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America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

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<strong>la</strong> saña de los siervos del papa con los sufrimi<strong>en</strong>tos de sus víctimas. A muchos de estos testigos de <strong>la</strong> fe<br />

pura se les perseguía <strong>por</strong> <strong>la</strong>s montañas y se les cazaba <strong>por</strong> los valles donde estaban escondidos, <strong>en</strong>tre<br />

bosques espesos y cumbres roqueñas. Ningún cargo se le podía hacer al carácter moral de esta g<strong>en</strong>te<br />

proscrita. Sus mismos <strong>en</strong>emigos <strong>la</strong> t<strong>en</strong>ían <strong>por</strong> g<strong>en</strong>te pacífica, sosegada y piadosa. Su gran crim<strong>en</strong> consistía<br />

<strong>en</strong> que no querían adorar a Dios conforme a <strong>la</strong> voluntad del papa. Y <strong>por</strong> este crim<strong>en</strong> se les infligía todos<br />

los ultrajes, humil<strong>la</strong>ciones y torturas que los hombres o los demonios podían inv<strong>en</strong>tar.<br />

Una vez que Roma resolvió exterminar <strong>la</strong> secta odiada, el papa expidió una bu<strong>la</strong> <strong>en</strong> que cond<strong>en</strong>aba<br />

a sus miembros como herejes y los <strong>en</strong>tregaba a <strong>la</strong> matanza (véase el Apéndice). No se les acusaba de<br />

holgazanes, ni de deshonestos, ni de desord<strong>en</strong>ados, pero se dec<strong>la</strong>ró que t<strong>en</strong>ían una apari<strong>en</strong>cia de piedad y<br />

santidad que seducía “a <strong>la</strong>s ovejas del verdadero rebaño”. Por lo tanto el papa ord<strong>en</strong>ó que si “<strong>la</strong> maligna<br />

y abominable secta de malvados”, rehusaba abjurar, “fuese ap<strong>la</strong>stada como serpi<strong>en</strong>te v<strong>en</strong><strong>en</strong>osa” (Wylie,<br />

lib. 16, cap. 1). ¿Esperaba este altivo pot<strong>en</strong>tado t<strong>en</strong>er que hacer fr<strong>en</strong>te otra vez a estas pa<strong>la</strong>bras? ¿Sabría<br />

que se hal<strong>la</strong>ban archivadas <strong>en</strong> los libros del cielo para confundirle <strong>en</strong> el día del juicio? “En cuanto lo<br />

hicisteis a uno de los más pequeños de estos mis hermanos—dijo Jesús—, a mí lo hicisteis”. Mateo 25:40<br />

(VM).<br />

En aquel<strong>la</strong> bu<strong>la</strong> se convocaba a todos los miembros de <strong>la</strong> iglesia a participar <strong>en</strong> una cruzada contra<br />

los herejes. Como inc<strong>en</strong>tivo para persuadirlos a que tomaran parte <strong>en</strong> tan despiadada empresa, “absolvía<br />

de toda p<strong>en</strong>a o p<strong>en</strong>alidad eclesiástica, tanto g<strong>en</strong>eral como particu<strong>la</strong>r, a todos los que se unieran a <strong>la</strong><br />

cruzada, quedando de hecho libres de cualquier juram<strong>en</strong>to que hubieran prestado; dec<strong>la</strong>raba legítimos sus<br />

títulos sobre cualquiera propiedad que hubieran adquirido ilegalm<strong>en</strong>te, y prometía <strong>la</strong> remisión de todos<br />

sus pecados a aquellos que mataran a cualquier hereje. Anu<strong>la</strong>ba todo contrato hecho <strong>en</strong> favor de los<br />

vald<strong>en</strong>ses; ord<strong>en</strong>aba a los criados de estos que los abandonas<strong>en</strong>; prohibía a todos que les prestas<strong>en</strong> ayuda<br />

de ningún tipo y los autorizaba para tomar posesión de sus propiedades” (Wylie, lib. 16, cap. 1). Este<br />

docum<strong>en</strong>to muestra a <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ras qué espíritu satánico obraba detrás del esc<strong>en</strong>ario; es el rugido del dragón,<br />

y no <strong>la</strong> voz de Cristo, lo que <strong>en</strong> él se dejaba oír.<br />

Los jefes papales no quisieron conformar su carácter con el gran modelo dado <strong>en</strong> <strong>la</strong> ley de Dios,<br />

sino que levantaron modelo a su gusto y determinaron obligar a todos a ajustarse a este <strong>por</strong>que así lo había<br />

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