30.08.2016 Views

America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Por medio de semejante expedi<strong>en</strong>te Jerónimo trató de acal<strong>la</strong>r <strong>la</strong> voz de su conci<strong>en</strong>cia y librarse de<br />

<strong>la</strong> cond<strong>en</strong>a; pero, vuelto al ca<strong>la</strong>bozo, a so<strong>la</strong>s consigo mismo percibió <strong>la</strong> magnitud de su acto. Comparó el<br />

valor y <strong>la</strong> fidelidad de Hus con su propia retractación. P<strong>en</strong>só <strong>en</strong> el divino Maestro a qui<strong>en</strong> él se había<br />

propuesto servir y que <strong>por</strong> causa suya sufrió <strong>la</strong> muerte <strong>en</strong> <strong>la</strong> cruz. Antes de su retractación había hal<strong>la</strong>do<br />

consuelo <strong>en</strong> medio de sus sufrimi<strong>en</strong>tos, seguro del favor de Dios; pero ahora, el remordimi<strong>en</strong>to y <strong>la</strong> duda<br />

torturaban su alma. Harto sabía que t<strong>en</strong>dría que hacer otras retractaciones para vivir <strong>en</strong> paz con Roma. El<br />

s<strong>en</strong>dero que empezaba a recorrer le llevaría infaliblem<strong>en</strong>te a una completa apostasía. Resolvió no volver<br />

a negar al Señor para librarse de un breve p<strong>la</strong>zo de padecimi<strong>en</strong>tos. Pronto fue llevado otra vez ante el<br />

concilio, pues sus dec<strong>la</strong>raciones no habían dejado satisfechos a los jueces. La sed de sangre despertada<br />

<strong>por</strong> <strong>la</strong> muerte de Hus, rec<strong>la</strong>maba nuevas víctimas. Solo <strong>la</strong> completa abjuración podía salvar de <strong>la</strong> muerte<br />

al reformador. Pero este había resuelto confesar su fe y seguir hasta <strong>la</strong> hoguera a su hermano mártir.<br />

Desvirtuó su anterior retractación, y a punto de morir, exigió que se le diera o<strong>por</strong>tunidad para<br />

def<strong>en</strong>derse. Temi<strong>en</strong>do los pre<strong>la</strong>dos el efecto de sus pa<strong>la</strong>bras, insistieron <strong>en</strong> que él se limitara a afirmar o<br />

negar lo bi<strong>en</strong> fundado de los cargos que se le hacían. Jerónimo protestó contra tamaña crueldad e injusticia.<br />

“Me habéis t<strong>en</strong>ido <strong>en</strong>cerrado—dijo—, durante tresci<strong>en</strong>tos cuar<strong>en</strong>ta días, <strong>en</strong> una prisión horrible, <strong>en</strong> medio<br />

de inmundicias, <strong>en</strong> un sitio malsano y pestil<strong>en</strong>te, y falto de todo <strong>en</strong> absoluto. Me traéis hoy ante vuestra<br />

pres<strong>en</strong>cia y tras de haber prestado oídos a mis acérrimos <strong>en</strong>emigos, os negáis a oírme [...]. Si <strong>en</strong> verdad<br />

sois sabios, y si sois <strong>la</strong> luz del mundo, cuidaos de pecar contra <strong>la</strong> justicia. En cuanto a mí, no soy más que<br />

un débil mortal; mi vida es de poca im<strong>por</strong>tancia, y cuando os exhorto a no dar una s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia injusta, hablo<br />

más <strong>por</strong> vosotros que <strong>por</strong> mí”. Ibíd., 162, 163.<br />

Al fin le concedieron a Jerónimo lo que pedía. Se arrodilló <strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de sus jueces y pidió que<br />

el Espíritu divino guíara sus p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos y le diese pa<strong>la</strong>bras para que nada de lo que iba a decir fuese<br />

contrario a <strong>la</strong> verdad e indigno de su Maestro. En aquel día se cumplió <strong>en</strong> su favor <strong>la</strong> promesa del Señor<br />

a los primeros discípulos: “Seréis llevados ante gobernadores y reyes <strong>por</strong> mi causa [...]. Cuando os<br />

<strong>en</strong>tregar<strong>en</strong>, no os afanéis sobre cómo o qué habéis de decir; <strong>por</strong>que <strong>en</strong> aquel<strong>la</strong> misma hora os será dado<br />

lo que habéis de decir; <strong>por</strong>que no sois vosotros qui<strong>en</strong>es habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que hab<strong>la</strong><br />

<strong>en</strong> vosotros”. Mateo 10:18-20 (VM).<br />

84

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!