ENTORNOS DIGITALES Y POLÍTICAS EDUCATIVAS

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[232] resulta más sustantivo avanzar hacia la generación de mecanismos apropiados para reconocer estas trayectorias abiertas de aprendizaje. Esto se concibe como un proceso de ida y vuelta. Es decir, será tan importante saber cómo reconocer aquellos aprendizajes desarrollados en entornos informales, como el hecho de entender en qué medida los aprendizajes adquiridos en el aula son detonadores de nuevas habilidades y saberes aplicados en ambientes extracurriculares. La acelerada obsolescencia del conocimiento es una consecuencia de la generación exponencial de nuevos saberes. La socialización y la masificación de las tecnologías digitales han contribuido directamente a la generación de fuentes inagotables de nuevos conocimientos. Este fenómeno genera una sensación de desbordamiento cognitivo que afecta a todos en distintas medida. Por ello, nuevos instrumentos de evaluación tendrán que reconocer tanto la capacidad de aprender de un amplio espectro de informaciones y medios, como la habilidad para aplicarlos en diversos contextos y escenarios. Esta situación hace que resulte crítico avanzar hacia el diseño de mecanismos de evaluación y reconocimiento que respondan a una gama más amplia de logros y resultados a reconocer. Los dispositivos de evaluación empleados en el siglo XX no necesariamente son igualmente relevantes hoy. En el siglo XXI, donde las exigencias van más allá de solo conocimientos y habilidades, resulta necesario avanzar hacia una mayor diversidad de instrumentos que podríamos elevar a un “renacimiento de la evaluación”. La evaluación ha sido vista por los organismos reguladores como un medio para la rendición de cuentas en relación con el desempeño tanto de los maestros como de las escuelas. Si bien la rendición de cuentas en sí no es un inconveniente, sí lo son algunos de los efectos que genera la evaluación. Cuando, por ejemplo, en vez de ofrecer instrumentos para brindar retroalimentación relevante a los profesores y estudiantes evaluados, se opta por construir rankings y comparaciones descontextualizadas sobre cuánto han aprendido los estudiantes de uno o más sistemas o de un grado en particular. Kamenetz (2015) apunta que entre los problemas derivados de la excesiva aplicación de evaluaciones estandarizadas destacan: los estudiantes terminan asociando escuela con evaluación, hacen que a los docentes les deje de gustar enseñar, la excesiva aplicación de

Nuevas formas de evaluar: la innovación pendiente evaluaciones se convierte en una gran pérdida de tiempo y recursos, se tornan en una tentación para hacer trampa, y no evalúan los aspectos más sustantivos del aprendizaje. Una evaluación más apropiada ha de focalizarse en una gama más amplia de conocimientos y habilidades de los estudiantes. La tecnología bien utilizada puede ser parte de la solución, ello ocurrirá siempre y cuando los actores educativos estén en condiciones de aprovechar estas herramientas para ir más allá de lo que se ha hecho hasta ahora. Una adecuada evaluación en línea deberá ser capaz de recoger una amplia gama de información sobre diversas dimensiones. Combinar tanto los resultados como el análisis de datos de la experiencia en línea permite extraer mucha más información de las respuestas de los estudiantes. Aunque ello implique un cambio de paradigma, es fundamental avanzar hacia una visión más integral y completa de los logros y de las capacidades de los estudiantes. Esto requiere no solo nuevas formas de evaluación, también nuevas tipologías de indicadores que ilustren logros y rendimientos de diferentes ámbitos del conocimiento. Ello implica transitar hacia mini-pruebas independientes o nano-evaluaciones que se integran de forma natural en las actividades de aprendizaje de manera que la evaluación sea continua y no intrusiva. Para esto es necesario hacer un buen análisis de la “huella digital” de los aprendizajes del estudiante. Ello con el fin de seguir y trazar su progreso, y de este modo prever e identificar cuándo surgen obstáculos en el aprendizaje. Si se busca desdibujar las barreras entre el aprendizaje y la evaluación, será necesario poder analizar en tiempo real la amplia variedad de información relacionada con el desempeño y la aplicación de las competencias en contextos reales. Es fundamental crear mecanismos capaces de reconocer aquellos aprendizajes más profundos que identifican aspectos como la negociación del conocimiento. Es decir, la co-construcción de saberes entre dos o más personas ya sea de manera simultáneamente o asíncrona, en un mismo espacio o digitalmente conectados en torno a una o varias disciplinas, etc. En otras palabras, la evaluación de la experimentación constante, la capacidad de aplicar e integrar conceptos, contextos y fuentes, adoptando metodologías innovadoras y lógicas más flexibles que las que hoy se observan. entornos digitales y políticas educativas dilemas y certezas [233]

Nuevas formas de evaluar:<br />

la innovación pendiente<br />

evaluaciones se convierte en una gran pérdida de tiempo y recursos,<br />

se tornan en una tentación para hacer trampa, y no evalúan los<br />

aspectos más sustantivos del aprendizaje.<br />

Una evaluación más apropiada ha de focalizarse en una gama<br />

más amplia de conocimientos y habilidades de los estudiantes. La<br />

tecnología bien utilizada puede ser parte de la solución, ello ocurrirá<br />

siempre y cuando los actores educativos estén en condiciones<br />

de aprovechar estas herramientas para ir más allá de lo que se ha<br />

hecho hasta ahora.<br />

Una adecuada evaluación en línea deberá ser capaz de recoger<br />

una amplia gama de información sobre diversas dimensiones. Combinar<br />

tanto los resultados como el análisis de datos de la experiencia en<br />

línea permite extraer mucha más información de las respuestas de los<br />

estudiantes. Aunque ello implique un cambio de paradigma, es fundamental<br />

avanzar hacia una visión más integral y completa de los logros<br />

y de las capacidades de los estudiantes. Esto requiere no solo nuevas<br />

formas de evaluación, también nuevas tipologías de indicadores que<br />

ilustren logros y rendimientos de diferentes ámbitos del conocimiento.<br />

Ello implica transitar hacia mini-pruebas independientes o nano-evaluaciones<br />

que se integran de forma natural en las actividades<br />

de aprendizaje de manera que la evaluación sea continua y no intrusiva.<br />

Para esto es necesario hacer un buen análisis de la “huella<br />

digital” de los aprendizajes del estudiante. Ello con el fin de seguir y<br />

trazar su progreso, y de este modo prever e identificar cuándo surgen<br />

obstáculos en el aprendizaje. Si se busca desdibujar las barreras<br />

entre el aprendizaje y la evaluación, será necesario poder analizar<br />

en tiempo real la amplia variedad de información relacionada con el<br />

desempeño y la aplicación de las competencias en contextos reales.<br />

Es fundamental crear mecanismos capaces de reconocer aquellos<br />

aprendizajes más profundos que identifican aspectos como la negociación<br />

del conocimiento. Es decir, la co-construcción de saberes<br />

entre dos o más personas ya sea de manera simultáneamente o<br />

asíncrona, en un mismo espacio o digitalmente conectados en torno<br />

a una o varias disciplinas, etc. En otras palabras, la evaluación<br />

de la experimentación constante, la capacidad de aplicar e integrar<br />

conceptos, contextos y fuentes, adoptando metodologías innovadoras<br />

y lógicas más flexibles que las que hoy se observan.<br />

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