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Excodra XXXIII: La soledad

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dades y, por ello, procedieron a extenderle cuantiosa multa por su infracción.<br />

Creo que, en este caso, nadie llegó a pensar que el incauto automovilista<br />

se beneficiaba a su acompañante de plástico.<br />

Claro, al fin y al cabo los agentes de la autoridad no están para psicoanalizar<br />

las curiosas <strong>soledad</strong>es en que se amparan los ciudadanos.<br />

Eso queda para las parejas que se aman en los bares, para los amigos<br />

que se abrazan y ríen al calor de alcoholes varios. Sólo ellos, conscientes<br />

de lo difícil que es mantener el disfraz de la compañía ajena, están<br />

en situación de reír de aquél que, sin trauma ni vergüenza, pasea su <strong>soledad</strong><br />

por las mismas barras en que ellos piden daiquiris para su novia,<br />

o botellas de cerveza para su grupo de amigos.<br />

En las ciudades modernas se juega a la solidaridad, la fraternidad y<br />

la cuadrilla. Pero intuyo que no son pocos los que visten disfraces de<br />

tribu para mejor ocultar esa bendita <strong>soledad</strong> que hemos decidido convertir<br />

en vergonzante pero que, en ocasiones, tan imprescindible resulta<br />

al ser humano.<br />

PC<br />

<strong>La</strong> <strong>soledad</strong> 19 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXIII</strong>

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