Fantasmagoría

FANTAS<br />

MAGOR ÍA<br />

Eduardo Figueroa Torero<br />

Piero del Valle Baudaccio


Generalmente en un pueblo pequeño en medio de la nada, donde todos<br />

viven su rutina sin pensarlo dos veces, las personas están a gusto con<br />

sus vidas, sus días pasan sin pena ni gloria y eso está bien para muchos, pero<br />

algunas veces empieza a crecer una sombra de disconformidad en ciertos individuos,<br />

cierto jovencito para ser exacto, un niño llamado Gulliver. Él vivía en<br />

una modesta covacha con sus padres y hermanos todos los días después de sus<br />

tareas diarias, iba a pasar el tiempo jugando con uno de los pocos juguetes que<br />

tenía, los cuartos de su casa estaban marcados de jugar rebotando la pelota en<br />

las paredes, esperando quizás a que algo pasara. Las paredes estaban desgastadas<br />

pues el joven pasaba muchos de sus días con este monótono pasatiempo.<br />

De cuando en cuando, Gulliver miraba por las ventanas, a lo lejos solo se veía<br />

el verde de los prados aledaños, de vez en cuando veía el pasto ennegrecer de<br />

mustio y esto era lo más significativo que hallaba.<br />

Día tras día crece su aburrimiento y sueña despierto con la idea de aventuras<br />

en las que embarcarse, Gulliver había leído muchas de estas en sus libros de<br />

historietas y jugaban en su cabeza con la idea de ser un verdadero héroe, pero<br />

al fin del día, soñar despierto le satisfacía lo suficiente.<br />

De vez en cuando Gulliver salía al bosque a pasear y jugar a que era un héroe,<br />

zarandeando las ramas de los árboles y tirando piedras con una honda, así pasaban<br />

los días, semanas, no parece de gran importancia la falta de eventos. Pero<br />

no estaba sólo en esos tranquilos días en el bosque, incluso si él no lo sabía.<br />

Detrás de los árboles se podía ver una pequeña silueta que observaba al joven<br />

Gulliver con mucho interés, todos los días le observaba mientras jugaba al héroe,<br />

ahí ella miraba y pensaba si era este joven el correcto, el que podría ayudarle<br />

a cumplir su misión.<br />

LA CHICA EN APUROS,<br />

LOLIGO<br />

Un día de esos, finalmente la pequeñita que se escondía tímidamente entre<br />

los árboles se decidió a hablar con aquella persona que había estado mirando<br />

y observando, así que de entre los arbustos apareció en frente del joven<br />

chico, sorprendiéndolo en medio de sus juegos haciéndolo caer. La pequeña<br />

niña tenía piel pálida como la luna y cabellos rubios amarrados en trenzas, llevaba<br />

un sombrero holandés que le quedaba grande y un vestido rojo.<br />

-H-hola, s-soy Loligo-Se presentó con una aguda vocecita.<br />

-¿Qué…qué haces una niña como tú en un bosque peligroso?-Respondió Gulliver<br />

mientras se recuperaba de la sorpresa.<br />

-Ah…perdón…es sólo que…-murmuró la chica<br />

-¿Qué pasa?<br />

-Quería pedirte ayuda…en el lugar donde vivo hay unos monstruos que me<br />

asustan.<br />

-¿Querías pedirme ayuda, pero por qué a mí? solo soy un chico común.<br />

-No, no, por favor yo sé que tú puedes ayudarme, te he estado observando todos<br />

los días, he visto como haces tú entrenamiento con gran destreza, tienes el<br />

potencial de un verdadero héroe, yo misma te llevaré.<br />

Gulliver, que había deseado toda su vida ser un héroe encontró en las palabras<br />

de la pálida pequeña una satisfacción ingenua, sus anhelos durante sus escapadas<br />

al bosque se hacían realidad, pensó, después de todo los problemas que<br />

aterraban a una pequeña niña no podrían ser nada tan terrorífico y quizás está<br />

era una buena forma de ser un poco más de un héroe como él siempre había<br />

querido, después de todo había practicado mucho. Resolvió entonces acceder a<br />

la petición de la niña, dejando de lado lo que pensaría su familia, y los peligros<br />

de aventurarse en el bosque solos.<br />

-Bueno, si es así entonces te ayudare- exclamó Gulliver con renovada confianza-<br />

¿Pero dónde está tu casa siquiera? Por aquí sólo hay las casas de los pobladores<br />

y no he visto nada fuera de lo común.<br />

-¡No te preocupes está más cerca de lo que piensas!-respondió entusiasta la<br />

pequeña.


-¿Loligo dices es tu nombre, cierto? Es un nombre…poco común ¿Eres extranjera?<br />

¿Qué pasa en tu hogar? Ahora que lo pienso no te he dicho mi nombre<br />

me llamó Gu-<br />

-¿Es Gulliver cierto?-Interrumpió Loligo.<br />

Gulliver se quedó pasmado.<br />

-¿Cómo lo has adivinado?-Preguntó curioso Gulliver.<br />

-Bueno, como dije antes, te he estado observando ¿no?-Respondió Loligo con<br />

una ancha sonrisa.<br />

A Gulliver le pareció rara esta afirmación, pero después de todo no es difícil<br />

averiguar el nombre de una persona en un pueblo tan pequeño y sin eventos.


EL CASTILLO<br />

FANTASMAGÓRICO<br />

Loligo andaba por el bosque liderando el camino mientras Gulliver<br />

vagamente le seguía el paso, a pesar de su riguroso entrenamiento<br />

jugueteando con palos y rocas no estaba preparado para una niña tan<br />

energética, Llevaban horas caminando, y se adentraban cada vez más<br />

en el bosque, sobre todo para un lugar “más cerca de lo que piensas”<br />

Loligo lo llevaba cada vez más y más lejos de su pueblo. Sin embargo<br />

entre sus jadeos de cansancio y la sed de tanto caminar lo único que<br />

Gulliver atinaba a preguntar es “cuánto falta” y lo único que obtenía<br />

por respuesta es un entusiasta “falta poco”.<br />

Los dos niños recorrieron un largo, largo camino, el pueblo ya no se<br />

veía y las copas de los árboles sobre sus cabezas eran tan densas que<br />

teñían de verde la luz que se filtraba entre sus hojas y ramas. Finalmente<br />

Salieron del bosque, pero estaban tan lejos del punto de partida<br />

que intentar regresar sería imposible, pues sería solo llegar a la mitad<br />

del camino tardaría hasta el anochecer y adentrarse en un bosque de<br />

noche no era una buena idea. Fuera del bosque había una camino<br />

serpenteando en el horizonte y en la lejanía se divisaba una estructura<br />

monumental balanceándose imposiblemente sobre un trozo de<br />

la tierra flotante que parecía arrancado por una descomunal fuerza.<br />

Gulliver estaba anonadado ¿era este el hogar dónde la pequeña niña<br />

vivía? ¿Cómo era posible que tal lugar exista? ¿Qué clase de monstruos<br />

terroríficos asustaban a alguien que vive en un lugar como este? Todas<br />

estas preguntas venían a su cabeza. Empezaba a dudar que esto hubiese<br />

sido una buena idea, pero era muy tarde para arrepentirse.<br />

Gulliver se había quedado callado desde que divisó el castillo flotante<br />

pero no quería retroceder ahora, después de todo una indefensa niña<br />

necesitaba ayuda y él quería ser un héroe, pero esto era mucho más<br />

de lo que esperaba ¿qué debería hacer? Mientras Gulliver meditaba<br />

para sus adentros Loligo había estado viéndole todo el camino, parecía<br />

que podía sentir el miedo de Gulliver, pero no dijo nada al respecto.<br />

El largo camino serpenteante que conducía al extraño castillo parecía<br />

inacabable, había pasado al menos, medio día más, pero el sol no se<br />

había movido un centímetro del cielo, como si el tiempo no hubiera<br />

pasado. Gulliver estaba tan agotado que incluso si fuese en el tétrico<br />

castillo, lo único que deseaba era descansar, por otro lado la risita de<br />

Loligo era incesante mientras daba saltitos alegremente por el camino,<br />

cantando sobre el héroe que salvaría su hogar. Al llegar a la base<br />

del colosal Castillo que era tan grande como una montaña Loligo dijo<br />

unas palabras en un idioma indescifrable se desprendieron escalones<br />

que estaban incrustados en la roca flotante, Loligo y Gulliver saltaban<br />

entre escalón y escalón para llegar a la entrada, ambos estaban ansiosos<br />

de llegar, aunque por motivos diferentes para el cansado Gulliver.


EL GUARDIAN DEL BOSQUE<br />

Entonces llegaron a la gigantesca puerta y tocaron la puerta tres veces y a la<br />

puerta gigantesca se empezó a mover lentamente para abrirse, detrás del<br />

portón veías las paredes del castillo extenderse y enrevesarse como culebras en<br />

frenesí con cientos de puertas, alineadas en las mismas paredes ninguna diferente<br />

de otra, cada una dirigía a un lugar distinto del catillo, pero ninguno de<br />

estos lugares parecían caber en una castillo.<br />

Loligo y Gulliver caminaban por los pasillos del amplio castillo que se extendía<br />

por varios pisos yendo en todas las direcciones físicamente posibles e imposibles.<br />

Miró en todas las direcciones tratando de descifrar por dónde debían ir.<br />

Cuando volteo, vio a Loligo en la entrada de una de las puertas, esperándolo<br />

para llamarle.<br />

– ¡Por aquí! – gritó la niña. – Aquí esta uno de los monstruos de los que te decía.<br />

– ¿Detrás de esa puerta? – preguntó.<br />

Loligo abrió la puerta, mostrando una especie de bosque en el interior. Gulliver<br />

corrió hasta donde ella estaba parada y se quedó en el marco de la puerta antes<br />

de entrar. Estaba intrigado de cómo podían haber casi otras dimensiones en el<br />

interior del castillo.<br />

– ¿Como si quiera es esto posible? – volvió a preguntar.<br />

–Oh, así es este lugar. Es un centro donde se reúnen varios lugares a través<br />

de portales en las puertas. Pero hace poco un mal comenzó a poseer a los que<br />

vivían en los diferentes lugares…<br />

–Si tú lo dices… – Él no tenía nada que perder, de todas formas, esto era casi<br />

emocionante para Gulliver, considerando sus otras, mucho menos interesantes<br />

aventuras.<br />

Los dos entraron hacia la espesura que tenían en frente, árboles con copas altas<br />

se elevaban alrededor con muchísima vegetación a sus pies; arbustos frondosos<br />

con varios tipos de flores en ellos. Había un camino delgado en medio, que,<br />

según Loligo, conducía a donde estaba el monstruo del bosque. Gulliver caminaba<br />

un poco nervioso pero también determinado por saber quién era esta<br />

criatura de la que Loligo hablaba.<br />

Seguían caminando por el camino angosto, hasta que algo comenzó a moverse<br />

lentamente por los arbustos. Trataron de ignorarlo pero parecía como si los estuviera<br />

siguiendo. Se detuvieron abruptamente a esperar que se vaya el sonido,


sin embargo se hacía más fuerte. No sabían que podía ser la criatura que se les<br />

acercaba. De pronto salto de uno de los costados una ardilla pequeña que los<br />

miro luego de revelarse. Pero Gulliver no pudo contenerse el miedo y dejo salir<br />

un grito del susto.<br />

Al instante, una voz gruesa y estruendosa retumbo.<br />

– ¿Quién se atreve a irrumpir en el bosque ancestral? –pregunto la voz.<br />

– ¡No, espera, soy yo!<br />

El suelo se sacudió bajo los pies de Loligo y Gulliver, en frente de ellos, los<br />

árboles se fusionaron entre sí, formando a un ser robusto y animalesco, con<br />

cara de jabalí y un cuerpo fuerte e imponente. De acuerdo a Loligo, era Boym,<br />

el guardián del bosque, que antes era justo y bondadoso con los visitantes, sin<br />

embargo, la maldad que había envuelto el castillo lo había vuelto hostil con<br />

cualquiera que fuera un intruso a su entorno.


La bestia no dudo en atacar directamente a Loligo y Gulliver, sacudiendo el<br />

suelo con sus puños, ejerciendo su titánica fuerza en la tierra, creando una onda<br />

expansiva dirigida a ellos, abriendo una brecha rocosa en el camino que recorría<br />

la onda de fuerza. Gulliver y Loligo corrieron para esquivarlo, pero Boym<br />

seguía lanzándoles ataques constantemente, moviéndose con agilidad, a pesar<br />

de su robustez.<br />

Miraron a su alrededor para ver si podía haber algo que los pudiera ayudar,<br />

pero solo veían los arboles del bosque que los rodeaban. Corrieron hacia los<br />

arbustos, perdiéndose en la espesura, burlando por unos instantes al guardián<br />

del bosque, pero este los podría localizar fácilmente, debido a que ellos se encontraban<br />

en su hábitat.<br />

Los persiguió hasta la rivera de un rio extenso que partía el paisaje en la mitad,<br />

no era un arroyo angosto, así que no podían pensar en cruzarlo sin tener un<br />

puente. Se sobre pararon en la orilla del rio, sin saber qué hacer, mientras que<br />

Boym se acercaba a ellos.<br />

Sin embargo, a unos pocos metros había una especie de cañón a la orilla del rio.<br />

Gulliver pensó que podría usar esto a su favor para alejarse aunque sea por un<br />

momento de la criatura. Corrieron hacia el instrumento, y al presionar un botón…<br />

El cañón disparo un chorro potente de agua hacia Boym. Creyó que era<br />

una vil jugada del destino que esta arma fuera simplemente un canon de agua,<br />

pero la bestia retrocedió en el momento que el agua le impacto, haciéndole<br />

perder el equilibrio y cayendo hacia adelante.<br />

Loligo y Gulliver tropezaron también del susto hacia la corriente del rio, dejándose<br />

llevar y perdiendo de manera segura a la bestia. Se dieron cuenta también,<br />

que esta parecía haber dejado caer al río una maza de piedra, con un mango de<br />

madera con unas runas antiguas grabadas en él. Decidieron guardárselo, ya que<br />

podría serles útil tarde o temprano.


EL TEMPLO QUE SE ELEVA<br />

DESDE EL ABISMO<br />

A<br />

duras penas escaparon del hombre bestia que los atacó, habían terminado perdiéndolo<br />

de vista y tampoco veían la entrada del castillo ya, solo se dejaban<br />

llevar por la corriente del río junto con los demás escombros que habían quedado<br />

de la batalla.<br />

-¡¿Qué diablos fue eso?¡- Preguntó aterrado Gulliver.<br />

-El solía ser bueno… es ese terrible ojo posado en el centro de la torre más alta. Su<br />

magia ha estado invadiendo este lugar y corrompiendo indiscriminadamente a sus<br />

habitantes y…mis amigas, ellas sabían cómo acabar con la magia del castillo, pero<br />

fueron secuestradas por los fantasmas y monstruos, espero que estén bien…-Respondió<br />

Loligo con una voz un tanto quebrada.<br />

-¿Sabes dónde están tus amigas?-Preguntó Gulliver.<br />

-En la torre más alta del castillo-dijo Loligo señalando la estructura- debemos subir<br />

hasta el último piso, ahí las encontraremos, ellas podrán ayudarnos si las rescatamos.<br />

Mientras se habían distraído con su conversación no habían notado que el río en que<br />

flotaban terminaba en una gigantesca catarata. En este inmenso espacio parecía que<br />

no había límites de espacio ni arriba ni abajo o en ninguna de sus dimensiones, todo<br />

era tan vasto que uno olvidaba que de hecho se encontraba dentro de una estructura<br />

hecha por manos humanas. Era claro que los monstruos no eran la única cosa extraña<br />

con el hogar de Loligo. Gulliver y Loligo se aproximaban más y más al borde de la<br />

catarata, para cuando se dieron cuenta la corriente ya los había atrapado. Intentaron<br />

aferrarse a algunos de los escombros que flotaban cerca, pero la caída era inevitable.<br />

Al fin de la catarata, Gulliver y Loligo caían rápidamente hacia el fondo del río. Ahí se<br />

formaba un oscuro pozo circular con una torre violeta de base ancha que se elevaba<br />

hasta perderse en el cielo. Apenas podía verse algo ahí abajo, solo un tenue halo de<br />

luz llegaba hasta tan profundo lugar.<br />

El agua estaba relativamente tranquila, ambos podían mantenerse a flote con el tronco<br />

del que se habían aferrado antes de caer. Trataron de remar hacía la torre para<br />

intentar subir otra vez, pero entonces el agua comenzó a sacudirse, empezó con un<br />

vaivén tranquilo pro gradualmente se formaron estruendosas olas que sacudían toda<br />

el lugar violentamente.


LA GUÍA DEL ABISMO<br />

En el fondo del pozo comenzaba a brilla una luz que iluminaba el<br />

agua intensamente.<br />

De pronto, surgió una chica de pelo castaño con un traje de lluvia y<br />

en sandalias. Llevaba una linterna en su mano, y parecía estar parada<br />

sobre la superficie del agua a pesar del movimiento de las olas.<br />

-¡Ann!-Gritó Loligo-¿Qué estás haciendo aquí?<br />

-¡Hola!-Saludó-¡Qué bueno que estás aquí! Te estaba buscando para<br />

jugar…<br />

-¿Qué, conoces a esta chica?-Preguntó Gulliver.<br />

-¡Sí! Ella vive en el castillo conmigo y otros más…Pero pareciera que<br />

hay algo raro en ella.<br />

-Oh ¡no te asustes, Loligo!-dijo Ann-¡No hay nada raro aquí!, solo estaba<br />

jugando con mi nueva mascota!<br />

En ese momento, el agua volvió a agitarse, sacudiendo a Gulliver y<br />

Loligo. Ann se elevaba y al mismo tiempo un monstruo abisal como<br />

un pez surgía debajo de ella. Tenía una boca inmensa y llena de dientes<br />

afilados, el monstruo soltaba un rugido estruendoso que se escuchaba<br />

en todo el lugar. El terrible pez se abalanzó inmediatamente sobre los<br />

incautos niños.<br />

-¡Cuidado!-Trató de advertir Gulliver-Sin embargo, Loligo no pudo<br />

sujetarse y cayó en la boca del pez; aunque ella logró sujetarse en su<br />

lengua que seguía moviéndose violentamente.


LA SIMA DEL ABISMO Y LA<br />

CIMA DE LA TORRE<br />

Gulliver nadó hasta la torre, en un intento de zafarse del ataque del pez, se sujetó pero<br />

las olas lo seguían moviendo. El monstruo lo atacó como a Loligo, pero no lo devoró,<br />

y Gulliver cayó en el fondo del pozo. Ann comenzó a buscarlo con su linterna,<br />

asomándola en la superficie del agua y revelando un poco de la oscuridad que había debajo<br />

del agua. Gracias a eso, Gulliver pudo ver que había una roca en el suelo submarino que<br />

parecía que tapaba un enorme hueco en el fondo. Ann seguía inspeccionando alrededor,<br />

iluminando sin saber el área que Gulliver necesitaba ver para ejecutar su plan. Se aproximó<br />

a la roca y empujo la roca. Esta se deslizo al principio con lentitud pero luego cedió y dejo<br />

debajo un hueco en el pozo.<br />

Rápidamente, nado hacia arriba antes que el hoyo lo succionara. El nivel del agua comenzó<br />

a disminuir lentamente, atrayendo a Ann y su mascota gigante hacia el hoyo. Ann perdió<br />

el balance y cayó al suelo, mientras que su pez quedo atorado de la cola para arriba en el<br />

hueco, haciéndole toser y botar a Loligo de su boca. Gulliver trato de atraparla pero solo<br />

cayó encima de él.<br />

Vieron a Ann junto con su pez atascado en el hoyo, tratando de empujarlo o desatascarlo<br />

de alguna manera, pero era demasiado gordo como para pasar.<br />

–Creo que así estamos bien… – dijo Gulliver.<br />

– ¿No la ayudamos a sacar a su mascota?<br />

–Pff no, que va. ¡Salgamos de aquí!<br />

Así, los dos entraron a la torre violeta, escapando de Ann antes que pudiera hacer algo más,<br />

aunque ella estaba concentrada en sacar a su mascota atorada.<br />

Habiendo pasado lo peor Gulliver y Loligo se decidieron a subir hasta el piso más alto de<br />

la torre pues realmente no había otra forma de volver a la superficie. El templo, estaba<br />

descuidado, la humedad del ambiente había descascarado las paredes y cualquier semblanza<br />

de estética se había perdido, incluso en la casi completa oscuridad del abismo esto era<br />

aparente. Los dos niños subieron por la destruida y oscura torre. Subían y subían pero no<br />

parecían llegar a la sima, es más no estaban seguros si realmente estaban subiendo, El aura<br />

del templo era desconcertante y confuso. Después de muchos intentos y callejones sin salida,<br />

finalmente encontraron la luz al final del túnel, emocionados corrieron para poder salir<br />

de tan desagradable lugar pensando que llegarían al bosque de nuevo y podrían volver a<br />

intentar llegar a la torre principal, pero al salir se dieron con la sorpresa de que no se encontraban<br />

en la sima de la torre cerca del rio, de hecho no se encontraban afuera en absoluto.


LA FIESTA DEL TÉ EN EL<br />

GRAND GUIGNOL<br />

Habían llegado a un elegante y espacioso salón circular que tenía muchas<br />

puertas cubiertas por telones como los de un teatro, en el salón habían<br />

muchas mesas que parecían estar listas para celebrar una fiesta del té en cualquier<br />

momento. Mientras admiraban lo refinado del cuarto en el que se encontraban<br />

Se abrió una de los telones y de la portón antes cubierto apareció una pequeña<br />

muñeca de cara blanca como madera de abedul en un vestido azul y un moño<br />

de franela en la cabeza.<br />

– Hmm, me pregunto qué hace una muñeca en el medio de este lugar, seguro a<br />

alguien se le ha perdido –Se preguntó Gulliver.<br />

– No, nadie me ha perdido, niño cabeza de palmera-Respondió la muñeca para<br />

la inmensa sorpresa del aterrado Gulliver.<br />

–¡Marie, eres tú! –Exclamó con gran entusiasmo Loligo- Me alegra mucho encontrarte<br />

¿estás bien, Ann te hizo algo? Por algún motivo trato de matarnos y<br />

tienen un pez gigante carnívoro con ella.<br />

-No te preocupes Loligo, estoy bien, pero el castillo… no, el ojo en el centro<br />

de la torre, él es el responsable de haber convertido a nuestros amigos en<br />

monstruos. No puedo sola contra su magia, pero ahora que estás aquí podemos<br />

intentar salvar nuestro hogar.<br />

– Entiendo, pero ¿dónde estamos? ¿Seguimos en ese templo submarino?<br />

¿Cómo llegamos aquí<br />

– uuh por ahora no pensemos en eso, deben estar cansados, les prepararé algo<br />

de comer, necesitaran energía para lo que sigue.<br />

La extraña muñeca Se llevó consigo a Loligo, diciendo que la necesitaba para<br />

ayudarle a preparar todo, y así desaparecieron ambas detrás de uno de los telones,<br />

dejando a Gulliver sólo en el rojo salón de pisos lustrosos. El tiempo pasaba,<br />

sonaba el tic-tac de los relojes, los péndulos iban en vaivén contando los<br />

segundos, y luego los minutos, y luego… las horas, habían pasado horas desde<br />

que entraron y Gulliver se preguntaba dónde estaban, su último encuentro con<br />

una de las amigas de Loligo casi termina en con ellos en el fondo del estómago<br />

de un monstruo de las profundidades, no se sentía muy optimista de la pequeña<br />

muñeca. Mientras Gulliver meditaba sobre sus problemas Se abrió de nuevo<br />

uno de los telones, la extraña apariencia del salón le ponía nervioso e impaciente<br />

deseaba ver el rostro risueño de Loligo de nuevo, pero del telón solo una<br />

pálida niña apareció, ahí estaba ella llevando tazas de loza sobre bandejas de<br />

plata y una petulante sonrisa en su cara, dejó las bandejas con tazas sobre una<br />

mesa rosada e invitó a sentarse a Gulliver.<br />

-Aquí traje té, niño-Dijo la muñeca con voz sospechosa.<br />

–¿Dónde está Loligo?-Reclamó Gulliver<br />

– Oh ella está preparando galletas, no deberías preocuparte por eso-Replicó la<br />

muñeca-Pero mientras ella vuelve, dime qué hace aquí un débil humano en el<br />

castillo de fantasmagorías, un palacio de demonios y dimensiones paranormales<br />

no es lugar para un niño. No sé qué motivo tendrá Loligo para pensar que<br />

puedes ayudarnos.<br />

– Yo soy un héroe, junto con Loligo hemos superado a dos monstruos y los<br />

extraños lugares de este lugar ¡estoy seguro que puedo ayudarles a recuperar su<br />

hogar!<br />

-hmm realmente tienes convicción, cabeza de palmera.<br />

-deja de llamarme así y en serio, ¿no debería estar Loligo aquí ya?-Inquirió Gulliver<br />

ya algo irritado con la forma engreída de ser de la muñeca.<br />

– Niño palmera, no lo entiendes es obvio, crees que puedes ir contra la voluntad<br />

ominosa que reina los espacios dentro de los muros en nuestro reino. Más<br />

aún no eres más que un pueblerino de más allá del bosque traído por las inocentes<br />

esperanzas de una niña que escapó por mera suerte la influencia del ojo.<br />

–¿De qué estás hablando...? tú…tú no estás intentando expeler al mal de tu<br />

hogar ¡Dónde está Loligo!


BAJA EL TELÓN DEL<br />

TEATRO MÍSTICO<br />

En ese momento, quizás por la tensión o por el miedo Gulliver se abalanzó<br />

contra la pequeña muñeca, pero en su intento de ataque hizo que el alegre<br />

rostro de la muñeca se cayera como una máscara dejando ver el interior de su<br />

cabeza donde no había nada más que una profunda oscuridad. Gulliver retrocedió<br />

en temor, pero en ese momento sintió temblores bajo sus pies, rompiendo<br />

el piso bajo él salieron gigantescas manos de maniquí, todos controlados por<br />

una mano grande incluso entre ellas de la que salían centenares de hilos que se<br />

esparcían en todas direcciones haciendo ver el salón como un nido de arañas.<br />

La muñeca se montó silenciosamente en dicha mano y sacudió su pálida y<br />

delicada mano con lo que las palmas flotantes se movieron bajo su comando,<br />

atacando a gulliver, a lo lejos se escuchó un grito de ayuda, era Loligo que había<br />

sido aprisionada por una de las manos. Gulliver vio a Loligo y se dirigió hacia<br />

ella para rescatarla mientras esquivaba por un pelo a las manos controladas por<br />

la Marie, la muñeca. Se trepó a una de las manos con destreza y agilidad que<br />

le otorgaba las aletas que consiguieron del fondo del abismo, debía rescatar a<br />

Loligo, pero bajó su guardia y fue atrapado por una de las manos.<br />

– No hay escape-Reverberó la voz de la muñeca en el salón- Se acabó su pequeño<br />

juego. La gran voluntad del castillo no puede ser detenida.<br />

–¡¿Marie, por qué haces esto?!-Suplicó Loligo-¡Debes resistir la influencia del<br />

castillo! Debes recordar a nuestros amigos, tú familia, todavía podemos volver<br />

a nuestra tranquila vida ¡debes recordar!<br />

Las palabras de Loligo caían en oídos sordos, y las manos flotantes les estrujaban<br />

con más y más fuerza Gulliver se dio por vencido, pero Loligo le gritó palabras<br />

de aliento “eres un héroe” le gritaba “encontrarás una solución” le decía. A<br />

Gulliver le era difícil pensar, con la creciente presión de las manos controladas,<br />

“¡pero por supuesto!” exclamó Gulliver, y dicho esto a su mano invocó una<br />

vez más el hacha que había obtenido y con esa cortó los hilos que controlaban<br />

los maniquís, haciéndole caer inmediatamente al suelo. Gulliver cortó y corto<br />

todos los hilos que podía mientras que andaba raudo como deslizándose sobre<br />

la superficie esquivando las manos gigantes que caían con tremenda fuerza<br />

gracias a las aletas mágicas, así liberó a Loligo y se deshizo de los sirvientes de


Marie. La muñeca lejos de sorprenderse simplemente agitó su mano una vez<br />

más y los hilos se extendieron desde los dedos de la mano en la que reposaba.<br />

Gulliver cortó y cortó hilos haciéndose paso hacía la muñeca para tratar de<br />

destruir la fuente misma, pero con la misma facilidad las manos volvían a levantarse<br />

y atacarle.<br />

Era una batalla de quién podía pelar por más tiempo y la muñeca no parecía<br />

en absoluto cansada, Gulliver en cambio se quedaba sin energía, incluso con la<br />

ayuda de los objetos mágicos, la batalla probaba ser demasiado para él. En medio<br />

de su cansancio fue atrapado una vez más por una de las manos. La muñeca<br />

lo acerco a su vacío rostro lleno de oscuridad y empezó a absorber su fuerza de<br />

vida, pero entonces Loligo gritó “¡Su suerda, quítasela! está dentro de su cabeza”<br />

Gulliver libero una mano y antes que la muñeca pudiera reaccionar el metió<br />

su brazo hasta el fondo de su cara y de repente todas las manos se detuvieron,<br />

un sonido como de un reloj que se rompe sonó, la muñeca inmediatamente<br />

rodó de la mano en la que estaba montada al piso, carente de vida. Gulliver<br />

sostenía la cuerda de la muñeca en su mano.<br />

–¡Lo lograste! –Felicitó Loligo mientras lo abrazaba –La venciste, ahora podemos<br />

llegar a la torre principal.<br />

Loligo tomó la mano de la muñeca y la desprendió de su cuerpo inmóvil. Gulliver<br />

se sorprendió por lo poco que parecía importarle a Loligo que su amiga<br />

yacía inerte en el piso. Era raro, pero él mismo no podría sentir simpatía por<br />

alguien que intentó matarle.<br />

La mano de la muñeca se empezó a mover débilmente y su dedo índice apunto<br />

a uno de los telones.<br />

– Es por ahí– Dijo Loligo– Su mano nos conducirá a dónde le pidamos.<br />

Así ambos niños siguieron las direcciones que el dedo señalaba y lograron sortear<br />

los confusos pasillo, hasta que finalmente llegaron a un callejón en el que<br />

un portal brillaba misteriosamente “es ahí, ese debe ser el portal a la cima” ”<br />

exclamó la pequeña. Tomó de la mano a Gulliver y juntos saltaron a al portal


LA PERSISTENCIA DEL<br />

TIEMPO Y LOS SUEÑOS<br />

Una vez del otro lado La sonrisa de Loligo se esfumo inmediatamente al<br />

notar que no se encontraban en la cima del castillo sino más bien en un<br />

extraño espacio difícil de comprender. Loligo miró la mano una vez más que<br />

nuevamente señalaba un punto especificó, así que de mala gana volvió a seguir<br />

la dirección de la mano, mientras recorrían la inusual habitación, veían como<br />

los elementos se distorsionaban curiosamente; decaían hacia el piso como si<br />

su masa estuviera derritiéndose, otros solamente flotaban libremente a la deriva.<br />

Había seres de largas extremidades caminando alrededor, algunos parecían<br />

bestias, otros eran simplemente ininteligibles, pero a estas criaturas no parecía<br />

importarles la presencia de Gulliver y Loligo. A unos metros sobre una colina<br />

que subía en espiral había un vórtice inmenso que de acuerdo al dedo que señalaba<br />

incansablemente los llevaría hacia la cima del castillo.<br />

“No parece que este lugar sea tan peligroso como los otros” pensó Gulliver.<br />

“Solo es un poco raro y creo que basta con caminar hasta allá”. Al ir avanzando<br />

sentían como sus cuerpos se volvían pesados y difíciles de controlar; dar un<br />

paso tomaba mucho esfuerzo y no podían imaginarse cuanto más podría tomar<br />

tratar de derrotar a la criatura que habitaba esa área.<br />

Cuando caminaron hacia el vórtice, pareció una eternidad llegar hasta allí, a<br />

pesar que se veía cerca; mientras más se acercaban, podían escuchar como un<br />

susurro zumbaba en sus cabezas, como alguien tratando de decir algo pero en<br />

un lenguaje inentendible. Al llegar al portal, ese ruido se intensificó aún más,<br />

era imposible escuchar lo que otra persona pudiera decir.<br />

De pronto, del centro del vórtice emergió un ojo enorme; y aparecieron dos<br />

alas a los lados con aspecto de las alas de un ángel. El portal se sacudió y se<br />

elevó en el cielo. “Ah, pero por supuesto” pensó Gulliver.<br />

– Silencio. – retumbo una voz potente y seca en el aire. – No tienes mi permiso<br />

de acceder más allá de esta puerta.<br />

“¿Qué? ¿Q-Quien está hablando?” se preguntó. – Miró a Loligo para ver si<br />

ella fue quien le estaba hablando, pero no pensaba que ella tuviera una voz tan<br />

fuerte para hablar así.<br />

– Mi nombre es Neyephilim yo soy la puerta, la llave y el guardián, todos los<br />

portales que existen, existieron y existirán responden a mí voluntad… Ustedes<br />

conservan su cuerpo físico en el mundo de los sueños, no he visto algo así en<br />

algún tiempo ¿quiénes son ustedes, y cuáles son sus motivos para estar en el<br />

reino de las ilusiones?<br />

–Gran guardián de los portales, yo solo soy una humilde niña que busca recuperar<br />

su hogar y amigos en el castillo, busco el portal que dirige a la gran<br />

torre principal del castillo flotante y quien me acompaña es el héroe que me ha<br />

ayudado a sortear los peligros de las dimensiones dentro del castillo - Recitó<br />

Loligo.<br />

–Por favor, déjanos pasar-Agregó Gulliver.<br />

La misteriosa criatura alada los observo por unos minutos como considerando<br />

sus peticiones, su único ojo se movía en todas las direcciones y en el cielo la<br />

atmosfera y las nubes aparecían y desaparecían al ritmo de este, de repente todo<br />

se detuvo y la imponente respondió con un cortante “No”<br />

–Pero, ¿por qué no?-Preguntó Gulliver.<br />

Neyephilim se quedó en silenció por un rato y una vez más todo alrededor<br />

parecía moverse al ritmo de sus pensamientos, entonces reverberó su voz de<br />

nuevo.<br />

–La voluntad del castillo solía ser conocida por sus habitantes bajo el nombre<br />

de Zvikov, un constructo que no tenía maldad o bondad, más similar a una<br />

fuerza autónoma que a una personalidad, hoy esa mismísima voluntad no es<br />

más, la maldad habita en cada rincón de su interior, debe ser aislada de las demás<br />

dimensiones antes que las contamine.<br />

– ¡NO!-Gritó Loligo-No voy a quedarme aquí, tengo una misión y la debo<br />

cumplir, ¡Déjanos pasar!<br />

–Loligo, tal vez no deberías gritarle a lo que es básicamente el dios de la dimensión<br />

en la que estás parada-Comentó sarcásticamente Gulliver.


DIMENSIÓN BLANDA<br />

Gulliver pensó en la situación por un momento. Neyephilim parecía un<br />

obstáculo demasiado poderoso como para derrotarlo, no parecía que los<br />

objetos obtenidos en sus previas victorias fuesen rival para esta criatura más allá<br />

del sentido común, hasta incluso burlarlo como a los otros sonaba casi imposible,<br />

es más, incluso moverse mientras cerca de él era una tarea desconcertante<br />

en sí misma, el espacio se hacía pesado y el tiempo tomaba una eternidad. Por<br />

otro lado, Loligo parecía inusualmente seria, su cara no tenía la risueña mueca<br />

que le era característica, pero no parecía que nada pudiese convencer al críptico<br />

ser.<br />

–Señor de los portales, ¿No hay nada que podamos hacer para convencerte?-Preguntó<br />

Loligo con un tono ligeramente irritado – He traído desde afuera<br />

un héroe para que me ayude y no deseo que todo sea en vano, necesito cumplir<br />

mi mi-<br />

– ¿Desde afuera dices? –Interrumpió Neyephilim– ¿Este ser no proviene de<br />

tu castillo? Pequeña alma, mi tarea más inmediata es eliminar la degeneración<br />

causada por los caprichos del fantasma que habita tu hogar, su influencia es<br />

vasta y altamente infecciosa, pero alguien del exterior de sus muros ha logrado<br />

resistir su imperio y deseas llevarlo a la cima de la torre dónde la magia negra<br />

de Zvikov es más fuerte que en ninguna otra parte para que te “ayude” nada<br />

menos. ¿Es esa tu excusa?<br />

Loligo no respondió y su expresión seria se convirtió en un seño fruncido con<br />

una expresión que bordeaba la amargura. Mientras tanto Gulliver estaba confundido<br />

más de lo normal, como si las cosas no fueran ya bastante raras esta<br />

escena en particular había sido aún más críptica.<br />

– Muy bien entonces, Son libres de pasar al pestilente reino de esa malévola<br />

entidad, pero primero pasará la más pequeña y luego el más alto, está es mi<br />

condición–Dijo Neyephilim<br />

Dicho esto, La argolla dorada que rodeaba el vórtice que era su cuerpo empezó<br />

a derretirse y gotear, cada gota que chocaba con el piso lo hacía ondear como<br />

si fuera este hecho de algún líquido y cada onda abría más y más un portal. Pareciendo<br />

qué Loligo simplemente no deseaba quedarse ni un segundo más en


la extraña dimensión, corrió sin decir nada y salto en el portal que Neyephilim<br />

abrió para ellos. Cuando Gulliver se disponía a hacer lo mismo la mística criatura<br />

se interpuso y con su ojo encandeciendo levitó los objetos que Gulliver<br />

había coleccionado del castillo. Antes de que Gulliver pudiera siquiera quejarse,<br />

Neyephilim apareció frente a él una esfera de cristal en la que flotaba un humo<br />

color índigo y simplemente le dijo “úsalo si quisieras despertar de un mal sueño”.<br />

Con los objetos que le había arrebatado a Gulliver orbitándole y la esfera<br />

entregada, la criatura se retorcijo frenéticamente y se dispersó en una niebla brillante<br />

y con él desaparecieron todas las demás quiméricas bestias dejando nada<br />

más que el portal y a Gulliver. En ese momento él no se imaginaba que quería<br />

decir esto ni lo que le esperaba a futuro, se quedó pensando, pero resolvió en<br />

olvidarse de ello y entró en el portal para enfrentarse a su destino final.


OCASO DE UN SUEÑO<br />

Después de pasar por el portal, Gulliver cayó desde el suelo hacia la superficie<br />

de la cima del castillo. Era una meseta amplia bordeada por almenas<br />

en los bordes y había un pequeño altar en el centro que dirigía a una mazmorra<br />

con varios arcos e inscripciones crípticas sobre ellos. Gulliver dió unos pasos<br />

hacia adelante, Loligo lo seguía por de cerca.<br />

– ¡Lo logramos, hemos llegado a la cima! Entonces… aquí está ese demonio del<br />

que me decías, ¿no? – Pregunta Gulliver, más no le respondían.<br />

Hubo silencio.<br />

– ¿Qué, no vas a decir nada? ¿No que tenías miedo?<br />

– ¿Gulliver, te parece que fue más fácil de lo que esperabas llegar hasta aquí?<br />

–Bueno quizás, pero eso no importa ahora hemos llegado tan lejos, solo debemos<br />

pasar un obstáculo más y podrás regresar a tu vida normal, Loligo. No<br />

te preocupes todo saldrá bien. Cuando empezamos con esto tenía miedo y no<br />

sabía qué sería de mí, todas estos monstruos y aun así no solo salimos ilesos<br />

sino que también conseguimos quitarles parte de sus objetos después de todo<br />

después de haber pasado por todo lo que pasamos ahora estoy seguro que realmente<br />

soy un héroe.<br />

Loligo se quedó viéndole con una sonrisa en la cara, pero no era una sonrisa<br />

inocente, sino más bien una sonrisa torcida, sus ojos estaban completamente<br />

abiertos y su cara tensa como conteniendo algo.<br />

Los dos niños se aproximaron al altar y una vez en el centro de este Loligo se<br />

detuvo en seco, al darse cuenta que ella lo había dejado de seguir, Gulliver se<br />

dio la vuelta para ver qué pasaba. Ahí estaba ella, estática en el centro del altar<br />

con una cara inexpresiva y mirándolo fijamente sin decir una sola palabra, Ambos<br />

se quedaron mirándose creando una densa tensión.<br />

– ¡¿Pero qué tienes?! –Exclamó Gulliver rompiendo el silencio.<br />

Ni una palabra salió de sus labios, Gulliver seguía mirándola, un sentimiento de<br />

terror le invadía cada vez más y más. De la nada brillaron los símbolos en las<br />

paredes y brilló en el centro del altar un ojo siniestro justo debajo de Loligo, su<br />

luz pálida engulló a la pequeña Loligo mientras está reía con un tono siniestro y<br />

de entre la columna de luz fantasmal que se había elevado hasta los cielos en el<br />

centro del altar emergieron tentáculos que se retorcijaban en frenesí, cuando la<br />

columna de luz amainó ya no estaba la pequeña compañera de Gulliver, en su<br />

lugar se torcía una criatura fantasmal con manos huesudas, piel del blanco más<br />

absoluto, tentáculos ponzoñosos y cabeza hinchada como la de un calamar que<br />

terminaba en una punta de incandescente rojo carmesí que pulsante iluminaba<br />

las 2 columnas de 3 ojos en la cara del monstruo.


EL CONSTRUCTO DEL<br />

CASTILLO, LOLIGO<br />

Gulliver no podía creer lo que veía, es más, no quería creer lo que estaba<br />

viendo “es una ilusión” pensó “una retorcida triquiñuela del castillo, Loligo<br />

todavía está a salvo ¡puedo rescatarla!”. Eso es lo que el aterrorizado chico<br />

deseaba, pero la verdad era distinta. Gemidos como queriendo comunicarse<br />

salieron de la boca de la monstruosidad en el altar, y una voz que parecía un<br />

coro fantasmal se escuchó.<br />

–He aquí héroe, tu destino final. Felicidades– Comentó burlonamente el demonio<br />

–me trajiste a la cima de la torre más alta del castillo y cumpliste mi misión,<br />

tu recompensa, oh gran héroe, será ser devorado para alimentar a la voluntad<br />

del castillo.<br />

–No lo entiendo–Dijo Gulliver temblado– ¿qué es lo que pasa? ¿Loligo, eres<br />

tú? ¿Por qué pasa esto, creí que tú querías liberar a tus amigos del castillo?<br />

–La persona que llamas Loligo no existe o existió jamás, soy sólo un títere de la<br />

gran voluntad, una carnada para atrapar ingenuos humanos, no más, no menos.<br />

Lo que creíste increíbles aventuras solo fueron un teatro para alimentar tu alma<br />

y engordarla de satisfacción y sueños, no hay una cosa que haya pasado dentro<br />

de los muros del castillo que no haya sido voluntad de este, mi único obstáculo<br />

fue ese entrometido portal alado, estaba segura que sabría de mis intenciones y<br />

me mantendría ahí por siempre, pero gracias a ti lo convencí de traernos aquí<br />

¡Bien hecho! ahora es tiempo de cosechar esos deliciosos sueños y satisfacción.<br />

Gulliver echó a correr hacía el portal del que había venido, pero este ya se había<br />

cerrado, pensó en pelear, pero no encontraba valor para enfrentarse al demencial<br />

fantasma. En el fondo se oía la maniática risa que disfrutaba ver al chico<br />

caer en la desesperación y se regodeaba por el miedo que le causaba. Se estaba<br />

alimentando de la inocencia rota, de los miedos y la tristeza de su víctima.<br />

Gulliver corrió con todas sus fuerzas hacia la mazmorra del otro lado del altar<br />

para buscar refugio dentro de esta, la criatura de pesadilla le siguió lentamente<br />

como nadando en el aire. Al entrar a la mazmorra vio que esta era más grande<br />

por dentro de lo que parecía por fuera y estaba llena de estatuas de personas,<br />

cada una con un rostro que expresaba el terror de alguien que veía su muerte<br />

abalanzarse sobre ella. Gulliver se escondió entre las estatuas, y rogó para que<br />

no le encontraran pensando en todo lo que había pasado, si no fuera por sus<br />

ganas de ser un héroe, quizás nada de esto hubiera pasado, si tan solo hubiese<br />

podido encontrar satisfacción en una vida simple, pero nada de esto ya importaba<br />

el terror blanco le buscaba lentamente “Gulliver, ven a jugar” le llamaba<br />

la criatura con la voz de la niña que el consideró alguna vez su amiga, rondaba<br />

el fantasma sin prisa seguro que ya nada podría salvar al pobre chico. Gulliver<br />

rompió en lágrimas silenciosas y amargas, se hizo un ovillo y se apoyó en las<br />

estatuas de las personas que habían sido engañadas antes que él esperando su<br />

inevitable final, lamentando todo lo sucedido y culpando su propia ingenuidad<br />

por todo. Entre lágrimas y culpa, se le nubló la cabeza y cayó rendido sin más<br />

fuerzas para aguantar el castigo psicológico, dejándolo a la merced del fantasma<br />

que se reía del pobre chico, repitiendo su nombre y llamándole héroe, en eso<br />

todo se detuvo y la mazmorra perdió su color ante sus ojos “es mi fin” pensó<br />

“estoy muriendo” y cerró los ojos cayendo en profundo sueño, pero lejos de<br />

ser su fin, la verdadera razón de su cansancio era la esfera que le entrego Neyephilim,<br />

estaba respondiendo a los deseos de Gulliver y aplicando la magia<br />

para concederle el deseo de escapar. La esfera brilló y brilló hasta no dejar que<br />

nada más que el brilló desapareciera y así todo quedó en blanco.


...Y DESPERTÉ DE UN MAL<br />

SUEÑO<br />

Gulliver se despertó abruptamente, sobresaltado. Se encontraba ahora en<br />

las praderas de nuevo, a salvo y lejos de Loligo, en una colina que se elevaba<br />

sobre el bosque donde por primera vez se había encontrado con ella. Se<br />

preguntó por un momento si todo lo que había sucedido había sido un sueño,<br />

sin embargo, al darse la vuelta, vio la imponente presencia del castillo a lo lejos<br />

en el horizonte del paisaje. El terror volvió a invadir su cuerpo, recordando lo<br />

que acababa de vivir hace unos instantes. Se paró rápidamente con un poco de<br />

nervios y miro el castillo por un par de segundos. Pensó en Loligo, que aún se<br />

encontraba en la cima. Probablemente ya no tenía ningún interés en felicitarle<br />

sino más bien consumir su espíritu y alma.<br />

No podía evitar sentirse decepcionado y abatido, no porque su aventura haya<br />

sido en vano o una mentira, sino porque había sido engañado hasta el último<br />

momento, para caer como un crédulo en una vil trampa, víctima de sus ansias<br />

de aventura y de su ingenuidad. Sin embargo, se dio cuenta que no quería ya<br />

pensar en ello. Dándole un último vistazo al castillo, dio media vuelta y camino<br />

apresurado de regreso a su casa. Podría sentirse vacío al respecto, pero también<br />

tenía una pequeña sensación de satisfacción de haber escapado en el último<br />

instante a lo que podría haber sido su último instante.

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