<strong>ALGO</strong> / Diago Villegas gratuitas que nos alegran la vida y nos la facilitan, la verdad es que me da miedo tener que crecer y que tal vez me vuelva como ellas... sabes? El otro día escuche una canción muy bonita que hablaba de un niño que escuchaba todo lo que decían los adultos y a él le parecía el canto de una cigarra, la misma cantaleta de siempre, niño no hagas esto, niño no hagas lo otro, niño cállate la boca, no cruces la calle, niño quédate quieto, niño etc., etc., etc., y lo peor es que el niño creció y un día se convirtió en cigarra. La verdad es que cuando uno observa y reflexiona sobre todo lo que los adultos hacen, nos parece imposible que los seres humanos puedan cambiar tanto con el paso de los años, que nos olvidemos del cariño, de la amistad, de la generosidad y nos volvamos orgullosos, engreídos, desconfiados y hasta malvados, y lo peor aún, que nos olvidemos de Dios. Está haciendo mucho frio verdad? parece que la niebla no va a subir esta noche…Y decía y decía cosas agradables, interesantes, bonitas. Yo la escuchaba extasiado, inmerso en la profunda sencillez de sus palabras y me perdía en el negro de su mirada que de cuando en cuando dirigía hacia mí. La voz de mi madre me trajo de vuelta al mundo: Andrés, vente, ya nos vamos. Al llegar a la casa corrí a patio trasero y estuve largo rato sumido en la oscuridad de la niebla, sintiendo que lago estaba rondando desde tiempo atrás. Algo indefinido que no podía comprender, pero que estaba allí, escondido, agazapado como felino hambriento presto a saltar sobre la presa. Entré a la casa, me dirigí al dormitorio mientras entre vapores escuchaba la voz de mi madre que decía: que le pasa a ese muchacho? Hoy ha estado muy raro. No sé, dijo mi padre, será que está enamorado. FIN Mérida / Venezuela
<strong>ALGO</strong> / Diago Villegas Mérida / Venezuela