, diferentes enfoques...<br />

Ludovica Bastianini es Licenciada en la<br />

Facultad de Conservación del Patrimonio<br />

Artístico, realizó los Cursos de Dibujo y de<br />

Ilustración en la Escuela Comix de Nápoles y<br />

publicó con las Editoriales "L'isola dei ragazzi"<br />

y "Larcher editore", además fue premiada en el<br />

Concurso Fotográfico "Cucu tete", sobre la<br />

relación entre la ciudad y los niños. Ahora<br />

estudia la especialización universitaria de<br />

Historia del Arte Contemporáneo en la<br />

Universidad Suor Orsola Benincasa de Nápoles,<br />

participando también en el Curso Profesional de<br />

Fotografía de Autor en el Instituto Idep de<br />

Barcelona. Parte de sus obras pueden ser vistas<br />

aquí:<br />

http://www.ludovicabastianini.com/Home.html


Angélica Lidell (Figueras, Gerona, 1966) es una<br />

dramaturga y actriz española. Es licenciada en<br />

Psicología y Arte Dramático. A partir de 1988, comenzó<br />

su carrera como dramaturga.<br />

Dentro de los autores teatrales contemporáneos, surgidos<br />

a partir de los años 80, Angélica Lidell es uno de los<br />

nombres más valorados. Su <strong>teatro</strong>, que huye de toda<br />

dramaturgia convencional, tiende a mostrarnos los<br />

aspectos más oscuros de la realidad contemporánea: el<br />

sexo y la muerte, la violencia y el poder, la locura, los<br />

mitos antiguos y modernos son algunos de los temas<br />

obsesivos de su escritura.


Imagen Portada: Daniel Madrid


EL TEATRO<br />

NÚMERO <strong>IV</strong><br />

NOVIEMBRE 2011<br />

REVISTA EXCODRA<br />

http://www.excodra.com

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