ENTORNOS DIGITALES Y POLÍTICAS EDUCATIVAS
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En principio, no sugerimos ni abogamos por la opción de desescolarizar,<br />
de matar la escuela (ni de expulsar o jubilar a todos los<br />
docentes). La institución escolar es una institución que pervive y<br />
sobre todo aparece como una oportunidad apropiada para millones<br />
de chicos y jóvenes en Latinoamérica. Nuestra misión ahora es<br />
pensar cómo modificarla, cómo cambiar la escuela desarrollando<br />
estrategias que aprovechen el contexto digital, y la transformen<br />
también en un escenario más variado, más rico, multiforme, donde<br />
los inquietos mutantes se sientan más cómodos y más tentados a<br />
aprender.<br />
Escuchamos con frecuencia discursos apocalípticos (que ni siquiera<br />
son novedosos) que se preguntan retóricamente por el fin<br />
de las escuelas o que pretenden convencernos de que no será necesario<br />
nada parecido a una institución educativa en un futuro cercano.<br />
En esta presentación repetiré la frase que decimos siempre<br />
en nuestras capacitaciones virtuales (algunos colegas que me han<br />
acompañado en muchas de ellas la conocen muy bien):<br />
“Queridos maestros: ¡no renuncien a sus éxitos analógicos! En<br />
cambio, preocúpense por enriquecer con recursos del mundo digital<br />
todo aquello que ya era exitoso en el mundo analógico.”<br />
La segunda objeción positiva, el segundo “pero”, es la posibilidad<br />
de pensar a los docentes como ciudadanos del siglo XXI. No<br />
como “inmigrantes digitales” en esa triste dupla. No como ajenos<br />
y extranjeros, sino como sujetos en tránsito. Les ha pasado alguna<br />
vez que sus hijos digan: “Mamá, escuchá: ¡esta música era de tu<br />
época!” A mí me sucede, pero mi respuesta es: “La música de mi<br />
época es ésta que suena ahora en la radio, porque hoy estoy viva,<br />
entonces esta también es la música de mi época”.<br />
Del mismo modo, es posible pensar a los docentes en este sentido,<br />
desprendernos de una vez de esa dicotomía marketinera del<br />
nativo y del inmigrante, que no ha sido muy rica, ni muy práctica,<br />
ni muy fructífera. En cambio vemos más fértil referirnos a los educadores<br />
como ciudadanos del siglo XXI, en tránsito, docentes que<br />
acompañan, que se apropian de lo tecnológico y que miran hacia<br />
algunos referentes. Y cuando mencionamos el concepto de referente<br />
no necesariamente tenemos en mente a los gurúes o neogurúes<br />
que salen en las conferencias TED; y lo digo con cariño por