DE DUELO
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1. El ritmo vital<br />
4. La expresión emocional<br />
La primera diferencia que nos encontramos es que la vida del niño difícilmente se ve<br />
interrumpida por la muerte de un ser querido. El niño vive una vida muy dinámica, con<br />
mucho movimiento, llena de actividades a las que no se puede renunciar. Está respondiendo<br />
constantemente a requerimientos y para el menor el duelo no suele implicar una<br />
ruptura con la realidad, como ocurre a menudo en los adultos. Cuando hablamos de<br />
requerimientos nos referimos a:<br />
<br />
<br />
Aspectos temporales: Navidades, primeras comuniones, cumpleaños, vacaciones,<br />
<br />
función de la época del año.<br />
<br />
competiciones, salidas al parque, patines, bici, piscina, salidas nocturnas con amigos, las<br />
<br />
2. La duración<br />
El niño suele elaborar el duelo más rápidamente que el adulto. Es precisamente esa<br />
secuencia de actividades obligatorias de la que hablábamos (académicas, sociales,<br />
deportivas, etc.) la que favorece que el menor conecte con el aquí y el ahora, y tenga que<br />
dar cabida a sus necesidades. La vida de los niños está perfectamente encajada en una<br />
secuencia de la que no suelen desengancharse. Si lo hacen, las consecuencias son mucho<br />
más complejas que para los adultos.<br />
3. El mantenimiento de las rutinas<br />
Mantener las rutinas favorece la elaboración del duelo infantil, mientras que en los adultos<br />
el mantenimiento de las rutinas a menudo se traduce en no querer cambiar nada y hacer<br />
como si el fallecimiento del ser querido no hubiera tenido lugar.<br />
Tras la pérdida de una relación importante, en el adulto suelen producirse una serie de<br />
reacciones emocionales, mientras que en el niño puede ocurrir que estas reacciones no<br />
<br />
<br />
sufrimiento mientras su mundo tenga estabilidad.<br />
La expresión emocional de los niños depende de que los adultos les proporcionen<br />
espacio y legitimen esas emociones. Los adultos disponen de espacios para expresar las<br />
emociones del duelo y de otros adultos que pueden soportar esa expresión emocional.<br />
En cambio, los menores raramente cuentan con otros niños o adolescentes que soporten<br />
esas emociones de manera constante. A los niños les cuesta más entender la pena y el<br />
duelo de otros, porque muchos no han vivido una experiencia similar.<br />
Las emociones de los niños y adolescentes tienden a oscilar, es raro que mantengan la<br />
misma emoción durante mucho tiempo, así que es muy habitual que su duelo vaya y venga,<br />
<br />
concentrarse en otras cosas que les pasan a diario. Los adultos pueden malinterpretar<br />
<br />
<br />
mucho tiempo. Es habitual que los adultos que son testigos de este vaivén emocional<br />
crean erróneamente que los menores están traicionando al fallecido y no honran su<br />
memoria al poder disfrutar de algunas cosas.<br />
La expresión emocional infantil también es distinta: los niños expresan más con su<br />
<br />
expresar lo que sienten. A los niños hay que proporcionarles expresiones emocionales<br />
<br />
está más ligada a la palabra y la conducta.<br />
5. Afectación en las distintas áreas<br />
<br />
principales de la vida, mientras que en los niños suele haber áreas preservadas: puede ser<br />
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