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America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

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mandami<strong>en</strong>tos; y sus mandami<strong>en</strong>tos no son gravosos”. Romanos 3:31; 6:2; 1 Juan 5:3 (VM). En el nuevo<br />

nacimi<strong>en</strong>to el corazón vi<strong>en</strong>e a quedar <strong>en</strong> armonía con Dios, al estarlo con su ley. Cuando se ha efectuado<br />

este gran cambio <strong>en</strong> el pecador, <strong>en</strong>tonces ha pasado de <strong>la</strong> muerte a <strong>la</strong> vida, del pecado a <strong>la</strong> santidad, de <strong>la</strong><br />

transgresión y rebelión a <strong>la</strong> obedi<strong>en</strong>cia y a <strong>la</strong> lealtad. Terminó su antigua vida de separación con Dios; y<br />

com<strong>en</strong>zó <strong>la</strong> nueva vida de reconciliación, fe y amor. Entonces “<strong>la</strong> justicia que requiere <strong>la</strong> ley” se cumplirá<br />

“<strong>en</strong> nosotros, los que no andamos según <strong>la</strong> carne, sino según el espíritu”. Romanos 8:4 (VM). Y el l<strong>en</strong>guaje<br />

del alma será “¡Cuánto amo yo tu ley! todo el día es [462] el<strong>la</strong> mi meditación”. Salmos 119:97.<br />

“La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma”. Salmos 19:7 (VM). Sin <strong>la</strong> ley, los hombres<br />

no pued<strong>en</strong> formarse un justo concepto de <strong>la</strong> pureza y santidad de Dios ni de su propia culpabilidad e<br />

impureza. No ti<strong>en</strong><strong>en</strong> verdadera convicción del pecado, y no si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> necesidad de arrep<strong>en</strong>tirse. Como no<br />

v<strong>en</strong> su condición perdida como vio<strong>la</strong>dores de <strong>la</strong> ley de Dios, no se dan cu<strong>en</strong>ta tampoco de <strong>la</strong> necesidad<br />

que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> de <strong>la</strong> sangre expiatoria de Cristo. Aceptan <strong>la</strong> esperanza de salvación sin que se realice un<br />

cambio radical <strong>en</strong> su corazón ni reforma <strong>en</strong> su vida. Así abundan <strong>la</strong>s conversiones superficiales, y<br />

multitudes se un<strong>en</strong> a <strong>la</strong> iglesia sin haberse unido jamás con Cristo.<br />

Falsas teorías sobre <strong>la</strong> santificación, debidas a que no se hizo caso de <strong>la</strong> ley divina, o se <strong>la</strong> rechazó,<br />

desempeñan im<strong>por</strong>tante papel <strong>en</strong> los movimi<strong>en</strong>tos religiosos de nuestros días. Esas teorías son falsas <strong>en</strong><br />

cuanto a <strong>la</strong> doctrina y peligrosas <strong>en</strong> sus resultados prácticos, y el hecho de que hall<strong>en</strong> tan g<strong>en</strong>eral<br />

aceptación hace doblem<strong>en</strong>te necesario que todos t<strong>en</strong>gan una c<strong>la</strong>ra compr<strong>en</strong>sión de lo que <strong>la</strong>s Sagradas<br />

Escrituras <strong>en</strong>señan sobre este punto.<br />

La doctrina de <strong>la</strong> santificación verdadera es bíblica. El apóstol Pablo, <strong>en</strong> su carta a <strong>la</strong> iglesia de<br />

Tesalónica, dec<strong>la</strong>ra: “Esta es <strong>la</strong> voluntad de Dios, es a saber, vuestra santificación”. Y ruega así: “El<br />

mismo Dios de paz os santifique del todo”. 1 Tesalonic<strong>en</strong>ses 4:3; 5:23 (VM). La Biblia <strong>en</strong>seña c<strong>la</strong>ram<strong>en</strong>te<br />

lo que es <strong>la</strong> santificación, y cómo se puede alcanzar<strong>la</strong>. El Salvador oró <strong>por</strong> sus discípulos: “Santifícalos<br />

con <strong>la</strong> verdad: tu Pa<strong>la</strong>bra es <strong>la</strong> verdad”. Juan 17:17, 19 (VM). Y San Pablo <strong>en</strong>seña que los crey<strong>en</strong>tes deb<strong>en</strong><br />

ser santificados <strong>por</strong> el Espíritu Santo. Romanos 15:16. ¿Cuál es <strong>la</strong> obra del Espíritu Santo? Jesús dijo a<br />

sus discípulos: “Cuando viniere aquel, el Espíritu de verdad, él os guiará al conocimi<strong>en</strong>to de toda <strong>la</strong><br />

verdad”. Juan 16:13 (VM). Y el salmista dice: “Tu ley es <strong>la</strong> verdad”. Por <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra y el Espíritu de Dios<br />

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