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Excodra II: En el límite

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EXCODRA<br />

REVISTA DE LITERATURA<br />

(Y OTRAS ARTES)<br />

Nº 2<br />

(EN EL LIMITE)<br />

Revista <strong>Excodra</strong>. Número <strong>II</strong>: <strong>En</strong> <strong>el</strong> Límite. Julio, 2011. ISSN 2014-1998.<br />

Rubén Darío Fernández


ÍNDICE<br />

Editorial<br />

Identidad<br />

Ficción<br />

Saliva, Rubén Darío Fernández<br />

Portbou: La frontera, Claudia Apablaza<br />

No ficción<br />

Aquí y ahora, Rubén Darío Fernández<br />

Poesía<br />

Gossos, Andrea Zecca<br />

Poca-mente, Ainhoa Núñez Reyes<br />

Caligari, Raúl Hernández<br />

Fotografía<br />

Ouka Le<strong>el</strong>e<br />

Marta Fernández Clemente<br />

Luigi Aloia<br />

Aurora Martín<br />

Pintura<br />

Ludovica Bastianini<br />

Antonio Aguilera González<br />

<strong>En</strong>trevista + Aportación artística<br />

Vicente Luis Mora<br />

Reseñas<br />

“La casa de cartón” de Martín Adán<br />

“Alba Cromm” de Vicente Luis Mora<br />

“Poesía en carne viva” y “Pan de verbo” de Ouka Le<strong>el</strong>e<br />

“No es fácil ser verde” de Sara Mesa<br />

“Interior” de Constantin Fântâneru<br />

Colaboradores


EDITORIAL<br />

Identidad<br />

¿Por qué narices hacer un número titulado tan extrañamente como “<strong>En</strong> <strong>el</strong> <strong>límite</strong>”?<br />

Todo tiene su explicación. <strong>En</strong> principio se iba a titular “La frontera”, estando así <strong>el</strong><br />

número mayormente dedicado a lo que suponen las fronteras, sobre todo entre<br />

culturas y sociedades. Una frontera es ese punto de encuentro e incertidumbre entre<br />

entidades diferenciadas. Pues de tal modo, para abarcar más aún que <strong>el</strong> tema<br />

fronterizo entendido de la anterior manera, os quiero situar <strong>En</strong> <strong>el</strong> <strong>límite</strong>, ahí, subiditos<br />

en un mástil desde donde diviséis distintas entidades justo donde acaba una y<br />

empieza la otra. <strong>En</strong>tidades de todo tipo, siendo de hecho entidades por <strong>el</strong> hecho de<br />

estar limitadas, por tener <strong>límite</strong>s que las diferencian a las unas de las otras. La<br />

editorial se va a situar, con brevedad, sin precisión, más evocando que enfocando, y<br />

dejando un par de cuestiones en <strong>el</strong> aire para quien sepa pescar nubes, en un mástil<br />

concreto, clavado justo en ese punto donde se cruzarían, por ejemplo, dos calles.<br />

Tengo desde aquí, desde este punto concretísimo, cuatro visiones bien diferenciadas,<br />

a saber: Norte, Sur, Este y Oeste. <strong>En</strong>tonces es aquí donde nos perderemos. Las calles<br />

no son calles como tales, de carretera y acera, sino un espacio abstracto que<br />

representa un cruce de caminos en <strong>el</strong> que podemos <strong>el</strong>egir la dirección a tomar, pero<br />

en tal momento, en <strong>el</strong> momento de la decisión, estas direcciones se vu<strong>el</strong>ven infinitas.<br />

La <strong>el</strong>ección la vamos a considerar acción esencial, primaria, para poder comentar,<br />

aquí, sobre los <strong>límite</strong>s, y en concreto, sobre la identidad. ¿Cuáles son los <strong>límite</strong>s de<br />

nuestra identidad? <strong>En</strong> lo anatómico, está claro, allí donde la pi<strong>el</strong> deja de ser pi<strong>el</strong> y es<br />

aire. <strong>En</strong> lo familiar, la cosa se extiende un poco más... como por ejemplo, hasta <strong>el</strong><br />

comienzo de la vida: todos somos de la misma familia; aunque tal vez, ¿pudieron<br />

ocurrir varios orígenes de la vida por diferentes vías? <strong>En</strong> lo social, lo político, lo<br />

moral, lo psíquico: <strong>el</strong>ige tu ruta. El cómo y quién somos van andando de la mano con<br />

<strong>el</strong> cómo queremos ser. Pero también con <strong>el</strong> cómo podemos ser. Uno es lo que hace de<br />

sí mismo con sus <strong>el</strong>ecciones, pero en ocasiones, con <strong>límite</strong>s que no puede traspasar.


Uno es, de un lado, sus actos y sus potencias, y de otro, sus limitaciones. Y andándole<br />

un poco más al contorno que nos engloba: uno es también hasta allí donde alcanzan<br />

sus recuerdos, siendo también recuerdo en otras mentes. Pudiendo intentar ser hasta<br />

allí donde alcance su imaginación. Así que desde lo alto de este mástil donde me<br />

hallo, me pregunto: ¿Dónde comienza y acaba uno mismo? ¿Hasta dónde podemos<br />

llegar a ser?<br />

Os dejo con las otras sugerencias sobre los <strong>límite</strong>s.<br />

Gracias por ser, por estar aquí.


FICCIÓN<br />

Saliva<br />

Un vómito en la acera. Vaya, es mío...........Bien, me presento, me llamo Ben, tengo<br />

cuarenta y cinco años y soy una puta mierda andante. Hablemos de sexo:<br />

-Te he dicho que no te voy a chupar la polla nunca más jodido puerco, no eres más<br />

que un borracho esnifador de farlopa barata que sólo sabe dejar que se la chupen y lo<br />

único que te preocupa es joderme a todas horas y por cualquier sitio. Estoy hasta <strong>el</strong><br />

coño joder. Ya no tienes ni trabajo. Piter murió y tú hace tiempo que también. Vu<strong>el</strong>ve<br />

a ser quien eras Ben, vu<strong>el</strong>ve. Necesito al de antes.<br />

-¡Bá! Púdrete. -Dije. Y me fui de casa sin ni siquiera dar un portazo, como tantas<br />

veces.<br />

Piter es, era, nuestro hijo, se llamaba Pedro pero siempre le llamábamos Piter, no me<br />

pregunten por qué. Y bueno, esa mujer tan cabreada es, que no era, lógicamente mi<br />

esposa, mi esposa Amanda, nos queríamos sí, nos queríamos, pero un día se rompió<br />

un plato y <strong>el</strong> amor con él. Y no, <strong>el</strong> plato no fue Piter joder, él murió como se cae una<br />

hoja de un árbol, por puta casualidad, quiero decir que tanto podría haber sido esa<br />

hoja en ese instante como otra hoja, me explico, le cayó encima <strong>el</strong> cart<strong>el</strong> de una<br />

farmacia, en fin, ya veis, cosas. Claro que sufrí, casi muero de <strong>el</strong>lo, pero mi r<strong>el</strong>ación<br />

con Amanda ya se había finiquitado hace tiempo y yo ya era una mierda antes de<br />

aqu<strong>el</strong>lo. Pero después tuve un motivo para ser una mierda. O eso dicen.<br />

Me fui al bar de Toni.<br />

Cerveza [...] Cerveza [...] Cerveza [...] Cerveza [...] [...] [...]


Click.<br />

-Coño Iván, ¿qué haces aquí conmigo?<br />

-Tú me recogiste borrachón jeje<br />

-Oh, bien, joder no sé dónde cojones he estado... aclárame...<br />

-Pues a mí me pillaste en la calle esta noche cuando iba a casa, me dijiste ¡Monta<br />

chaval, que nos vamos de juerga! Y cómo no, subí, no sé ni cómo podías conducir<br />

cacho cabrón, por suerte me dejaste coger a mí <strong>el</strong> volante, y bueno, nos fuimos de bar<br />

en bar y de raya en raya...<br />

-Je, me imagino. Joder si ya está amaneciendo.<br />

-Ya, y al final hemos venido a dar aquí, es un sitio cojonudo, debe ser una acampada<br />

libre o algo, y las vistas son de puta madre, es una especie de acantilado, los de la<br />

tienda de ahí al lado llevan toda la noche follando y metiéndose coca hasta por sabe<br />

<strong>el</strong> diablo dónde jeje no paran de gritar, se metieron dos chavalillas la hostia de<br />

cachondas y tres pavos, y a follar, ya nos podrían hacer un hueco, anda, métete ésta<br />

que acabo de hacer.<br />

-Ok, me hace falta, ¡snifff! -bueno, este es Iván, un amigo de la familia, tiene veinte y<br />

tantos, es un pieza, y es escritor, o eso dice él, yo también escribía, pero... no merecía<br />

la pena, nadie escuchaba.<br />

-Por cierto, esta tarde pasé por la principal que pasa por tu casa, y estaban las dos<br />

gitanas de siempre sacándose las p<strong>el</strong>illas limpiando cristales, ya sabes, y apareció la<br />

policía, tenían <strong>el</strong> coche aparcado en la calle paral<strong>el</strong>a y salió un gordo y calvo con una<br />

sonrisa de cabrón que ni te imaginas, las gitanas echaron a correr y <strong>el</strong> comedor de


donuts empezó a rodar tras <strong>el</strong>las, lo que no esperaba <strong>el</strong> poli es que a unos doscientos<br />

metros estaban dos gitanos inmensos y uno viejo en plan <strong>el</strong> padrino y tal sentados en<br />

<strong>el</strong> escalón de un portal, entonces <strong>el</strong> policía cogió a una de las gitanas pero justo al<br />

lado de los tres personajes, fue la leche, <strong>el</strong> seboso empezó a gritar: “¿Por qué salisteis<br />

corriendo? ¿eh? ¿por qué? ¿por qué?” lo decía medio apabullando medio acojonao,<br />

estaba sudando como un puerco y ya no tenía la sonrisilla hijoputa en la cara y la<br />

gitana le contesta que siempre que las cogían les decían de todo que las llamaban<br />

putas y guarras y que un día le cogieron una teta y le escupieron o se las llevaban a<br />

comisaría y no sé qué más, yo pensé lo rajan, lo meten en <strong>el</strong> portal y lo rajan, <strong>el</strong> viejopadrino<br />

mira a uno y éste hace un movimiento con un brazo y <strong>el</strong> policía se gira hacia<br />

a él, y sin tiempo a más <strong>el</strong> otro mete una mano en <strong>el</strong> bolsillo la saca y como quien<br />

corta <strong>el</strong> tallo de una flor le raja <strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo, así, sin más, y se van andando, me quedé<br />

blanco, y <strong>el</strong> ex-comedor de donuts entre sangre se desploma en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o con una<br />

mano en su cu<strong>el</strong>lo y la otra en la barriga como queriendo arrancárs<strong>el</strong>a o algo, yo<br />

doblé la esquina y no vi más, en fin, en sí me importaba un carajo <strong>el</strong> policía la gitana<br />

la vecina d<strong>el</strong> quinto <strong>el</strong> presidente, vamos que me ha dado igual para ser sinceros, lo<br />

que me jodió fue su sonrisa, hay que ser cabrón joder, se reía porque iba a<br />

descargarse con <strong>el</strong>las, se reía de que iba a hacer daño así por las buenas, que hijoputa.<br />

-¡Snifff!<br />

-Mira que te enrollas chaval, todo para decirme que no te gustó su sonrisa... ya ves, la<br />

sonrisa d<strong>el</strong> frustrado, aunque <strong>el</strong> rajazo tal vez fue algo demasiado, pero en fin, yo ya<br />

ni río ni lloro ni siento nada cuando hago daño. Porque la verdad no sé ni cuándo lo<br />

hago, eso sí, trato de no hacerlo, trato de no sufrir ni de hacer sufrir, aunque con<br />

Amanda nos digamos de todo hay un fondo noble, es en plan descarga supongo tanta<br />

mierda que nos soltamos... en fin... un día hablaremos y aclararemos las cosas...<br />

-Pues Ben tío, al final lo que cuenta, lo que pesa, es <strong>el</strong> sufrimiento. Da igual su<br />

procedencia o si sabes que lo haces o no. Mira hoy mi madre estaba llorando sentada<br />

en la taza d<strong>el</strong> váter, y <strong>el</strong> váter ¡cuánto soporta! ¡cuánto traga! La noche anterior


ecibió mi semen y por la mañana las cagadas de mi viejo y la mía. Y después<br />

lágrimas. Debe de ser <strong>el</strong> váter más cargadito de sentimientos. Tal vez yo sea váter,<br />

Ben, tal vez yo sea váter. Y mi madre decía que no quería hablar, que no aguantaba<br />

más, tantas caras de desprecio, decía que estaba bien ahí, encerrada en sí misma. Y yo<br />

luego cojo y me encierro en esta cárc<strong>el</strong> de pap<strong>el</strong>, en este puto folio, en este llanto<br />

interno. Al final lo que cuenta es <strong>el</strong> sufrimiento, Ben. Llora igual <strong>el</strong> niño que perdió<br />

su peonza como llora <strong>el</strong> marido que perdió su esposa. Lo que queda es un hueco, unas<br />

veces más grande otras más pequeño, <strong>el</strong> sufrir se vu<strong>el</strong>ve pala y te golpea, a ser<br />

posible de canto y en la cara, después crea <strong>el</strong> hueco. Mira lo que escribí -¡¡¡Snifff!!!<br />

Iván después de meterse la raya se metió una mano en <strong>el</strong> bolsillo trasero y sacó una<br />

hoja totalmente arrugada, había un inicio de lágrima queriendo salir d<strong>el</strong> ojo, pero yo<br />

sabía que no la iba a dejar salir, en fin, me dio la hoja y la leí.<br />

“Un silencio entre ruinas romanas.<br />

Esa es mi infancia, mi alegría.<br />

Es lejana.<br />

Es extraña.<br />

Es vencida.<br />

Si la noche me vendiera un verso<br />

o <strong>el</strong> aire fresco de tus pupilas<br />

que hace tanto que no siento.<br />

Si de la tristeza, cru<strong>el</strong> quimera de cenizas,<br />

como <strong>el</strong> fénix<br />

renaciera la sonrisa.


Si la palabra fuera justo como la ola<br />

y dejara en mi seca orilla<br />

su bravura y su ternura.<br />

Si por vivir no me desviviera.<br />

Si consiguiera ser f<strong>el</strong>iz.<br />

Dejaría de llorar.”<br />

-Pero si tú no lloras Iván, tú lo que haces es no parar de esnifar.<br />

-Ya, pero acabar un poema con dejaría de esnifar como que no.<br />

-Y por qué escribiste esto compadre, no tiene mucho que ver... -Iván escribía lo<br />

primero que le salía cuando algo le dolía, luego me lo enseñaba, y nosotros después<br />

de unas rayas nos poníamos muy poéticos siempre, era una buena amistad.<br />

-Yo qué sé tío, tengo versos danzando y correteando debajo de mi pi<strong>el</strong>, y ahí van,<br />

hasta los dedos para agarrar <strong>el</strong> lápiz y ¡flop! la letra la palabra <strong>el</strong> verso <strong>el</strong> poema<br />

entero la pena entera; pero lo que me agradaría cuando me leyeran es que sintieran lo<br />

que yo siento cuando leo a alguien por primera vez, esa sensación de desvirgar un<br />

texto y sentir su sangre caliente de dulzura y rabia y pena recorrer mi ser, embriagarte<br />

de su pura mi<strong>el</strong> que nunca antes respiraste y sentirte crecer, sí, eso es lo que yo busco<br />

al leer. Crecer. ¿Creciste, Ben?<br />

-Sí, por supuesto, lo que me está creciendo es <strong>el</strong> pito oyendo chingar a los de la tienda<br />

de ahí, lo que hay ahí dentro es desesperación, compadre, intentan ahuyentar la<br />

soledad por la vía rápida de los sentidos, por <strong>el</strong> calor de los orgasmos; tres chicos, dos<br />

chicas, dos coños, tres pollas, cinco culos, diez manos, cinco bocas y pi<strong>el</strong> y sudor y


más pi<strong>el</strong> y más sudor, y saliva... Toda una maraña de pi<strong>el</strong> y ansiedad a la caza y<br />

captura de humedad y bocas y semen y almejas y orgasmos. De calor en definitiva. El<br />

sexo sin amor no es más, no es más ni menos que búsqueda de calor ¿Por qué pasar<br />

frío, no?<br />

Iván empieza a hacerse un porro y me pasa otra birra. El sol ya nos empezaba a joder<br />

bastante, saqué las gafas de sol, cogí la cerveza y seguimos hablando.<br />

Nota: inciso: pensamiento al pronto: rayo de coca: o un yo qué sé:<br />

Tengo la costumbre de enfrentarme a la duda y a la incomprensión cara a cara, y a<br />

ésta en concreto: me-la-for-ni-qué. Mezcla de reb<strong>el</strong>día y curiosidad. Un muro menos,<br />

un prado más. Y pensar que por eso matan y aíslan, destruyen vidas. Hipócritas<br />

acojonaos. Cojan una polla y chúpenla o penetren un coño con su lengua siendo d<strong>el</strong><br />

mismo sexo si desean hacerlo. Sin miedo joder, sin miedo. O enamórense.<br />

Bueno, llegados a este punto, habrá que empezar la descripción de los personajes,<br />

¿personajes?:<br />

Ben: Ben es un viejo en proceso que no quiere morirse y eso que ya cree haber vivido<br />

demasiado, Ben es alcoholismo y es p<strong>el</strong>o blanco y arrugas de amargura en toda su<br />

cara, es jersey de cu<strong>el</strong>lo alto y botas de monte, es sangre fría y sangre hirviente. Es un<br />

cúmulo de llantos y alegrías y fracasos, es un cúmulo de años perdidos y un hijo<br />

perdido y una esposa perdida. Es caos. Es una mierda como dice él.<br />

Iván: Iván y su chaqueta verde y su p<strong>el</strong>o rubio revu<strong>el</strong>to y sus vaqueros gastados y su<br />

gramo de farla y su costo en <strong>el</strong> bolsillo, es un joven perdido en la comodidad de esta<br />

actual sociedad que no mata de hambre pero si de pena. Ya saben, la culpa siempre es<br />

de la sociedad.<br />

Amanda: Amanda es una lágrima, es cab<strong>el</strong>lo cansino y moreno y largo como un


adiós. Amanda es la tristeza, es <strong>el</strong> cuchillo que roza las venas de la muñeca. Es la<br />

desesperación de haberse equivocado de vida y no haber tenido <strong>el</strong> valor de cambiar.<br />

Amanda es, pues, tristeza. Es d<strong>el</strong>gada casi sin pechos y no parece andar, se desliza<br />

por las aceras como perro vagabundo con alas. Amanda se va a suicidar.<br />

Piter: Piter era.<br />

Toni: Toni es An-tonio, <strong>el</strong> d<strong>el</strong> bar.<br />

Tres chicos, dos chicas: Eso se lo dejo a ustedes. También hay que usar la<br />

imaginación, ¿no?<br />

Seguimos hablando hasta la noche bien entrada entre cervezas, porros, soledad y<br />

rayas y rayas.<br />

-Ya puedes haber dado todo que cuando dejes de dar algo ya nunca habrás dado nada.<br />

[...]<br />

-¿Y dios?<br />

-Dios es un bastón quebrado, antes me agarro a mi polla.<br />

[...]<br />

-Mi vieja llora y llora y mi viejo es un cabrón con <strong>el</strong>la, la quiere eso sí, lo ha<br />

demostrado mil veces, pero la trata como un cabrón.<br />

[...]<br />

-Madrid es una lágrima d<strong>el</strong> viento en los baños d<strong>el</strong> metro haciendo cola por vivir.<br />

Madrid es gris.<br />

[...]<br />

-Y entre verso y verso, cómo no, <strong>el</strong> arcoiris.<br />

[...]<br />

-Amanda me engaña, y yo, me pudro en c<strong>el</strong>os y me tiro a la primera que se deja.<br />

[...]


-Me dijo mi vieja: “¡Eres un hijo de puta! ¡te voy a matar! ¿nunca te rompieron los<br />

labios? ¡yo lo haré! ¡te odio! ¡te odio!”<br />

[...]<br />

-Vaya mierda es <strong>el</strong> fracaso, a la mínima tratan de hundirte un poco más y pocos me<br />

dan un abrazo.<br />

[...]<br />

-Cada vez que me cierran una puerta otra ya se está cerrando y la siguiente se cierra<br />

aún más fuerte. Es como una reacción en cadena directa a la nada. A la miseria.<br />

[...]<br />

-<strong>En</strong> esta época todo fluye como saliva, de boca en boca, de lengua en lengua.<br />

[...]<br />

Subo <strong>el</strong> volumen de la radio: “¿Es que no tienes bastante con su dolor? shoshito d<strong>el</strong><br />

mundo ¿qué más quieres tú? <strong>el</strong> día en que sus cenizas canten... no la harán por ti, por<br />

ti no.” Los <strong>En</strong>emigos y su ay Antonio coño, la hostia...<br />

-Quisiera ser humo, ser un eterno cab<strong>el</strong>lo gris que cobra vida con la luz y pasear por<br />

<strong>el</strong> aire retorciéndome en ondas y giros creando b<strong>el</strong>leza, y suspiros. Pero no, y <strong>el</strong><br />

tiempo baila un vals con <strong>el</strong> humo y no conmigo, lo baila con la noche y no con mis<br />

pensamientos mientras fumo de este extraño veneno que me has dado y miro cada<br />

uno de mis rincones interiores. Mientras, la música de fondo se consume con <strong>el</strong><br />

sonido envolvente de cada calada, y yo exhalo una nube muy gris y densa como si de<br />

una idea soplada se tratase atrapándome su desvanecimiento en <strong>el</strong> ambiente al paso<br />

de cada pestañeo d<strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj, que no marca segundos por que se paró al introducir este<br />

humo en mi pecho y <strong>el</strong> tiempo viene a ser latidos d<strong>el</strong> corazón, tic-tac, segundo va y<br />

volvamos a fumar... y la noche se consume, como la música, como <strong>el</strong> humo... como<br />

nuestras vidas, chaval, como nuestras vidas, enga, hazte otra, si no puedo crear: me<br />

destruyo.<br />

[...]<br />

-A querer no le enseñan a uno en la escu<strong>el</strong>a.


[...]<br />

-La tristeza es peor que <strong>el</strong> olvido, compadre, es peor que ser agua estancada en un río<br />

de funesta existencia. La tristeza es parálisis. Es vivir sin alma. Es peor que yo sin<br />

<strong>el</strong>la. Y ahora es todo nuevamente gris. Jodida existencia. ¡¡SNIFFF!!<br />

[...]<br />

-Podría empezar a rascarme en las grietas de mi pecho y ver lo que hallo, tanto puedo<br />

toparme con una flor como con un condón usado.<br />

[...]<br />

A los dos días y ya casi amaneciendo salió una de las chicas de la tienda, se<br />

tambaleaba bastante, tenía <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o muy grasiento y los ojos un poco subidos hacia<br />

arriba, estaba un poco ida, se acercó al coche, se apretujo contra la ventanilla y nos<br />

dejó ver sus pechos sudorosos que prácticamente no eran cubiertos por la camiseta<br />

negra que llevaba, estaba muy dada de sí y con algún que otro lamparón brillante,<br />

acercó su boca al cristal y dijo, bueno, gritó: “¡Necesito una polla! ¡joder! ¡qué se me<br />

va la olla! ¡necesito una polla!” Yo pensé que realmente lo que necesitaba era un<br />

abrazo. Pero, en fin: “Pasa, yo tengo una...” <strong>En</strong>tró. Chupó. Tragó. Luego levantó la<br />

cabeza y me miró con media sonrisa en la cara, como queriéndome decir que hizo un<br />

buen trabajo. Pero notó algo en mi mirada. Y yo también en la suya. Era su alma<br />

quien me hablaba, dolida, perdida y a través de su mirada en su reflejo en su brillo, vi<br />

su dolor, leí su tristeza su caos su negrura y <strong>el</strong>la se dio cuenta. Y ahora sí. Ahora la<br />

abracé. Rompió a llorar sobre mi abdomen.<br />

-Joder, Iván, saca una cerveza para esta chica anda.<br />

-¿Eh? ¿Con quién hablas? -me dice entre lágrimas.<br />

-Mierda, sal d<strong>el</strong> coche princesa.<br />

[...]


-¡¡¡AMANDA!!! -La sangre que salió de mi garganta con <strong>el</strong> grito se estampó en <strong>el</strong><br />

cristal al entrar en conciencia.<br />

Toni en <strong>el</strong> bar me dijo que Amanda llamó llorando antes de que yo llegara, le dijo que<br />

yo volviera en cuanto llegara al bar, o que si no, que ya no volviera, y no volví. La<br />

llamé más tarde por t<strong>el</strong>éfono. Comunicaba. Llamé a la vecina. No sé ni qué me dijo,<br />

sólo oía un perro ladrar. Me pregunto cómo voy a seguir narrando esta extraña<br />

historia una vez que haya arrancado <strong>el</strong> coche y mar adentro. <strong>En</strong> fin. Probemos.<br />

RDF


Portbou: La frontera<br />

Madre, ¿me escuchas? No compartas esto con nadie. Dime qué es <strong>el</strong> amor. Dime,<br />

¿qué es <strong>el</strong> amor?, madre.<br />

¿Qué es <strong>el</strong> amor, madre?<br />

GOØ, descúbr<strong>el</strong>o tú misma, me decías. No puedo decírt<strong>el</strong>o, descúbr<strong>el</strong>o tú misma,<br />

GOØ. ¿Por qué me lo decías, madre?<br />

Madre, siempre pienso que estoy enamorada. A cada instante pienso que <strong>el</strong> hombre<br />

con <strong>el</strong> que me acuesto o <strong>el</strong> hombre que me gusta, es <strong>el</strong> verdadero amor. ¡Y no! Todo<br />

se cae, todo muere a los días, al segundo, a las horas. Todo se hace polvo. Quedo<br />

vacía, ya no queda nada en mí y tengo que volver a inventárm<strong>el</strong>o todo.<br />

¿Qué es <strong>el</strong> amor, madre? ¿Qué es <strong>el</strong> amor?, repetí durante años como en un mantra.<br />

Quiero amar a alguien. Debería pedírs<strong>el</strong>o a la Virgen de Montserrat. Y a veces lo<br />

vu<strong>el</strong>vo a repetir. ¿Qué es <strong>el</strong> amor?, le decía a mi madre en silencio. Cuando <strong>el</strong>la no<br />

estaba, cuando <strong>el</strong>la estaba en otro país, cuando yo estaba en otro país, cuando estaba<br />

conectada, sola, twitteando, leyendo, dejando nuevamente otra ciudad. Cuando la<br />

recordaba saliendo de casa en las mañanas. Se veía b<strong>el</strong>lísima.<br />

Madre, sentía que lo adoraba tan sólo al conocerlo una noche, pensaba que ya lo<br />

amaba profundamente. Pero se me pasó madre. Se me pasó en un par de días madre.<br />

Madre adorada, madre mía, ¿qué es <strong>el</strong> amor?<br />

Salí de casa. Después de una noche con él. Hui. Necesitaba huir nuevamente. Tomé <strong>el</strong><br />

metro hasta Paseo de Gracia y subí al tren para ir hacia <strong>el</strong> norte de España. Busqué un<br />

sitio para salir de Barc<strong>el</strong>ona, huir de estar todo <strong>el</strong> día conectada.<br />

Madre, voy en <strong>el</strong> tren, escucho House of Cards, me doy cuenta que he olvidado mi<br />

pasaporte en la maldita cueva oscura. No quiero volver a por él. Le temo a esos<br />

regresos intempestivos. Dicen que si uno vu<strong>el</strong>ve, hay que sentarse en una silla tres<br />

veces antes de volver a salir. Mi abu<strong>el</strong>a decía que así se evita cualquier desgracia en<br />

<strong>el</strong> camino.


Iré a Portbou. Portbou es <strong>el</strong> último pueblo de España, perfectamente me podrían dar<br />

deseos de pasar a Francia, llegar hasta Montp<strong>el</strong>lier. He olvidado mi pasaporte y no<br />

podré cruzar la frontera. Me pueden detener. Me miro en uno de los vidrios d<strong>el</strong> tren.<br />

Este p<strong>el</strong>o corto me queda horrible. Quiero que me crezca. Ya no volveré a<br />

recortárm<strong>el</strong>o. Los hombres me miran horrible, ni siquiera creo que me miren, creo<br />

que los únicos que lo hacen son los gays d<strong>el</strong> Eixample. Pensarán que soy un hombre<br />

más. Me amarán los gays d<strong>el</strong> Eixample. Querrán estar conmigo una noche, vivir<br />

conmigo, me buscarán luego de pasados los años, cuando yo ya haya regresado a mi<br />

país.<br />

Vu<strong>el</strong>vo a mirarme. El crecimiento d<strong>el</strong> p<strong>el</strong>o será un aprendizaje. Será una forma de<br />

aprender a amar a alguien, me dije esa vez cuando me lo recortaba; no puedes ir de<br />

amante tras amante, GOØ, me dijiste antes de despedirnos en <strong>el</strong> aeropuerto de Chile.<br />

¿Recuerdas? Córtate <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o y aprenderás. Lo intentaré, te dije. Y me despedí. ¿Lo<br />

recuerdas, madre? No volví a mirar hacia atrás hacia <strong>el</strong> sitio en que estabas, aunque<br />

quise hacerlo, pero no pude, también me han dicho que da mala suerte, las mujeres de<br />

sal, las mujeres que se quedan detenidas en <strong>el</strong> camino y todo lo demás.<br />

Ahora a esperar a que me crezca <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o. Tal vez se tardará un año o dos. Tal vez dos.<br />

Pero no volveré a cortárm<strong>el</strong>o en mi vida. No quiero que alguien me lo corte por las<br />

noches. Me han dicho que hay hombres que sueñan con eso, con cortarles <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o a<br />

sus mujeres cuando duermen plácidamente y después entierran <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o para que<br />

crezca <strong>el</strong> amor. Siempre pensaba que U. me cortaría <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o. Intentaba no dormir con<br />

trenza. Intentaba no dormir cuando vivía con U. Intentaba cerrar sólo los ojos, hacer<br />

como que dormía plácidamente. Nos separamos. Nunca más lo quise volver a ver.<br />

Tres horas de viaje. Nadie me ha mirado en todo <strong>el</strong> camino, madre. El tren va repleto<br />

de hombres. Nadie me ha mirado. Necesito tener un amante. No sé estar sola. Siento<br />

que jamás voy a enamorarme. Nadie me mira en <strong>el</strong> viaje, escucho Pearl Jam, luego al<br />

Doctor Dinosaurio: Kiss me. Temo por mi PC, lo dejé encima de la cama de la cueva.<br />

Ella podría entrar en mi PC y leer todo, madre.


Desde <strong>el</strong> tren se ve Portbou, <strong>el</strong> pueblo donde se suicidó Benjamin. Hannah Arendt<br />

vino a su entierro, dijo que era <strong>el</strong> sitio más b<strong>el</strong>lo que ha visto en su vida. Es la<br />

frontera, donde termina España y comienza Francia. Se ve todo <strong>el</strong> mar, un cerro entre<br />

los dos países y en <strong>el</strong> medio de ambos, esta especie de pueblo que no es tal, esto no es<br />

un pueblo, madre, esto que es sólo <strong>el</strong> sitio donde murió Walter Benjamin.<br />

El tren se detiene. Me bajo con cuidado, cruzo hacia <strong>el</strong> pueblo por las vías. Un<br />

segureta me grita algo asustado. Al parecer dice que eso está prohibido, que hay un<br />

sitio especial para cruzar. No lo escucho. Llevo puestos los audífonos. Suena <strong>el</strong><br />

Doctor Dinosaurio: Kiss me. Camino apurada. <strong>En</strong>tro al pueblo por un tún<strong>el</strong> de tres<br />

metros de largo. Cruzo. Camino. Esto no me parece un pueblo. Primero se ve una<br />

bajada empinada. Algunos negocios para turistas. Las personas caminan extraño.<br />

Como perdidos en <strong>el</strong> paso de las fronteras. Ellos no son turistas, madre. El mar se<br />

mueve irregularmente. No hay arena, no hay olas, los niños nadan como en un<br />

infierno azul.<br />

Esto parece un infierno. Dicen que <strong>el</strong> amor también es un infierno. Me han dicho que<br />

hay piedras en <strong>el</strong> mar, que no hay ni una pisca de arena. Esto no es un pueblo, sigo<br />

pensando, esto no es arena. Esto parece un infierno. Camino. Madre, esta es la<br />

frontera; no sé porqué le llaman pueblo en los mapas, en las guías, en los trenes.<br />

<strong>En</strong>tro a una Caixa; saco dinero para comer; salgo, un hombre me mira; ¡oh!, qué raro,<br />

un hombre me ha mirado. <strong>En</strong> las fronteras suceden cosas extrañas, madre. El hombre<br />

me sigue mirando. Lo miro, me mira. Sigo caminando. Huyo. Me da temor que un<br />

hombre me mire. Después d<strong>el</strong> corte de p<strong>el</strong>o olvidé cómo es que a uno la miren.<br />

Comencé a ser también esa especie de frontera. Una frontera espantosa. Antes tenía<br />

un exceso de confianza en mí. Antes confiaba en mi cuerpo, en mi p<strong>el</strong>o, en mi vida,<br />

ahora nada, desde que me corté <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o, <strong>el</strong> mundo se ha vu<strong>el</strong>to difícil, <strong>el</strong> mundo se ha<br />

vu<strong>el</strong>to pedregoso, solitario. Los hombres ya no me miran, antes podía <strong>el</strong>egir un<br />

amante. Ahora no tengo ni medio amante, apenas un par de amigos que me llaman<br />

para salir <strong>el</strong> fin de semana y pedirme consejos acerca de sus novias. Quisiera volver a<br />

tener <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o largo, madre. No estar en esta frontera que es como un infierno. Quisiera<br />

salir para siempre de la cueva, quisiera tener un amante, quisiera tener <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o largo,


madre.<br />

<strong>En</strong>tro a un restaurante especializado en pa<strong>el</strong>las. Pido un menú. No me gustan las<br />

pa<strong>el</strong>las. <strong>En</strong>salada de gambas. Me la traen. Qué asco. Los ojos de esos bichos muertos<br />

me miran. Es horrible, jamás debí pedir ensalada de gambas. Dejo la mitad. Los ojos<br />

los tapo con una lechuga. Llamo a la camarera. Tráeme <strong>el</strong> otro, por favor. ¿No te ha<br />

gustado? Sí, gracias, sólo que… Se ríe. Me trae <strong>el</strong> segundo. Me lo como todo:<br />

Calamares y patatas. Luego <strong>el</strong> postre: h<strong>el</strong>ado de crema y chocolate. Voy al baño. Me<br />

lavo los dientes. Pago, salgo d<strong>el</strong> restaurante, me pongo a caminar por las calles, esto<br />

no es un pueblo, madre. Esto no es nada.<br />

Caminaré hasta encontrar la tumba de Benjamin. La tumba de Benjamin que me ha<br />

dicho que es similar a encontrar <strong>el</strong> amor. No preguntaré por <strong>el</strong>la. No buscaré la tumba<br />

explícitamente, esperaré a que en este paseo aparezca sola. Si no aparece, regreso.<br />

Camino, primero <strong>el</strong> mar, la costa, la playa, unos niños se bañan, muchos extranjeros<br />

toman sol. Escucho idiomas. Do you look for the love? Sie sucht nach der Liebe.<br />

Algunas ancianas. Sie sucht nach der Liebe. Otros nadan, las madres vigilan a sus<br />

hijos, un niño se ducha, una niña se pone al sol, otros comen sandía. She has the short<br />

hair. Esto no me parece un pueblo. Esto no es un pueblo, madre. Ellos no sé quiénes<br />

son. Sie hat das kurze Haar. Son seres extraños, les falta algo para parecer personas<br />

genuinas. Me acuesto en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o, sobre las piedras. Cierro los ojos. Elle n'a pas<br />

d'homme qui l'aime. Comienzo a rezar. Miro a lo lejos <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, las personas. Se ven<br />

algunos niños en <strong>el</strong> agua. Escucho las conversaciones de mis vecinos. Hablan de<br />

cámaras fotográficas. Me levanto. Miro hacia todos lados. Se ve todo <strong>el</strong> espacio. Esto<br />

sólo se parece al sitio donde se mató Walter Benjamin. Elle n'a pas d'homme qui<br />

l'aime. Es un sitio abierto. Es la frontera. Cuando estás en <strong>el</strong> <strong>límite</strong> no hay nada. <strong>En</strong><br />

los <strong>límite</strong>s no hay nada. No debí haber venido, madre. Debí haberme quedado en la<br />

cueva. Acá no hay nada, acá no se siente nada al caminar por estas piedras, pedazos<br />

de terruños.<br />

Estoy en la frontera, en <strong>el</strong> sitio donde murió Walter Benjamin, es igual si estás acá o<br />

no estás. Camino como si flotara. No tengo p<strong>el</strong>o, da todo lo mismo. Es la frontera, es


<strong>el</strong> punto medio. No hay referentes. Da todo lo mismo. No hay p<strong>el</strong>o, flequillo. Nunca<br />

me imaginé que así son las fronteras. Benjamin debió sentir una ansiedad espantosa.<br />

Un miedo horrible en este sitio. Debe haber pasado minutos de terror. No estás en<br />

ningún sitio. Acaba un país y comienza otro. No eres hombre ni mujer. No amas. No<br />

deseas. No eres nada.<br />

La gente parece tranquila, nadie debe estarlo. Deben ser expertos simuladores,<br />

simuladores contratados por los gobiernos de turno, o por los estados que protegen <strong>el</strong><br />

espacio donde murió él. Que nadie vaya a decir que por culpa de <strong>el</strong>los se mató Walter<br />

Benjamin. Que nadie vaya a culpar a nadie por la muerte de ese hombre que no supo<br />

esperar un día para dejar de habitar la frontera. Que nadie hable de su muerte.<br />

Sigo caminando. Me detengo. Caminar por este sitio es como caminar por la nada.<br />

Había traído dinero y ropa para alojarme acá. Pero no, creo que no podría quedarme,<br />

esto no es nada, esto no es un sitio, es una abertura, un hoyo profundo, es una<br />

imposibilidad, tal vez es <strong>el</strong> cierre de todo ese gran círculo. Tal vez es la posibilidad<br />

d<strong>el</strong> amor, madre. Eso, eso es este sitio, madre: la posibilidad d<strong>el</strong> amor total. Eso es.<br />

Pero no, no lo sé realmente. Tal vez es sólo una frontera donde Benjamin sintió un<br />

miedo espantoso. Quería atravesar a España, luego desde ahí salir para Estados<br />

Unidos. No quería habitar la frontera. Es que esto no es un lugar. Este es solamente <strong>el</strong><br />

sitio abierto donde murió un hombre. Una pareja me mira y quiere preguntarme algo.<br />

Me doy media vu<strong>el</strong>ta, me dan miedo, tal vez podrían preguntarme mi afiliación con<br />

las ideas de Benjamin y matarme por estar viva. Camino rápido. Me alejo de <strong>el</strong>los.<br />

Corro. Casi caigo. Pero no, madre, tal vez no. Tal vez me he equivocado. Ellos serán<br />

<strong>el</strong> amor, madre. Vu<strong>el</strong>vo. Vu<strong>el</strong>vo a buscarlos, madre. Ya no están. ¿Dónde están,<br />

madre? Ya no hay nadie. ¿Para dónde se han ido? Los busco. Camino. Me voy hacia<br />

la tumba. Pero no veo la tumba. Llego a la orilla nuevamente. He vu<strong>el</strong>to nuevamente,<br />

no me di ni cuenta, pensé que ya estaba cerca de la tumba. Este sitio es circular.<br />

Siempre llego al mismo punto. Siempre llego a la playa.<br />

Veo cómo los autos van pasando hacia Francia. <strong>En</strong> la estación de trenes había una<br />

caseta de policía. Miraban los pasaportes a los que pasaban. Yo no traje <strong>el</strong> mío, tendré


que quedarme en este lado de todo. Sólo llevo mi tarjeta de residencia. Quisiera pasar<br />

al otro lado de España y huir a Chile desde Francia. Quiero volver a Chile. Tal vez<br />

podría irme en un barco. Tardaría meses. Podría trabajar en Francia un mes y<br />

comprarme un pasaje de regreso. Pero no, no creo que pueda hacerlo. No dejan volar<br />

sin pasaporte, no dejan entrar a países sin pasaporte, nadie deja vivir sin pasaporte.<br />

Benjamin quería entrar a España. Benjamin quería amar, madre. Yo quiero entrar a<br />

Francia, yo también quiero amar, madre. A él le negaron <strong>el</strong> paso. A mí seguro que me<br />

lo negarían. No quiero morir como Benjamin. No quiero suicidarme aquí. Sé que si<br />

me quedo esta noche a dormir acá y me dan deseos de cruzar al otro lado de la<br />

frontera para irme desde Francia a Chile, podría venir la policía, podrían negarme <strong>el</strong><br />

paso. Pero tal vez aprendería a amar. Amar antes de morir, madre. ¿Qué crees?<br />

Pero no. No quiero sentir <strong>el</strong> deseo de cruzar la frontera para irme a Chile a estar con<br />

los míos. Quiero quedarme acá, volver a la cueva oscura. Estornudo. Tengo sangre en<br />

<strong>el</strong> pañu<strong>el</strong>o. No sé de qué sitio ha venido esa sangre, una mujer anciana me habla en<br />

francés. Le digo Je ne se pas. Es casi lo único que recuerdo. No quiero sentir deseos<br />

de cruzar la frontera. No quiero sentir deseos de llegar a Montp<strong>el</strong>lier, o a Mars<strong>el</strong>la. Tu<br />

veux avoir un homme pour aimer et tu de ne l'as pas, dice la mujer. Tu veux avoir un<br />

homme pour aimer et tu de ne l'as pas, repite.<br />

Saco <strong>el</strong> móvil, marco <strong>el</strong> número de mi padre, no me contesta, cu<strong>el</strong>go, lo guardo.<br />

Comienzo a subir a un mirador. Comienzo a dejar a tras la imagen de la playa y la de<br />

la anciana francesa. Ella no tenía cara de ser realmente una persona. Son todos<br />

especies de zombis. Tal vez son los que acompañaban a Benjamin esa noche para<br />

cruzar a España. Madre, tal vez son los que me acompañarán a mí en mi viaje de<br />

retorno a Chile.<br />

<strong>En</strong> las biografías dice que al día siguiente se abrió la frontera y todos sus amigos o<br />

acompañantes pasaron; no creo que haya sido así, en las biografías todos mienten, no<br />

les interesa mentir demasiado, les importan un carajo los detalles.<br />

El 27 de Septiembre de 1940 se suicidó Walter Benjamin porque no lo dejaron pasar<br />

más allá de esta frontera que ahora miro. Intentaba escapar de los nazis. El grupo


pudo cruzar la frontera al día siguiente. Adorno le estaba esperando en Nueva York.<br />

Su gran amigo Adorno le estaba esperando en una casa iluminada con un plato de<br />

comida que recalentaba cada media hora, cada quince minutos, tal vez.<br />

Me encuentro con un cart<strong>el</strong>. Dice hacia la tumba Walter Benjamin. No hay turistas en<br />

esta ruta, no hay nadie; madre, a nadie le importa este sitio. Ellos parecen fantasmas<br />

atrapados en las fronteras de sí mismos. No quieren pensar qué es realmente este<br />

sitio, que es sólo una frontera para venir a morir si es que no te dejan pasar para<br />

regresar al sitio donde serás f<strong>el</strong>iz o donde alguna vez lo fuiste. O tal vez es <strong>el</strong> sitio<br />

donde aprendes a amar, madre. ¿Qué crees, madre? ¿Será realmente <strong>el</strong> sitio donde<br />

uno aprende a amar? ¿Dónde a uno de le rev<strong>el</strong>a <strong>el</strong> secreto de amar a alguien, madre?<br />

El último tren sale de regreso a Barc<strong>el</strong>ona a las siete de la tarde. Miro hacia <strong>el</strong> mar.<br />

Aún hay mucha luz, miro <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj de mi móvil, son las cinco en punto; no sé aún si<br />

quiero volver a la cueva. Tal vez debería pasar la noche en este sitio fantasma, cruzar<br />

a Francia y embarcarme en un barco hacia Chile; intentar burlar la frontera, seducir a<br />

uno de esos fantasmas para que me dé permiso para pasar, follar con un fantasma o<br />

dos y luego regresar a mi país desde Francia, visitar a mis amigos y a mi familia.<br />

Buscar <strong>el</strong> amor allá.<br />

Llego a lo más alto de la colina. Se ve todo, como decía en su carta de despedida<br />

Hannah Arendh. Ahora sí que estoy sola. Los fantasmas de la playa siguen<br />

disfrutando, una señora pesca en <strong>el</strong> mar, unos niños nadan hacia las bollas, unas<br />

madres los llaman desde la orilla. Llego al memorial. Es un cementerio, <strong>el</strong> cementerio<br />

de PortBou. Me siento a mirar la bahía. Se ve <strong>el</strong> mar, se ve <strong>el</strong> cruce, se ve todo. Se<br />

siente una soledad absoluta. La frontera no tiene un sitio definido, es todo esto. La<br />

frontera es todo. Apunto algunas líneas en mi cuaderno: todo es indefinido, no hay<br />

posibilidad ni casi de descripción, no se puede realmente decir qué es esto, no se<br />

puede decir que es un pueblo, no se puede decir que hubo o habrá un pueblo, no se<br />

puede decir nada.<br />

Me quedo una hora en esa posición. Miro <strong>el</strong> mar. Las madres aún siguen cuidando a


sus hijos en la playa. Nadie se acerca a visitar este memorial. Es increíble que todos<br />

estos fantasmas no vengan a visitar este memorial. Han pasado dos horas y ni una<br />

persona se asoma a esto, ni siquiera un sujeto perdido. Estarán todos muertos, seguro.<br />

Me levanto. No sé si regresar a la cueva, no sé si quiero volver a ver a mi compañera<br />

de piso. Me tiene recluida en una cueva y <strong>el</strong>la ocupa todos los espacios. No me deja<br />

pasar las fronteras d<strong>el</strong> hogar. Si quiero pasarlas es porque debo compartir con <strong>el</strong>la. O<br />

sumarme al apestoso humo de sus cigarrillos.<br />

Antes de ingresar al cementerio hay una especie de lápida. Hay una biografía. Las<br />

palabras que dijo Hannah Arendt al venir a su entierro, o más bien cuando trasladaron<br />

los huesos de la fosa común al sitio especial que le hicieron: Este es <strong>el</strong> lugar más<br />

b<strong>el</strong>lo que he visitado en mi vida.<br />

<strong>En</strong>tro al cementerio. Veo de lejos a un segureta, me escondo, me da miedo, estoy sola<br />

en esta colina. Podría sucederme algo, me escondo tras la tumba, que es la más<br />

grande de todo este cementerio. <strong>En</strong> total es muy pequeño. No parece un cementerio,<br />

no parece una tumba, no parece un pueblo, no parecen niños bañándose los que veía<br />

desde lejos, no parece una anciana, no parece una frontera, no parece que haya cómo<br />

definir este espacio, no hay nada, no hay nada, no hay nada, madre.<br />

Siento algo de miedo. Estoy en la nada misma. Las autoridades se deben haber puesto<br />

de acuerdo para no señalar este punto d<strong>el</strong> espacio en los mapas ni en las guías de<br />

turismo. Les debe dar vergüenza haber abandonado a un hombre como Benjamin a su<br />

muerte. Dejarlo en la frontera. Les debe dar vergüenza decir que le negaron <strong>el</strong> paso a<br />

España cuando venía arrancando de los nazis.<br />

Me arrodillo en la tumba, comienzo a rezar… Padre nuestro, que estás en <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o…<br />

Escucho pasos, escucho unos ruidos extraños, que alguien viene, escucho una reja<br />

que se cierra, parece que alguien ha cerrado <strong>el</strong> cementerio; miro mi r<strong>el</strong>oj, cerraban a<br />

las 5:30, son las 5:35; no alcancé a salir, corro a la puerta, veo al hombre enorme y<br />

desaseado. Me da terror, me escondo. Me da asco. No quiero que me vea. Luego me<br />

las ingeniaré para salir. Padre nuestro… Saltaré la reja que divide este espacio. Por<br />

ahora me escondo, <strong>el</strong> hombre mea. Miro cómo orina. Se cierra <strong>el</strong> pantalón. Se aleja.


Que estás en <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o… Ya veré cómo cruzo esta frontera de esta posible muerte. No<br />

sé si alcanzaré a llegar al tren, sigo escondida. El hombre se da vu<strong>el</strong>ta y saca una<br />

pistola. Perdona nuestras ofensas… Ese hombre va con una pistola, tal vez va a<br />

matarme, madre, madre, tal vez ese hombre me vio y piensa que soy un hombre, tal<br />

vez ha sido entrenado para darme muerte en este colina, pero no, madre, ahora la<br />

guarda, ahora se le ve al caminar, no le diré nada, estoy sola en esta colina, estoy en<br />

silencio, podría hacerme algo, le temo, Padre nuestro… podría violarme en esta<br />

colina tan lejana, … como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden… es<br />

gordo y desaseado, lleva una cicatriz en brazo derecho, es gordo, es asqueroso, me da<br />

asco, no quiero morir aún; lo miro de lejos, se va, me quedo en <strong>el</strong> cementerio… y<br />

líbranos d<strong>el</strong> mal, amén.<br />

Miro la hora, son las 6.00. El hombre ya ha desaparecido completamente, de todas<br />

formas debo esperar un poco más, no vaya a ser que esté escondido y sí quiera<br />

matarme por haberme ido de la cueva. Por estar habitando sus fronteras. Tal vez no<br />

alcanzaré a llegar al último tren. Me es igual, mañana puedo agarrar <strong>el</strong> primero de la<br />

mañana. Podría incluso dormir en la tumba, este pueblo no es un pueblo, este pueblo<br />

es sólo una frontera, un espacio, una línea, este pueblo es la muerte de Benjamin.<br />

Regreso a la tumba. Quisiera sacarle una fotografía. La que aparece en la Wikipedia<br />

es horrible. Cerca de la tumba hay un mirador que da hasta <strong>el</strong> agua. Algún artista ha<br />

construido una escalera que casi baja hasta <strong>el</strong> agua, de forma horizontal, al final un<br />

vidrio para no caerse, y un espejo para verse en la inmensidad d<strong>el</strong> mar. Es b<strong>el</strong>lísimo.<br />

Hubiese querido traer mi cámara. Me siento frente al espejo y lloro. ¿Dónde estás<br />

ahora madre? Mi cuerpo se ve en <strong>el</strong> mar. Como si se hubiese caído al agua. Como una<br />

nada en <strong>el</strong> agua. Una frontera. Son las 6:20. Tal vez ya debería regresar a la cueva.<br />

Camino. Recuerdo la cueva. Siento que me ahogo. Siento una angustia horrible.<br />

Necesito una habitación con una ventana exterior. Mi compañera está todo <strong>el</strong> tiempo<br />

en <strong>el</strong> salón con sus músicas horribles. Sus inciensos y sus cigarros. Quiero huir de<br />

<strong>el</strong>la. Quiero vivir sola. <strong>En</strong> Chile vivía sola. <strong>En</strong> Chile invitaba a quién quería a casa a<br />

cenar, a dormir, a vivir. Por eso creo que no tengo un amante, nadie va a querer


compartir una cueva oscura conmigo. Por eso no me he enamorado, madre.<br />

Tal vez debería quedarme esta noche aquí. El hombre gordo ha desaparecido.<br />

Intentaré subir la reja y salir de acá. No será difícil, a pesar de tener unas barreras en<br />

punta que me dan mucho miedo. Me encaramo sobre la reja. Estoy arriba. Nadie se<br />

ha asomado en toda esta tarde, sería raro que alguien llegara ahora y me viera<br />

haciendo esto. No sabría cómo explicarles lo que hago y porqué. Siento un ruido.<br />

Siento pasos nuevamente. Joder, siento pasos. Viene alguien. Escucho risas. Mujeres.<br />

Vienen unas mujeres. Bajo, me escondo. Son cuatro mujeres jóvenes. Tal vez no.<br />

Creo que no. No sé si son hombres o mujeres. Parece que son mujeres. Todas tienen<br />

voces de niños. Podrían ser adolescentes. Tal vez jovenzu<strong>el</strong>os. Parecen niños. Me<br />

escondo. Tienen <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o corto las cuatro. Se ríen. Trato de no moverme. Se besan,<br />

juegan entre <strong>el</strong>las. Hablan de Benjamin. Saben algo de Benjamin. Dicen algo de<br />

Benjamin. Dicen algo de Hannah Arendt. Seguro son universitarias. Se besan. Parece<br />

que son lesbianas. Son universitarias lesbianas que vienen a besarse en la tumba de<br />

Walter Benjamin. Seguro que sabrán que este cementerio cierra a las 5:30 y luego de<br />

eso vendrán todos los días a besarse a sus anchas.<br />

Ellas también deben saber que en este sitio no hay fronteras. Ellas deben tenerlo<br />

claro, si seguro que no son turistas. Seguro que saben que este es un sitio p<strong>el</strong>igroso,<br />

como la muerte, como <strong>el</strong> amor desenfrenado. El amor desenfrenado es uno de los<br />

sitios más p<strong>el</strong>igrosos, decía alguien en <strong>el</strong> tren.<br />

Las chicas se siguen besando, fuman marihuana, bailan, se ríen, siguen hablando de<br />

Benjamin, de Hannah Arendt. Una dice de saltar la reja y pasar al cementerio. Siento<br />

temor. Me descubrirán. Me verán escondida y tal vez me obliguen a besarme con<br />

<strong>el</strong>las. Siento miedo. Una dice que no, que deben volver antes de las siete porque<br />

alguien las espera. Me alivio. Una dice que no, que no irán a donde ese alguien. Se<br />

p<strong>el</strong>ean. Se gritan. Se gritan más fuerte, se pegan se pegan, se tiran al su<strong>el</strong>o, se tiran<br />

d<strong>el</strong> p<strong>el</strong>o, chillan, chillan, maldita, te odio, te odio, maldita, no te soporto, no te<br />

soporto, maldita, y gritan y vu<strong>el</strong>ven a chillar, no te soporto, estúpida, estúpida, me


traes todos los días a este sitio que no es nada, maldita, sí, no es nada, grita otra, es<br />

sólo <strong>el</strong> sitio de un muerto que jamás has leído, eso, es sólo eso, apoya otra, y sí que lo<br />

he leído, maldita y chillan, gritan patadas, escupos, p<strong>el</strong>os, mordidas, no lo has leído y<br />

te gusta venir porque eres una perra romántica y después poner en tu blog que has<br />

venido, sí, te odio, mentira, me amas demasiado, es para ponerlo y después pensar<br />

que eres la mejor d<strong>el</strong> mundo porque vienes a un sitio de un muerto que ni conociste,<br />

que ni has leído y así te haces de más amigos en tu maldito Facebook y llantos y<br />

gritos, y llantos y no quiero tener más amigos, sí, que los quieres, quieres tener<br />

muchos amigos, maldita snob, exhibicionista de la gran madre y no eres más que eso,<br />

maldita serás tú, te oído, no eres más que una pendeja que exhibe los viajes a un sitio<br />

en que vive un muerto que no dejaron pasar por las fronteras, perra, exhibicionista,<br />

así quieres tener más amantes en tu cama, p<strong>el</strong>os, mordidas, llantos una en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o,<br />

boca abajo, pídeme perdón, hazlo ya, hazlo ahora, maldita, exhibicionista eres tú, no<br />

tienes mundo interior, deberías aprender a refugiare, a meterte en una cueva y no salir<br />

en años de allí, aprender, estar en silencio hasta saber lo que es realmente la soledad y<br />

la reflexión, perra. Y p<strong>el</strong>os, mordidas, llantos y perra, y Facebook, blog, Fotolog,<br />

Twitter posero.<br />

Se quedan recostadas en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o. Después de todos esos golpes, caricias, cervezas,<br />

cigarros, liar marihuana. Se olvidan de la mujer que irían a visitar. Sólo se escuchan<br />

especies de pendejadas. Que si Benjamin era o no un materialista, que no porque, que<br />

sí, que en su libro de la historia de… Beben. Se emborrachan… Siento hambre, siento<br />

deseos de salir de allí, llevo una bot<strong>el</strong>la con agua y nada más, necesito comida.<br />

Necesito alimentarme de algo. Tal vez les podría hablar, decirles que estaba allí por<br />

error, que me había quedado dormida.<br />

Comenzó a anochecer. Siguieron allí conversando niñerías. Tu veux avoir un homme<br />

pour aimer et tu de ne l'as pas. Se tomaron fotos, se grabaron en videos que dijeron<br />

luego subirían a Youtube. Se quedaron hasta las doce de la noche. Hasta esa hora<br />

estuve escuchando sus conversaciones. A esa hora me sentía bastante cansada.


Escuchaba un murmullo. No sentía energías de salir de ese sitio e ir al pueblo a<br />

buscar alojamiento. No sé si tenía mucho sentido salir a esas horas e ir a buscar algún<br />

hostal. Tal vez ese era mi destino. El quedarme en ese sitio fronterizo, en <strong>el</strong> sitio<br />

donde estaba la tumba de Benjamin, vivir allí una semana o meses, esperar a que<br />

viniese <strong>el</strong> gordo desaseado, observar todo desde esta gran y única frontera, esperar a<br />

que me creciera <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o lo suficiente para buscarme al verdadero amante, madre, a un<br />

hombre que me quisiera sin demasiadas preguntas acerca de mi p<strong>el</strong>o.<br />

Desperté con <strong>el</strong> ruido d<strong>el</strong> mar y <strong>el</strong> sol en la cara. Tu veux avoir un homme pour aimer<br />

et tu de ne l'as pas. Ya eran las 7 am. Había dormido encima de unos pastizales secos.<br />

Es día domingo, seguro que hoy no vendrá <strong>el</strong> guardia a hacer custodia d<strong>el</strong><br />

cementerio. Seguro que podría quedarme todo <strong>el</strong> día acá y nadie me diría nada. Por la<br />

noche, antes de dormir, pensé que quería olvidar la cueva oscura y comenzar una<br />

nueva vida, lejos, lejos de esa mujer, de los emails, de los chats con amigos, lejos de<br />

mi blog, de mi p<strong>el</strong>o largo futuro, de mis ideas, de mis apuntes, de una vida en que<br />

pudiera comenzar de nuevo, desde cero.<br />

Me quedaré aquí, no me apetece volver. Lo mejor será por <strong>el</strong> momento comenzar una<br />

vida nueva, lejos de la cueva que era mi cuartucho para dormir. Abandonar todo lo<br />

que poseía en esa ciudad, no regresar nunca, sólo hacerte llamadas a ti y a mi padre<br />

para que me depositen dinero para comer, para saber cómo están en tus cosas y luego<br />

seguir viviendo en este sitio hasta que tuviera <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o crecido y hubiese recobrado la<br />

fuerza perdida.<br />

No quiero volver a salir a la calle con <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o corto. No quiero estar en esa ciudad<br />

encerrada escribiendo en ese espacio sin luz natural. No quiero volver a tener que<br />

luchar por un p<strong>el</strong>o largo. Sólo quiero estar en un espacio sin <strong>límite</strong>s, sin muchos<br />

recuerdos; en un sitio donde no tenga que pagar alquiler, trabajar, sociabilizar con una<br />

mujer que no quería, la mujer que me empuja y me saca de la cueva y todos los que<br />

me exigen <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o largo.


Madre, finalmente quedé en ese sitio algunos meses a vivir. Me alimenté de cosas que<br />

bajaba a buscar al pueblo. Bajaba cada dos semanas y traía frutas, agua, latas de atún.<br />

Nadie se dio cuenta de que vivía allí. El p<strong>el</strong>o comenzó a crecerme. Jamás vino un<br />

turista a ver la tumba de Benjamin en todos estos meses. Me convencí que Benjamin<br />

no le interesaba a nadie. Las jovencitas que se besaban no volvieron al lugar. El p<strong>el</strong>o<br />

me llegó hasta la mitad de la espalda durante estos meses. Seguro que ya lucía mejor,<br />

que podría salir a buscar un amante.<br />

Madre, una tarde me miré en <strong>el</strong> espejo que habían construido esos artistas famosos y<br />

contemporáneos por miles de euros. Mi cuerpo se veía en <strong>el</strong> mar. Mi p<strong>el</strong>o se veía<br />

larguísimo. Ya tenía <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o largo, larguísimo. Me veía b<strong>el</strong>la. Fui tras ese cuerpo y ese<br />

p<strong>el</strong>o. Quería mirarlo, sentirlo de cerca. Me devolvería una imagen. Me devolvería la<br />

identidad. Me sacaría de las fronteras. Me entregaría una imagen de mí, directa. Miré<br />

<strong>el</strong> cuerpo en <strong>el</strong> espejo. Miré mi p<strong>el</strong>o. Fui tras esa imagen. Quería hacerla mía.<br />

Recuperarla. Me lancé al agua. Caí violento. Sentí <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o mojado. Sentí que mi<br />

cuerpo flotaba y ya no pesaba en <strong>el</strong> agua. Me sentí una. El p<strong>el</strong>o y yo ya éramos una<br />

que flotaba en <strong>el</strong> mar. Recobraba la identidad perdida. Nadé hasta una roca enorme.<br />

Luego hasta otra. Comenzó a llover. La marea subió. Las olas se volvieron más<br />

intensas. La lluvia no me dejaba ver. Cuando quise regresar vi que <strong>el</strong> cementerio<br />

estaba demasiado lejos y <strong>el</strong> agua ya había subido demasiado. El viento golpeaba <strong>el</strong><br />

agua y las olas. Por primera vez en todos esos meses se veían olas enormes. Sentía mi<br />

cuerpo, <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o, <strong>el</strong> agua. Comenzó a oscurecer. Sentía mi p<strong>el</strong>o hasta la cintura. Seguía<br />

creciendo a cada segundo. Me subí a una roca. Estaba sobre esa roca húmeda, ahora<br />

mojada. El p<strong>el</strong>o en la espalda. Nadie me veía. No veía a nadie. Me dieron deseos de<br />

regresar. Fue cuando escuché <strong>el</strong> primer disparo. Hubo uno, después tres seguidos. Me<br />

tiré al agua. Escuché disparos hacia <strong>el</strong> agua. Escuché un sonido horrible. Alguien me<br />

disparaba. Me decidí a dejar la roca y nadar hasta la playa. Me lancé. Debía<br />

enfrentarme al pueblo que vio morir a Benjamin. Debía huir. Nadé hasta la orilla. Fue<br />

difícil, mis músculos estaban semi atrofiados por estar casi todo <strong>el</strong> día observando<br />

por <strong>el</strong> mirador. Llegué a la orilla, me esperaba la policía. Me pidieron mi<br />

identificación, sintieron un acento extranjero. Les dije que la había perdido. Que no


tenía identificación alguna. Me dijeron que debía acompañarlos. Me llevaron a un<br />

sitio oscuro. Me dieron ropa para cambiarme. Me dijeron que no tenía un pase para<br />

cruzar España. Les dije que me esperaban en Estados Unidos. Me dijeron quién<br />

podría esperarme en Estados Unidos a mí, a un hombre tan vulgar y desaseado. Se<br />

rieron entre <strong>el</strong>los. Les dije que tenía visados de paso para España y Portugal. Saldría<br />

en barco desde Lisboa. Hay una nueva legislación en España que te impide continuar,<br />

me dijeron. Te dejaremos en una fonda en <strong>el</strong> centro por <strong>el</strong> momento. <strong>En</strong> una fonda d<strong>el</strong><br />

centro de Portbou llamada hot<strong>el</strong> de Francia. Me llevaron hasta allí junto al grupo que<br />

me acompañaba, entre los que se encontraba una mujer llamada Henny Gurland. Nos<br />

metieron en esa fonda y no nos dejaron salir esas horas. Recordé a mi familia, a mis<br />

amigos que estaban lejos. Antes de morir le confesé a esa mujer, hacia las diez de la<br />

noche, que había ingerido grandes cantidades de morfina. Le dije que tal vez iba a<br />

morir. Que estaba en esa frontera que separa a la vida de la muerte. Le entregué una<br />

carta para Adorno que me esperaba en Nueva York, y luego perdí <strong>el</strong> conocimiento.<br />

Llamaron a un médico, que hizo constar la muerte como un derrame cerebral. Al día<br />

siguiente mis compañeros de viaje siguieron hacia Portugal cruzando toda España,<br />

aunque nunca hubo <strong>el</strong> menor rastro de <strong>el</strong>los. Los que se quedaron me v<strong>el</strong>aron en la<br />

misma fonda en que me alojé esa noche, fonda que hoy se llama Casa Alejandro, sitio<br />

especializado en pa<strong>el</strong>las.<br />

CA


NO FICCIÓN<br />

Aquí y ahora<br />

Aquí y ahora. Una gorra manchada de barro y de madrugada. Un yogur a medio<br />

terminar. Medio lleno. Medio vacío. Pap<strong>el</strong>es con chorradas escritas a medio terminar<br />

como mi vida. Medio llena. Medio vacía. Como todo. Como nada. Como estos<br />

zapatos sucios. Como este sol que no es nada. Como lágrimas de ayer, tan llenas de<br />

dolor como vacías de esperanzas. Como la soledad de esta lámpara que ilumina mi<br />

resaca. Las migajas de unas galletas en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o, que esperando no ser limpiadas,<br />

pretenden bajar d<strong>el</strong> autobús. La luna que no aparece porque no le da la gana. El mar<br />

que toma <strong>el</strong> ascensor y se apea en <strong>el</strong> quinto. ¿Por qué en <strong>el</strong> quinto? Por lo mismo que<br />

aqu<strong>el</strong>las migajas, que querían bajarse d<strong>el</strong> bus para romper la monotonía. Para romper<br />

<strong>el</strong> día. Para buscar la luna. Porque sí. Por <strong>el</strong>egir. Por decidir. Por no ir con la corriente<br />

de los autobuses de línea regular. Para ser un quitanieves. Quebrar los <strong>límite</strong>s. Abrir<br />

caminos. Aquí y ahora. Porque siempre podemos <strong>el</strong>egir.<br />

RDF


POESÍA<br />

Gossos<br />

He pegado a mi hermano a la tierra,<br />

le he pegado una hostia que daba miedo.<br />

He empezado a empujarlo, gritando,<br />

gritando todo, en él mi odio, en él mi asco,<br />

gritándole la lejanía, la nostalgia.<br />

Le he pegado con mi soledad y cansancio,<br />

con mi miedo y amor.<br />

He pegado a mi hermano a la tierra,<br />

he empezado a empujarlo y él<br />

me ha tirado una hostia que me ha dado miedo,<br />

gritaba toda la incomprensión,<br />

la lejanía, la nostalgia.<br />

Mi hermano y yo, nos hemos pegado,<br />

como dos gossos que se enfrentan,<br />

como dos mozos, dos niños,<br />

que juegan a la Guerra.<br />

Sólo que era algo serio, profundo,<br />

algo hermoso.<br />

La vida, a veces, hace mucho más daño<br />

que una hostia en <strong>el</strong> ojo, en <strong>el</strong> estomago, en <strong>el</strong> pecho,<br />

y es este dolor que nos consume,<br />

que nos derrota, que nos mata.<br />

He pegado a mi hermano a la tierra, gritando,<br />

y lo he ayudado a subir, a levantarse y subir.<br />

AZ


Poca-mente<br />

Desalmadas las pupilas grises<br />

gritaban cent<strong>el</strong>las, amanecían<br />

las palabras sin boca,<br />

quebradas de risas y astutas.<br />

Dinero, dinero fresco busco,<br />

buscan sexo, buscamos vivir<br />

deprisa, poca-ropa llevó, minúsculo<br />

equipaje, poca-mente, poco-cuerpo.<br />

Astros c<strong>el</strong>estes caídos gimen<br />

descalzos en la fría roca<br />

d<strong>el</strong> alba amanecida, chispas,<br />

plata de luna humeada,<br />

cerillas, caladas, caladas....<br />

Pozos sin luz y sin fondo,<br />

finjo mudez y ceguera,<br />

la muerte lacera adentro<br />

cabalga, cabalga...<br />

heridas, penas.<br />

ANR


Cinco poemas d<strong>el</strong> libro Caligari (Ripio Ediciones, 2010)<br />

Qué de tanto asombro<br />

por mi cuasi espejismo<br />

qué d<strong>el</strong> vino de los mentirosos<br />

y de los suicidas<br />

qué de comentar trop<strong>el</strong>ías<br />

y de insinuar<br />

la quebrazón de las bot<strong>el</strong>las<br />

no resisto los honores<br />

de este cubrecama horroroso<br />

caigo de espaldas<br />

en las escaleras.


No veo nada estoy ciego de perfil<br />

de muralla<br />

de bares vengativos<br />

mañana terminaremos<br />

de cavar nuestra tumba<br />

saco la pala<br />

que tranca mi portón<br />

ya todos se han ido a sus casas<br />

en las alcantarillas sucumbo<br />

las estr<strong>el</strong>las también sucumben<br />

en <strong>el</strong> sarcófago tieso<br />

de palos<br />

ya vengo<br />

la d<strong>el</strong>icia también sucumbe<br />

y no quedan palabras.


Qué hice anoche<br />

qué dije anoche<br />

dime<br />

desespero no sé<br />

espero un desazón<br />

sé que no soy<br />

que pierdo la razón<br />

dame ese respiro<br />

escapar de ti<br />

a nada<br />

por dentro<br />

qué hice anoche<br />

qué dije anoche<br />

dime<br />

desespero.


Tengo un horror en mis huesos<br />

hace frío<br />

destino<br />

qué ataúd me fabricaste<br />

yo no soy otra vez ese<br />

mi música no se parece<br />

a tu voz<br />

y mientras caes sabes<br />

muy bien quién soy<br />

ya no viajo<br />

tras los nublados campos<br />

confuso<br />

semi dormido<br />

tengo un horror en mis huesos<br />

y tú saltas<br />

como un alacrán.


Monstruo<br />

añejo coro<br />

desentono hablo<br />

de mí<br />

antes que nada sabes<br />

monstruo<br />

jala un secuestro<br />

instante perpetuo miras<br />

loquero<br />

monstruo<br />

miras sin mirar<br />

hacia dentro<br />

sin latir<br />

monstruo<br />

miras sin mirar<br />

hacia afuera<br />

sin latir.<br />

RH


FOTOGRAFIA


FOTOGRAFIA I<br />

Ouka Le<strong>el</strong>e


HERIDA COMO LA NIEBLA POR EL SOL


FOTOGRAFIA <strong>II</strong><br />

Marta Fernández Clemente


FUEGO


EN LA CUERDA FLOJA


FOTOGR<br />

OR<br />

Luigi


AFIA <strong>II</strong>I<br />

Aloia<br />

ILLA


FOTOGRA<br />

ABISM<br />

Aurora


FIA IV<br />

Martín<br />

OS...


...MIRADAS


PINTURA


PINTURA I<br />

Ludovica Bastianini<br />

ENTRE EL AMOR O LA NADA


PINTURA <strong>II</strong><br />

Antonio Aguilera González<br />

RETRATOS DE...


ROBERTO INIESTA


FITO CABRALES


JANIS JOPLIN


ENTREVISTA + APORTACIÓN ARTÍSTICA<br />

Vicente Luis Mora, por RDF.<br />

Hola Vicente, antes de anda, f<strong>el</strong>icitarte por tu blog de crítica literaria Diario de<br />

Lecturas. Aunque más que blog, en ocasiones se pareció más a un ring de boxeo. Y es<br />

que tu blog vive tanto de tus críticas como de las críticas a tus críticas... Y por ahí<br />

abriré la entrevista:<br />

ENTREVISTA a Vicente Luis Mora<br />

¿Qué tal llevas la lucha constante con los lectores? Tiene que ser complicado<br />

estar siempre con las espadas en alto...<br />

El problema es que en España cualquier debate int<strong>el</strong>ectual se entiende como “lucha”<br />

y cualquier disensión crítica como “ataque personal”. Eso explica la carencia de<br />

discusión y avance que caracteriza a la vida cultural española, exceptuando quizá <strong>el</strong><br />

mundo d<strong>el</strong> arte; en <strong>el</strong> arte contemporáneo hay algo más de apertura -o eso me<br />

parece-. Respecto a la segunda parte de la pregunta, entiendo que un int<strong>el</strong>ectual, o si<br />

preferimos un hombre de cultura, tiene que estar siempre despierto y dispuesto a ser<br />

crítico y aceptar que otros lo sean con uno. Prefiero no utilizar metáforas violentas o<br />

militares, como lucha o espada.<br />

¿Te esperabas tal repercusión?<br />

No. Pero me alegro de que se haya producido: significa que había muchísimas<br />

personas con ganas de discutir sobre temas de todo tipo, alguno de <strong>el</strong>los complejo y<br />

difícil. Ha sido hermoso ver cómo se creaba ese espacio.<br />

Al leer críticas y reseñas de tus obras me he encontrado en ocasiones conque


meten de por medio tu faceta de crítico. Además de que veo cierta ansia en tales<br />

críticas de tratar de “superar” tus críticas -opinión personalísima mía, por<br />

supuesto, que puede ser perfectamente equivocada-, como si te hablaran de tus<br />

textos tratando de hacerlo desde tu estilo. Me resulta curiosa tu facilidad de<br />

levantar ampollas... ¿Qué tal es convivir con tu vertiente crítica de obras<br />

literarias y a la vez ser creador de obras literarias -separando para la ocasión,<br />

crítica, de obra-?<br />

Es complicadísimo. Afecta de varias maneras, las que has apuntado entre <strong>el</strong>las. Ser<br />

crítico además de autor me coloca en una posición difícil, donde se me castiga como<br />

crítico por ser autor y como autor por analizar obras de personas vivas. Según<br />

algunos, debería optar entre ambas facetas. Ante miras tan cortas y actitudes<br />

procustianas que tienden a laminar todo aqu<strong>el</strong>lo que desborda su campo de intereses,<br />

mi postura es seguir haciendo lo que hasta ahora. Mi trabajo no sólo levanta<br />

ampollas, también levanta apoyos, de cuando en cuando. Tengo numerosos amigos y<br />

cómplices dentro de la profesión, muchos más que enemigos.<br />

Y ya en materia de la temática de este número de la revista: ¿Qué te viene a la<br />

mente cuando piensas en los <strong>límite</strong>s?<br />

Tengo un libro inédito, El libro negro, en <strong>el</strong> que llevo doce años trabajando. <strong>En</strong> él hay<br />

una frase que dice algo así como “Allí me quedo mirando los <strong>límite</strong>s. Hasta que<br />

desaparecen”. Esa es mi opinión sobre los <strong>límite</strong>s: no existen, no están ahí, d<strong>el</strong> mismo<br />

modo en que nunca hubo “falo” en <strong>el</strong> sentido freudiano o nunca hubo éter en <strong>el</strong><br />

espacio exterior. Límites, falo y éter son conceptos imaginarios que se han ido<br />

poniendo como trabas voluntarias a las posibilidades de expansión d<strong>el</strong> deseo. No creo<br />

en ese tipo de trabas en <strong>el</strong> arte, y funciono como si no existieran.<br />

Los <strong>límite</strong>s definen y nos definen. Pero no siempre es fácil, digamos, nombrar. A<br />

veces <strong>el</strong> significante engloba con ambigüedad varios significados, remitiendo


varios sentidos con lo nombrado, siendo harto difícil ponerle los <strong>límite</strong>s a lo<br />

significado... Te propongo, así, a bote pronto, -y después puedes matarme si<br />

quieres...- que me definas: Literatura, Poesía, Realidad, Ser, Identidad.<br />

Definir es acotar <strong>el</strong> campo, vallar y compartimentar espacios. Ante eso responderé<br />

con una cita de George Steiner que me impresionó cuando la leí y que situé en <strong>el</strong> blog<br />

como suerte de poética: “los campos vallados son para <strong>el</strong> ganado”. Era la primera y<br />

hasta <strong>el</strong> momento única vez que he comulgado por completo con una cita de<br />

Steiner… <strong>En</strong> estos momentos, como investigador y como escritor, estoy más<br />

interesado en las ideas de flujo y continuidad que en las definiciones excluyentes.<br />

Me preguntas qué pienso sobre Literatura, Poesía, Realidad, Ser e Identidad. Te<br />

respondo que la única Realidad que me interesa es aqu<strong>el</strong>la donde la Poesía entendida<br />

en sentido amplio, quizá aristotélico (incluyendo por tanto a la Literatura y no al<br />

revés) nos permite atisbar un concepto de Ser que niega la Identidad tal y como la<br />

conocemos.<br />

No soy vertical, soy transversal.<br />

Rompiendo los <strong>límite</strong>s es como se evoluciona, como se abren nuevos horizontes<br />

por donde pasearse. ¿Qué horizontes, morales y políticos, te gustaría caminar?<br />

O lo que es lo mismo ¿qué limites morales y políticos romperías o ampliarías?<br />

Muchas cosas que están sucediendo ahora en Europa, América y <strong>el</strong> Mediterráneo<br />

africano y oriental me están haciendo pensar al respecto. Creo que tenemos desde<br />

hace mucho tiempo un dilema ético sobre dónde establecer los <strong>límite</strong>s entre<br />

individualismo y solidaridad. Dudas acerca d<strong>el</strong> lugar en <strong>el</strong> que deberíamos ceder cada<br />

uno para no tener que ceder todos. Es un problema clásico de Ética que ahora<br />

adquiere tres dimensiones clave para nuestras conciencias: política, económica,<br />

biopolítica. Creo que los márgenes entre lo individual y lo comunal son bastante<br />

flexibles, y en mi optimismo antropológico y utópico creo que hay espacio para<br />

estirar las libertades individuales sin mermar las dimensiones de lo social y colectivo.


<strong>En</strong> cuestiones éticas intento ser cada vez menos maniqueo y más nicomaniqueo.<br />

¿Y algún nuevo horizonte científico y/o tecnológico por <strong>el</strong> que pasear?<br />

Cantidad; sobre eso va mi próxima nov<strong>el</strong>a, así que me obligo a guardar silencio.<br />

Al hilo de los <strong>límite</strong>s, pero con la temática d<strong>el</strong> anterior número de la revista, pues<br />

me interesa mucho tu opinión: ¿Qué es para ti lo maldito?<br />

Lo maldito para mí es tu maldita <strong>Excodra</strong>, o esta entrevista maldecible. Ahora en<br />

serio: creo que lo maldito hoy en día es lo que no es simple.<br />

Pienso en un libro como Gran Vidrio, de B<strong>el</strong>latin. Un libro que hace 40 años hubiera<br />

sido un clásico instantáneo, pero que en nuestros días ha pasado desapercibido por<br />

completo no sólo para <strong>el</strong> gran público, sino también para <strong>el</strong> presunto público<br />

“escogido”. Eso es lo maldito hoy: lo que es tan bueno y complejo que se ha quedado<br />

marginal, maldecido, mal leído, maldita o inexistentemente reseñado. La literatura de<br />

gran calidad y cierta dificultad, ahí reside lo maldito en nuestros días.<br />

Sobre tu nov<strong>el</strong>a Alba Cromm. Lo primero, que la he gozado. Lo segundo, que <strong>el</strong><br />

final me hubiera gustado diferente ¿sabías ya <strong>el</strong> final cuando comenzaste a<br />

escribirla? Lo tercero, ¿por qué la pederastia como hilo conductor? Lo cuarto y<br />

lo último, y pensando en la protagonista y en su dificultad de dejarse amar ¿por<br />

qué demonios será tan difícil? ¿Podría remitirse a la pérdida de la identidad, al<br />

miedo a entrar en una soledad profunda tras <strong>el</strong> fracaso amoroso? Indaguemos<br />

un poquito en esto...<br />

El final era absolutamente clave en toda la historia, y era tal cual es desde <strong>el</strong> inicio.<br />

Desde mi punto de vista no hay otro final posible, para aqu<strong>el</strong>lo que yo quiero contar.<br />

Por supuesto, <strong>el</strong> lector es libre de leer Alba Cromm desde cualquier perspectiva, no<br />

sólo desde la mía.


Respecto al tema, la pederastia me parece un tema como cualquier otro, lo importante<br />

para un escritor es cómo abordar un tema, no <strong>el</strong> tema en sí. <strong>En</strong> cuanto a la dificultad<br />

de amar y su r<strong>el</strong>ación con <strong>el</strong> temor, pues es lógico. Uno ama, luego pierde. Sólo<br />

caben después dos sensaciones: miedo a volver a amar y, en consecuencia, sufrir de<br />

nuevo, y amar de nuevo con <strong>el</strong> temor de perder otra vez. Difícil salir d<strong>el</strong> círculo<br />

vicioso.<br />

Y como últimas preguntas: ¿Con qué libro has disfrutado más al criticarlo? Y<br />

¿alguna recomendación de un libro de esos que uno no puede morirse sin leer, de<br />

los que dan ganas de gritar a los cuatro vientos: ¡léanlo, léanlo!?<br />

<strong>En</strong> un sentido similar, aunque con muchas diferencias, al de B<strong>el</strong>latin, recomiendo que<br />

lean 5 libros de César Aira (su<strong>el</strong>en ser cortísimos). Cinco cualesquiera. Con <strong>el</strong><br />

primero dirán pero esto qué es; con <strong>el</strong> segundo pensarán espera un momento; <strong>el</strong><br />

tercero les dejará estupefactos, maravillados <strong>el</strong> cuarto y con <strong>el</strong> quinto dirán este tipo<br />

es un genio.


APORTACIÓN ARTÍSTICA<br />

De Autobiografía. Nov<strong>el</strong>a de terror. (Universidad de Sevilla, 2003)<br />

Cuando era niño Dios era muy grande<br />

su inmensidad azul me consumía<br />

pensarle no dejaba respirar<br />

y yo lo imaginaba como cámara<br />

oculta que observaba mis acciones<br />

sobre todo los ritos de la noche<br />

que no debo contar y que sabéis<br />

le dediqué la infancia y mis poemas<br />

primeros pero nunca dio las gracias<br />

unos años después me hice mayor<br />

y mientras Dios se me quedó pequeño<br />

se me enredaba dentro d<strong>el</strong> bolsillo<br />

me lo dejaba atrás en los cajones<br />

en la mesita en <strong>el</strong> aparador<br />

perdido sobre barras en los bares<br />

diseminado en bolsos de las chicas<br />

en la canasta de la ropa sucia<br />

era pequeño y yo no lo encontraba<br />

le pregunté a mi madre tú lo has visto?<br />

y me decía lo cierto es que no<br />

lo busco desde que murió tu padre<br />

a veces lo veía por <strong>el</strong> barrio<br />

rodando y solo creo que buscándome<br />

y lo envolvía y lo traía a casa<br />

en otras me escondía cabizbajo<br />

hoy está aquí d<strong>el</strong>ante de las teclas


es tan pequeño que me cuesta verlo<br />

quizá lo trague para no perderlo<br />

o quizá no<br />

mueve los labios creo que me habla<br />

pero es tan breve que su voz minúscula<br />

se pierde en <strong>el</strong> espacio entre los dos<br />

se desgañita pero no le escucho<br />

qué se siente le digo qué se siente?<br />

VLM<br />

De Construcción (Pre-textos, 2005)<br />

cómo puede estar ahí<br />

d<strong>el</strong>ante de mí<br />

clavada<br />

mirándome<br />

ojos acuosos b<strong>el</strong>la cómo puede<br />

permanecer de pie cómo es posible<br />

que se esté quieta<br />

y al tiempo salga huyendo de mi vida?<br />

VLM


Corazón (Inédito)<br />

Yo le di mi corazón. Saqué mi corazón y se lo puse en la mano. Ella lo tomó f<strong>el</strong>iz. Es<br />

tu corazón, me respondió. Nunca se lo diste a nadie. También sonreía yo. Ella lo<br />

cogió con suavidad. Es fuerte. Lo era. Ella probó a apretarlo. Resiste, dijo alborozada,<br />

es muy, muy fuerte. Quédat<strong>el</strong>o, le respondí. Ahora es tuyo. Ella se lo metió en <strong>el</strong><br />

bolso, para llevarlo, me dijo, siempre conmigo. Lo miraba fascinada por las noches.<br />

Lo sacaba en <strong>el</strong> café con sus amigas, para presumir. Mirad qué fuerte es, les decía.<br />

Sonreía con ojos golosos mientras le clavaba tenedores. Luego iba a casa de su<br />

madre, y le enseñaba mi corazón. Se ponía encima de él y saltaba con los tacones. No<br />

se rompe, mamá. Y su mamá reía, asintiendo. Llegaba a nuestra cita por la noche, y lo<br />

ponía sobre la mesa; sus uñas intentando desgarrar la carne. He descubierto que<br />

resiste <strong>el</strong> fuego. Mira, y le pasaba una llama por debajo. Y también se puede tirar<br />

desde un tejado. ¿Cómo lo sabes?, le pregunté. Muy fácil, lo he probado. Yo callaba.<br />

Mañana, me dijo, voy a probar a sumergirlo en agua, a ver cuánto aguanta.<br />

VLM


RESEÑAS<br />

La casa de cartón, Martín Adán.<br />

Ediciones Barataria, 2009.<br />

La casa de cartón. Nada más terminar de leer <strong>el</strong> libro, como es de esperar: lo he<br />

cerrado. Y al hacerlo, leo: La casa de cartón. No había pensado en <strong>el</strong> título en ningún<br />

momento, supongo que al leerlo en una sola tarde, de un tirón, no he tenido<br />

momentos en que uno cierra <strong>el</strong> libro, lo deja en la mesita, y se dice que mañana<br />

continuará y durante las horas sin leer le viene <strong>el</strong> título a la cabeza. La cuestión es<br />

que al leer <strong>el</strong> título, nada más terminar <strong>el</strong> libro, me he dicho: Eso es, una casa de<br />

cartón. Y es que lo que transmite este libro, es lo que transmitiría una casa de hecha<br />

de cartón: vulnerabilidad, fragilidad, d<strong>el</strong>icadeza, amor a la b<strong>el</strong>leza efímera y pasajera,<br />

tal vez <strong>el</strong>aborada, tal vez espontánea, pero fugaz e intensa. Este texto de Martín Adán,<br />

una prosa poética que me trajo a la memoria en cada frase <strong>el</strong> Mortal y rosa de Paco<br />

Umbral, discurre entre estos márgenes. La casa de cartón, me decía mientras lo leía,<br />

es una secuencia de viejas fotografías de una juventud añorada. El texto es una<br />

sucesión de imágenes: imágenes de los olores, de los colores, de las formas, de lo<br />

perdido, de lo pensado, de lo inmediato, de lo soñado, de lo oído, de lo recibido, de lo<br />

olvidado, de la muerte, d<strong>el</strong> mar, d<strong>el</strong> amor, d<strong>el</strong> desconsu<strong>el</strong>o. Martín Adán transforma<br />

en imágenes un tiempo de convivencia: la d<strong>el</strong> narrador con Ramón, un amigo<br />

fallecido. <strong>En</strong> gran medida, <strong>el</strong> libro es un homenaje a este amigo. Pero también es un<br />

homenaje a los primeros amores, al mar -casi siempre presente, tanto como la muertey<br />

a la poesía como forma de pasar <strong>el</strong> trago de la vida: “es cordura ponerse líricos si<br />

la vida se pone fea”, dice Martín Adán, y yo me subo a ese carro. Contradiciendo a<br />

Unamuno, tal vez no sea <strong>el</strong> amor, sino la poesía, la única medicina contra la muerte.<br />

Y en este libro, la poesía, le gana de lejos la partida a la de la guadaña: “la muerte es<br />

sólo un pensamiento, nada más, nada más...”.<br />

La pequeña nov<strong>el</strong>a -aunque pequeña sólo en número de páginas- de Martín Adán, me


atrapó desde la primera escena: “El desayuno es una bola caliente en <strong>el</strong> estómago, y<br />

una dureza de silla de comedor en las posaderas, y unas ganas solemnes de no ir al<br />

colegio en todo <strong>el</strong> cuerpo.” Y me vi con once años, tostada en mano sentado en la<br />

cocina de mi casa, en pleno invierno, con la lluvia afuera, con un deseo solemne de<br />

no ir al colegio en todo <strong>el</strong> cuerpo. De ahí, hasta <strong>el</strong> final, fui llevado por las imágenes<br />

poéticas que no permiten ni darse uno <strong>el</strong> tiempo de liar un cigarro para meditarle a lo<br />

leído, sintiéndome de pie, erguido, al filo de un malecón sin baranda, con <strong>el</strong> mar<br />

extendiéndose en la noche, con la muerte presente susurrándome que es algo más que<br />

un pensamiento -un dolor, me dice, un dolor cuando no es la propia-, con calles que<br />

hu<strong>el</strong>en a estropajo de cocina detrás mía, ensartado en adjetivos de palo en la áspera<br />

y gruesa cuerda de una idea, pensando en ese beso que resonó en la tarde como en<br />

un teatro, en esos hombres que no son sino sus pantalones vacíos, en ese ricito de<br />

p<strong>el</strong>o en la frente, para ahuyentar los malos pensamientos; con una sola cana en <strong>el</strong><br />

moño, de laca negra, para recordar la muerte al mirarse en <strong>el</strong> espejo y con una<br />

sonrisa tonta en la cara, al pensar que Sergio no murió nunca, que, a la hora de morir,<br />

se hará <strong>el</strong> muerto, y luego saldrá tan campante de su tumba a vivirle a la vida sus<br />

días, aunque, como dice Martín Adán: “La vida no es un río que corre, es un charco<br />

que se corrompe”. Sea la vida lo que sea, y sea la muerte lo que sea, ambas deberían<br />

leer este libro.


Alba Cromm, Vicente Luis Mora.<br />

Seix Barral, 2010.<br />

La nov<strong>el</strong>a de Vicente Luis Mora atrapa. Atrapa como una t<strong>el</strong>a de araña a su presa y no<br />

la su<strong>el</strong>ta hasta que la devora como haría un pederasta con su víctima. La pederastia<br />

vía internet vendría a ser <strong>el</strong> hilo conductor de esta nov<strong>el</strong>a. Pero para mí, sobre todo,<br />

trata de la dificultad de amar a otra persona, e incluso de la imposibilidad de amar,<br />

que fue en busca d<strong>el</strong> por qué lo que me ha tenido convertido en víctima de su<br />

literatura hasta <strong>el</strong> final.<br />

Alba Cromm es la protagonista. Ella es subcomisaria de la policía e investiga casos<br />

de pederastia en internet, que ocupan todo su tiempo y toda su vida desde un<br />

determinado momento. <strong>En</strong> particular, le sigue la pista a un hacker y pederasta<br />

definido como altamente p<strong>el</strong>igroso por su misterioso y al parecer int<strong>el</strong>igentísimo<br />

modus operandi, conocido como Nemo.<br />

Más allá de la trama, que podría haber sido otra cualquiera distinta a la pederastia y la<br />

nov<strong>el</strong>a se hubiera mantenido igualmente en pie -al menos para mis gustos-, <strong>el</strong> texto<br />

presenta abundantes registros de tipos de escritura: blogs, chats, diarios, documentos<br />

policiales, artículos periodísticos, conversaciones grabadas, cuadernos de notas, todo<br />

<strong>el</strong>lo y más situado en <strong>el</strong> contexto de una revista, Upman, que lo agrupa todo en un<br />

número especial dedicado al caso d<strong>el</strong> que se encargaba la subcomisaria Alba Cromm.<br />

Todo <strong>el</strong>lo está, como diría en la calle, cojonudamente hilvanado y ha sido un lujo<br />

leerlo.<br />

D<strong>el</strong> final es de lo que más me gustaría comentar ahora, que acabo de leerlo y me<br />

hubiera gustado otro, pero jodería absolutamente su lectura, así que pasaré a hablar, y<br />

dejándome muchísimas cosas en <strong>el</strong> tintero de esta nov<strong>el</strong>a, como la crítica constante a<br />

nuestra sociedad futura, de esa dificultad de amar, de sentir, de sentirse uno mismo<br />

cómodo en su cuerpo, que aunque tal vez se presente como hilo secundario al que<br />

agarrarse para llegar al final, ha sido también a fin de cuentas lo que más recordaré de<br />

esta nov<strong>el</strong>a. Alba comenta: ...es un dolor diferente, pero no es un dolor vacío; es un<br />

desgarro, pero me lo ha hecho otra persona, no yo. Aunque sea por variar, por


cambiar, prefiero romperme <strong>el</strong> corazón que dejarlo morir de aburrimiento, prefiero<br />

destrozarlo a que caduque, ¿lo entiendes? ¿Puedes entenderlo? Y como dice un poco<br />

antes: ...la equivocación, <strong>el</strong> error, me dio unas sensaciones que estar sola en casa,<br />

mirando la pantalla d<strong>el</strong> t<strong>el</strong>evisor, no me hubiera dado; me siento mal, pero por lo<br />

menos no me sentí sola... Y enlazándolo con nuestros miedos, que son nuestros<br />

mayores muros a la hora de dejarnos llevar por los sentimientos, Alba comenta en su<br />

blog: Somos lo que ocultamos. Somos lo que callamos a los demás. Fantasmas o<br />

avatares, ahí, en lo que no aparece, en lo intangible, es donde se esconde nuestra<br />

esencia. Por eso da tanto miedo. Esto me recordó a algo que creo que dijo o citó <strong>el</strong><br />

escritor Rafa<strong>el</strong> Reig: <strong>En</strong> la Pap<strong>el</strong>era de Reciclaje, ahí se encuentra nuestra alma.<br />

Cito todo esto, y aún podría citar más, porque es lo que me llevo de Alba Cromm, lo<br />

que me hará estar unos días rumiando lo leído: ese indagar en por qué cuesta tanto<br />

mostrar nuestros sentimientos, en por qué cuesta tanto dejarse querer, en por qué<br />

cuesta tanto, a veces, <strong>el</strong> simple hecho de sentir.


Poesía en carne viva, Ouka Le<strong>el</strong>e.<br />

Ediciones Atlantis, 2005.<br />

Me he encontrado con varias Ouka Le<strong>el</strong>e dentro de este poemario: Poesía en carne<br />

viva. Sintiendo que no es la poesía (la escrita, en la visual danza, goza y hace gozar)<br />

su hábitat natural como artista, hay mucha voluntad de acercarnos su mundo<br />

mediante <strong>el</strong> poema. Decía que me he encontrado con varias Ouka Le<strong>el</strong>e en <strong>el</strong> interior:<br />

la tierna, la íntima, la cansada de la vida que por momentos la rodea, la enfadada, la<br />

agradecida, la que acaricia, la que contempla lo cotidiano. No hay en <strong>el</strong> poemario una<br />

temática o un sentimiento general, es más o menos como reza <strong>el</strong> título, aunque más<br />

bien que algo en carne viva, que a mí me remite más a una poesía con cierta, tal vez,<br />

brusquedad por su crudeza, es una poesía que busca la desnudez, más que <strong>el</strong><br />

desp<strong>el</strong>lejo. Hay más pi<strong>el</strong> qué vísceras, quiero decir. Y entonces, en la pi<strong>el</strong> de cada<br />

hombre, de cada mujer, nos encontramos diferentes texturas. Aquí la pi<strong>el</strong> de Ouka<br />

Le<strong>el</strong>e es siempre suave, cálida, pero rozando con la yema de sus dedos varias<br />

sensibilidades.<br />

Nos puede decir:<br />

Ruin<br />

y mezquino<br />

<strong>el</strong> huérfano<br />

se come a su hermano<br />

roba su vida<br />

y devora sus entrañas.<br />

Y<br />

No quiero<br />

no quiero


chupetes<br />

que todos usan:<br />

chupete de alcohol<br />

chupete de heroína<br />

chupete de tabaco<br />

chupete de cocaína<br />

chupete de canuto<br />

chupete azúcar<br />

chupete tv<br />

no quiero chupetes,<br />

y los de los demás<br />

me aburren.<br />

Dormidos me cansan<br />

dormido me aburren.<br />

Como:<br />

Sólo estoy verdaderamente unida a la vida de mi perra. Se pasa <strong>el</strong> día tirada en mi<br />

cama o debajo de <strong>el</strong>la cuando hay tormenta. <strong>En</strong> cuanto asoman las lágrimas a mis<br />

ojos, se acurruca contra mí y nos abrazamos, y no para de hacer tonterías hasta que<br />

yo me río.<br />

Mi perrita es ternura viva.<br />

Y<br />

La naturaleza tan viva,<br />

como tus patitas musculosas cuando corres,<br />

es difícil imaginarla muerta.


La naturaleza tan viva,<br />

como tus ojitos cuando me dices que me quieres,<br />

es difícil pensar que te mueras.<br />

Está todo tan vivo y tan muerto a la vez...<br />

Los clav<strong>el</strong>es y los alh<strong>el</strong>íes en este jarrón<br />

me muestran la b<strong>el</strong>leza de su agonía.<br />

Este es un poemario íntimo con ganas de introducirse en <strong>el</strong> mundo de la poesía desde<br />

la caricia. Es una buena manera de ir descubriendo la cara con palabras y m<strong>el</strong>odía que<br />

hay tras la fotografía de Ouka Le<strong>el</strong>e.


Pan de verbo, Ouka Le<strong>el</strong>e.<br />

Huerga y Fierro Editores, 2011.<br />

No así como en <strong>el</strong> anterior poemario reseñado de Ouka Le<strong>el</strong>e, aquí, en Pan de verbo,<br />

sí hay unas ciertas temáticas de fondo y a flor de pi<strong>el</strong>: <strong>el</strong> amor; <strong>el</strong> amor y la rabia; <strong>el</strong><br />

amor y la rabia y la fragilidad; <strong>el</strong> amor y la rabia y la fragilidad y la creencia en <strong>el</strong><br />

dios de los cristianos. Yo no creo en dioses, pero sí en <strong>el</strong> amor y en la rabia y en la<br />

fragilidad. Porque yo soy esa rama, en <strong>el</strong> árbol dorada/ que se desprende en tu mano<br />

con sólo tocarla. Hay en esta sucesión de poemas versos de mil colores, rimas que<br />

desbordan inocencia, poemas que le dejan a uno buen sabor de boca por la garganta:<br />

(un fragmento) La edad me trajo alguna arruga, pocas canas, y la templada<br />

armonía/ adquirida por haber amado mucho, haber sufrido/ y haber hecho sufrir sin<br />

yo quererlo./ Para saber de amor, no como dijera Gil de Biedma,/ no hay que haber<br />

hecho <strong>el</strong> amor en cuatrocientas noches/ con cuatrocientos cuerpos diferentes./ Para<br />

saber de amor, yo digo y también soy Gil de Biedma,/ hay que desnudarse enteros y<br />

no sólo de cuerpo. Y versos que le dejan a uno pensando, como éste: La materia<br />

puede tomar la forma de un pensamiento... Refiriéndose a una materia, que ya tenía<br />

su forma...<br />

El poemario va creciendo en intensidad y en poesía, y sobre todo en rabia. Empieza<br />

titubeante (cada poema tiene su fecha de nacimiento, <strong>el</strong> más joven: 16 de abril d<strong>el</strong><br />

2009; <strong>el</strong> más viejo: 2 de abril d<strong>el</strong> 2011, siendo así un añito de poemas ordenados en<br />

orden cronológico) pero va adquiriendo fuerza y haciéndose más sólido -tal vez<br />

decayendo un poco en los últimos poemas-.<br />

<strong>En</strong> cualquier caso, lo que me meto en la cesta de los recuerdos, es la fragilidad que<br />

me he ido encontrando. Para mí, como dije con anterioridad, la poesía de Ouka Le<strong>el</strong>e<br />

es la cara oculta de la luna de lo que siento como su verdadero arte, la fotografía, y<br />

trato de encontrar a la persona, verso a verso, que ha realizado esas imágenes con las<br />

que disfruto y me asombro como un enano. Pan de verbo, así, me ha servido para<br />

seguir indagando...


No es fácil ser verde, Sara Mesa.<br />

Tritoma, Editorial Everest, 2008.<br />

Calidez, calidez y más calidez. Leer a Sara Mesa, en su libro de r<strong>el</strong>atos No es fácil ser<br />

verde, es como cubrirse con una mantita en <strong>el</strong> sofá cuando <strong>el</strong> invierno afuera, hace de<br />

la suyas. Pero es la calidez d<strong>el</strong> desencanto, señores. Es la calidez de la malicia, d<strong>el</strong><br />

cinismo, de la ironía y d<strong>el</strong> sarcasmo, de la cru<strong>el</strong>dad, de la sinceridad y de la soledad.<br />

De la ternura. D<strong>el</strong> amor fallido. De la rabia. De gente en reb<strong>el</strong>día. De soledades<br />

<strong>el</strong>egidas por hastío frente al entorno. La calidez de la precisión fotográfica de los<br />

sentimientos. La calidez de infancias que marcaron a fuego nuestros días. Hay<br />

personajes con emociones y vivencias bordeando <strong>el</strong> filo d<strong>el</strong> abismo de sus vidas. Y<br />

estos personajes podrían ser cualquiera de tus vecinos: podrías ser tú mismo, yo<br />

mismo.<br />

Mientras lo leía, escribí esta frase en uno de los márgenes d<strong>el</strong> libro:<br />

“Desgarradoramente y con total naturalidad se muestran la necesidad de amar, la<br />

soledad, <strong>el</strong> desespero, pero como quien se come una pizza y te dice que a las tres en<br />

punto, tras <strong>el</strong> postre, que será un yogur, se morirá de pena. Y efectivamente, morirá”.<br />

Me decía a mí mismo que la sensación general, tras leer los dieciséis r<strong>el</strong>atos de este<br />

libro, es de que algo falla en nuestras vidas y que no hay remedio: falla, y fallará, y<br />

además lo sabemos.<br />

Además todo está narrado sin fuegos de artificio ni espectacularidades -pero eso sí,<br />

escrito que es una d<strong>el</strong>icia, ya decía: una mantita-. Nos pone un ojo de cerradura por <strong>el</strong><br />

que mirar diferentes escenas de la vida, en las que uno siente canalizar la desolación<br />

mediante la ficción, que es la vida misma.<br />

Describe así a algunos de sus personajes:<br />

Hablemos de Youssu. Lo que NO tiene: Dinero. Salud. Una mujer. Ganas de hablar<br />

con nadie. Sentido d<strong>el</strong> humor. <strong>En</strong>vidia. Rencor. Esperanza. Lo que SÍ tiene: Un<br />

cuarto de alquiler compartido con unos compatriotas. Una hijita en Dakar. Un Rolex


falso. Una sudadera Nike falsa. Una pulsera de cuentas que nunca se quita. Hambre.<br />

Pero José no estaba defraudado; asentía sin pensar. Únicamente algunas noches de<br />

insomnio un vacío poderoso le asolaba <strong>el</strong> estómago, y se sentía agonizar en silencio,<br />

en una muerte solitaria y eterna que casi ansiaba.<br />

Y comentando sobre una mujer que deseaba ser verde fluorescente... Yo sola y verde;<br />

con <strong>el</strong> inmenso verdor de las medusas. Sola, sin nadie, yo y mi verdor eternamente.<br />

Además, a destacar, es que <strong>el</strong> comienzo de cada uno de los r<strong>el</strong>atos es tremendamente<br />

adictivo, te hace continuar quieras o no quieras, has de seguir, has de saber qué pasará<br />

y al final, lo que pasa, es la vida con todas sus aristas.<br />

Según iba leyendo, y esto me fue muy curioso, iba pensando en que me encontraba<br />

dentro de otros libros, de p<strong>el</strong>ículas, de vidas de escritores, me vi en La ciencia d<strong>el</strong><br />

sueño, en 1984, en la vida de Leopoldo María Panero, en algún r<strong>el</strong>ato de Sherlock<br />

Holmes, en la escritura de Diderot, en la de Edgar Allan Poe, en las historias de John<br />

Fante, quiero decir que cada r<strong>el</strong>ato tiene su autonomía, casi su peculiar estilo, como si<br />

cada uno de <strong>el</strong>los lo hubieran escrito personas diferentes pero sin dejar de poner <strong>el</strong><br />

denominador común: <strong>el</strong> desencanto.<br />

No es fácil ser verde... pero dan ganas de intentarlo.


Interior, Constantin Fântâneru.<br />

El Nadir Ediciones, 2011.<br />

Impresionante. Hay libros y autores en general que han ido marcando épocas de mi<br />

vida: La poesía de Bukowski, Así habló Zaratrusta de Nietzsche, El lobo estepario de<br />

Herman Hesse, Fausto de Goethe, La nausea de Sartre, El extranjero de Camús,<br />

Alicia en <strong>el</strong> país de la maravillas y A través d<strong>el</strong> espejo de Lewis Carroll, Rayu<strong>el</strong>a de<br />

Cortázar, Los dolores d<strong>el</strong> mundo de Schopenhauer, Mortal y rosa de Paco Umbral, no<br />

sé, muchos más, pero estos son los que me han venido ahora a la memoria tras leer<br />

INTERIOR de Constantin Fântâneru, y sé que sus palabras me acompañarán a lo<br />

largo de, como poco, muchísimos años.<br />

Me encuentro ahora mismo, tras finalizarlo, emocionalmente agotado. Me he<br />

acercado a mi hija de seis años, que dormía profunda y anchamente, y le he<br />

acariciado la mejilla, la he mirado un rato en su dormir, y me he dicho para mis<br />

adentros: Qué jodidamente hermoso es tener cariño. Llegando al final d<strong>el</strong> libro, su<br />

protagonista, Calim Adam, se comenta así mismo: Sobre todo me aterra una vida<br />

vacía y privada de cariño. ¿Quién me querrá? ¿El cariño de quién vendrá en mi<br />

ayuda? ¿Y cuándo? Tras leer esto en <strong>el</strong> contexto en <strong>el</strong> que se encuentran estas frases,<br />

uno siente que <strong>el</strong> vacío se abre a nuestros pies. El vacío ya lo iba preparando con<br />

anterioridad en todo <strong>el</strong> transcurso de esta nov<strong>el</strong>a, en la que Calim Adam, nos<br />

introduce en su interior. La nov<strong>el</strong>a es, de hecho, su interior: un incansable río de sus<br />

pensamientos y emociones, siempre debatiéndose entre la f<strong>el</strong>icidad y la tristeza<br />

extremas, entre la imaginación llevada al <strong>límite</strong> y la realidad más cruda, entre la<br />

soledad y la sociedad, entre la cordura y la locura. Calim es un joven de veinte años,<br />

que vive en Bucarest como puede, tras al parecer, mejores años en su juventud. Ha<br />

llegado a un punto existencial de ambigüedad, a mitad de camino entre <strong>el</strong> punto de no<br />

retorno y <strong>el</strong> punto de toda una vida por d<strong>el</strong>ante. Y en tal situación, nos muestra su<br />

pensar resquebrajado, su sentir sin rumbo, sus enamoramientos profundos, la b<strong>el</strong>leza<br />

de su entorno, <strong>el</strong> vacío de la vida en sociedad y, sin embargo, su necesidad. Describe<br />

la naturaleza con apasionamiento. Ve en la infancia la mirada dulce de la vida, aunque


tales infancias, siempre las vea acompañadas de dolor. Su discurso va de la<br />

alucinación a la realidad, d<strong>el</strong> amor al odio por <strong>el</strong> estar vivos, de un extremo a otro<br />

incesantemente. La literatura de Constantin Fântâneru es una tormenta, un huracán,<br />

un balazo. Arrasa emociones. Afuera es marzo, dice en las primeras líneas de la<br />

nov<strong>el</strong>a. Y ahí queda todo dicho, todo <strong>el</strong> sentimiento de esta nov<strong>el</strong>a reflejado, afuera es<br />

marzo y dentro de sí hay una vida que no sabe si saltar dentro d<strong>el</strong> flujo de los<br />

acontecimientos, adentrarse en <strong>el</strong> tiempo o ...encerrarme en mi cuarto, con las<br />

persianas bajadas. Sentarme en la cama, en <strong>el</strong> silencio que está a punto de cernirse,<br />

o en la silla. Esperando lo que tenga que ocurrir. Bajo las persianas. Ahuyentada, la<br />

luz desaparece.


COLABORADORES<br />

Claudia Apablaza (Chile, 20 de octubre de<br />

1978) Estudió Psicología e hizo estudios de Literatura<br />

en la Universidad de Chile y un postgrado en<br />

Literatura Comparada en la Universidad Autónoma de<br />

Barc<strong>el</strong>ona. Ha publicado <strong>el</strong> libro de<br />

r<strong>el</strong>atos Autoformato (Lom ediciones, Chile, 2006), y<br />

las nov<strong>el</strong>as Diario de las especies (Lanzallamas,<br />

Chile; Jus ediciones, DF, México, 2008; Barataria,<br />

España, 2010) y EME/A (Altazor, Perú; Cuarto<br />

Propio, Chile, 2010). También <strong>el</strong> fanzine S(s) y la no<br />

historia por La Picadora de Pap<strong>el</strong> (2008); y <strong>el</strong><br />

libro Hija ilegal: De Bolaño a Nicanor (Santa Muerte<br />

Cartonera, México, 2009). Actualmente es encargada<br />

de la colección de vanguardias latinoamericanas<br />

Humo hacia <strong>el</strong> sur, de Ediciones Barataria y profesora<br />

d<strong>el</strong> Laboratorio de Escritura de Barc<strong>el</strong>ona. Acaba de<br />

publicar su libro La máquina de Kiribati según Go, O<br />

y Gle, por Los libros d<strong>el</strong> Snark, en coautoría con la<br />

artista visual Francisca Yáñez. Su blog es<br />

http://www.claudiaapablaza.blogspot.com<br />

Andrea Zecca. Nacido en Ancona (Italia)<br />

en 1985. Después de formarse como Técnico<br />

Químico, y teniendo ganas de visitar otros<br />

lugares, se matricula en la Universidad de<br />

Bologna en <strong>el</strong> 2004 para estudiar<br />

Biotecnología. <strong>En</strong> <strong>el</strong> 2008, para seguir<br />

trabajando como Biólogo, se desplaza hasta<br />

Alemania por un año y en septiembre d<strong>el</strong><br />

2010, se encamina hacia Barc<strong>el</strong>ona donde<br />

actualmente se prepara para doctorarse.<br />

Escribe poesías y r<strong>el</strong>atos desde pequeño<br />

participando en varios concursos literarios. Y<br />

así, entre experimentos y cervezas, intentar<br />

seguir escribiendo.


Ainoha Núñez Reyes. Nací, no hace mucho tiempo, con <strong>el</strong><br />

sol, en un pueblo d<strong>el</strong> sur de España, Écija. <strong>En</strong> sus calles<br />

transitadas por pueblos antiguos: tartesios, romanos, judíos,<br />

musulmanes… aprendí, siguiendo sus pisadas milenarias, a amar<br />

la Tierra y a ser de todas partes.<br />

<strong>En</strong> todas mis vidas he querido escribir. <strong>En</strong> esta lo intenté dejar<br />

estudiando Derecho, pero con 33 años un golpe de mala suerte<br />

me hizo retomar mi destino. Volví a nacer y fui, nuevamente,<br />

alguien que, en todas sus vidas, tan solo había querido escribir.<br />

Después de mucho vagar y bogar, vivo en León. Es mi lugar. Por<br />

fin. Desde aquí escribo mis cosas con <strong>el</strong> ánimo de poder gustarme<br />

alguna vez. No sé escribir para los demás. Lo intenté y descubrí<br />

que si lo hacía, ya no me encontraba en las palabras. Estaban<br />

vacías. Lo dejé estar, aunque de tarde en tarde, me dé la vu<strong>el</strong>ta y<br />

concurra a algún certamen.<br />

La mayor parte de mis trabajos están en internet bajo seudónimo,<br />

pero en <strong>el</strong> 2010 publiqué en España con la Editorial Lulu: “El<br />

ingenio de la lámpara <strong>II</strong>”, una recopilación de r<strong>el</strong>atos, cuentos y<br />

microcuentos propios. ¿Por qué <strong>II</strong>? Existe <strong>el</strong> volumen I, pero fue<br />

una edición artesanal, a la que le faltó poco para ser manuscrita,<br />

hecha solo para amigos que nunca estuvo a la venta. Actualmente<br />

estoy concluyendo una nov<strong>el</strong>a y para desconectar, hago breves<br />

incursiones en la poesía. Concursos literarios: <strong>II</strong> Premio Algazara<br />

de Microrr<strong>el</strong>atos, S<strong>el</strong>eccionada. V Certamen de poesía y r<strong>el</strong>ato<br />

GrupoBuho.com, Semifinalista. VI Certamen de poesía y r<strong>el</strong>ato<br />

GrupoBuho.com, Semifinalista. <strong>II</strong> Certamen de R<strong>el</strong>atos “Aves de<br />

paso”, Primer premio. IV Certamen de literatura hiperbreve<br />

“Pompas de pap<strong>el</strong>”, Finalista. <strong>II</strong>I Certamen de poesía y r<strong>el</strong>ato<br />

“Ríos de tinta”, Segundo premio.<br />

Raúl Hernández (Santiago de Chile, 1980). Poeta y<br />

bibliotecario chileno. Ha publicado los libros Poemas<br />

Cesantes (La Calabaza d<strong>el</strong> Diablo, 2005), Paraderos<br />

Iniciales (La Calabaza d<strong>el</strong> Diablo, 2008), Polaroid<br />

(Lanzallamas, 2009) y Caligari (Ripio Ediciones, 2010).<br />

Ha sido becario de la Fundación Neruda (2002) y d<strong>el</strong><br />

Consejo Nacional d<strong>el</strong> Libro y la Lectura (2004, 2007 y<br />

2011). Obtuvo <strong>el</strong> Premio Biblioteca Nacional /<br />

Fundación Mustakis (2003) y <strong>el</strong> Primer Premio en <strong>el</strong> <strong>II</strong><br />

Concurso Nacional de Poesía Chilectra (2004). Ha sido<br />

invitado a diversos encuentros literarios, dentro de los<br />

cuales destacan <strong>el</strong> Festival Latinoamericano de Poesía<br />

“Salida al Mar” (Buenos Aires, Argentina, 2005) y <strong>el</strong><br />

Festival Itinerante de Poesía Latinoamericana “Latinale”<br />

(Berlin, Alemania, 2009). También ha participado en<br />

variados recitales poéticos en España y ha sido pasante<br />

en la Fundación Germán Sánchez Ruipérez (Salamanca,<br />

2007) y en la Escu<strong>el</strong>a de Escritores de Zaragoza<br />

(Zaragoza, 2011). Actualmente prepara la publicación de<br />

su libro Estética de la lluvia (Mención Honrosa, Premio<br />

Eduardo Anguita 2011)


Ouka Le<strong>el</strong>e. Nace en Madrid en Junio 1957. <strong>En</strong> 1976:<br />

Aconsejada por un compañero de la escu<strong>el</strong>a de pintura, se<br />

integra en Photocentro, una escu<strong>el</strong>a de fotografía donde<br />

empezaban a sembrarse las semillas de las tendencias artísticas<br />

en ciernes. Sus primeras fotos se incluyen en <strong>el</strong> libro de<br />

Diorama Ediciones: “Principio, 9 jóvenes fotógrafos<br />

españoles”. Su necesidad de pintar, la empuja hacia la fusión<br />

de pintura y fotografía, desarrollando así ese lenguaje<br />

personalísimo, mezcla de escenografía teatral para ser<br />

fotografiada y pintura. <strong>En</strong> 1978: Realiza la serie “P<strong>el</strong>uquería”,<br />

que se expone en Barc<strong>el</strong>ona, y Madrid. <strong>En</strong> 1981: Realiza los<br />

diseños de los sombreros de la p<strong>el</strong>ícula Laberinto de Pasiones,<br />

de Almodóvar. Expone en 1987 en La Bienal de Sao Paolo.<br />

Realiza <strong>el</strong> gran montaje de La Cib<strong>el</strong>es representando <strong>el</strong> mito de<br />

Atalanta e Hipómenes. Exposición retrospectiva en <strong>el</strong> Museo<br />

Español de Arte Contemporáneo. <strong>En</strong> 1988: Se instala en París<br />

para realizar la serie de polaroids gigantes para la Fondation<br />

Cartier. Recibe <strong>el</strong> Primer Premio Nacional de Bibliofilia<br />

(2003) por “El Cantar de los Cantares” con sus serigrafías y<br />

dibujos. Realización de un mural en Ceutí, Murcia: “ Mi jardín<br />

metafísico” de 300 metros cuadrados. Edita <strong>el</strong> nuevo libro de<br />

bibliofilia “Floraleza” Con sus poemas y serigrafías<br />

íntimamente r<strong>el</strong>acionados con <strong>el</strong> mural. <strong>En</strong> 2004: Recibe <strong>el</strong><br />

Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid y se realiza una<br />

exposición retrospectiva de su obra: “ Pulpo’s Boulevard”. Recibe en <strong>el</strong> año 2005: Premio Nacional de<br />

Fotografía. Que le lleva a retomar la fotografía. <strong>En</strong> 2007: Diseña la escenografía y <strong>el</strong> vestuario para la<br />

ópera “Curlew River” de Britten. Realiza las obras “ La menina ingrávida” y “ Mi cuerpo es mi<br />

territorio”, que expone en <strong>el</strong> Museo d<strong>el</strong> Prado formando parte de la colección: “ 12 artistas en <strong>el</strong> Museo<br />

d<strong>el</strong> Prado”. <strong>En</strong> 2008: “OUKA LEELE INEDITA” Exposición antológica por <strong>el</strong> Premio Nacional de<br />

Fotografía. Museo d<strong>el</strong> Traje. MADRID. Realiza la obra “La Metafísica de las Meninas” para “la Caixa”,<br />

y expone “ENTRE DOS MUNDOS” Centro de arte IBERIA BEIJING. CHINA. Recibe la Medalla de<br />

Honor en la XI BIENAL INTERNACIONAL DE EL CAIRO. <strong>En</strong> 2009: Publica los libros de Poesía de<br />

OUKA LEELE : “De la embriaguez desnuda” y “Este libro arde entre mis manos”. Estreno de la P<strong>el</strong>ícula<br />

de Rafa<strong>el</strong> Gordon LA MIRADA DE OUKA LEELE. Exposición “ DELIRANTE JUVENTUD DE<br />

OUKA LEELE “. SHANGHAI. CHINA. <strong>En</strong> 2010: “LA MIRADA DE OUKA LEELE, Nominada como<br />

mejor largometraje Documental. Premios GOYA 2010. Realiza <strong>el</strong> cart<strong>el</strong> para la p<strong>el</strong>ícula de Julio Medem<br />

“Habitación en Roma”. Recibe <strong>el</strong> premio Isab<strong>el</strong> Ferrer 2010. <strong>En</strong> septiembre inagura su proyecto SANTA<br />

BARBARA BENDITA, en torno a la figura de Santa Bárbara. Sala LA GALLERA Consorcio de Museos<br />

de la Comunidad Valenciana. VALENCIA. 2011: <strong>En</strong> Febrero se estrena en la Real Academia de las B<strong>el</strong>las<br />

Artes de Roma su p<strong>el</strong>ícula LA MIRADA DE OUKA LEELE. Recibe <strong>el</strong> PREMIO ALFA Y OMEGA al<br />

mejor largometraje Documental. Ha publicado varios libros de poesía: “Naturaleza viva Naturaleza<br />

muerta” ed. Arnao 1984. “Pi<strong>el</strong>” y “Ella sabe que es una princesa” Galería Sen. “Versos y dibujos“<br />

Cuadernos d<strong>el</strong> Hocinoco. Fundación Antonio Pérez de Cuenca. “Poesía en carne viva” ed Atlantis. “Este<br />

libro arde entre mis manos” Ed. Huerga 2009. “De la embriaguez desnuda” Ed. Sial 2009. “ Pan de Verbo<br />

“ Editorial Huerga y Fierro. 2011. Participa en <strong>el</strong> proyecto expositivo ART BARTER MADRID.<br />

FESTIVAL DCODE ( 9 – 25 de Junio ). A project of exchange between Artists and the public exchange<br />

anything except money! Exposición colectiva : MIQUEL BARCELÓ, PABLO GENOVÉS, OUKA<br />

LEELE, MARISCAL, EULALIA VALLDOSERA…. JULIO 2011: Exposición individual “MI CIRCO”.<br />

Galeria Alexandra IRIGOYEN. Madrid. Y <strong>En</strong>tre otros proyectos está trabajando en: -El Quijote de<br />

OUKA LEELE, un libro de bibliofilia. -Video-arte: Caddy Adzuba. El martirio de las mujeres.


Marta Fernández Clemente nació en<br />

Madrid, pero es marinera de puerto en puerto.<br />

Licenciada en Ciencias Ambientales y<br />

estudiando <strong>el</strong> mar ahora en Barc<strong>el</strong>ona. Fotógrafa<br />

de alma, alma de fotógrafa, su cámara se ha<br />

convertido en compañera de la vida. Ha<br />

retratado sus viajes por mar y por desierto,<br />

lugares y sobre todo sus gentes, haciendo<br />

especial hincapié en <strong>el</strong> conflicto d<strong>el</strong> Pueblo<br />

Saharaui. Aquí puedes verlo:<br />

http://www.flickr.com/photos/37348468@N03/<br />

Luigi Aloia nació en Junio 1982 en<br />

Napoli, tierra de vulcanos y<br />

contradicciones. Ha vivido ahí hasta<br />

Septiembre 2010 cuando se fue a<br />

Barc<strong>el</strong>ona, donde trabaja como<br />

investigador en Biología Molecular. Se<br />

dedica a la fotografía desde hace unos<br />

años pensando que cada día encuentra<br />

buenas fotos que nunca sacará. Por eso<br />

está buscando aún como r<strong>el</strong>lenar este<br />

espacio vacío.<br />

http://www.flickr.com/dovesonofinito/<br />

Aurora Martín. Si bien es cierto que mi<br />

introducción a la fotografía, a mis18 años, fue<br />

puramente casual, desde <strong>el</strong> primer momento tuve claro<br />

que era eso a lo que quería dedicarme de forma<br />

profesional, que era la fotografía lo que me llenaba de<br />

verdad. Fue entonces cuando mi vida hizo un giro de<br />

180 grados, y es que con la fotografía empezó a<br />

desarrollarse una cosa todavía por descubrir... mi<br />

faceta más expresiva, sentimental y m<strong>el</strong>ancólica. Poco<br />

a poco empecé a entender que, no tan sólo las cosas<br />

materiales y tangibles, sino los hechos, los<br />

pensamientos y la vida en general también podían ser<br />

presos de diferentes puntos de vista, de diferentes<br />

ángulos, diferentes enfoques...


Ludovica Bastianini es Licenciada en la<br />

Facultad de Conservación d<strong>el</strong> Patrimonio<br />

Artístico, realizó los Cursos de Dibujo y de<br />

Ilustración en la Escu<strong>el</strong>a Comix de Nápoles y<br />

publicó con las Editoriales "L'isola dei ragazzi"<br />

y "Larcher editore", además fue premiada en <strong>el</strong><br />

Concurso Fotográfico "Cucu tete", sobre la<br />

r<strong>el</strong>ación entre la ciudad y los niños. Ahora<br />

estudia la especialización universitaria de<br />

Historia d<strong>el</strong> Arte Contemporáneo en la<br />

Universidad Suor Orsola Benincasa de Nápoles,<br />

participando también en <strong>el</strong> Curso Profesional de<br />

Fotografía de Autor en <strong>el</strong> Instituto Idep de<br />

Barc<strong>el</strong>ona. Parte de sus obras pueden ser vistas<br />

aquí:<br />

http://www.flickr.com/photos/ludovicabastianini/<br />

Antonio Aguilera González “Tonay”.<br />

Soy guitarrista, pintor, versificador, mago y<br />

demás cosas inútiles. Me licencié en Historia d<strong>el</strong><br />

Arte por la Universidad de Oviedo en febrero de<br />

2006. Aparte de eso, soy la guitarra y la voz en la<br />

banda de rock Zona Oscura, dibujo y pinto desde<br />

antes de tener uso de razón, y me dedico, como<br />

digo al principio, a otras cosas d<strong>el</strong> mismo tipo.<br />

Desde <strong>el</strong> número 11 (enero de 2010) colaboro<br />

con la revista ROCKESTATAL ilustrando con un<br />

retrato la sección “El Personaje”.


Vicente Luis Mora (Córdoba, España, 1970) es<br />

Doctor en Literatura Española Contemporánea y ejerce la<br />

crítica en su blog Diario de Lecturas<br />

(http://vicent<strong>el</strong>uismora.blogspot.com) y en revistas como<br />

Ínsula, Quimera, Mercurio, Clarín, Siglo XXI, Cuadernos<br />

d<strong>el</strong> Sur y varios medios digitales. Ha publicado la nov<strong>el</strong>a<br />

Alba Cromm (Seix Barral, 2010), <strong>el</strong> libro de r<strong>el</strong>atos<br />

Subterráneos (DVD, 2006, premio Andalucía Joven de<br />

Narrativa 2005), la nov<strong>el</strong>a en marcha Circular 07. Las<br />

afueras (Berenice, 2007), y los ensayos Singularidades.<br />

Ética y poética de la literatura española actual (Bartleby,<br />

2006), Pangea. Internet, blogs y comunicación en un mundo<br />

nuevo (Fundación José Manu<strong>el</strong> Lara, 2006), La luz nueva.<br />

Singularidades de la narrativa española actual (Berenice,<br />

2007), y Pasadizos. Espacios simbólicos entre arte y<br />

literatura (I Premio Málaga de <strong>En</strong>sayo, Páginas de Espuma,<br />

2008). También ha publicado Quimera 322 (2010),<br />

inclasificable proyecto sobre la falsificación literaria desde<br />

la teoría y la práctica, a través de 22 seudónimos, que<br />

apareció como nº 322 de la revista Quimera. Sus últimos<br />

poemarios hasta <strong>el</strong> momento son Nova (Pre-Textos, 2003),<br />

Construcción (Pre-Textos, 2005) y Tiempo (Pre-Textos,<br />

2009).<br />

Imagen Portada: Ouka Le<strong>el</strong>e


EN EL LÍMITE<br />

NÚMERO <strong>II</strong><br />

JULIO 2011<br />

REVISTA EXCODRA<br />

http://www.excodra.com

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