30.08.2016 Views

America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

dec<strong>la</strong>rando que de <strong>por</strong> sí el sistema era malo y que debería ser suprimido. Se suscitaron discusiones e<br />

investigaciones. Mi<strong>en</strong>tras los monjes atravesaban el país v<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do indulg<strong>en</strong>cias del papa, muchos había<br />

que dudaban de <strong>la</strong> posibilidad de que el perdón se pudiera comprar con dinero, y se preguntaban si no<br />

sería más razonable buscar el perdón de Dios antes que el del pontífice de Roma (véase el Apéndice). No<br />

pocos se a<strong>la</strong>rmaban al ver <strong>la</strong> rapacidad de los frailes cuya codicia parecía insaciable. “Los monjes y<br />

sacerdotes de Roma”, decían ellos, “nos ro<strong>en</strong> como el cáncer. Dios ti<strong>en</strong>e que librarnos o el pueblo<br />

perecerá” (D’Aubigné, lib. 17, cap. 7). Para disimu<strong>la</strong>r su avaricia estos monjes m<strong>en</strong>dicantes aseveraban<br />

seguir el ejemplo del Salvador, y dec<strong>la</strong>raban que Jesús y sus discípulos habían sido sost<strong>en</strong>idos <strong>por</strong> <strong>la</strong><br />

caridad de <strong>la</strong> g<strong>en</strong>te. Este aserto perjudicó su causa, <strong>por</strong>que indujo a muchos a investigar <strong>la</strong> verdad <strong>en</strong> <strong>la</strong><br />

Biblia, que era lo que m<strong>en</strong>os deseaba Roma, pues los intelectos humanos eran así dirigidos a <strong>la</strong> fu<strong>en</strong>te de<br />

<strong>la</strong> verdad que el<strong>la</strong> trataba de ocultarles.<br />

Wiclef empezó a publicar folletos contra los frailes, no tanto para provocarlos a discutir con él<br />

como para l<strong>la</strong>mar <strong>la</strong> at<strong>en</strong>ción de <strong>la</strong> g<strong>en</strong>te hacia <strong>la</strong>s <strong>en</strong>señanzas de <strong>la</strong> Biblia y hacia su Autor. Dec<strong>la</strong>ró que<br />

el poder de perdonar o de excomulgar no le había sido otorgado al papa <strong>en</strong> grado mayor que a los simples<br />

sacerdotes, y que nadie podía ser verdaderam<strong>en</strong>te excomulgado mi<strong>en</strong>tras no hubiese primero atraído sobre<br />

sí <strong>la</strong> cond<strong>en</strong>ación de Dios. Y <strong>en</strong> verdad que Wiclef no hubiera podido acertar con un medio mejor de<br />

derrocar el formidable dominio espiritual y tem<strong>por</strong>al que el papa levantara y bajo el cual millones de<br />

hombres gemían cautivos <strong>en</strong> cuerpo y alma.<br />

Wiclef fue nuevam<strong>en</strong>te l<strong>la</strong>mado a def<strong>en</strong>der los derechos de <strong>la</strong> corona de Ing<strong>la</strong>terra contra <strong>la</strong>s<br />

usurpaciones de Roma, y habi<strong>en</strong>do sido nombrado embajador del rey, pasó dos años <strong>en</strong> los Países Bajos<br />

confer<strong>en</strong>ciando con los comisionados del papa. Allí estuvo <strong>en</strong> contacto con eclesiásticos de Francia, Italia<br />

y España, y tuvo o<strong>por</strong>tunidad de ver lo que había <strong>en</strong>tre bastidores y de conocer muchas cosas que <strong>en</strong><br />

Ing<strong>la</strong>terra no hubiera descubierto. Se <strong>en</strong>teró de muchas cosas que le sirvieron de argum<strong>en</strong>to <strong>en</strong> sus trabajos<br />

posteriores. En aquellos repres<strong>en</strong>tantes de <strong>la</strong> corte del papa leyó el verdadero carácter y <strong>la</strong>s aspiraciones<br />

de <strong>la</strong> jerarquía. Volvió a Ing<strong>la</strong>terra para reiterar sus anteriores <strong>en</strong>señanzas con más valor y celo que nunca,<br />

dec<strong>la</strong>rando que <strong>la</strong> codicia, el orgullo y <strong>la</strong> impostura eran los dioses de Roma.<br />

61

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!