30.08.2016 Views

America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Monum<strong>en</strong>ts 3:49, 50. Así <strong>en</strong>señó Wiclef al papa y a sus card<strong>en</strong>ales <strong>la</strong> mansedumbre y humildad de Cristo,<br />

haciéndoles ver no solo a ellos sino a toda <strong>la</strong> cristiandad el contraste que había <strong>en</strong>tre ellos y el Maestro de<br />

qui<strong>en</strong> profesaban ser repres<strong>en</strong>tantes. Wiclef estaba conv<strong>en</strong>cido de que su fidelidad iba a costarle <strong>la</strong> vida.<br />

El rey, el papa y los obispos estaban unidos para lograr su ruina, y parecía seguro que <strong>en</strong> pocos meses a<br />

más tardar le llevarían a <strong>la</strong> hoguera. Pero su valor no disminuyó. “¿Por qué habláis de buscar lejos <strong>la</strong><br />

corona del martirio?—decía él—. Predicad el evangelio de Cristo a arrogantes pre<strong>la</strong>dos, y el martirio no<br />

se hará esperar. ¡Qué! ¿Viviría yo para quedarme cal<strong>la</strong>do? [...] ¡Nunca! ¡Que v<strong>en</strong>ga el golpe! Esperándolo<br />

estoy” (D’Aubigné, lib. 17, cap. 8).<br />

No obstante, <strong>la</strong> provid<strong>en</strong>cia de Dios ve<strong>la</strong>ba aún <strong>por</strong> su siervo, y el hombre que durante toda su vida<br />

había def<strong>en</strong>dido con arrojo <strong>la</strong> causa de <strong>la</strong> verdad, exponiéndose diariam<strong>en</strong>te al peligro, no había de caer<br />

víctima del odio de sus <strong>en</strong>emigos. Wiclef nunca miró <strong>por</strong> sí mismo, pero el Señor había sido su protector<br />

y ahora que sus <strong>en</strong>emigos se creían seguros de su presa, Dios le puso fuera del alcance de ellos. En su<br />

iglesia de Lutterworth, <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que iba a dar <strong>la</strong> comunión, cayó herido de parálisis y murió al<br />

poco tiempo. Dios le había seña<strong>la</strong>do a Wiclef su obra. Puso <strong>en</strong> su boca <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra de verdad y colocó una<br />

custodia <strong>en</strong> derredor suyo para que esa pa<strong>la</strong>bra llegase a oídos del pueblo. Su vida fue protegida y su obra<br />

continuó hasta que hubo echado los cimi<strong>en</strong>tos para <strong>la</strong> grandiosa obra de <strong>la</strong> Reforma.<br />

Wiclef surgió de <strong>en</strong>tre <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s de los tiempos de ignorancia y superstición. Nadie había<br />

trabajado antes de él <strong>en</strong> una obra que dejara un molde al que Wiclef pudiera at<strong>en</strong>erse. Suscitado como<br />

Juan el Bautista para cumplir una misión especial, fue el heraldo de una nueva era. Con todo, <strong>en</strong> el sistema<br />

de verdad que pres<strong>en</strong>tó hubo tal unidad y perfección que no pudieron superarlo los reformadores que le<br />

siguieron, y algunos de ellos no lo igua<strong>la</strong>ron siquiera, ni aun ci<strong>en</strong> años más tarde. Echó cimi<strong>en</strong>tos tan<br />

hondos y amplios, y dejó una estructura tan exacta y firme que no necesitaron hacer modificaciones los<br />

que le sucedieron <strong>en</strong> <strong>la</strong> causa.<br />

El gran movimi<strong>en</strong>to inaugurado <strong>por</strong> Wiclef, que iba a libertar <strong>la</strong>s conci<strong>en</strong>cias y los espíritus y<br />

emancipar <strong>la</strong>s naciones que habían estado <strong>por</strong> tanto tiempo atadas al carro triunfal de Roma, t<strong>en</strong>ía su<br />

orig<strong>en</strong> <strong>en</strong> <strong>la</strong> Biblia. Era el<strong>la</strong> el manantial de donde brotó el raudal de b<strong>en</strong>diciones que como el agua de <strong>la</strong><br />

vida ha v<strong>en</strong>ido fluy<strong>en</strong>do a través de <strong>la</strong>s g<strong>en</strong>eraciones desde el siglo XIV. Con fe absoluta, Wiclef aceptaba<br />

68

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!