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Excodra XXXIII: La soledad

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do puede aguantar. Desde amistades interesadas a la presión de la parentela,<br />

todos los nexos que vinculaban a las personas, a él lo apartaban<br />

hasta un rincón. Se preguntaba por los motivos de ese rechazo desconcertante<br />

que lo alejaba de sus congéneres ante todo, pero también<br />

de los animales mansos que recorrían las calles. Cuando veía un hocico<br />

o un rabo sobre la marcha, trataba de acariciarlo con simpatía, pero el<br />

animal contestaba con evasivas o se alejaba, generalmente. Que si un<br />

gruñido velado, que si un mordisco común, era imposible tocarlos sin<br />

un conflicto, por eso Arrebola creó la teoría de compatibilidades. Desde<br />

su punto de vista las relaciones entre los seres vivos siguen el mismo<br />

principio que las labores de un funcionario, algunas son compatibles<br />

con sus tareas y hay otras tantas que no. R. Arrebola no había tenido<br />

fortuna en eso, su régimen de funciones era exclusivo. Él no casaba con<br />

nadie.<br />

Por suerte para sí mismo, la <strong>soledad</strong> causada por todo aquello también<br />

le dio de comer, pues una tarde desangelada con chaparrones fue<br />

la que propició su descubrimiento. El pesimista de moda trataba de resguardarse<br />

de la inclemencia mientras las gotas ametrallaban los adoquines.<br />

Buscando una tregua firme, los viandantes corrían a refugiarse<br />

donde podían, haciendo de un recoveco el lugar más solicitado de la<br />

comarca. Sandor Chouciño lo contemplaba todo desde un paraguas en<br />

la otra acera, a salvo de las riadas, sobre un bordillo mejor. <strong>La</strong> perspectiva<br />

que había enfrente lo cautivó por completo, porque docenas de<br />

transeúntes humedecidos se peleaban por colocarse bajo un portal irrisorio.<br />

En cambio, el que había al lado, que era un portón magnífico,<br />

permanecía vacío salvo en un lado. Un hombre flaco cedía espacio a los<br />

posibles peatones sin que existiese necesidad, pues todos se decidían<br />

por el contiguo. A Sandor le pareció una escena tan poderosa que entonces<br />

llamó a Maxim.<br />

–Creo que lo tenemos. Es justo lo que querías.<br />

Y Max Cabaleiro elevó los brazos al cielo dándole gracias por sus envíos:<br />

quintales de agua para los guindos, un buen protagonista para su<br />

film.<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXIII</strong> 12 <strong>La</strong> <strong>soledad</strong>

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