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DE DUELO

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estar rodeados de amigos en los que apoyarse y con quienes compartir sus emociones<br />

y pensamientos. Recordemos que el grupo de iguales cobra gran importancia tanto en la<br />

preadolescencia como en la adolescencia.<br />

Es normal que se muestren ansiosos y que trasladen las conductas de ansiedad a otras áreas<br />

vitales: que coman mucho, que estén muy activos, que se muestren demasiado habladores,<br />

<br />

bajada en el rendimiento académico. Tienen muchas cosas a las que atender, muchos<br />

cambios a los que adaptarse y a menudo lo académico ocupa un segundo plano. La bajada<br />

académica suele ser leve y puede que aquí el menor necesite cierto apoyo.<br />

Es muy habitual que los adolescentes quieran asumir roles del fallecido o asuman más<br />

responsabilidades de las que tenían antes de la pérdida. O, por el contrario, puede ocurrir<br />

que se despreocupen de todo y se muestren más irresponsables de lo que habían sido<br />

hasta entonces. Es frecuente que se vuelvan sobreprotectores con la familia, en especial<br />

con el progenitor superviviente, al que ven débil, con sus hermanos y, si es la familia<br />

cercana la que ha perdido a unos de sus miembros, con sus tíos y primos.<br />

La adolescencia suele coincidir con el inicio de la conducta probatoria. Durante su<br />

<br />

<br />

ambas direcciones, ya sea desarrollando un temor excesivo hacia las sustancias nocivas o<br />

manteniendo una conducta de consumo de las mismas que puede llegar al abuso.<br />

<br />

<br />

miedo a olvidar quién era el fallecido y qué relación tenía con ellos, de ahí que a veces<br />

se muestren muy reticentes a que los familiares inicien nuevas relaciones por el temor a<br />

<br />

<br />

pueden aumentar los momentos de agresividad verbal y física: es un modo de dirigir la ira<br />

<br />

Como signos de alarma o actitudes que no podemos perder de vista, destacan:<br />

1. Irritabilidad extrema o cambios de humor constantes que no cesan con el paso del<br />

<br />

2. <br />

o por incapacidad para reintegrarse al ritmo normal de la clase.<br />

3. Aislamiento extremo: el adolescente no quiere salir ni participar de eventos sociales<br />

con amigos en los que antes sí participaba.<br />

4. Pensamientos negativos recurrentes sobre la muerte que no cesan tras el paso de<br />

un tiempo prudencial y que suelen convertirse en ideas algo irracionales o irreales.<br />

5. Sintomatología depresiva.<br />

6. Ideación suicida que llega incluso a la elaboración de un plan suicida.<br />

7. <br />

social, es decir: el adolescente abandona las actividades que antes hubiera hecho para<br />

recoger o cuidar a sus hermanos, para evitar que su padre se quede solo, para ayudar<br />

a su tía, para acompañar a su abuela, etc.<br />

8. Aparición de otros trastornos somáticos, obsesivos, de ansiedad, de separación, que<br />

anteriormente no se habían manifestado o no lo habían hecho con la intensidad<br />

<br />

9. <br />

10. Consumo de sustancias inadecuado para su grupo de edad, ya sea por la frecuencia o<br />

por la intensidad. En cierto modo se refugia de la realidad en el consumo.<br />

11. Incapacidad para retornar a sus rutinas habituales que tuviera antes de la pérdida.<br />

12. Culpa que no cesa, recurrente: el adolescente cree que el fallecido estaría enfadado,<br />

poco orgulloso o dolido con su actitud.<br />

13. <br />

a volver, alegando que son sus cosas, que no se tocan, o disgustándose al asociar los<br />

pequeños cambios con olvidos.<br />

14. Pone en práctica conductas de riesgo sin temer por su vida, o precisamente porque<br />

la vida ha dejado de preocuparle o de tener valor para él.<br />

15. <br />

sintomatología parecida a la depresiva.<br />

16. Ira hacia quienes le dieron la noticia o hacia el personal sanitario que no pudo hacer<br />

más, llegándoles a hacer responsables directos de la muerte.<br />

114<br />

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