Caminos Misión

puedan ponerse los auriculares de
su teléfono y dedicar un rato a estar
con Dios. Y es que lo único que
cambia es el medio, pero el sentido
de la oración sigue siendo
una manera de dedicar un tiempo
a la contemplación, a la reflexión,
a la mirada interior que nos puede
hacer mejores.
«Cada día empiezo escuchando
lo que habéis preparado
haciéndome consciente
de mi condición de
cristiana y de mi compromiso
con el mundo. Antes de conoceros
no hacía nada entre
semana, solo iba a misa los
domingos. Y sí, ese día salía
muy convencida de mi compromiso,
pero a lo largo de la
semana al entrar en el ritmo
frenético, trabajo, casa, niños
etc. ese compromiso se desvanecía.
Gracias otra vez a todos
los que dedicáis vuestro
tiempo a hacer posible RV. Habéis
conseguido que sea mejor
persona todos los días y
eso influye en mejorar lo que
me rodea y así conseguir que
el mundo mejore». (María L.)
El testimonio de María es
uno más entre los muchísimos y
emocionantes mensajes recibidos
en este tiempo. Son palabras, que
nos llegan por correo electrónico
o a través de las redes sociales,
con las que tanta gente distinta
comparte su necesidad de tener
tiempos para rezar. Mensajes de
agradecimiento, sugerencias, críticas,
peticiones… o el simple hecho
de contar en qué momento
de sus vidas les llega la oración,
qué ecos les provoca. Desde los
padres que desayunan con sus
hijos escuchando la versión para
niños al acompañante de un enfermo
ingresado que encuentra
cierto apoyo rezando; desde el camionero
que atraviesa desiertos
estadounidenses a la religiosa que
se sirve de las oraciones para llevar
a Dios a una población que
apenas sabe leer. Todo ello nos
habla del sentido profundo de la
oración, y de cómo esta puede
Quinto cumpleaños de RV
servirse de la tecnología para llegar
a más personas deseosas de
una Palabra.
«Me encuentro en Guatemala,
en el altiplano indígena.
Os agradezco mucho
este espacio, pues personalmente
me ayuda a parar en
mi trabajo cotidiano. Sabed
que vuestro esfuerzo ayuda a
muchos como yo que el día a
día nos come». (Natxo)
Por eso soñamos con una
larga vida para Rezandovoy. Mientras
la creatividad del equipo de
colaboradores no se agote, mientras
siga habiendo gente que encuentra
un sentido en las oraciones
que escucha, seguiremos
ofreciendo esta manera –una más
entre tantas posibles– de dejar un
espacio a Dios en nuestras vidas.
La tecnología continuará cambiando,
y tal vez surjan nuevas
maneras de comunicar ese Mensaje
Eterno del Evangelio. Ojalá
entonces nosotros, u otros que
nos sucedan, estemos ahí sirviendo
de cauce para la Buena
Noticia.
Félix Cuadrado Basas
Caminos de Misión 23