Excodra XXXIII: La soledad

extraño.
Desfasada,
habito la periferia de un tiempo
que acontece delante de mí.
El mundo se mueve,
me pregunto cuánto es real,
y cuánto sombra.
“Hay un jardín”,
“hay un jardín”, repite una voz menguante.
Seguramente lo hubo
pero ya casi lo he olvidado.
Aquí plantada,
sólo espero el fundido en negro
que me atrape,
se me lleve
y poder sentir así,
que pertenezco a algo
aunque sea
ese negro que anuncia el final
que nadie aplaudirá
y entonces tal vez, alivio.
NA
Excodra XXXIII 36 La soledad