Caminos Misión
diciembre-2016
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Sobre el terreno<br />
UN SUEÑO HECHO<br />
“Existe UN@, a Quien tú y yo conocemos, cuya Misericordia es Eterna. Y toda una<br />
Eternidad se me va a hacer pequeña para darle GRACIAS”, es el resumen de todo lo<br />
que pretendo comunicarte. Y como dice un conocido anuncio televisivo: “permíteme<br />
que insista…”, vuelve a la primera frase y no la olvides mientras vivas.<br />
La historia que quiero contar<br />
comienza un Jueves Santo, hace<br />
más de cuarenta años, o quizá muchos<br />
cientos antes, cuando UN@<br />
decidió dar vida a este hijo suyo<br />
que ahora escribe. Y es que, créeme,<br />
suya es la Gloria y nada, absolutamente<br />
nada de cuánto lees,<br />
es mérito personal. Lo único en lo<br />
que soy culpable es en haber soñado.<br />
Sí, cuando era “niño”, soñé.<br />
Sueños que ni tan siquiera me pertenecían,<br />
ya que supongo que Alguien<br />
los habría guardado en mi<br />
corazón. Pero, perdóname, quisiera<br />
empezar por el principio.<br />
Víctor Manuel era el nombre<br />
que mis padres decidieron poner a<br />
su primer hijo que vino a la Vida el<br />
Jueves Santo de 1972. Aquel “niño”<br />
aprendió, principalmente de sus<br />
abuelas, a CONFIAR de todo corazón<br />
en UN@ a quien amó desde<br />
que pueda recordar. Un niño, uno<br />
de tantos que, criado en una familia<br />
“normal”, en un colegio normal de<br />
Pontevedra, con una vida “normal”,<br />
habla con Dios desde lo más profundo<br />
de su corazón, a su manera,<br />
como le han enseñado, y le confía<br />
todo lo que hay en su interior. Aquí<br />
es donde comienza y se fundamenta<br />
Todo lo que este “Niño” pretende<br />
decirte hoy.<br />
A medida que iba creciendo,<br />
observaba cómo mis amigos se<br />
iban “alejando” de Aquel a quien<br />
yo amaba en lo secreto de mi corazón.<br />
No pretendo insinuar que yo<br />
era “mejor” que ellos (siempre he<br />
sido un “terremoto”), simplemente<br />
veía cómo empezaban a rebelarse<br />
contra la Iglesia, los curas, dejaban<br />
de ir a misa… Y fue ahí cuando,<br />
confiada y secretamente, pedí a<br />
Dios poder, algún día, tener un “sitio”<br />
en el que se pudiesen reunir<br />
30 Nº 146 Diciembre 2016