Caminos Misión

Testimonio
TODOS LOS CAMINOS LLEVAN
A LA MISIÓN,
AL REINO DE DIOS
Hace muchos años conocí a
una Hermana que toda su ilusión y
su afán era ir a las Misiones.
Cada año en la festividad del
Fundador, San Vicente de Paúl
hacía su petición al Consejo Provincial.
Así estuvo mucho tiempo
hasta que, por fin, el Consejo General
decidió enviarla a Misiones y
así se lo comunicó. Estaba toda
feliz pensando que ya podía hacer
realidad su sueño, pero aquellas
palabras bíblicas: “mis caminos no
son vuestros caminos”, vinieron a
ponerse ante ella. La Provincia la
necesitaba aquí y ahora.
Cuando me lo contó, yo, extrañada,
pregunté qué cómo era
que había renunciado a su sueño y
quedarse en la Provincia. Me dijo –y
sus palabras se quedaron grabadas
a fuego en todo mi ser–: “es la voluntad
de Dios y mi aportación a las
Misiones. Es mi renuncia con todo
lo que lleva consigo. Dios lleva el
hilo de la Historia y yo quiero hacer
su voluntad”.
Dios lleva el hilo de la
Historia y yo quiero
hacer su voluntad
Esto quedó entre las dos. Es
posible que haya quién no lo entienda.
Yo sí lo entendí y lo
comprendí. Si el Señor
hace crecer el
Reino con sensatez
o con locura,
con éxito o
con fracaso, con
vida o con muerte
¿por qué no va a
hacer crecerlo con
una renuncia tan
dolorosa?
Estoy convencida
y así se lo
dije que la Misión sería
bendecida por Dios dando
fuerzas, energías y valor a los que
allí estuvieran trabajando por el
Reino. Una renuncia tan dolorosa
no podía perderse.
Estamos acostumbrados a
ver solo con los ojos de nuestro rostro
pero no con los del corazón. La
Comunión de los Santos es una realidad
tan real que nos ayuda y
transforma el mundo porque “Yo
estoy siempre con vosotros” y porque
“sin Mí no podéis hacer nada”.
Doy gracias a Dios por personas
así, que viven su fe, allí donde
están, transformando el mundo.
Sor María Luisa Mostajo, H.C.
46 Nº 146 Diciembre 2016