DE DUELO
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Lo importante no es que el niño pueda elaborar su propio concepto de muerte, sino que<br />
ese concepto esté ligado a lo que realmente es. Las preguntas le sirven para apaciguar su<br />
ansiedad ante el hecho de la muerte y para ir construyendo una idea propia.<br />
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delimitados por el desarrollo cognitivo de los niños: no todos los aspectos o dimensiones<br />
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errores o a conceptos equivocados.<br />
Los niños van incorporando paulatinamente aspectos relevantes a su concepto de<br />
muerte, los más pequeños tienen una comprensión limitada de la muerte mientras que<br />
los adolescentes y los preadolescentes manejan un concepto muy parecido al del adulto.<br />
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de asumir es igual de doloroso o costoso que el de cualquier adulto tras la muerte de<br />
una persona querida.<br />
Cuando los niños no entienden todas las dimensiones de la muerte, el proceso de<br />
asimilación es más costoso o cíclico, alternando periodos en los que parece que lo han<br />
entendido con retrocesos lógicos al poder considerar dimensiones. No hay que perder de<br />
vista que en los niños la fantasía lo impregna todo y que puede dotar al duelo de matices<br />
difíciles de resolver, si no damos con un adulto que le ayude a aclarar sus dudas, temores,<br />
angustias y pensamientos.<br />
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explicaciones más sencillas: hay que saber dar a cada niño lo que necesita. La realidad es<br />
que existen cuatro conceptos clave que, si aprendemos a manejarlos, facilitarán tanto las<br />
explicaciones como la comprensión de los niños y reducirán las teorías propias basadas<br />
en la fantasía:<br />
1. Irreversibilidad: Aquello que ha muerto no va a volver a vivir<br />
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animados, programas de televisión o juegan con videojuegos, la realidad es que se muere y<br />
se puede volver a vivir al cabo de un rato, después de unas condiciones o inmediatamente.<br />
Los niños no entienden la muerte como irreversible, sino que creen que es un estado<br />
temporal que puede durar desde poco a mucho, pero que la persona fallecida puede<br />
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Los más pequeños suelen equiparar la muerte a un viaje en el que la persona va a estar<br />
fuera durante mucho tiempo y muy lejos. Esto está directamente relacionado con las<br />
explicaciones que los adultos ofrecen a los niños cuando un familiar ingresa en el hospital<br />
muy enfermo, diciendo que va a estar fuera durante mucho tiempo o incluso que esa<br />
persona se ha ido de viaje. Así, si ese familiar no regresa del hospital, los niños siguen<br />
pensando que el viaje dura más de lo previsto o que está tan lejos que ahora no puede<br />
volver.<br />
El objetivo debe ser que el niño entienda que la muerte es permanente, que no hay vuelta<br />
atrás, que no se puede estar muerto un ratito y luego vivir.<br />
Muchas películas y cuentos clásicos equiparan la muerte a un sueño o a un viaje:<br />
o son claros ejemplos de cómo la muerte se vuelve<br />
reversible y es posible en la mente infantil.<br />
Otra de las cosas que fomentan ese concepto erróneo de reversibilidad de la muerte<br />
son los mensajes que los adultos damos para explicar la muerte y lo que ha pasado con<br />
el familiar fallecido, en los que evitamos mencionar que esa persona no va a volver nunca<br />
más porque se ha muerto. Sirvan de ejemplo las siguientes expresiones:<br />
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