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America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

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Jesús prometió a sus discípulos “el Conso<strong>la</strong>dor, es decir, el Espíritu Santo, a qui<strong>en</strong>—dijo—el Padre<br />

<strong>en</strong>viará <strong>en</strong> mi nombre”, y agregó: “El os <strong>en</strong>señará todas <strong>la</strong>s cosas, y os recordará todo cuanto os he dicho”.<br />

Juan 14:26 (VM). Pero primero es preciso que <strong>la</strong>s <strong>en</strong>señanzas de Cristo hayan sido atesoradas <strong>en</strong> el<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to, si queremos que el Espíritu de Dios nos <strong>la</strong>s recuerde <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to de peligro. “En mi<br />

corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti”. Salmos 119:11.<br />

Todos los que estiman <strong>en</strong> lo que val<strong>en</strong> sus intereses eternos deb<strong>en</strong> mant<strong>en</strong>erse <strong>en</strong> guardia contra<br />

<strong>la</strong>s incursiones del escepticismo. Hasta los fundam<strong>en</strong>tos de <strong>la</strong> verdad serán socavados. Es imposible<br />

ponerse a cubierto de los sarcasmos y sofismas y de <strong>la</strong>s <strong>en</strong>señanzas insidiosas y pestil<strong>en</strong>tes de <strong>la</strong><br />

incredulidad moderna. Satanás adapta sus t<strong>en</strong>taciones a todas <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses. Asalta a los indoctos con una<br />

bur<strong>la</strong> o una mirada de desprecio, mi<strong>en</strong>tras que se acerca a <strong>la</strong> g<strong>en</strong>te instruida con objeciones ci<strong>en</strong>tíficas y<br />

razonami<strong>en</strong>tos filosóficos propios para despertar desconfianza o desprecio hacia <strong>la</strong>s Sagradas Escrituras.<br />

Hasta los jóv<strong>en</strong>es de poca experi<strong>en</strong>cia se atrev<strong>en</strong> a insinuar dudas respecto a los principios fundam<strong>en</strong>tales<br />

del cristianismo. Y esta incredulidad juv<strong>en</strong>il, <strong>por</strong> superficial que sea, no deja de ejercer su influ<strong>en</strong>cia.<br />

Muchos se dejan arrastrar así al punto de mofarse de <strong>la</strong> piedad de sus padres y desafían al Espíritu de<br />

gracia. Hebreos 10:29. Muchos cuya vida daba promesa de honrar a Dios y de b<strong>en</strong>eficiar al mundo, se han<br />

marchitado bajo el soplo contaminado de <strong>la</strong> incredulidad. Todos los que fían <strong>en</strong> los dictám<strong>en</strong>es<br />

jactanciosos de <strong>la</strong> razón humana y se imaginan poder explicar los misterios divinos y llegar al<br />

conocimi<strong>en</strong>to de <strong>la</strong> verdad sin el auxilio de <strong>la</strong> sabiduría de Dios, están presos <strong>en</strong> <strong>la</strong>s redes de Satanás.<br />

Vivimos <strong>en</strong> el período más solemne de <strong>la</strong> historia de este mundo. La suerte de <strong>la</strong>s innumerables<br />

multitudes que pueb<strong>la</strong>n <strong>la</strong> tierra está <strong>por</strong> decidirse. Tanto nuestra dicha futura como <strong>la</strong> salvación de otras<br />

almas dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong> de nuestra conducta actual. Necesitamos ser guiados <strong>por</strong> el Espíritu de Verdad. Todo<br />

discípulo de Cristo debe preguntar seriam<strong>en</strong>te: “¿Señor, qué quieres que haga?” Necesitamos humil<strong>la</strong>rnos<br />

ante el Señor, ayunar, orar y meditar mucho <strong>en</strong> su Pa<strong>la</strong>bra, especialm<strong>en</strong>te acerca de <strong>la</strong>s esc<strong>en</strong>as del juicio.<br />

Debemos tratar de adquirir actualm<strong>en</strong>te una experi<strong>en</strong>cia profunda y viva <strong>en</strong> <strong>la</strong>s cosas de Dios, sin perder<br />

un solo instante. En torno nuestro se están cumpli<strong>en</strong>do acontecimi<strong>en</strong>tos de vital im<strong>por</strong>tancia; nos<br />

<strong>en</strong>contramos <strong>en</strong> el terr<strong>en</strong>o <strong>en</strong>cantado de Satanás. No durmáis, c<strong>en</strong>tine<strong>la</strong>s de Dios, que el <strong>en</strong>emigo está<br />

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