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America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

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de Dios: y si primero comi<strong>en</strong>za <strong>por</strong> nosotros, ¿qué será el fin de aquellos que no obedec<strong>en</strong> al evangelio?”<br />

1 Pedro 4:17.<br />

Los libros del cielo, <strong>en</strong> los cuales están consignados los nombres y los actos de los hombres,<br />

determinarán los fallos del juicio. El profeta Daniel dice: “El Juez se s<strong>en</strong>tó, y los libros se abrieron”. San<br />

Juan, describi<strong>en</strong>do <strong>la</strong> misma esc<strong>en</strong>a <strong>en</strong> el Apocalipsis, agrega: “Y otro libro fue abierto, el cual es de <strong>la</strong><br />

vida: y fueron juzgados los muertos <strong>por</strong> <strong>la</strong>s cosas que estaban escritas <strong>en</strong> los libros, según sus obras”.<br />

Apocalipsis 20:12.<br />

El libro de <strong>la</strong> vida conti<strong>en</strong>e los nombres de todos los que <strong>en</strong>traron alguna vez <strong>en</strong> el servicio de<br />

Dios. Jesús dijo a sus discípulos: “Gozaos de que vuestros nombres están escritos <strong>en</strong> los cielos”. Lucas<br />

10:20. San Pablo hab<strong>la</strong> de sus fieles compañeros de trabajo, “cuyos nombres están <strong>en</strong> el libro de <strong>la</strong> vida”.<br />

Filip<strong>en</strong>ses 4:3. Daniel, vislumbrando un “tiempo de angustia, cual nunca fue”, dec<strong>la</strong>ra que el pueblo de<br />

Dios será librado, es decir, “todos los que se hal<strong>la</strong>r<strong>en</strong> escritos <strong>en</strong> el libro”. Daniel 12:1. Y San Juan dice<br />

<strong>en</strong> el Apocalipsis que solo <strong>en</strong>trarán <strong>en</strong> <strong>la</strong> ciudad de Dios aquellos cuyos nombres “están escritos <strong>en</strong> el libro<br />

de <strong>la</strong> vida del Cordero”. Apocalipsis 21:27.<br />

De<strong>la</strong>nte de Dios está escrito “un libro de memoria”, <strong>en</strong> el cual quedan consignadas <strong>la</strong>s bu<strong>en</strong>as<br />

obras de “los que tem<strong>en</strong> a Jehová, y de los que pi<strong>en</strong>san <strong>en</strong> su nombre”. Ma<strong>la</strong>quías 3:16 (VM). Sus pa<strong>la</strong>bras<br />

de fe, sus actos de amor, están registrados <strong>en</strong> el cielo. A esto se refiere Nehemías cuando dice: “¡Acuérdate<br />

de mí, oh Dios mío, [...] y no borres mis obras piadosas que he hecho <strong>por</strong> <strong>la</strong> Casa de mi Dios!” Nehemías<br />

13:14 (VM). En el “libro de memoria” de Dios, todo acto de justicia está inmortalizado. Toda t<strong>en</strong>tación<br />

resistida, todo pecado v<strong>en</strong>cido, toda pa<strong>la</strong>bra de tierna compasión, están fielm<strong>en</strong>te consignados, y<br />

apuntados también todo acto de sacrificio, todo padecimi<strong>en</strong>to y todo pesar sufridos <strong>por</strong> causa de Cristo.<br />

El salmista dice: “Tú cu<strong>en</strong>tas los pasos de mi vida errante: pon mis lágrimas <strong>en</strong> tu redoma: ¿no están <strong>en</strong><br />

tu libro?” Salmos 56:8 (VM).<br />

Hay además un registro <strong>en</strong> el cual figuran los pecados de los hombres. “Pues que Dios traerá toda<br />

obra a juicio juntam<strong>en</strong>te con toda cosa <strong>en</strong>cubierta, sea bu<strong>en</strong>a o sea ma<strong>la</strong>”. Eclesiastés 12:14 (VM). “De<br />

toda pa<strong>la</strong>bra ociosa que hab<strong>la</strong>r<strong>en</strong> los hombres, darán cu<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> el día del juicio”. Dice el Salvador: “Por<br />

tus pa<strong>la</strong>bras serás justificado, y <strong>por</strong> tus pa<strong>la</strong>bras serás cond<strong>en</strong>ado”. Mateo 12:36, 37 (VM). Los propósitos<br />

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