Caminos Misión
diciembre-2016
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Año Jubilar<br />
“ESTUVE<br />
ENFERMO<br />
y ME<br />
VISITASTEIS”<br />
(Mt 25,36)<br />
e sta frase pronunciada por Jesús<br />
de Nazaret y recogida por el<br />
evangelista S. Mateo nos lo presenta<br />
identificándose con los pobres y, en<br />
concreto, con los enfermos. Jesús<br />
no sólo tenía gestos de amor hacia<br />
los privados de salud, sino que se<br />
identificaba con ellos.<br />
La atención a los enfermos<br />
es una de las obras de misericordia<br />
corporales propuestas por Jesucristo<br />
como realización concreta del<br />
amor hacia el hermano y es, al<br />
mismo tiempo, uno de los requisitos<br />
para ser admitido en el Reino<br />
de Dios en el momento del juicio<br />
final (cfr. Mt 25, 36).<br />
En este Año Jubilar de la Misericordia,<br />
el Papa Francisco nos invita<br />
a reflexionar sobre las obras de<br />
misericordia: “Es mi deseo que el<br />
pueblo cristiano reflexione durante<br />
el Jubileo sobre las obras de misericordia…<br />
Será un modo de despertar<br />
nuestra conciencia, muchas veces<br />
aletargada ante el drama de la pobreza,<br />
y de entrar todavía más en el<br />
corazón del Evangelio, donde los pobres<br />
son los privilegiados de la misericordia<br />
divina. La predicación de<br />
Jesús nos presenta estas obras de<br />
misericordia para que podamos darnos<br />
cuenta de si vivimos o no como<br />
discípulos suyos” (MV 15).<br />
Detengámonos, pues, durante<br />
unos momentos, a considerar esta<br />
obra particular. Y comencemos por<br />
sus fundamentos bíblicos. En el Antiguo<br />
Testamento, uno de los iconos<br />
más conocidos de la enfermedad lo<br />
encontramos en Job. De todos es<br />
conocida su riqueza y cómo la desgracia<br />
se cebó en él y lo perdió todo:<br />
familia, amigos, posesiones y, por<br />
supuesto, también la salud. Afortunadamente,<br />
sin embargo, Job no<br />
perdió la fe y la esperanza en Dios.<br />
En honor a la verdad, visitar<br />
a los enfermos no era muy frecuente<br />
en la Biblia. Lo describe Ben<br />
Sira como un acto de amor hacia<br />
el visitante que recoge también<br />
amor: “No dejes de visitar al enfermo,<br />
porque con estas obras te<br />
harás querer” (Eclo 7, 35). Como se<br />
ve, la comprensión judía pone el<br />
acento en el visitante, no en el enfermo.<br />
En el capítulo 25 de Mateo,<br />
en cambio, el centro lo ocupa el<br />
enfermo que tiene la dignidad de<br />
ser la encarnación de Cristo mismo.<br />
Esta perspectiva “exige del visitante<br />
que descubra en su encuentro con<br />
el enfermo pobre y desvalido un camino<br />
y una interpelación que pueda<br />
conducirle a asemejarse con Cristo<br />
que ‘siendo rico se hizo pobre’ (2<br />
Cor 8, 9)” (Pontificio Consejo para<br />
34 Nº 146 Diciembre 2016