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America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

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Jehová ha hecho pedazos <strong>la</strong> vara de los inicuos, el cetro de los que t<strong>en</strong>ían el dominio; el cual hería<br />

los pueblos <strong>en</strong> saña, con golpe incesante, y hol<strong>la</strong>ba <strong>la</strong>s naciones <strong>en</strong> ira, con persecución des<strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ada”.<br />

Vers. 3-6. Durante los mil años que transcurrirán <strong>en</strong>tre <strong>la</strong> primera resurrección y <strong>la</strong> segunda, se verificará<br />

el juicio de los impíos. El apóstol Pablo seña<strong>la</strong> este juicio como un acontecimi<strong>en</strong>to que sigue al segundo<br />

adv<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to. “No juzguéis nada antes de tiempo, hasta que v<strong>en</strong>ga el Señor; el cual sacará a luz <strong>la</strong>s obras<br />

<strong>en</strong>cubiertas de <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s, y pondrá de manifiesto los propósitos de los corazones”. 1 Corintios 4:5 (VM).<br />

Daniel dec<strong>la</strong>ra que cuando vino el Anciano de días, “se dio el juicio a los santos del Altísimo”. Daniel<br />

7:22. En ese <strong>en</strong>tonces reinarán los justos como reyes y sacerdotes de Dios.<br />

San Juan dice <strong>en</strong> el Apocalipsis: “Vi tronos, y se s<strong>en</strong>taron sobre ellos, y les fue dado juicio”. “Serán<br />

sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”. Apocalipsis 20:4, 6. Entonces será cuando,<br />

como está predicho <strong>por</strong> San Pablo, “los santos han de juzgar al mundo”. 1 Corintios 6:2. Junto con Cristo<br />

juzgan a los impíos, comparando sus actos con el libro de <strong>la</strong> ley, <strong>la</strong> Biblia, y fal<strong>la</strong>ndo cada caso <strong>en</strong><br />

conformidad con los actos que cometieron <strong>por</strong> medio de su cuerpo. Entonces lo que los malos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que<br />

sufrir es medido según sus obras, y queda anotado fr<strong>en</strong>te a sus nombres <strong>en</strong> el libro de <strong>la</strong> muerte.<br />

También Satanás y los ángeles malos son juzgados <strong>por</strong> Cristo y su pueblo. San Pablo dice: “¿No<br />

sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?” Vers. 3. Y San Judas dec<strong>la</strong>ra que “a los ángeles que no<br />

guardaron su original estado, sino que dejaron su propia habitación, los ha guardado <strong>en</strong> prisiones eternas,<br />

bajo tinieb<strong>la</strong>s, hasta el juicio del gran día”. Judas 6 (VM).<br />

Al fin de los mil años v<strong>en</strong>drá <strong>la</strong> segunda resurrección. Entonces los impíos serán resucitados, y<br />

comparecerán ante Dios para <strong>la</strong> ejecución del “juicio decretado”. Así el escritor del Apocalipsis, después<br />

de haber descrito <strong>la</strong> resurrección de los justos, dice: “Los otros muertos no tornaron a vivir hasta que sean<br />

cumplidos mil años”. Apocalipsis 20:5. E Isaías dec<strong>la</strong>ra, con respecto a los impíos: “Serán juntados como<br />

se juntan los presos <strong>en</strong> el ca<strong>la</strong>bozo, y estarán <strong>en</strong>cerrados <strong>en</strong> <strong>la</strong> cárcel; y después de muchos días serán<br />

sacados al suplicio”. Isaías 24:22 (VM).<br />

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